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martes, 5 de mayo de 2020

Quebrada de las ánimas.


Entre el Tocuyo y El Molino, dos pueblos del Estado Lara, se encuentra la “Quebrada de las ánimas”. En este pequeño arroyito se bañan, a veces, los niños campesinos, pero sólo durante el día. Porque según una antigua leyenda del lugar, al anochecer se ven allí blancas apariciones, extrañas sombras fugitivas.

Afirma una creencia popular que en este arroyo larense ocurrió un hecho terrible. Un capitán español había abandonado a su mujer con un niño pequeño, por una bella cortesana recién llegada. Se dedicó a su nuevo amor, sin pensar que pronto pagaría las consecuencias de su villanía, pues la dama en cuestión aceptaba el amor de otros hombres.

Alguien le advirtió al capitán que estaba siendo víctima de una engañifa. No tuvo más que seguir a su nuevo amor hasta el arroyo. Ciego de ira, el hombre mató a la infiel y a su amante. Estuvo sólo unos días preso, pues en la época, el hecho tenía grandes atenuantes. El capitán fue al mismo río y allí se dejó morir de hambre. Dicen que desde lejos se le veía vagar llorando por el lugar. Con el tiempo el río se hizo mínimo. Y en las noches más oscuras, se ven allí tres sombras dolientes, entre las aguas de la “Quebrada de las ánimas”.


Tomado del libro: Diccionario de Fantasmas, Misterios y leyendas de Venezuela. Mercedes Franco. Editorial CEC, SA. Los libros de El Nacional. 1era. Edición, 2001. Caracas, Venezuela.




sábado, 29 de febrero de 2020

Palometa peluda. Papá Tongoré


Palometa peluda.


Existe en Venezuela una mariposa nocturna, negra y grande, conocida en la costa oriental como “La Palometa peluda”. 

En el estado Sucre, la consideran verdaderamente temible. Dicen que se cría cerca del Golfo de Cariaco. Durante la época de lluvias, esta plaga cae sobre pueblos como Carúpano, Tunapuy y El Pilar, oscureciendo las calles. Causan escoriaciones y daños irreversibles en los ojos, por el polvillo o pelusa que desprenden sus alas. La gente de Oriente le atribuye a este insecto un poder maligno, sobrenatural. El cura oficia misas extras para exorcizarlas y en las noches se encienden grandes hogueras en las calles, para atraer allí las palometas, que caen en el fuego estallando como petardos.

Papá Tongoré.

En nuestra Barcelona de Anzoátegui, había devoción por determinadas imágenes, como la del Niño de  la catedral de Barcelona, y algunas otras que los vecinos poseían, a las que se atribuían grandes poderes benéficos y protectores y se adoraban en Navidad. Pero cada quien adornaba su Niño Jesús y lo colocaba iluminado en un lugar visible.

Muchos vecinos acostumbraban ir a adorar el de otras casas. Historiadores como Alfredo Armas Alfonzo, recuerdan la devoción a una imagen del Niño Jesús conocida como “Papá Tongoré”. Pertenecía al vecino Manuel Yancén y se consideraba muy milagrosa. A principios de siglo las fuerzas del gobierno combatía al insurrecto general Rolando, en Aragua de Barcelona. Un indio llamado Pantaima tenía en la mira al caudillo, cuando un centinela de Rolando gritó: “¡Sálvalo, Papá Tongoré!”. Pantaima se desconcertó totalmente. La carabina se le trabó y el proyectil se atascó en el cañón.

El general Rolando escapó con vida y la leyenda de “Papá Tongoré” se extendió por todo el país. La devoción al Niño de Barcelona creció y el mismo Rolando se hizo devoto de aquella humilde imagen oriental.

Tomado del libro: Diccionario de Fantasmas, Misterios y leyendas de Venezuela. Mercedes Franco. Editorial CEC, SA. Los libros de El Nacional. 1era. Edición, 2001. Caracas, Venezuela.


viernes, 14 de febrero de 2020

Mujer del Viento


En el pueblo de Bergantín, estado Anzoátegui, apareció una vez una mujer muy extraña. Llegó tan repentinamente que nadie la vio llegar. No entendía el castellano y nadie en el pueblo conocía el raro idioma que hablaba. Su pelo era tan rojo como el fuego y sus ojos recordaban el color del limo verde de las piedras, en el río. Una señora del lugar la albergó en su casa y la alimentó. Al ver las agujas de tejer y el estambre comenzó a tejer. Lo hacía rápidamente y tejía abrigos, chalecos, suéteres que la gente le compraba a buen precio.


Con el tiempo, ella fue aprendiendo a hablar, y pudo contar quién era y cómo había llegado hasta allí. Pero el relato era tan sorprendente que nadie le creyó. Afirmaba haber sido raptada de su pueblo por enorme ventarrón, que la depositó días después en Bergantín. A pesar de que se reían de ella, insistía en contar una y otra vez la misma historia.

Desde entonces algunos la evitaban, por considerarla un ser demoníaco o sobrenatural. Llamaban “la mujer del viento” y “la aparecida”. Ella sufría mucho y decidió irse. Con el dinero ahorrado pudo viajar a Canadá, su país de origen y reunirse con su familia. Y luego escribió desde allí a su protectora dándole las gracias. Pero eso tampoco lo creyó la gente de Bergantín.

Tomado del libro: Diccionario de Fantasmas, Misterios y leyendas de Venezuela. Mercedes Franco. Editorial CEC, SA. Los libros de El Nacional. 1era. Edición, 2001. Caracas, Venezuela.





miércoles, 29 de enero de 2020

Leyendas de la Virgen María.





El pueblo de Venezuela es ferviente devoto de la Virgen María. Como muestra, se pueden infinidad de apariciones de virgen que han dado origen cada una, a un culto diferente.
          
En Margarita se venera a la Virgen del Valle, patrona de los marineros de todos los orientales.  Pero también en esa isla está la Pilanca, la virgen que apareció un día en los Robles, y que adoran los de esta región. En los Llanos y en el Centro se venera a Nuestra Señor de Coromoto, que según la leyenda, se apareció a un indio durante la Colonia. La Divina Pastora es la patrona del estado Lara y en gran parte de los Andes se le rinde tributo. La Virgen de Chiquinquirá, llamada la Chinita, es la reina de los zulianos y últimamente  se han reportado apariciones  de una nueva virgen en la región de Betania, en el centro del país.
            
Capítulo aparte merece la Virgen del Perpetuo Socorro que adorna la catedral de Barcelona, llamada también la Virgen “Correlona”. La primera noticia de ella la tuvieron dos humildes kariña que atravesando un campo vieron la bella imagen sobre las ramas de un árbol. La tomaron y decidieron llevársela al cura de Barcelona, quien la colocó con gran entusiasmo en un altar lateral. Pero al día siguiente la Virgen no estaba allí. Los kariña se habían marchado, y el sacerdote, disgustado, mandó a un mensajero para que los alcanzara y les pidiera la imagen ofreciéndoles dinero. Se suponía que los indios se la habían llevado. El mensajero regresó con los dos kariña, que estaban tan sorprendidos como él. Aseguraron no haberla tomado i saber qué había pasado.
            
Al regresar a su pueblo tuvieron que atravesar el mismo campo, y asombrados, vieron la imagen  en el mismo árbol donde la habían hallado antes. La bajaron de allí y nuevamente se la llevaron al cura, quien la puso otra vez en su lugar, muy aliviado. Los indios comieron allí, descansaron y se marcharon. Pero aún no habían  salido de Barcelona cuando ya la imagen había desaparecido nuevamente.

El cura fue con el capellán, y hasta los monaguillos, tras aquellos kariña. Fueron registrados, abiertas sus alforjas, y revisado todo lo que llevaban. La Virgen del Socorro no estaba allí.
-Esta Virgen parece que es correlona- dijo uno de los indios.
Se dirigieron todos al árbol y allí comprobaron sus sospechas. El cura celebró una misa solemne bajo aquel árbol misterioso  y con gran boato y reverencia, llevaron la imagen de vuelta a la Catedral de Barcelona. Esta vez fue colocada en el lugar de honor, en el Altar Mayor, y se convocó a todos los fieles a misa aquella misma tarde.

La Virgen Correlona no volvió a escapar y desde entonces se le venera en su mismo lugar, en la Catedral de Barcelona.

Tomado del libro: Diccionario de Fantasmas, Misterios y leyendas de Venezuela. Mercedes Franco. Editorial CEC, SA. Los libros de El Nacional. 1era. Edición, 2001. Caracas, Venezuela.



sábado, 25 de enero de 2020

DUENDES.


