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miércoles, 4 de julio de 2012

II Concurso nacional de dramaturgia breve "Gilberto Pinto" 2012

El Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de Fundación la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, convoca al siguiente concurso literario con el propósito de estimular la creatividad de los escritores y escritoras venezolanos y por extensión contribuir con la promoción de la lectura en nuestro país.

Bases del concurso
  1. Pueden participar todos los escritores y escritoras venezolanos (as) o extranjeros (as) residenciados en el país.
  2. Los textos deben ser inéditos, escritos en español y no estar comprometidos en su participación con otro concurso.
  3. Cada autor o autora podrá participar con una o más obras de teatro breve.
  4. Los y las aspirantes deben enviar en sobre cerrado cuatro (4) copias del material impreso y una versión digitalizada en CD de una obra de teatro breve con una extensión no menor de sesenta (60) cuartillas y no mayor de cien (100) dirigido a la Coordinación de Promoción y Eventos de la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, Mercedes a Luneta, parroquia Altagracia. Caracas 1010, Venezuela. Teléfonos: (0212) 562 55 84 / 562 73 00.
  5. Las obras deben ser firmadas con seudónimo. En sobre aparte se incluirán los datos personales del autor (a): nombres y apellidos, cédula de identidad, dirección, teléfonos, correo electrónico y reseña biográfica.
  6. El concurso está dotado de un premio único de tres mil bolívares (Bs. 3.000).
  7. El plazo para la recepción de las obras será hasta el 02 de noviembre de 2012. La premiación se realizará durante la 9na Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) 2013.
  8. Los originales no premiados no se devolverán y se destruirán una vez divulgado el fallo del jurado.
  9. El jurado estará integrado por tres escritores de reconocida trayectoria, cuyos nombres serán anunciados oportunamente.
  10. La decisión del jurado será inapelable.
  11. La Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello se reserva el derecho de publicar la primera edición de la obra ganadora.
  12. Lo no previsto en las bases será resuelto por el jurado y los organizadores.

martes, 3 de julio de 2012

public-ARTE. Julio 2012. Maritza y sus muñecas de trapo. Entrevista




Maritza y sus muñecas de trapo. Entrevista
Por Bruno Mateo

Maritza Cabello, actriz, profesora de castellano y literatura de la Upel, muñequera
1.      Bruno Mateo: Quiero darte la bienvenida a este espacio en Publicarte, el periódico de la cultura en Caracas, me gustaría iniciar, preguntándote, ¿qué es una muñeca artesanal? ¿es lo mismo que una muñeca de trapo? ¿por qué hacer muñecas de este tipo, cuando el mercado ofrece tantas muñecas de alta tecnología?
Maritza Cabello: Una muñeca artesanal es la “muñeca de trapo” que se fabrica básicamente a mano. Los materiales usados para su elaboración son hilo y tela. Se aprovecha la tela en todas sus formas. Todas las partes de la muñeca se hacen de este material, desde los ojos, boca y el cabello. Es importante aclarar esto, porque también hay muñecas de trapo que se hacen con materiales plásticos para los ojos, la boca y usan versiones de nailon para el cabello. Son hechas con tela, pero industrializadas, fabricadas en serie. Lamentablemente hemos sido invadidos por esta sustituta en algunos de nuestros pueblos. Ahora ves por las carreteras muñecas tipo “fresita” como si fuera nuestra tradicional muñeca de trapo. Esa no es. Nuestra muñeca. ¿Por qué fabricar muñecas artesanales hoy? En primer lugar, por amor, sí. Cuando la abuela o la madre toma una sábana vieja y la convierte en un “ser” especialmente para ti, no tiene comparación. Para la persona que las hace se traduce en una especie de meditación. Mientras creas, piensas cómo combinar, cómo hacer tal o cual cosa y lo mejor es que se tiene una idea al principio de lo que quieres hacer, pero esos seres de tela, deciden como serán. ¡Sorprenden! Para el que lo recibe, pienso que es agradecimiento, ternura, además sabe que es única.
¿Por qué la computadora no desplazará el libro? Hay miles de versiones de Barbie, pero las muñecas de trapo siempre están y estarán  presentes.
2.      Bruno Mateo: ¿De dónde proviene esa fascinación suya por las muñecas de trapo, hoy llamadas muñecas artesanales?
Maritza Cabello: Cuando era niña no jugaba con muñecas. Prefería los juegos al aire libre y con los varones. Siempre quedaba inconforme con los regalos del Niño Jesús, pero un día  me trajo una máquina de coser en miniatura que cosía de verdad. Hasta ahora la recuerdo, Comencé a fabricar vestiditos para las muñecas. Con el tiempo descubrí que tenía facilidad para las  manualidades. Probé otras, pero siempre terminaba cosiendo. Me fascina la tela. En mi adolescencia compartía mi tiempo libre entre el teatro y la fabricación de adornos, tapetes, hasta sábanas. A mis 18 años conocí a María Angélica Campos. Una Directora y actriz teatral que fabricaba muñecos con su papá, el Sr Hernán Campos en La Candelaria y los vendían en la Sabana que siempre era de día y en el Ateneo de Caracas en Bellas Artes. Necesitaban alguien que los ayudara, así que con ellos aprendí la técnica para coser muñecos a mano y a  máquina, aprendí a cortar, a ahorrar la tela, a organizar un taller. Luego comencé a realizar mis propios modelos. A plasmar mi lenguaje. Nació mi muñeca urbana, inspirada en la tradicional venezolana.
3.      Bruno Mateo: Tus profesiones oficiales son profesora de castellano y literatura y actriz, ¿hay alguna relación entre ellas dos y la fabricación de muñecas artesanales?
Maritza Cabello: Todo tiene relación. Soy actriz-muñequera-docente. No separo. Mi primer salón de clase, un cuarto grado de la Escuela Fe y Alegría “Andy Aparicio de la Vega” en 1993  era un teatrino gigante. Los niños hacían muñecos, escribían guiones, representaban y así aprendían la lección del día. Eso lo he hecho siempre con sus variantes, claro. Ahora tengo dos proyectos: Un libro y un trabajo teatral, en ambos las protagonistas son mis muñecas.
4.      Bruno Mateo: ¿Las muñecas artesanales son juguetes o elementos decorativos? ¿Para qué sirven las muñecas de trapo?
Maritza Cabello: Las muñecas son lo que quieras. Son todo. En principio un juguete que fascina a un niño, pero que arranca la bondad de un adulto.
5.         Bruno Mateo: Cuando haces muñecas, en qué piensas. Ellas (las muñecas) ¿sólo son para niñas?    Cuéntame tu fantasía en un mundo de muñecas.
Maritza Cabello: Pienso en materializar lo que veo, lo que me gusta de mi gente. Mi muñeca es una mujer curvilínea, rellenita, acicalada, muy adornada. Es la representación de la mujer venezolana. Cuando las hago converso con ellas, las regaño, las felicito. Entro, tal vez en  el juego que no hice de niña o tal vez juego con la niña que soy.