En general, el duende es una suerte de ser elemental que teniendo existencia de tipo astral aspira a la condición humana. Para entender sus características originarias se ha dicho que son como el líquido, que adoptan la forma del recipiente que los contiene. Su deseo de humanización los hace seres intranquilos, que mortifican a los seres humanos, a quienes envidian su condición…Son seres traviesos y suelen escoger una casa habitada por seres humanos para molestar, cambiando de lugar las cosas, por la noche, y apareciéndose fugazmente, por lo general a uno de los moradores. Esta forma de hacerse presentes ha hecho dudar si se los considera realmente diablos, pues hay la tendencia a creer que los duendes son seres juguetones y no malignos. También hay la postura de que los duendes son, en definitiva, seres que por sus aspiraciones son demoníacos. “El duende es un ser invisible pequeñito, le contaba a Luis Arturo Domínguez, de Falcón, Ignacio Zárraga, de Cabure. Un duende se enamoró locamente de una muchacha muy bonita que se llamaba Machú. El enano le hacía los amores sin que ella lo pudiera ver. Ella se daba cuenta de la presencia del enamorado porque sentía que alguien la besaba, la acariciaba y la sobaba. A Machú le daban ataques, y muchas veces se privaba. Por fin, después de haberlo pensado mucho, los padres de la chica decidieron mudarse lejos de aquel lugar, y para el caso, al peso de la media noche empezaron la mudanza. Pero cuando por el camino iban los que se mudaban, la vieja, madre de Machú, dirigiéndose a su marido, le dice_ ¡Ah mundo Felipe, la esterita se me olvidó!...Grande fue la sorpresa de aquella gente, cuando en la oscuridad de la noche oyeron la voz del duende que les decía: -No se apuren mucho, que la esterita aquí la llevo yo” (Erminy Arismendi, S. p 232, nota 1).

Típico perfil de la caracterización de un duende, en este caso en cuestiones de sexo y decidido a estar para siempre con la escogida…Perfil sexual tiene también la comparsa de los duendes que dicen habitaba en una vieja casa ubicada en el camino que sale hacia Tunapuy, en el distrito Benítez, estado Sucre. El relato omite el apellido de la familia que allí vivía, pero es parte de la leyenda que el dueño de la casa la abandonó por el invisible pero sentido acoso sexual del que era víctima su hija, según ella misma le confesó a su padre…

Y un juramento de amor eterno enmarca una leyenda de Aragua de Barcelona. Teresa de García tuvo un pretendiente que hizo lo imposible por conquistar su amor, hasta que en un arrebato de  desesperación por la ya eternizada negativa, el muchacho le juró perseguirla eternamente  que ni siquiera la muerte lo haría desistir…Antes de irse le estampó a la amada un sonoro e inesperado beso en la mano. Meses después, Teresa y un galán se enamoraban y hechos los preparativos para la boda, durante la fiesta de compromiso un perro negro entró y dio al traste con la mesa de comidas y al poco tiempo se supo que el muchacho del juramento había fallecido…Cuenta el relato que la noche del matrimonio los comensales piedras en la comida y la novia, cada vez que su marido se le acercaba, sentía caricias que no parecían las suyas. Entendiéndose esta suerte de entuerto como cosas del diablo, se recurrió a estrategias de exorcismos: se asperjó la casa con agua bendita y no hubo rincón que no recibiera las aguas sagradas ni las gracias de la oración, pues todas aseguraban que las caricias invisibles e interpuestas eran cosas de duendes…Nada sirvió, en todo caso, pues el duende acarició a Teresa hasta su muerte , pero es probable que aún lo esté haciendo, un muchacho que por amor decidió renunciar a su condición humana y convertirse en duende ( Erminy Arismendi, S., pp 234-235).

La tradición en Venezuela contempla, además, un tipo de duende que parece moverse entre la invisibilidad y la corporeidad, según sea lo que pretenda hacer, característica esa que parece tener el llamado duende de Bujía, un campo cercano a San Jacinto, en Valera, estado Trujillo, que a pesar de haber sido exorcizado por el mismo obispo continuó lanzándole piedras y tierra y mojándolos, a los moradores del lugar. La gente de Baragua, Lara, cuando suponen que los molestos ruidos que escuchan son sobrenaturales, suelen decirle: “Si es duende, que arrojen flores” y casi de inmediato el sitio donde se produce el encuentro se llena de pétalos. El duende de Boro Viejo, también en Lara, luce menos complaciente, pues si alguien se pelea o se baña en el manantial de San Francisco, cuyas aguas se dice que cuida, hay que aplacarlo prometiendo en voz alta mejor conducta, sólo que una vez, según cuentan, estaba tan molesto que secó la fuente de agua, tan importante para la plantación…Entonces, “fue necesario que un  brujo de Curiragua [Lara] fuese a aplacarlo con ensalmes y bebidas espirituosas”, lo que originó que durante un tiempo al duende se le hiciera un velorio anual y le pusieran una mesa con comida después de cantar una Salve ante el manantial (Erminy Arismendi, S., p.236).

Y es que Lara se cree que en todas las fuentes de agua vive por lo menos un duende, como en los Andes y en otras partes del país se dice que son los Encantos.

En Curiragua, los duendes que salen son, en esencia, niños cubiertos con grandes sombreros, cuya costumbre principal es perseguir muchachas. La memoria del pueblo guarda la historia de que una vez persiguieron tanto a una joven que ésta cayó al suelo, cansada y babeada…Sus padres, para protegerla, le prendieron un escapulario con la imagen del Corazón de Jesús, por dentro de la blusa, y dicen que la parvada de duendes comenzó entonces a lanzarle peloticas de barro, en clara señal de venganza, hasta que pudo más la fuerza del escapulario…Los duendes de Aguadita, Lara, son, en cambio, más benignos, pues se van turnando para vender empanadas debajo de una ceiba…, pero cuando salen de debajo de la fronda de un cotoperiz, o cotopriz, son menos buenos…

En algunos casos la madrina es suficiente protección cuando la víctima del duende es un niño…Cuando es así, los duendes los engañan trastocándoles el juguete – un carrito de madera cambia de colores, un caballito de San Juan se mueve solo y toma agua…- lo que hace al juego  más divertido para el infante…Se dice que basta con que la madrina se presente para que el duende “no termine de llevárselo”.

En la quebrada de Agua Blanca, cerca de Santa Rita, Táchira, existe la leyenda de un duende, que al parecer es bueno, que una vez se vinculó con un niño, que enloqueció…Y le dicen, en efecto, El Loco Pablo…Se cuenta que siendo niño fue raptado por otro niño de su edad, rubio y de ojos azules, quien lo mantuvo secuestrado por varias semanas, aunque Pablito estaba seguro, y así lo repetía, de que habían sido sólo tres horas (Robles de Mora, versión electrónica). También al Táchira, en Pericos, un sitio ubicado al oeste de San Cristóbal, corresponde el relato de un duende que es bueno en sus primeras apariciones a la misma persona, pero que después se torna malévolo…Eso ocurrió con el caballo que sentían Rosa y Marisela, hasta que un día el asustador se hizo visible y mientras se perdía en la espesura del bosque “los árboles empezaron a moverse como locos, levantaron las ramas como si fueran brazos gigantescos, y de lo más profundo salían unos chillidos espantosos” (Robles de Mora, versión electrónica). Y hubo una ocasión en que Marisela sintió que la agarraban unas manos peludas. Marisela, pues, fue escogida por el duende para llevársela y en los pocos momentos de cordura que tenía gritaba desesperadamente… “Es él, es él, viene a buscarme”…Y dicen en Pericos, que Marisela fue perdiendo la razón…

Una tipología, pues, que asume para el duende venezolano diversas formas y otras tantas actuaciones, siempre dependiendo de las características culturales locales…Igual que en todo el mundo. Los rasgos que predominan en su estatura (enanos o “pequeños”), son traviesos, molestosos, asustadores; son invisibles, pero cuando se les ve portan grandes sombreros que impide que se les vea las caras…Por este motivo, no se les conocen a nuestros duendes otras características, excepto en Mérida y buena parte de los Andes, donde la tradición asegura que son niños rubios y hasta angelicales…

Acerca de la parte diabólica del duende, es algo que por sus características seguramente no podrá establecerse con mucha facilidad…Pudiéramos decir, como para muchas otras manifestaciones sobrenaturales, que dependen bastante de la naturaleza de quien vive la experiencia, la cuenta o de quien la cuenta como parte de la tradición oral de un colectivo…Santos Erminy Arismendi informa de un caso que podría dar luces en esta materia…Es el siguiente: “según nos cuenta Juan Valera, en el Convento de Capuchinos de la Villa, allá por el año 1672, refería a su señoría el reverendo Padre Fray Antonio de Fuentes, el Padre Guardián, Fray Domingo, el caso de la señora doña Eulalia de Robledal, a quien considera “posesa y obsesa”, y cuyos espíritus malignos no había podido echar, a pesar de su gran imperio sobre éstos, por ser demasiado ladinos y marrajos, haciéndose sordos a sus conjuros […], y de lo cual disintió su señoría, asegurando que la dama no hablaba jamás en latín ni en ningún otro idioma que no fuera el suyo, que no se encontraba ni pálida ni ojerosa, sino fresca como una rosa, y el que anduviera melancólica y retraída y tuviera por las noches y a solas en su retirada estancia coloquios  misteriosos con seres invisibles, no probaba que estuviese endemoniada, ya que los demonios no son tan benignos, añadiendo: “Ergo no es demonio sino duende”…(Erminy Arismendi, S., pp 233-234).

Y en Caracas hubo también un duende, según Caupolicán Ovalles: “Por las orillas del Guaire vive una mujer a quien persigue un duende. El duende la insulta y le echa pica-pica en la cama. Cuando está lavando la mujer la regaña porque extiende las camisas en cruz, por lo que la tal mujer cree que el duende es el diablo” (Ovalles, C., p 65).

Tomado del libro “El Diablo en Venezuela” de Rafael Strauss K. Fundación Bigott. Primera edición, 2004.





martes, 10 de diciembre de 2019

Hombre del puñal.


Hombre del puñal.

Todos los días, el joven Pepe Ruiz atravesaba un largo trecho, para ir del conuco a su casa en el pueblo. Todas las tardes, ya entre oscuro y claro, se le emparejaba en el camino otro agricultor, proveniente tal vez de un hato cercano.
-Qué hubo amigo, buenas tardes.
-Buenas le dé Dios- respondía Pepe.

Una tarde, aquel hombre le dijo a Pepe que quería darle un regalo, porque era la última vez que se verían.

A continuación, dio un salto sobrenatural, cayendo en una rama de un árbol alto. Desde allí lanzó al suelo un reluciente puñal, que se clavó en la tierra reseca del camino, mientras le gritaba:
-¡Cava aquí!
Pepe llevaba su chícora, y pudo haber obedecido, pero el  susto fue tan grande que echó correr hasta su casa.
-No seas cobarde-le dijo su hermano Roberto, ese es un difunto que dejó allí un tesoro enterrado y quiere dártelo.

Al otro día, el muchacho se hizo acompañar de su hermano Roberto y varios amigos, y fueron con una pala hasta el lugar. Pero el puñal, la marca del tesoro había desaparecido. Y Pepe no volvió a ver jamás a su misterioso acompañante.

Tomado del libro: Diccionario de Fantasmas, Misterios y leyendas de Venezuela. Mercedes Franco. Editorial CEC, SA. Los libros de El Nacional. 1era. Edición, 2001. Caracas, Venezuela.

domingo, 8 de septiembre de 2019

La Sayona y Pata Cruzá


La Sayona.

Es una mujer hermosa, de cuerpo escultural y larga cabellera. Le dicen la Sayona por su túnica o saya larga. Esta mujer viene asustando a los trasnochadores desde el siglo XIX. Se acercaba a los borrachitos y serenateros, si se encontraban solos. Cuando miraban su hermoso cuerpo comenzaban a cortejarla. Ella entonces sonreía, mostrando unos colmillos largos y puntiagudos. Dicen que durante la Colonia, algunas mujeres se “disfrazaban” de la Sayona, para poder encontrarse a escondidas con sus enamorados, sin despertar comentarios y chismes.

Pata cruzá.

La leyenda de Pata cruzá es muy conocida en Maracaibo. El protagonista es Praxíteles Montiel, un díscolo pescador, que un día al entrar en la iglesia, encontró muy cómica la postura del Cristo, con los pies cruzados sobre el leño. Desde entonces no lo llamó sino “Pata cruzá, es decir Pata cruzada.

Cuando su mujer iba a la iglesia le gritaba: -Mira Polifea, dale saludos a Pata cruzá. Praxíteles comenzó a notar que su trabajo no rendía como antes. Y le dijo a Polifema: -Anda a la iglesia, y pedile a Pata cruzá que nos ayude.

Una tarde pasó frente a la puerta de Praxíteles un vendedor de telas. Como necesitaba reparar la vela, el pescador compró un buen trozo de lona blanca.

Después de remendar su vela, Praxíteles salió a pescar. Ese día sacó tanto pescado, que estaba desconcertado. Las redes estaban repletas, el barco iba más pesado que nunca.

Al acercarse a tierra,  todos lo aguardaban con gran alboroto y señalaban su barquito con el dedo “¿Cómo sabrán que traigo buena pesca?”, se preguntaba el hombre, contento e intrigado.

Pero cuando llegó con aquella fortuna en pescado, nadie apartada sus ojos de la vela. Allí en el trozo de lona que el pescador había comprado, se dibujaba a todo color la imagen de Pata cruzá.

Desde entonces Praxíteles cambió, se hizo cristiano devoto. Y cedió a la Iglesia aquella lona milagrosa, para que todos pudieran venerarla.


Tomado del libro: Diccionario de Fantasmas, Misterios y leyendas de Venezuela. Mercedes Franco. Editorial CEC, SA. Los libros de El Nacional. 1era. Edición, 2001. Caracas, Venezuela.



martes, 12 de marzo de 2019

Dama de Isla Blanca y La Chinigua

La Chinigua

Dama de Isla Blanca.

Era caraqueña, bella y de muy buena familia. A fines del siglo XIX tuvo que viajar a París para comprar su ajuar de novia o trousseau, como hacían entonces las muchachas de la alta sociedad. En aquella época no se conocían las embarcaciones de motor, y todo el mundo viajaba en barcos de vela.

Al regreso, en medio del océano, el navío fue sorprendido por una “calma chicha”. En términos marineros, se trata de una calma excesiva. El viento casi no sopla y los barcos a vela se detienen. En las largas tardes del océano la joven y el capitán del barco se hicieron amigos. Conversaban todas las noches de poesía, de historia y hasta de astronomía. De esa amistad surgió un apasionado amor, al que se entregaron sin meditar en las consecuencias. Pero en dos semanas comenzó de nuevo a soplar el viento, y al fin la nave pudo proseguir el rumbo trazado.

Ya se acercaban a las costas  venezolanas, estaban cerca de la isla conocida como “La Blanquilla” o “Isla Blanca”, cuando de pronto, la muchacha se dio cuenta del grave error que había cometido. Reflexionaba profundamente, sin encontrar la solución a su problema. Amaba al capitán del barco, pero era casado, nunca podría unirse lícitamente. Además, en Caracas la esperaba su prometido, que no merecía su abandono. Sería una gran afrenta, y una vergüenza para su familia. Llena de pena y culpa, la pobre se arrojó al mar una noche, cerca de “la Blanquilla”. Su cuerpo nunca fue recuperado, pero el capitán puso una cruz en la isla, en recuerdo de su amada.

Los pescadores margariteños nunca dejan que los agarre la noche en la isla, porque afirman que al salir la luna, la Dama de Isla Blanca se pasea por las blancas arenas, con un hermoso traje blanco. Y quienes duermen allí sienten sus caricias invisibles y su voz apasionada que busca a lo largo de los siglos el amor perdido.

La Chinigua.   
                                                                      
Parecida a la Sayona, y sin duda pariente de ella. La Chinigua es una hermosa mujer que se presenta a los pescadores margariteños cuando pescan en tierra.

Aparece envuelta en un bello manto negro, pero cuando lo abre, tan solo se ve un esqueleto, cuyos huesos resuenan macabramente chocando entre sí.


Tomado del libro: Diccionario de Fantasmas, Misterios y leyendas de Venezuela. Mercedes Franco. Editorial CEC, SA. Los libros de El Nacional. 1era. Edición, 2001. Caracas, Venezuela.


jueves, 21 de febrero de 2019

La Fiera.



Es este uno de los más espantosos fantasmas o aparecidos de los Andes. Aparece en su forma humana como una bella y tentadora mujer, que seduce a los viajeros en los solitarios caminos parameros.

Así ocurrió con Rogelio y Braulio, dos compadres que salieron del pueblo de Tovar, en Mérida, y tomaron el camino de la montaña. Al llegar la noche se cruzaron con una hermosa desconocida, que llevaba un burro cargado de leña. Como buenos caballeros, se ofrecieron a escoltarla. Traspusieron una cuesta y un riachuelo y llegaron a un valle solitario, donde se alzaba una mísera cabaña. Era la casa de la dama.

Al entrar hicieron fuego. Ella les dio miche y preparó un suculenta cena. Coqueteaba descaradamente con los dos, pero sólo aceptó dormir con Braulio.

Mañana te toca a ti”-le dijo dulcemente a Rogelio, quien tranquilo, se quedó dormido junto al fuego.  

Despertó en la madrugada, con un frío aterrador. Sólo se oía el viento, y en la plena oscuridad, un crujido continuado, como de ramas quebrándose.

Intrigado, Rogelio encendió una vela y se acercó al cuarto de la mujer, para despertar a Braulio. Pero de su compadre quedaba ya muy poco. Aquella mujer diabólica transformada en una suerte de animal aterrador, lo estaba devorando poco a poco. Lo que Rogelio había estado escuchando eran los huesos de Braulio, entre las fauces enormes  de  aquel demonio.

El espantado campesino dejó caer la vela, en el colmo del horror y salió corriendo, perseguido por aquel ser monstruoso que gruñía como un tigre feroz.

Al pasar el riachuelo, las luces del alba comenzaron a aparecer tras las montañas. Desde la orilla opuesta la mujer rugió:

“¡Esta vez te salvaste por la luz del sol, pero trata de no cruzarte de nuevo en el camino de la fiera!”