Ahora la hago madre, embarazada, pariendo o con muchos hijos, pero siempre bella. Sus hijos son producto del mestizaje. Hago escenas que de alguna manera nos representan, según mi criterio.
Las muñecas, que también pueden ser muñecos son para todos. He dictado talleres a niños, niñas, hombres, mujeres y te digo, se han dado casos donde los mejores trabajos son los que hace el sexo masculino adulto.

6.  Bruno Mateo: Quiero agradecer que nos haya regalado un tiempo de tu vida, ¿quisieras agregar algo más?
Maritza Cabello: Sí. Hay algo que me inquieta. Nosotros tenemos una herencia de muñequeras en nuestros pueblos. La muñeca que hacían las abuelas, que eran hechas de retazos y con las características que describí anteriormente. Muchas no usaban ni usan máquina. Las hacen enrolladas o rellenas siempre con trapo. Me preocupa que las sustituyan por esas muñecas tipo  “Fresita” la verdad no tengo nada en contra, también son bellas, pero no son las nuestras. Creo que eso está pasando, porque se ha dejado de enseñar su fabricación. Ya se están yendo nuestras abuelas. Así que decidí dictar talleres para difundirlas y establecer diferencias. Felicito al Estado Falcón que tiene un salón para la muñeca de trapo. Es uno de los Estados que más ha cultivado este arte y apoya las muñequeras de su región.
Agradezco esta oportunidad. Hay pocos espacios para hablar de este trabajo artesanal. Aprovecho para pedir  apoyo a las muñequeras de nuestro país.













sábado, 26 de mayo de 2012

Panteón venezolano

Soro, Río Chico 10/04/2009
Panteón Venezolano

María Lionza: Hace muchos años, antes de la conquista española, un jefe de los indios Caquetíos de la región Nirgua (Estado Yaracuy), tuvo una hija, una bella muchacha de ojos claros. Según las tradiciones indígenas una niña de ojos claros traería mala suerte a la tribu.
Pero debido a su gran belleza, el cacique no tuvo el coraje de matarla sino que la escondió en su bohío. Ya una vez transformada en mujer, un día salió la joven de la casa a plena luz del sol y se acercó a una laguna donde por primera vez vio el reflejo de su rostro sobre el agua. Pero la vio también el dueño de la laguna, una serpiente Anaconda, y se enamoró de la virgen. Raptó de esta manera a la muchacha, pero la fiera fue castigada por este acto criminal: se hinchó más y más hasta que llegó a abarcar toda la laguna, el agua salió inundando todo el territorio de la tribu. Los indios desaparecieron, la serpiente luego de mucho rato reventó, de esta forma la bella muchacha se convirtió en la dueña del agua, protectora de los peces y más tarde extendió sus poderes sobre la naturaleza, la flora y la fauna silvestre.

Odo´sha: Espíritu maligno, dueño del bosque, del viento, demonio de la montaña y señor del ensueño. Siempre está listo a clavar una espina en la lengua de los que se atreven a salir de noche y que hacen caso omiso de su silbido de advertencia. A su cargo están los demonios llamados Suamo, dueños de animales salvajes que comen gente. Habitan las alturas de los tepuyes guayaneses.
Amalivaca: Dios Creador del mundo y de los hombres. También conocido por otras tribus como: Amaruaca y Amarivaca.

Ches: Dios andino de los cultivos. A esta deidad se le invocaba para conocer el futuro de una cosecha. Se le rendían sacrificios para que el cultivo fuera bueno. Es conocido también como el dador del bien y del castigo y como habitante de los páramos y las lagunas.
Arco: Deidad acuática. Posee una naturaleza dual: a la vez es creador y destructor, cura pero también ocasiona enfermedades. Era esposo de Arca. Se le vincula con Ches y los arcoiris. Se le identifica como un ave del páramo.