Tomado del libro: Diccionario de Fantasmas, Misterios y leyendas de Venezuela. Mercedes Franco. Editorial CEC, SA. Los libros de El Nacional. 1era. Edición, 2001. Caracas, Venezuela.


lunes, 18 de febrero de 2019

El Dianoche.


El Dianoche.

La niebla cubre al atardecer el vasto territorio Yekuana. Desde lo profundo de la selva amazónica, los habitantes del misterio sonríen, elusivos y eternos. En el corazón de Venezuela, en pleno escudo guayanés, se halla el Parque Nacional Duida Marauaca. Allí, como mudos vigías, los tepuyes observan el tiempo y al hombre. El Parque Duida Marauaca está ubicado en el área centroriental de nuestro estado Amazonas. Es el Departamento de Atabapo, donde predominan los bosques húmedos de la cuenca orinoquense. Viven allí importantes etnias indígenas, como la Yekuana, Yanomami, y Piaroa. Muy cerca se desliza el Orinoco, siempre vigilante, siempre observando el paso de la gente y de los fantasmas.

Entre estas etnias indígenas es conocida la leyenda del Dianoche, un fantasma antropófago y tejedor de cestas. Un joven excursionista llamado Perucho que no creía en fantasmas, contaba que una noche se internó entre los árboles y logró llegar a un lugar extraño. Una hipnótica luminiscencia de cocuyos lo inundaba todo, revelando un cuadro aterrador: dos rugientes pumas echados junto a un gran tronco caído, y sobre el tronco un hombre fuerte, relamiéndose los labios con gula. Más allá dentro de una cesta, estaba, una joven, paralizada por el miedo, muda y con una expresión de pánico en sus ojos desorbitados.

Buenas noches, amigo- dijo el hombre con una gran sonrisa, que dejaba ver sus enormes dientes puntiagudos, ¿qué le parece lo que cacé? Creo que la pieza es buena, pero es aún muy poco. Debo atrapar algo más. Así no pasaré hambre al menos por un mes, ¿verdad?

Enseguida el Dianoche le alargó una cesta y le pidió que la terminara. Perucho recordó lo que sabía del terrorífico ser y la tejió totalmente defectuosa. Entonces el Dianoche lo regañó  por su feo trabajo y se entretuvo arreglando la cesta, concentrado en su tarea.

Así Perucho pudo salvar a la muchacha y escapar. Si la hubiese tejido bien, el fantasma seguramente se los hubiese comido a los dos.



Tomado del libro: Diccionario de Fantasmas, Misterios y leyendas de Venezuela. Mercedes Franco. Editorial CEC, SA. Los libros de El Nacional. 1era. Edición, 2001. Caracas, Venezuela.


sábado, 16 de febrero de 2019

La Llorona y María Francia.



La Llorona.

Con sus desgarradores lamentos interrumpe el silencio nocturno, en los más apartados pueblos de Venezuela. Cuenta la leyenda más conocida que la Llorona era una mujer española. Vivió durante la Colonia en un pueblo y tuvo varios hijos con un indígena. Sus hermanos se enfurecieron al descubrir tal “aberración”. Debemos recordar que para entonces se decía que los indígenas no tenían alma. Eran considerados animales, seres inferiores, de origen diabólico.

Los hermanos de aquella dama mataron a sus hijos, y la casaron con un español. Pero la pobre mujer enloqueció y se escapaba en las noches de su casa. Vagaba por los campos, suelto el largo pelo, en una amplia bata de noche, llorando y lamentándose tristemente por la muerte de sus hijos. Los campesinos se santiguaban al oírla.

Al poco tiempo murió de pena, pero los campesinos aún la escuchaban. Y aún la oyen y algunos hasta la han visto pasar arrastrando el peso de su tristeza por los campos de Venezuela.

María Francia.

Los jóvenes venezolanos conocen muy bien la leyenda de María Francia, la amiga de los estudiantes. A ella se encomiendan, le encienden velas y solicitan su ayuda cuando hay un examen difícil, o cuando tienen problemas amorosos. ¿Pero quién es esta misteriosa protectora de la estudiosa juventud?

Cuenta la tradición que María Francia era una bella estudiante universitaria. Vivía en Caracas con sus padres y estaba a punto de graduarse con notas sobresalientes. Al concluir sus estudios realizaría su sueño: casarse con su prometido, con el que llevaba varios años de noviazgo. Como todas las jóvenes, era alegre, amaba la vida y las flores.

Se acercaba el día de la boda y todo parecía perfecto, ideal. Hasta que tocaron la puerta. Al abrirla sólo vieron un tiesto de flores. Un bello regalo. María Francia lo recibió emocionada, pero antes de que pudiera darse cuenta caía al suelo, fulminada por la mordedura de una serpiente venenosa, que había salido de aquellas rojas flores. En pocas horas la infortunada muchacha estaba muerta. Una antigua amante del novio, celosa y despechada, era quien había enviado el mortal regalo.

Los padres de María Francia la enterraron  en Caracas y luego abandonaron el país.  Pasaron muchos años, y hoy en día, hay un hermoso mausoleo en el Cementerio General del Sur, lugar de veneración de muchas personas. La mayoría son jóvenes estudiantes, quienes solicitan con fervor el amparo de su protectora, María Francia.



Tomado del libro: Diccionario de Fantasmas, Misterios y leyendas de Venezuela. Mercedes Franco. Editorial CEC, SA. Los libros de El Nacional. 1era. Edición, 2001. Caracas, Venezuela.


sábado, 26 de mayo de 2012

Panteón venezolano

Soro, Río Chico 10/04/2009
Panteón Venezolano

María Lionza: Hace muchos años, antes de la conquista española, un jefe de los indios Caquetíos de la región Nirgua (Estado Yaracuy), tuvo una hija, una bella muchacha de ojos claros. Según las tradiciones indígenas una niña de ojos claros traería mala suerte a la tribu.
Pero debido a su gran belleza, el cacique no tuvo el coraje de matarla sino que la escondió en su bohío. Ya una vez transformada en mujer, un día salió la joven de la casa a plena luz del sol y se acercó a una laguna donde por primera vez vio el reflejo de su rostro sobre el agua. Pero la vio también el dueño de la laguna, una serpiente Anaconda, y se enamoró de la virgen. Raptó de esta manera a la muchacha, pero la fiera fue castigada por este acto criminal: se hinchó más y más hasta que llegó a abarcar toda la laguna, el agua salió inundando todo el territorio de la tribu. Los indios desaparecieron, la serpiente luego de mucho rato reventó, de esta forma la bella muchacha se convirtió en la dueña del agua, protectora de los peces y más tarde extendió sus poderes sobre la naturaleza, la flora y la fauna silvestre.

Odo´sha: Espíritu maligno, dueño del bosque, del viento, demonio de la montaña y señor del ensueño. Siempre está listo a clavar una espina en la lengua de los que se atreven a salir de noche y que hacen caso omiso de su silbido de advertencia. A su cargo están los demonios llamados Suamo, dueños de animales salvajes que comen gente. Habitan las alturas de los tepuyes guayaneses.
Amalivaca: Dios Creador del mundo y de los hombres. También conocido por otras tribus como: Amaruaca y Amarivaca.

Ches: Dios andino de los cultivos. A esta deidad se le invocaba para conocer el futuro de una cosecha. Se le rendían sacrificios para que el cultivo fuera bueno. Es conocido también como el dador del bien y del castigo y como habitante de los páramos y las lagunas.
Arco: Deidad acuática. Posee una naturaleza dual: a la vez es creador y destructor, cura pero también ocasiona enfermedades. Era esposo de Arca. Se le vincula con Ches y los arcoiris. Se le identifica como un ave del páramo.

Tamoryayo: Según la tribu de los Yukpa, Dios creador que vivía en las nubes, de donde una vez bajó a cambiar de sitio el firmamento para colocarlo donde ahora está. Luego creó al primer Yukpa. Con el tiempo, viendo al hombre solo, le mandó a un pájaro carpintero como emisario y le mandó el mensaje de si quería compañía. El primer hombre dijo que sí y entonces el pájaro se fue en busca del árbol Manüracha o Caricai, que al ser cortado botaría sangre. El yukpa cortó en dos al árbol y se transformaron en dos mujeres. Tomó a una de ellas, le hizo cosquillas y con la risa de la mujer le entró el alma al cuerpo. Hizo lo mismo con la otra mujer y luego les puso el nombre de Yoripa. Después las preñó y comenzaron así a nacer los Yukpa.

Osemma:Dios Yukpa de la agricultura. Era de cabellera muy larga, cubierta de flores y de granos de maíz. Como no hablaba la lengua Yukpa, usaba una ardilla de intérprete. Vivió mucho tiempo con la tribu, enseñándoles a cultivar la tierra y cuando al fin se fue, dicen los Yukpa que se empequeñeció a tal grado que la tierra se lo tragó y ocurrió entonces el primer temblor.

Mareiwa: Según los Waraos, era hijo del trueno. Era el poseedor del fuego, y lo guardaba celosamente en una cueva, lejos de los hombres. Junuunay, joven guajiro, pudo entrar en la cueva y robó dos brasas, y fue así como se extendió el conocimiento del fuego entre los hombres.

Pulowi: Según los Wayús es la esposa de Juya, dios de la lluvia. Se dice que posee muchas riquezas y que es muy peligrosa. tiene una naturaleza dual: es la muerte, pero también es la vida.

Guaygerri: Junto con Urrumadua, dioses creadores entre la tribu de los Achaguas.

Puru: Según los Sálivas, fue la deidad que hizo todo lo bueno y vive en el cielo. Su hijo mató a una serpiente que tenía acosada a la humanidad, y de cuyas entrañas salieron unos espantosos gusanos que luego se convirtieron en los peces caribes.

Kúwai: En la tradición de los hiwi, era el Dios creador del mundo y los hombres. Para crear al primer hombre utilizó barro, pero la lluvia lo deshizo, en un segundo intento usó cera de abejas, pero el sol lo derritió, al tercer y último intento lo hizo de madera. La reproducción de los Hiwi fue gracias a un ratón que logró que sus sexos se diferenciaran.

Kuai-mare: Era el Dios principal de los Waraos. Su nombre significa "El Feliz que Habita Arriba". Es blanco, cabellos largos, ojos grandes, orejas largas, tanto que una llega al oriente y otra al occidente, y los zarcillos que usa brillan como el oro y la plata. Su vestimenta es una túnica finísima que flota en el aire produciendo la brisa que agita el agua de los ríos. Cuando camina produce movimientos de tierra. Es el creador de los espíritus buenos y de los malos.
Regresa sobre tus pasos para volver

sábado, 19 de noviembre de 2011

Un Señor llamado Pacheco


por Bruno Mateo

 
Cuenta la historia que cuando Caracas era la ciudad de los “techos rojos” en el Waraira Repano, el hermoso cerro que bordea la ciudad y nos separa de la Guaira, vivía un señor que cultivaba claveles,  llamado  Pacheco. Nuestro amigo siempre bajaba durante  la época de navidad a vender la cosecha de  flores en la plaza del mercado, dice el abuelo a su querida nieta. La inquieta niña oye con atención lo que su abuelo cuenta y enseguida pregunta: ¿Y por qué el Señor Pacheco bajaba? El abuelo sonríe y contesta: Porque él es quien trae la navidad a Caracas, además de que hace mucho frríííooo. El señor abraza a su nieta. Es hora de dormir. Mañana comienza Diciembre y el abuelo prometió llevar a su nietecita al Cerro del Waraira.  Yo quiero saber más del Señor Pacheco, dice la muchachita. ¡Es hora de dormir!, indica el abuelo. Pero si me cuentas un poquito más te prometo que…, replica. ¡No, Ciprianita! Es de noche. Vamos a hacer algo si te acuestas ahora te podrás levantar más temprano y así llegaremos de primero al cerro donde vive Pacheco, dice astutamente el anciano. La pequeña piensa. Le da un enorme beso a su querido abuelo y alegre se acuesta.    El viejo se aleja, pero cuando llega a la puerta, se voltea y  dice: Ciprianita mañana es diciembre, pronto llegará la Navidad y tal vez puedas ver a tú sabes quién. Y con su gran sonrisa se despide. Ella sólo piensa en la historia que recién escuchó.

Al día siguiente, se levanta muy contenta porque la llevarían al cerro. Se montarían en el teleférico y luego tomarían chocolate caliente.  Todo está listo. El viejo abuelo  y Cipriana se van directo a la montaña. Al llegar allá, siente un frío intenso. El lugar es neblinoso. Los dos viajeros deciden ir hasta el pueblo de San Isidro que se encuentra a poca distancia de la estación del teleférico. Mientras caminan, la niña, se imagina que por allí debe vivir Pacheco, el señor de quien su abuelo le habló. A mitad de camino sienten que caen unas gotas. ¡Oh! ¡Oh! Va a llover. ¡Vente Cipriana!, dice el abuelo, vamos a esa cabaña para que no nos mojemos. Ambos se meten dentro justo a tiempo. El chaparrón de agua cae con truenos y relámpagos. Tal vez es la casa de un guardabosque. La lluvia es cada vez más intensa y la muchachita siente un poco de temor por lo que se abraza duro a su abuelo. Se escuchan truenos muy fuertes. Y ellos están un poco alejados. El abuelo, para pasar el tiempo, empieza a contar historias de cuando él era un chamito. No se sabe si fue por el cuento o la larga espera que los dos caen rendidos de sueño. Al despertar ellos se dan cuenta de que algo no está bien. ¿Qué hora es?, pregunta la niña. El abuelo no tiene idea. Sólo sabe que deben irse inmediatamente. Es muy tarde y pronto va a anochecer. De repente, escuchan el rugido de un animal y se asustan. Dicen algunos que en el Warairarepano hay pequeños leones montañeses, que en América los llaman pumas.  Hay que salir, debemos bajar a Caracas, señala el abuelo. Y caminan muy rápido hacia la estación. No logran verla. El lugar se llena de neblina. Una nube espesa no permite ver nada. ¡Abuelo!¡Abuelo! ¡Tengo miedo!, dice Ciprianita. No hay que temer hija. Tu abuelo está contigo, responde. Se vuelve a escuchar el rugido de un animal. El frío es penetrante y ellos parados allí sin saber adónde ir. ¡Hola!, oyen una voz. ¡Hola! La escuchan más cerca. Y de pronto  aparece de la nada un señor alto, de cabello y ojos negros con una sonrisa en los labios y unas flores amarillas en sus manos. Parecen que se perdieron, acota el aparecido. ¡Si señor! ¡Así es!, aclara el abuelo. ¡Síganme! Yo los guiaré  hasta Caracas. Ellos lo siguen por un camino de tierra. El rugido del puma queda en el aire.

Cipriana y su abuelo están atónitos. No creen lo que les sucede, pero aún así confían en que todo saldrá bien. Caminan y caminan hasta que, por fin, llegan a un jardín cundido de claveles de todos tamaños y colores. Hay amarillos como el Sol. Rojos como tomates. Azules como el mar de la Guaira.  Sin embargo, hay una flor que sobresale. Es  muy bella y lo más extraño es que sus pétalos son de siete colores. Parece un  arcoíris. Esa flor es única en el mundo. Ellos están tan maravillados que ni se percatan  de que el señor avanza   con una carreta llena de claveles y girasoles. ¡Vengan!, No se queden allí, grita eufórico el desconocido, todavía  queda camino por andar y pronto será diciembre.  Emprenden de nuevo la caminata. El paisaje del cerro empieza a variar. Hay más sol. Y ya se ven los edificios de la ciudad. Ciprianita contenta grita duro,  ¡Llegamos, abuelo! ¡Llegamos! ¡Llegamos! Ya se pueden oír las cornetas de los carros. Ellos llegan a la ciudad gracias al hombre viejo  aparecido de la nada. Falta un poco nada más, indica con una sonrisa el señor, ahí mismo está la Puerta de Caracas y un poco más allá la plaza de la Pastora. El abuelo reacciona y le viene a la cabeza el cuento que le echó a su nieta la noche anterior. Comienza a pensar: si este señor vive arriba en el cerro, cultiva claveles y conoce tan bien los caminos del Waraira, entonces este señor es Mira  a Ciprianita. Ella le dice emocionada: Abuelo, yo creo que este señor es…Y como una explosión de alegría se oyen voces que corean: ¡Ahí viene Pacheco! La gente arremolinada espera la entrada del bondadoso jardinero del Waraira Repano.

 
Caracas, 16 de noviembre de 2011
Sacven No. 9.070

domingo, 23 de octubre de 2011

LIBRO SAGRADO DE LOS MAYAS


"POPOL VUH" (o "Libro del Indígena Quiché")

PREÁMBULO

Este es el principio de la antiguas historias de este lugar llamado Quiché. Aquí escribiremos y comenzaremos las antiguas historias, el principio y origen de todo lo que se hizo en la ciudad de Quiché, por las tribus de la nación quiché.

Y aquí traeremos la manifestación, la publicación y la narración de lo que estaba oculto, la revelación por Tzacol, Bitol, Alom, Qaholom, que se llaman Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú, Zaqui-Nimá-Tziís, Tepeu, Gucumatz, u Qux Cho, u Qux Paló, Ah Raxá Lac, Ah Raxá Tzel, así llamados. Y [al mismo tiempo] la declaración, la narración conjuntas de la Abuela y el Abuelo cuyos nombres son Ixpiyacoc e Ixmucané, amparadores y protectores, dos veces abuela, dos veces abuelo, así llamados en las historias quichés, cuando contaban todo lo que hicieron en el principio de la vida, el principio de la historia.

Esto lo escribiremos ya dentro de la ley de Dios, en el Cristianismo, lo sacaremos a luz, porque ya no se ve el Popo Vuh, así llamado, donde se veía claramente la venida del otro lado del mar, la narración de nuestra oscuridad, y se veía claramente la vida.