Tamoryayo: Según la tribu de los Yukpa, Dios creador que vivía en las nubes, de donde una vez bajó a cambiar de sitio el firmamento para colocarlo donde ahora está. Luego creó al primer Yukpa. Con el tiempo, viendo al hombre solo, le mandó a un pájaro carpintero como emisario y le mandó el mensaje de si quería compañía. El primer hombre dijo que sí y entonces el pájaro se fue en busca del árbol Manüracha o Caricai, que al ser cortado botaría sangre. El yukpa cortó en dos al árbol y se transformaron en dos mujeres. Tomó a una de ellas, le hizo cosquillas y con la risa de la mujer le entró el alma al cuerpo. Hizo lo mismo con la otra mujer y luego les puso el nombre de Yoripa. Después las preñó y comenzaron así a nacer los Yukpa.

Osemma:Dios Yukpa de la agricultura. Era de cabellera muy larga, cubierta de flores y de granos de maíz. Como no hablaba la lengua Yukpa, usaba una ardilla de intérprete. Vivió mucho tiempo con la tribu, enseñándoles a cultivar la tierra y cuando al fin se fue, dicen los Yukpa que se empequeñeció a tal grado que la tierra se lo tragó y ocurrió entonces el primer temblor.

Mareiwa: Según los Waraos, era hijo del trueno. Era el poseedor del fuego, y lo guardaba celosamente en una cueva, lejos de los hombres. Junuunay, joven guajiro, pudo entrar en la cueva y robó dos brasas, y fue así como se extendió el conocimiento del fuego entre los hombres.

Pulowi: Según los Wayús es la esposa de Juya, dios de la lluvia. Se dice que posee muchas riquezas y que es muy peligrosa. tiene una naturaleza dual: es la muerte, pero también es la vida.

Guaygerri: Junto con Urrumadua, dioses creadores entre la tribu de los Achaguas.

Puru: Según los Sálivas, fue la deidad que hizo todo lo bueno y vive en el cielo. Su hijo mató a una serpiente que tenía acosada a la humanidad, y de cuyas entrañas salieron unos espantosos gusanos que luego se convirtieron en los peces caribes.

Kúwai: En la tradición de los hiwi, era el Dios creador del mundo y los hombres. Para crear al primer hombre utilizó barro, pero la lluvia lo deshizo, en un segundo intento usó cera de abejas, pero el sol lo derritió, al tercer y último intento lo hizo de madera. La reproducción de los Hiwi fue gracias a un ratón que logró que sus sexos se diferenciaran.

Kuai-mare: Era el Dios principal de los Waraos. Su nombre significa "El Feliz que Habita Arriba". Es blanco, cabellos largos, ojos grandes, orejas largas, tanto que una llega al oriente y otra al occidente, y los zarcillos que usa brillan como el oro y la plata. Su vestimenta es una túnica finísima que flota en el aire produciendo la brisa que agita el agua de los ríos. Cuando camina produce movimientos de tierra. Es el creador de los espíritus buenos y de los malos.
Regresa sobre tus pasos para volver

viernes, 20 de enero de 2012

Cambios en Nuevo Alfabeto y Normas Gramaticales de la Rae


Entra en Vigencia Nuevo Alfabeto y Normas Gramaticales de la RAE

La Real Academia Española de la lengua informo el 01-01-2012 lo
siguiente:

1.- Definitivamente, las letras "ch" y "ll", quedan fuera
del alfabeto en español. Serán dígrafos, tal como la "rr". Este cambio
consiste en reducir el alfabeto, debido a que estas letras son
combinaciones de otras que ya están incluidas en el abecedario.

2.- La "y" griega se llamará (ye), v (uve) y w (uve doble). Debemos
perder la costumbre de señalar a la b, como larga, grande o alta,
tampoco de "Bolívar" o peor, "de burro". Nunca más debemos decir v
corta, chiquita, pequeña o "v de Venezuela" y menos "de vaca". Aunque
en el caso de la w, la RAE sugiere "uve doble", cuando nosotros la
llamamos doble v. El nombre uve se origina para distinguir oralmente
la b de la v, pues se pronuncian de la misma forma en nuestro idioma.
Al decir uve (v), nunca se confundirá con la b (be), de allí la
justificación para este cambio. En el caso de la y, es preferible el
sonido ye y no "y griega", por ser más sencillo de expresar y
diferenciarse totalmente de la vocal i, llamada comúnmente i latina o
i de iglesia.

3.- La conjunción disyuntiva "o" se escribirá siempre sin tilde.
Aunque muchos insistan (todavía) en colocarle la tilde (ó) en la
escritura corriente, únicamente se utilizaba en este caso: 5 ó 6 para
diferenciarla del número 506. Es decir, evitar la confusión entre la
letra o y el cero (0). Este uso diacrítico ya no tiene excusa; porque
hoy en día, gracias a la utilización de los computadores, la
conjunción "o" se diferencia visible y notoriamente del 0, según el
alegato de la RAE. Lo adecuado será; 5 o 6.

4.- La supresión del acento ortográfico en el adverbio solo y los
pronombres este, ese y aquel. Su uso no estará justificado, ni
siquiera en caso de ambigüedad. Ej. Voy solo al cine a ver películas
de terror ("solamente") o, Voy solo al cine a ver películas de terror
("solo, sin compañía"). Por consiguiente, a partir de ahora podrá
prescindirse de la tilde en estos casos, incluso en caso de doble
interpretación, pues cabe colocar perfectamente sinónimos (solamente o
únicamente, en el caso del adverbio solo). Ej. Voy únicamente (o
solamente) al cine a ver películas de terror.