Existía el libro original, escrito antiguamente, pero su vista está oculta al investigador y al pensador. Grande era la descripción y el relato de cómo se acabó de formar todo el cielo y la tierra, cómo fue formado y repartido en cuatro partes, cómo fue señalado y el cielo fue medido y se trajo la cuerda de medir y fue extendida en el cielo y en la tierra, en los cuatro ángulos, en los cuatro rincones, como fue dicho por el Creador y el Formador, la madre y el padre de la vida, de todo lo creado, el que da la respiración y el pensamiento, la que da a luz a los hijos, el que vela por la felicidad de los pueblos, la felicidad del linaje humano, el sabio, el que medita en la bondad de todo lo que existe en el cielo, en la tierra, en los lagos y en el mar.

Notas de Adrián Recinos:

Tzacol, Bitol, el Creador y el Formador

Alom, la diosa madre, la que concibe los hijos, de al, hijo, alán, dar a luz. Qaholom, el dios padre que engendra los hijos, de qahol, hijo del padre, qaholaj, engendrar. Madre y padre los llama Ximénez; son el Gran Padre y la Gran Madre, así llamados por los indios, según refiere Las Casas, y que estaban en el cielo.

Hunahpú-Vuch, un cazador vulpeja o tacuazín (Opposum), dios del amanecer; vuch es el momento que precede al amanecer. Hunahpú-Vuch, es la divinidad en potencia femenina, según Seler. Hunahpú-Utiú, un cazador coyote, variedad de lobo (Canis latrans), dios de la noche, en potencia masculina;

Zaqui-Nimá-Tziís, Gran pisote blanco (Nasua nasica) o coatí, encanecido por la edad, diosa madre; y su consorte Nim-Ac, Gran cerdo montés, o jabalí, ausente en este lugar por una omisión mecánica, pero invocado en el capítulo siguiente;

Tepeu, el rey o soberano, del náhualt Tepeuh, tepeuani, que Molina traduce por conquistador o vencedor en batalla; ah tepeual entre los mayas , quienes lo tomaron igualmente de los mexicanos. Gucumatz, serpiente cubierta de plumas verdes, de guc, en maya, kuk, plumas verdes, quetzal por antonomasia, y cumatz, serpiente; es la versión quiché de Kukulkán, el nombre maya de Quetzalcóatl, el rey tolteca, conquistador, civilizador y dios de Yucatán durante el período del Nuevo Imperio Maya. El fuerte colorido mexicano de la religión de los quichés se refleja en esta pareja creadora que continúa siendo evocada a través del libro hasta que la divinidad toma forma corporal en Tohil, a quien en la Tercera Parte se identifica expresamente con Quetzalcóatl;

U Qux Cho, el corazón o el espíritu de la laguna. U Qux Paló, el corazón o el espíritu del mar. Ya se verá que a la divinidad la llamaban también el Corazón del Cielo, u Qux Cah;

Ah Raxá Lac, el Señor del verde plato, o sea la tierra; Ah Raxá Tzel, el Señor de la jícara verde o del cajete azul, como dice Ximénez, o sea el cielo.

El nombre Hunahpú ha sido objeto de muchas interpretaciones. Literalmente significa un cazador con cerbatana, un tirador; etimológicamente es eso mismo y es vocablo de la lengua maya, ahpú en maya es cazador, y ah ppuh ob, forma de plural, son los monteros que van a la caza, según el Diccionario de Motul. Es evidente, sin embargo, que los quichés debían tener alguna razón más plausible que esta etimología para dar ese nombre a la divinidad. El cazador en los tiempos primitivos era un personaje muy importante; el pueblo vivía de la caza y de los frutos espontáneos de la tierra antes de la invención de la agricultura. Hunahpú sería, en consecuencia, el cazador universal, que proveía al hombre de su sustento; hun tiene también en maya la acepción de general y universal. Pero posiblemente los quichés que descendían directamente de los mayas, quisieron reproducir en el nombre Hunahpú el sonido de la palabra maya Hunab Ku, "el único dios", que servían para designar al dios principal del panteón maya, que no podía representarse materialmente, por ser incorpóreo. La pintura de un cazador podría haber servido en los tiempos antiguos para representar el fonema Hunab Ku que encerraba una idea abstracta, la de un ser espiritual y divino. El procedimiento es común en la escritura pictográfica precolombina. Hunahpú es también el nombre del vigésimo día del calendario quiché, el día más venerado de los antiguos, equivalente al maya Ahau, señor o jefe, y al náhualt Xóchitl, flor y sol, símbolo del dios sol o Tonatiuh.

Ixpiyaco e Ixmucané, el viejo y la vieja (en maya ixnuc es vieja), equivalentes de los dioses mexicanos Cipactonal y Oxomoco, los sabios que según la leyenda tolteca inventaron la astrología judiciaria y compusieron la cuenta de los tiempos, o sea el calendario.

Primera Parte

Capítulo Primero

Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.

Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.

No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.

No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.

Solamente había inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.

Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.

Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre.

Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.

El primero se llama Caculhá-Huracán. El segundo es Chipi-Caculhá. El tercero es Raxá-Caculhá. Y estos tres son el Corazón del Cielo.

Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el sustento.

-- ¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. Así dijeron.

Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: -- ¡Tierra! -- dijeron, y al instante fue hecha.

Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montanas; y al instante crecieron las montañas.

Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.

Y así se llenó de alegría Gucumatz, diciendo : -- ¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú, Huracán, y tú, Chipi-Caculhá, Raxá-Caculhá!

-- Nuestra obra, nuestra creación será terminada -- contestaron.

Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.

Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua.

De esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminación.

Capítulo II

Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles [víboras], guardianes de los bejucos.

Y dijeron los Progenitores: -- ¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos? Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde.

Asi dijeron cuando meditaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venados y a las aves.

-- Tú, venado, dormirás en la vega de los ríos y en los barrancos. Aquí estarás entre la maleza, entre las hierbas; en el bosque os multiplicaréis, en cuatro pies andaréis y os sostendréis-- . Y así como se dijo, se hizo.

Luego designaron también su morada a los pájaros pequeños y a las aves mayores:

-- Vosotros, pájaros, habitaréis sobre los árboles y los bejucos, allí haréis vuestros nidos, allí os multiplicaréis, allí os sacudiréis en las ramas de los árboles y de los bejucos --. Así les fue dicho a los venados y a los pájaros para que hicieran lo que debían hacer, y todos tomaron sus habitaciones y sus nidos.

De esta manera los Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales de la tierra. Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las aves, les fue dicho a los cuadrúpedos y pájaros por el Creador y el Formador y los Progenitores:

-- Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de cada uno -- . Así les fue dicho a los venados, los pájaros, leones, tigres y serpientes.

-- Decid, pues, vuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro padre. ¡Invocad, pues, a Huracán, Chipi-Calculhá, Raxa-Calculhá, el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad, invocadnos, adoradnos! -- les dijeron.

Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; sólo chillaban, cacareaban y gramaban; no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente.

Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí : -- No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Esto no está bien --, dijeron entre sí los Progenitores.

Entonces se les dijo : -- Seréis cambiados porque no se ha conseguido que habléis. Hemos cambiado de parecer : vuestro alimento, vuestra pastura, vuestra habitación y vuestros nidos los tendréis, serán los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoréis ni nos invoquéis. Todavía hay quienes nos adoren, haremos otros [seres] que sean obedientes. Vosotros aceptad vuestro destino: vuestras carnes serán trituradas. Así será. Esta será vuestra suerte--. Así dijeron cuando hicieron saber su voluntad a los animales pequenos y grandes que hay sobre la faz de la tierra.

Luego quisieron probar suerte nuevamente; quisieron hacer otra tentativa y quisieron probar de nuevo a que los adoraran.

Pero no pudieron entender su lenguaje entre ellos mismos, nada pudieron conseguir y nada pudieron hacer. Por esta razón fueron inmoladas sus carnes y fueron condenados a ser comidos y matados los animales que existen sobre la faz de la tierra.

Así, pues, hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar al hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores.

-- ¡A probar otra vez! Ya se acercan el amanecer y la aurora; hagamos al que nos sustentará y alimentará! ¿Cómo haremos para ser invocados, para ser recordados sobre la tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestras primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos. Probemos ahora a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten -- . Así dijeron.

Entonces fue la creación y la formación. De tierra, de lodo hicieron la carne [del hombre]. Pero vieron que no estaba bien, porque se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, estaba aguado, no movía la cabeza, la cara se le iba para un lado, tenía velada la vista, no podía ver hacia atrás. Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento. Rápidamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener.

Y dijeron el Creador y el Formador: -- Bien se ve que no podía andar ni multiplicarse. Que se haga una consulta acerca de esto, dijeron.

Entonces desbarataron y deshicieron su obra y su creación. Y en seguida dijeron: -- ¿Cómo haremos para perfeccionar, para que salgan bien nuestros adoradores, nuestros invocadores?-- Así dijeron cuando de nuevo consultaron entre sí.

-- Digámosles a Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú : ¡Probad suerte otra vez! ¡Probad a hacer la creación! -- Así dijeron entre sí el Creador y el Formador cuando hablaron a Ixpiyacoc e Ixmucané.

En seguida les hablaron a aquellos adivinos, la abuela del día, la abuela del alba, que así eran llamados por el Creador y el Formador, y cuyos nombres eran Ixpiyacoc e Ixmucané.

Y dijeron Huracán, Tepeu y Gucumatz cuando le hablaron al agorero, al formador, que son los adivinos: -- Hay que reunirse y encontrar los medios para que el hombre que vamos a crear nos sostenga y alimente, nos invoque y se acuerde de nosotros.

-- Entrad, pues, en consulta, abuela, abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Ixpiyacoc, Ixmucané, haced que aclare, que amanezca, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos recordados por el hombre creado, por el hombre formado, por el hombre mortal, haced que así se haga.

-- Dad a conocer vuestra naturaleza, Hunaphú-Vuch, Hunahpú-Utiú, dos veces madre, dos veces padre, Nim-Ac, Nimá-Tziís, el Señor de la esmeralda, el joyero, el escultor, el tallador, el Señor de los hermosos platos, el Señor de la verde jícara, el maestro de la resina, el maestro Toltecat, la abuela del sol, la abuela del alba, que así seréis llamados por nuestras obras y nuestras criaturas.

-- Echad la suerte con vuestros granos de maíz y de tzité. Hágase así y se sabrá y resultará si labraremos o tallaremos su boca y sus ojos en madera--. Así les fue dicho a los adivinos.

A continuación vino la adivinación, la echada de la suerte con el maíz y el tzité. ¡Suerte! ¡Criatura!, les dijeron entonces una vieja y un viejo. Y este viejo era el de las suertes del tzité, el llamado Ixpiyacoc. Y la vieja era la adivina, la formadora, que se llamaba Chiracán Ixmucané.

Y comenzando la adivinación, dijeron así: -- ¡Juntaos, acoplaos! ¡Hablad, que os oigamos, decid, declarad si conviene que se junte la madera y que sea labrada por el Creador y el Formador, y si éste [el hombre de madera] es el que nos ha de sustentar y alimentar cuando aclare, cuando amanezca!

Tú, maíz; tú, tzité; tú, suerte; tú, criatura; ¡uníos, ayuntaos! les dijeron al maíz, al tzité, a la suerte, a la criatura. ¡Ven a sacrificar aquí, Corazón del Cielo; no castiguéis a Tepeu y Gucumatz!

Entonces hablaron y dijeron la verdad : -- Buenos saldrán vuestros muñecos hechos de madera; hablarán y conversarán vuestros muñecos hechos de madera, hablarán y conversarán sobre la faz de la tierra.

-- ¡Así sea! -- contestaron, cuando hablaron.

Y al instante fueron hechos los muñecos labrados en madera. Se parecían al hombre, hablaban como el hombre y poblaron la superficie de la tierra.

Existieron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos los muñecos de palo; pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban de su Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y andaban a gatas.

Ya no se acordaban del Corazón del Cielo y por eso cayeron en desgracia. Fue solamente un ensayo, un intento de hacer hombres. Hablaban al principio, pero su cara estaba enjuta; sus pies y sus manos no tenían consistencia; no tenían sangre, ni substancia, ni humedad, ni gordura; sus mejillas estaban secas, secos sus pies y sus manos, y amarillas sus carnes. Por esta razón ya no pensaban en el Creador ni en el Formador, en los que les daban el ser y cuidaban de ellos.

Estos fueron los primeros hombres que en gran número existieron sobre la faz de la tierra.

Capítulo III

En seguida fueron aniquilados, destruidos y deshechos los muñecos de palo, recibieron la muerte.

Una inundación fue producida por el Corazón del Cielo; un gran diluvio se formó, que cayó sobre las cabezas de los muñecos de palo.

De tzité se hizo la carne del hombre, pero cuando la mujer fue labrada por el Creador y el Formador, se hizo de espadaña la carne de la mujer. Estos materiales quisieron el Creador y el Formador que entraran en su composición.

Pero no pensaban, no hablaban con su Creador, su Formador, que los habían hecho, que los habían creado. Y por esta razón fueron muertos, fueron anegados. Una resina abundante vino del cielo. El llamado Xecotcovach llegó y les vació los ojos; Camalotz vino a cortarles la cabeza; y vino Cotzbalam y les devoró las carnes. El Tucumbalam llegó también y les quebró y magulló los huesos y los nervios, les molió y desmoronó los huesos.

Y esto fue para castigarlos porque no habían pensado en su madre, ni en su padre, el Corazón del Cielo, llamado Huracán. Y por este motivo se obscureció la faz de la tierra y comenzó una lluvia negra, una lluvia de día, una lluvia de noche.

Llegaron entonces los animales pequenos, los animales grandes, y los palos y las piedras les golpearon las caras. Y se pusieron todos a hablar; sus tinajas, sus comales, sus platos, sus ollas, sus perros, sus piedras de moler, todos se levantaron y les golpearon las caras.

-- Mucho mal nos hacíais; nos comíais, y nosotros ahora os morderemos -- les dijeron sus perros y sus aves de corral.

Y las piedras de moler: -- Eramos atormentadas por vosotros; cada día, cada día, de noche, al amanecer, todo el tiempo hacían holi, holi, huqui, huqui nuestras caras, a causa de vosotros. Este era el tributo que os pagábamos. Pero ahora que habéis dejado de ser hombres probaréis nuestras fuerzas. Moleremos y reduciremos a polvo vuestras carnes, les dijeron sus piedras de moler.

Y he aquí que sus perros hablaron y les dijeron : -- ¿Por qué no nos dabais nuestra comida? Apenas estábamos mirando y ya nos arrojabais de vuestro lado y nos echabais fuera. Siempre teníais listo un palo para pegarnos mientras comíais.

Así era como nos tratabais. Nosotros no podíamos hablar. Quizás no os diéramos muerte ahora; pero ¿por qué no reflexionabais, por qué no pensabais en vosotros mismos? Ahora nosotros os destruiremos, ahora probaréis vosotros los dientes que hay en nuestra boca: os devoraremos, dijeron los perros, y luego les destrozaron las caras.

Y a su vez sus comales, sus ollas les hablaron así : -- Dolor y sufrimiento nos causabais. Nuestra boca y nuestras caras estaban tiznadas, siempre estábamos puestos sobre el fuego y nos quemabais como si no sintiéramos dolor. Ahora probaréis vosotros, os quemaremos -- dijeron sus ollas, y todos les destrozaron las caras. Las piedras del hogar que estaban amontonadas, se arrojaron directamente desde el fuego contra sus cabezas causándoles dolor.

Desesperados corrían de un lado para otro; querían subirse sobre las casas y las casas se caían y los arrojaban al suelo; querían subirse sobre los árboles y los árboles los lanzaban a lo lejos; querían entrar a las cavernas y las cavernas se cerraban ante ellos.

Así fue la ruina de los hombres que habían sido creados y formados, de los hombres hechos para ser destruidos y aniquilados: a todos les fueron destrozadas las bocas y las caras.

Y dicen que la descendencia de aquellos son los monos que existen ahora en los bosques; éstos son la muestra de aquellos, porque sólo de palo fue hecha su carne por el Creador y el Formador.

Y por esta razón el mono se parece al hombre, es la muestra de una generación de hombres creados, de hombres formados que eran solamente muñecos y hechos solamente de madera.

Segunda Parte

Capítulo X

(...)

Dijo entonces Ixbalamqué a Hunahpú: -¿Comenzará ya a amanecer? mira tú.
-Tal vez sí, voy a ver, contestó éste.
Y como tenía muchas ganas de ver afuera de la boca de la cerbatana y quería ver si había amanecido, al instante le cortó la cabeza Camazotz y el cuerpo de Hunahpú quedó decapitado.
Nuevamente preguntó lxbalanqué: -¿No ha amanecido todavía? Pero Hunahpú no se movía. -¿A dónde ha ido Hunahpú? ¿Qué es lo que has hecho? Pero no se movía, y permanecía callado.
Entonces se sintió avergonzado lxbalanqué y exclamó: -¡Desgraciados de nosotros! Estamos completamente vencidos.
Fueron en seguida a colgar la cabeza sobre el juego de pelota por orden expresa de Hun-Camé y Vucub-Camé, y todos los de Xibalba se regocijaron por lo que le había sucedido a la cabeza de Hunahpú.