En el caso de las palabras "guion", "hui", "Sion", "truhan" o "fie",
deben escribirse obligatoriamente sin tilde, (lo contrario será una
falta de ortografía).

5,. Los términos genéricos que se anteponen a nombres propios se
escribirán en minúscula: golfo de Venezuela, península de Araya, islas
Galápagos, etc.

6.- No será correcto escribir "piercing, catering, sexy, judo o
manager" (es decir:piercing, catering, sexy), si no se hace en cursiva
o entre comillas, para remarcar su origen extranjero, como es la norma
para este tipo de vocablos. Solo pueden escribirse sin cursiva, la
forma adaptada al idioma español de estas palabras: pirsin, cáterin,
sexi, yudo y mánayer. Otros ejemplos: smoking > esmoquin; camping >
campin; bricolage > bricolaje, entre otros.

7.- Los prefijos "ex", "anti" y pro" ya no estarán separadas de la
palabra que los precede. Ej. "Provida, expresidente,
anticonstitucional". Tradicionalmente "ex", "anti" y pro", debían
escribirse separados de la palabra que las precedía, pero ahora se
irán unidos, como el caso de "exesposa" y "provida".

Por lo tanto, no existen ex presidentes ni ex maridos, etc., pasaron a
ser "expresidentes" y "exmaridos" (junto, no separado). Únicamente las
expresiones compuestas como; alto comisionado, capitán general, podrán
utilizar los prefijos "ex" y "pro" en forma separada. Ej. Ex alto
comisionado, ex capitán general, pro derechos humanos, etcétera.

Igualmente varían las grafías de quórum por "cuórum", Qatar será
Catar, Iraq por Irak y Tchaikovski pasará a escribirse Chaikovski.

8.- Ya no se escribirá "Papa" con letra inicial mayúscula, para hablar
de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, sino "papa", con
minúscula. Pueden escribirse en mayúscula solo, aunque no obligada,
cuando no van seguidos del nombre propio: "La recepción a Su Santidad
será en el palacio arzobispal". Sin embargo, es obligada la minúscula,
en este caso: "Esperamos la visita de su santidad Benedicto XVI".

9.- Se evitará la mayúscula inicial en "don", "doña", "fray", "santo",
"san", "excelencia", "señoría", "sor", "vuestra merced", aunque se
admite la mayúscula inicial en los tratamientos protocolarios de las
más altas dignidades (su santidad, su majestad, su excelencia).

10.- Los personajes de ficción irán siempre con mayúscula inicial
(Aureliano Buendía, Harry Potter, Mafalda) y también lo harán aquellos
formados por nombres comunes: "Caperucita Roja", "el Gato con Botas",
la "Cucarachita Martínez".

11.- Los vocablos como güisqui que es grafía correcta actual en
español equivalente a la palabra inglesa whisky o whiskey, y se
escribira : wiski.

sábado, 25 de junio de 2011

LA CRÓNICA PERIODÍSTICA. EVOLUCIÓN, DESARROLLO Y NUEVA PERSPECTIVA

LA CRÓNICA PERIODÍSTICA. EVOLUCIÓN, DESARROLLO Y NUEVA PERSPECTIVA
viaje desde la historia al periodismo interpretativo


Juan Carlos Gil González:
Licenciado en Periodismo y superado el período de docencia e investigación del doctorado en Periodismo;
Diploma de Estudios Avanzados (DEA). Redacción periodística y políticas de comunicación.
Investigador del "Grupo de Investigación en Comunicación y Cultura." Sevilla, España.
Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Sevilla.


2) La crónica periodística: concepto y peculiaridades.

2.a) Peaje impuesto por el periodismo.
Todavía hoy el sustento de la prensa diaria es el mismo que hace cien años, es decir, que por muy notables que hayan sido los avances producidos en la técnica profesional de rellenar diarios, el soporte sigue siendo el papel. Por eso, el periodismo impreso ha sometido a la crónica a un tiempo de realización y a un espacio regular, controlado, fijo continuo e impreso y por ende caduco. Conviene en este punto analizar cuáles han sido las rutinas periodísticas para ver como éstas han afectado a la crónica.
1) Finalidades. En las sociedades actuales el periodismo exige a la crónica: a) comunicación periódica por esencia, es decir, voluntad de compartir y poner en comunidad un mensaje, independientemente de los diversos canales por los que se ofrezca; b) información por necesidad, lo que se pone en común, lo que nos forma -en, lo que nos inicia en cualquier materia; c) orientación a los receptores, deseo de darles los argumentos suficientes para que se enfrenten a la difícil tarea de comprender política y socialmente la realidad que les envuelve y finalmente d) entretenimiento.

2) Producción. Estas finalidades periodísticas que se imponen a la crónica también están sometidas, de un lado, a las condiciones de producción y de otro, al resto de elementos informativos que componen el periódico. El cronista está sujeto a una línea editorial que se le impone y que viene principalmente marcada por los intereses económicos de la empresa a la que sirve. Y su texto está completado tanto por elementos no verbales (fotografías, gráficos, infografías) como por elementos paralingüísticos (sección en la que está ubicada, página, titular, despiece).

3) La actualidad. Así pues, aunque las crónica periodísticas traten los temas más diversos (deportes, política, tribunales, toros...) el punto de unión que las identifica es la actualidad, característica, que como propone José Francisco Sánchez "mezcla dos ingredientes fundamentales para el periodismos: interés y tiempo." (1992, p. 159).

El valor temporal en el ámbito periodístico es de vital importancia puesto que los medios suelen informar de los acontecimientos del presente más inmediato. La crónica periodística es el relato de un acontecimiento pasado pero que se toma como presente informativo debido al reducido lapso de tiempo que media entre lo ocurrido y lo publicado.

Dentro del periodismo impreso el concepto de inmediatez ha tenido que ser redefinido. Debido a que los medios audiovisuales son más rápidos en la transmisión de información que los editados en papel, la crónica periodística impresa se centra más en dar respuesta al porqué y al cómo sobrevino el hecho seleccionado que ha ofrecer novedades sobre lo ocurrido. Esta última necesidad ya está satisfecha por otros canales.

4) El referente. Si la premisa anterior imponía a la crónica una finalidad instrumental; el referente (de lo que se habla) es el centro neurálgico del texto, es decir, la guía que marca las pautas y a la que el autor debe ajustarse. El discurso informativo debe dar conocimiento de ciertos hechos y comunicar dichos conocimientos a alguien.

La interpretación acerca de un hecho ocurrido y trascendente para el ideario colectivo es el material que encuentra hueco en los medios. En el relato periodístico el acontecimiento del que se habla adquiere una importancia decisiva: la información se juzgará a partir de su correspondencia o su desajuste con aquello de lo que da cuenta.

5) Los receptores. Por otro lado, hay que tener en cuenta la importancia que en los nuevos paradigmas comunicativos ha alcanzado el receptor. Tanto los actores de la información como los dueños de los diferentes medios de comunicación conocen, gracias a los estudios sobre las audiencias, a sus receptores potenciales. Este hecho influye de forma implícita (aunque cada vez es más explícita) en la redacción de los textos periodísticos y determina el sentido del mensaje.

A lo que debe aspirar un buen cronista periodístico es a reanudar cada mañana el contacto con sus seguidores. Si finalidad última es que el vínculo simbólico que une al autor con su público no se resquebraje por cualquier turbulencia comunicativa. "El periodista y sus lectores viven por fuerzan en unas mismas circunstancias de espacio y tiempo."(Lázaro, 1977, p. 11).

Si hacemos en breve balance de lo expuesto hasta estos momentos será fácil concluir que la crónica periodística es el resultado de la composición entre lo ocurrido (referente), la personalidad del cronistas y las particularidades de la audiencia, a lo que debe añadirse las condiciones de producción y organizativas.

6) La interpretación. La primera interpretación que sobresale en la crónica periodística procede de la imperiosa necesidad de reducir el hecho que se quiere narrar a lenguaje. Por eso Malmberg proponía que "cualquier percepción implica la interpretación de un continuum que puede y debe ser transformado en unidades discretas, esto es, separadas, distintas, sólo gracias a un procedimiento lingüístico." (Malmberg, 1991, p. 41). Esta operación lingüística debe, además, encajar en el espacio periodístico previamente elegido.

El cronista también tiene como labor hacer una interpretación sucesiva de la realidad, es decir, debe ser capaz de interconectar unos sucesos con otros, de posicionarse ante ellos y sobre todo, tener el ingenio suficiente para poder prever las posibles repercusiones de los hechos en la sociedad en general y en comunidad de lectores en particular.
Si el cronista capta bien el sentido de los hechos se ofrecerá una útil interpretación, en caso contrario errará en su intento. Por tanto debemos saber que "la interpretación es siempre algo que tiene dos caras o aspectos: comprender y expresar." (Gomis, 1991, p. 36).

2.b) La crónica periodística: un concepto esquivo y equívoco.
Consideramos que todo intento tendente a encerrar a la crónica en unos límites fijos, no sólo sería un error sino también un ataque a su polivalente esencia. Uno de sus rasgos definitorio es precisamente esa polisemia inherente, es decir, la versatilidad que muestra para adaptarse a las diferentes formas de contar un hecho, bien sea histórico, literario o periodístico.

Tampoco se ha conseguido que dentro del campo informativo la crónica tenga un sentido unívoco. La relativa indeterminación del concepto, debido a los usos que de ella ha hecho la profesión, es causa de la brumosidad de sus fronteras y consecuentemente de que la controversia haya aumentado.
De todas formas, no es inoportuno que se recuerde que esta pluralidad de significados y usos hunde sus raíces en un pasado bastante remoto. Prueba de ello es que Manuel Gaña, a principios del siglo XX, argumentaba que "el término crónica tiene una significación tan vaga y genérica en el periodismo, que no es posible fijar sus límites."(1984, p. 120).
La complejidad y la confusión se agudiza cuando acudimos a los diccionarios y analizamos las definiciones. Por ejemplo se defina 'crónica' de la siguiente manera: "un artículo periodístico en el que se comenta algún tema de actualidad.// sección de un periódico en la se trata una determinada clase de noticias" (Gran Enciclopedia Larousse, 1987).

Definición bastante errada y desafortunada. En primer lugar porque se equipara a la crónica con el artículo, género que, aunque comparte con él alguna que otra similitud, se inserta en otro nivel discursivo y con funciones totalmente diferentes. Si bien es cierto que los dos interpretan un acontecimiento, la crónica tiene como referente la realidad (los hechos, lo fáctico) y el artículo parte de la idea que el articulista se ha conformado del hecho.

Además, cualquier persona que tenga un leve contacto con los periódicos sabe que los artículos tienen como finalidad convencer al receptor de una determinada actitud ante la vida, para lo que se ponen en juego distintas técnicas persuasivas, mientras que la crónica, al interpretar, busca valorar, enjuiciar, criticar argumentando.