Capítulo XI

En seguida llamó lxbalanqué a todos los animales, al pisote, al jabalí, a todos los animales pequeños y grandes, durante la noche, y a la madrugada les preguntó cuál era su comida.
-¿Cuál es la comida de cada uno de vosotros? pues yo os he llamado para que escojáis vuestra comida, les dijo lxbalanqué.
-Muy bien, contestaron. Y en seguida se fueron a tomar cada uno lo suyo, y se marcharon todos juntos. Unos fueron a tomar las cosas podridas; otros fueron a coger hierbas; otros fueron a recoger piedras. Otros fueron a recoger tierra. Variadas eran las comidas de los animales pequeños y de los animales grandes.
Detrás de ellos se había quedado la tortuga, la cual llegó contoneándose a tomar su comida. Y llegando al extremo del cuerpo tomó la forma de la cabeza de Hunahpú, y al instante le fueron labrados los ojos.
Muchos sabios vinieron entonces del cielo. El Corazón del Cielo, Huracán, vinieron a cernerse sobre la Casa de los Murciélagos.
Y no fue fácil acabar de hacerle la cara, pero salió muy buena; la cabellera también tenía una hermosa apariencia, y asimismo pudo hablar.
Pero como ya quería amanecer y el horizonte se teñía de rojo. --oscurece de nuevo, viejo!, le fue dicho al zopilote.
-Está bien, contestó el viejo, y al instante oscureció el viejo. "Ya oscureció el zopilote", dice ahora la gente.
Y así, durante la frescura del amanecer, comenzó su existencia.
-¿Estará bien?, dijeron. ¿Saldrá parecido a Hunahpú?
-Está muy bien, contestaron. Y efectivamente, parecía de hueso la cabeza, se había transformado en una cabeza verdadera.
Luego hablaron entre sí y se pusieron de acuerdo:
-No juegues tú a la pelota; haz únicamente como que juegas yo sólo lo haré todo, le dijo Ixbalanqué.
En seguida le dio sus órdenes a un conejo:
-Anda a colocarte sobre el juego de pelota, quédate allí entre el encinal, le fue dicho al conejo cuando se le dieron estas instrucciones durante la noche.
En seguida amaneció y los dos muchachos estaban buenos y sanos. Luego bajaron a jugar a la pelota. La cabeza de Hunahpú estaba colgada sobre el juego de pelota.
-¡Hemos triunfado! ¡Habéis labrado vuestra propia ruina; ¡os habéis entregado! les decían. De esta manera provocaban a Hunahpú.
-Pégale a la cabeza con la pelota, le decían. Pero no lo molestaban con esto, él no se daba por entendido.
Luego arrojaron la pelota los Señores de Xibalba. lxbalanqué le salió al encuentro; la pelota iba derecho al anillo, pero se detuvo, rebotando, pasó rápidamente por encima del juego de pelota y de un salto se dirigió hasta el encinal.
El conejo salió al instante y se fue saltando; y los de Xibalba corrían persiguiéndolo. Iban haciendo ruido y gritando tras el conejo. Acabaron por irse todos los de Xibalba.
En seguida se apoderó Ixbalanqué de la cabeza de Hunahpú; se llevó de nuevo la tortuga y fue a colocarla sobre el juego de pelota. Y aquella cabeza era verdaderamente la cabeza de Hunahpú y los dos muchachos se pusieron muy contentos.
Fueron, pues, los de Xibalba a buscar la pelota y habiéndola encontrado entre las encinas, los llamaron, diciendo:
-Venid acá. Aquí está la pelota, nosotros la encontramos, dijeron, y la tenían colgando.
Cuando regresaron los de Xibalba exclamaron. -¿Qué es lo que vemos?
Luego comenzaron nuevamente a jugar. Tantos iguales hicieron por ambas partes.
En seguida lxbalanqué le lanzó una piedra a la tortuga; ésta se vino al suelo y cayó en el patio del juego de pelota hecha mil pedazos como pepitas, delante de los Señores.
-¿Quién de vosotros irá a buscarla? ¿Dónde está el que irá a traerla? dijeron los de Xibalba.
Y así fueron vencidos los señores de Xibalba por Hunahpú e Ixbalanqué. Grandes trabajos pasaron éstos, pero no murieron, a pesar de todo lo que les hicieron.

Tercera Parte

Capítulo I

He aquí, pues, el principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se buscó lo que debía entrar en la carne del hombre.

Y dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz: "Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar, y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra." Así dijeron.

Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y discutieron, y aquí reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron lo que debía entrar en la carne del hombre.

Poco faltaba para que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y Formadores.

De Paxil, de Cayalá, así llamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas.

Estos son los nombres de los animales que trajeron la comida: Yac [el gato de monte], Utiú [el coyote], Quel [una cotorra vulgarmente llamada chocoyo] y Hoh [el cuervo]. Estos cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, les dijeron que fueran a Paxil y les enseñaron el camino de Paxil.

Y así encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el maíz [en la formación del hombre] por obra de los Progenitores.

Y de esta manera se llenaron de alegría, porque habían descubierto una hermosa tierra, llena de deleites, abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante también en pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimentos había en aquel pueblo llamado de Paxil y Cayalá.

Había alimentos de todas clases, alimentos pequeños y grandes, plantas pequeñas y plantas grandes. Los animales enseñaron el camino. Y moliendo entonces las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, hizo Ixmucané nueve bebidas, y de este alimento provinieron la fuerza y la gordura y con él crearon los músculos y el vigor del hombre. Esto hicieron los Progenitores, Tepeu y Gucumatz, así llamados.

A continuación entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra primera madre y padre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.

Capítulo II

Estos son los nombres de los primeros hombres que fueron creados y formados: el primer hombre fue Balam-Quitzé, el segundo Balam-Acab, el tercero Mahucutah y el cuarto Iqui-Balam.

Estos son los nombres de nuestras primeras madres y padres.

Se dice que ellos sólo fueron hechos y formados, no tuvieron madre, no tuvieron padre. Solamente se les llamaba varones. No nacieron de mujer, ni fueron engendrados por el Creador y el Formador, por los progenitores. Sólo por un prodigio, por obra de encantarniento fueron creados y formados por el Creador, el Formador, los Progenitores, Tepeu y Gucumatz. Y como tenían la apariencia de hombres, hombres fueron; hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas; eran hombres buenos y hermosos y su figura era figura de varón.

Fueron dotados de inteligencia; vieron y al punto se extendió su vista, alcanzaron a ver, alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Cuando miraban, al instante veían a su alrededor y contemplaban en torno a ellos la bóveda del cielo y la faz redonda de la tierra. Las cosas ocultas [por la distancia] las veían todas, sin tener primero que moverse; en seguida veían el mundo y asimismo desde el lugar donde estaban lo veían.

Grande era su sabiduría; su vista llegaba hasta los bosques, las rocas, los lagos, los mares, las montañas y los valles. En verdad eran hombres admirables Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam.

Entonces les preguntaron el Creador y el Formador : -- ¿Que pensáis de vuestro estado? ¿No miráis. ¿No oís? ¿No son buenos vuestro lenguaje y vuestra manera de andar? ¡Mirad, pues! ¡Contemplad el mundo, ved si aparecen las montañas y los valles! ¡Probad, pues, a ver!, les dijeron.

Y en seguida acabaron de ver cuanto había en el mundo. Luego dieron las gracias al Creador y al Formador : -- ¡En verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y andamos; sentimos perfectamente y conocemos lo que está lejos y lo que está cerca. Vemos también lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Os damos gracias, pues, por habernos creado, ¡oh Creador y Formador!, por habernos dado el ser, ¡oh abuela nuestra! ¡Oh nuestro abuelo!, dijeron dando las gracias por su creación y formación.

Acabaron de conocerlo todo y examinaron los cuatro rincones y los cuatro puntos de la bóveda del cielo y de la faz de la tierra.

Pero el Creador y el Formador no oyeron esto con gusto. -- No está bien lo que dicen nuestras criaturas, nuestras obras; todo lo saben, lo grande y lo pequeño --dijeron. Y así celebraron consejo nuevamente los Progenitores : -- ¿Qué haremos ahora con ellos? ¡Que su vista sólo alcance a lo que está cerca, que sólo vean un poco de la faz de la tierra! No está bien lo que dicen. ¿Acaso no son por su naturaleza simples criaturas y hechuras [nuestras]? ¿Han de ser ellos también dioses? ¿Y si no procrean y se multiplican cuando amanezca, cuando salga el sol? ¿Y si no se propagan? -- Así dijeron.

-- Refrenemos un poco sus deseos, pues no está bien lo que vemos. ¿Por ventura se han de igualar ellos a nosotros, sus autores, que podemos abarcar grandes distancias, que lo sabemos y vemos todo?

Esto dijeron el Corazón del Cielo, Huracán, Chipi-Caculhá, Raxá-Caculhá, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, Ixpiyacoc, Ixmucané, el Creador y el Formador. Así hablaron y en seguida cambiaron la naturaleza de sus obras, de sus criaturas.

Entonces el Corazón del Cielo les echó un vaho sobre los ojos, los cuales se empañaron como cuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se velaron y sólo pudieron ver lo que estaba cerca, sólo esto era claro para ellos.

Así fue destruida su sabiduría y todos los conocimientos de los cuatro hombres, origen y principio [de la raza quiché].

Así fueron creados y formados nuestros abuelos, nuestros padres, por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra.

Nota: De la obra precedente, no poseemos datos de traductor. La hemos recibido de nuestros visitantes. De estar incurriendo en infracción a los Derechos del Traductor, solicitamos darnos aviso y será removido inmediatamente.

Consultado en : http://bibliotecasvirtuales.com día 23/10/2011, hora: 6.43 am

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