Otro error evidente de esta definición, bastante común por otro lado en los círculos periodísticos, es la identificación de la crónica con la sección de un periódico. Sección proviene de seccionar, es decir, cortar, fragmentar.

Este corte o ruptura sí tiene sentido en los periódicos, puesto que el ordenamiento consecutivo en secciones, con su estudiada disposición interna, se ha convertido en una práctica con la que los lectores se han familiarizado. Este acuerdo tácito permite que la lectura del periódico pueda iniciarse por cualquier punto sin alterar la estructura de las otras partes y sin afectar a la comprensión de lo narrado.

La justificación a esta necesidad la defiende Bastenier con el siguiente argumento: "hallamos una estructura de secciones de cuya suma debe deducirse la capacidad de representar todo lo que ocurre en el mundo, desde lo más grande y lejano a lo más pequeño y próximo." (Abstener, 2000, p. 81). Por tanto, la fragmentación de la realidad en diversos discurso temáticos (política, cultura, sociedad, economía...) no es más que una estrategia comunicativa para brindar a los receptores un relato finito de los hechos. En este sentido Gomis expone que "la realidad puede fragmentarse en unidades completas e independientes (hechos), capaces de interpretarse en forma de textos breves y autónomos." (Gomis, 1991, p. 38).

La sección de Internacional, por ejemplo, se presenta como un cajón de sastre en el que cabe una multitud de géneros periodísticos (desde noticias hasta crónicas por artículos de opinión, perfiles...) que abordan distintos temas.

Esta pluralidad de géneros aparece esparcida por todas las páginas que conforman el periódico, con lo cual es un error sostener que la crónica puede constituirse como una sección propia equiparable a las convencionales (Economía, Cultura, Deportes, Política...). Sí puede estar en varias lugares y afrontando distintos temas, hecho que no justifica, en modo alguno, que se la pueda denominar como sección.

Si nos aproximamos a la definición de Martínez de Sousa, el galimatías se acrecienta. Propone: "artículo narrativo, valorativo, interpretativo e informativo, de extensión variable y sobre temas de actualidad, generalmente narrado según un orden cronológico de los acontecimientos, que aparecen regularmente bajo un mismo titular o viñeta, normalmente escrito por el mismo periodista."(1992, pp. 135-136).

Vuelve a poner en paralelo a la crónica con el artículo, que como ya hemos comprobado es un desatino, máxime cuando todos los teórico(8) de la clásica concepción de los géneros periodísticos los ubicaban en planos diferentes.

Si continuamos leyendo la definición, el equívoco no acaba en ese párrafo. Después de haber citado a Martínez Albertos, continúa diciendo: "la crónica es un género difícil. Hay reglas para su redacción, que en líneas generales suelen resumirse así: síntesis (generalmente suele ocupar poco mas de media columna), objetividad, neutralidad, fuerza expresiva, humanidad y belleza; pero no debe olvidarse que la crónica es, también, un arte. El cronista debe ser capaz, cuando menos, de hacer pensar al lector, de conmoverlo, de hacerle vivir y sentir." (1996, p. 136).

Bien, las contradicciones saltan a la vista. El artículo narrativo, valorativo, interpretativo... del primer párrafo tiene que escribirse con objetividad, neutralidad y fuerza expresiva ¿Cómo? La extensión variable que caracterizaba a la crónica se reduce generalmente a poco más de media columna. Y finalmente el orden cronológico del relato, sin el más mínimo espacio para el ingenio del cronista, tiene que hacer pensar al lector, conmoverlo, hacerle vivir y sentir. Con estas proposiciones, me cabe duda de que alguien supiese escribir correctamente una crónica.

Con lo que es imposible no estar de acuerdo es con la afirmación: la crónica es un género difícil. Con esta breve cala, queda demostrado que la crónica es un género ambiguo, polifónico que lo mismo se esgrime para designar la sección de un periódico, como para referirse a las noticias que envía un corresponsal a la redacción.

2.c) El distintivo de la crónica periodística: la información personal.
La clásica división de géneros que se implantó en España con la llegada de las primeras facultades y escuelas de periodismo fue aquella que distinguía entre: a) relato informativo de un hecho (noticia) con todas sus ramificaciones (reportaje, informativo, informe, crónica...) y b) los comentarios personales sobre lo ocurrido, en los que destacaban el artículo, la columna, el reportaje, el perfil, el editorial... Esto no era más que el resultado de la asimilación de la práctica anglosajona que diferenciaba entre story y comments.

Con el paso del tiempo no pocos teóricos han cuestionado la validez de dicha fragmentación binaria y han ofrecido propuestas diferentes, quizá no tan encaminadas a resaltar las diferencias entre los géneros y sí centrándose más en las funciones que desempeñan los géneros periodísticos en el proceso comunicativo. Para Núñez Ladeveze (1979), por ejemplo, éstos deben adecuarse a los campos del medio, que son: el determinativo o descriptivo, el evaluativo o valorativo y el argumentativo o retórico.
Por su parte, Miguel Ángel Bastenier, después de reflexiona sobre la conveniencia e inconveniencia de la existencia de los géneros, propone que el centro neurálgico para superar la vieja taxonomía debe estar en la consideración del autor como centro de la diferenciación. "El punto de vista que yo he adoptado para establecer una parcelación en géneros del trabajo periodístico es el de la perspectiva del autor, de forma que su relación, llamémosle de propiedad, con los textos, sea el principal criterios para determinar qué es lo que tenemos entre manos. Establecemos así tres géneros troncales: seco o informativo puro, crónica y reportaje." (Bastenier, 2000, p. 32). Con esta nueva perspectiva todos los géneros hasta ahora conocidos se ven profundamente afectados, ya que éstos son meras variaciones de su matriz. Así, propone que la entrevista, con todas sus múltiples variedades, es hija del reportaje en tanto que el análisis es una variante de la crónica.

Para Héctor Borrat una nueva clasificación tendría que abandonar la denominación tradicional tomando como punto de arranque lo que él denomina "sistema de textos." En su tesis defiende la existencia de tres tipos de textos: narrativos, descriptivos y argumentativos. Siguiendo a Ducrot y Todorov, el profesor catalán propugna que el texto narrativo puede bastarse así mismo; el argumentativo y el descriptivo, en cambio, tienen que referirse a una secuencia que pueda narrarse (9).

En los géneros narrativos predominarán las respuestas a las preguntas qué ha sucedido, quién ha sido el protagonista y cuándo ha ocurrido; en los géneros descriptivos las respuestas serán a qué ha sucedido, quién ha sido el protagonista y dónde ha ocurrido; y finalmente en los argumentativos las respuestas principales serán el porqué ha sucedido y cómo ha ocurrido.
Finalmente hemos seleccionado la propuesta defendida por ofrece José Francisco Sánchez, quien sostiene que la alternativa a los géneros debe fundamentarse en las necesidades informativas que éstos satisfacen y lo útil que son para los receptores. Con lo cual, formula que los textos publicados en los periódicos se pueden dividir en tres categorías: a) textos periodísticos de divertimento (gacetillas, noticias curiosas); b) textos periodísticos prácticos inmediatos (farmacias de guardia, cartelera de cine, previsiones meteorológicas, horarios, bolsa...) y c) textos periodísticos retórico-políticos (todos los demás).

Este tercer estadio se subdivide a su vez, en dos categorías. "Dentro de los textos clasificados como retórico-políticos se pueden distinguir: 1) los textos implícitamente argumentativos, aquéllos que parece que no argumentan pero sí lo hacen por el modo de presentar y determinar el referente real (narratio) y 2) los explícitamente argumentativos, es decir, los que operan sobre datos supuestamente conocidos o que se han narrado en otros textos y en los que las estrategias retóricas se reconocen con facilidad (narratio+argumentatio)." (Vilarnovo y Sánchez, 1992, pp. 161-162).

Esta teoría fraguada en la diferenciación entre la argumentación explícita e implícita coincide, en lo esencial, con la propuesta de Lorenzo Gomis (el periodismo como método de interpretación sucesiva de la realidad) y con la de Héctor Borrat, en tanto en cuanto, la determinación elemental del referente en los textos descriptivos así como en los evaluativos y argumentativos tienden a llevar al lector hacia un juicio o a suministrar los datos respecto de un juicio.

Con estas posibilidades se pretende superar la división convencional de los géneros instaurada en España por Martínez Albertos (1988, p. 274). que siguiendo la tradición anglosajona, entendía que los géneros periodísticos se fragmentaban en géneros informativos, géneros interpretativos y géneros para la interpretación y el comentario.

Una vez acabado este breve recorrido sobre los planteamientos de los géneros periodísticos, nuestra reflexión comienza afirmando que todos los géneros tienen como misión informar e interpretar, con lo cual, la crónica periodística comparte las necesidades inherentes a la naturaleza de cualquier género.

La crónica es en esencia una información. Además dicho carácter informativo lo arrastra, como hemos demostrado, desde sus orígenes preperiodísiticos. El rasgo que la diferencia de los otros géneros es el marcado protagonismo que adquiere el cronista en la ordenación de los tempos del acontecimiento del que se da cuenta, la especificidad del tema tratado, la riqueza léxica que la atraviesa, además de la mezcolanza de las técnicas periodísticas (claridad expositiva, rapidez, viveza) con las literarias (personajes inventados, diálogos, recreación de anécdotas, monólogos).

La particularidad de la información que ofrece la crónica está en su carácter personal. Se trata de narrar los hechos a través de una subjetividad, es decir, el cronista es el encargado de conectar a sus lectores con los hechos, los acontecimientos y en su caso con las obras de arte. Como acertadamente afirma Diezhandino, la función que cumple la crónica va "más allá de la información, que también forma parte de ésta; su esencialidad está en el juicio, el comentario, las recomendaciones que aporta el cronista" (1994, p. 86). Si estamos de acuerdo con estas proposiciones es difícil salvaguardar los supuestos de Mar de Foncuberta, cuando asevera que "la crónica es la narración directa e inmediata de una noticia con ciertos elementos valorativos, que siempre deben ser secundarios respecto de la narración del hecho en sí."

En nuestra opinión es todo lo contrario. Si coincidimos en que sobre el cronista recae la responsabilidad de seleccionar algún hecho de la realidad, de ordenarlo y de comunicarlo para no quebrantar el pacto de lectura simbólico entre emisor y receptor, los elementos valorativos nunca podrán ser secundarios respecto del hecho en sí. Son precisamente esos dispositivos enjuiciadores los que dan el sentido concreto al texto, los que vehiculan las partes en las que se divide y, en definitiva, los que dan consistencia y relevancia al mensaje.

Ese singular lenguaje, esos juicios de valor, esas expresiones de sentimientos o actitudes, aunque no sean verificables, no son fruto del capricho del cronista sino de su saber y experiencia y por tanto, el autor del texto pone en juego su prestigio y credibilidad cada día en cada crónica.

La valía del periodista como escritor y como conocedor de la materia que se trata se perfecciona con la presencia in situ en los hechos como testigo privilegiado. Podrá manejar las fuentes que estima oportunas, pero lo primordial es que el narrador se codea con los hechos, los manosea, los interroga directamente sin intermediarios, los coteja con su cosmovisión personal del mundo... y posteriormente, cuando ha madurado la idea la transforma en mensaje y lo difunde.

"El cronista es un observador excepcional que otea los hechos desde un lugar privilegiado, desde el conocimiento de los antecedentes y da su visión personal sin engañarse a sí mismo" (Cebrián, 1992, p. 92). Crónica y cronista conocido, género y firma que lo identifique son elementos indisociables. Una crónica anónima sería una contradicción difícil de explicar puesto que el cronista forma parte del texto.

Ahora bien, sería un error, identificar lo personal de la crónica con la opinión de los géneros argumentativos. Personal en la crónica es la presencia efectiva del autor tanto en los hechos como en el texto, mientras que en los géneros argumentativos, lo personal tiene que ver con la imaginación y con el estilo principalmente.

Los artículos firmados, los editoriales, las columnas expresan una valoración sobre una idea, un hecho, un concepto.... y apuestan por poner en práctica una serie de técnicas persuasivas, siendo el receptor el encargado de decidir si son equivocadas o aceptadas.

Sin embargo, en las crónicas, la fragmentación de la realidad en diversos hechos, la selección de lo que entra y de lo que no, su redacción.... son los elementos que conforman la parte subjetiva de la crónica, que debe combinarse con la objetiva, es decir, con el referente de la realidad, que se presenta en los medios como narración.

2.d) Definición del género.
La crónica está pertrechada de herencias, tanto históricas como literarias. Todas esas esquirlas han dado lugar a la formación de un género periodístico sui generis, propio, auténtico, autónomo y genuinamente latino, ya que no tiene correspondencia con ningún género del periodismo anglosajón (story y comments).

La crónica es una desviación del modelo canónico del periodismo. Esta singularidad y no homologación con los textos anglosajones es una ventaja más que un inconveniente, puesto que resalta su ambigüedad y ambivalencia. En una época de acelerados cambios y en una etapa eminentemente crucial del periodismo, necesitamos un género dúctil, maleable, con capacidad para adaptarse a todas las circunstancias imaginables sin perder su sello característico.

No es que el género esté sin definir, pero es preciso ampliar el concepto, manidamente encasillado en ser una noticia comentada. Las porciones de información y comentario deben estar perfectamente equilibradas, pudiendo prevalecer una en detrimento de la otra si el cronista lo considera oportuno.

La finalidad es unir al lector con los hechos, con lo cual el texto debe desprender razón y sentimiento y no debe provocar perplejidad alguna que datos contingentes se oculten, o que se altere el tiempo de los sucesos, o que se coloree el texto con una buena dosis de literatura.

A pesar de que el cronista goza de este amplio margen de libertad, tiene el deber moral para con sus receptores de justificar se forma de enjuiciar, para que éstos conozcan el porqué se ha actuado de una manera y no de otra, por qué se ha realizado un desgarramiento de los hechos tan premeditado o fortuito. Este mandato es imperativo porque lo que no es admisible es que el cronista falsee la realidad, narre hechos que no ocurrieron o invente cifras y datos. Si se diese ese fraudulento uso del género, no nos encontraríamos ante una crónica periodística sino ante un ejercicio de propaganda.

Científicamente la crónica es una interpretación personal e informativa de un acontecimiento determinado, narrado por un cronista testigo, que para mantener ese vínculo simbólico que le une con sus receptores, debe demostrar un amplio manejo del lenguaje además de ser un experto en la materia.

El cronistas ve, oye, fragmenta, toma contacto con los hechos, los mezcla con su sapiencia y experiencia, a veces participa en ellos otras se mantiene en la orilla, se acerca a las fuentes, las interroga, armoniza los datos y cuando ha reunido todo ese material informativo, interpreta, escribe y publica.

La crónica representa una nueva filosofía periodística. Es cultura y pensamiento expresado en tipografía. Es la síntesis y mixtura de todo los géneros, ruptura de la división tradicional entre story y comments. Conjunción de opiniones e interpretaciones y comentarios, ofrece información repensada, visiones sesgadas de las cosas, erudición en la exposición de argumentos. "La crónica es, en esencia, una información interpretativa y valorativa de los hechos noticiosos, actuales o actualizados, donde se narra algo al propio tiempo que se juzga lo narrado" (Martín Vivaldi, 1987, p. 123).

A pesar de esta aparente mezcolanza de géneros, todas las crónicas, cualquiera que sea su tema (tribunales, política, deportiva, taurina) deben entenderse como unidad, como una totalidad compacta, superior a la simple suma de los juicios vertidos en ella. Texto completo, autosuficiente y en el que se dejan los intersticios necesarios para que el receptor la complete, porque precisamente de la unión entre autor y lector brota la fuerza expresiva de este género periodístico.

3) Deliberación final.
Dentro del periodismo interpretativo (etapa en la que nos encontramos) la crónica es un género de vital importancia que paradójicamente adolece de estudios monográficos que la indaguen en profundidad. Hay que reconocer que Manuel Bernal ha sido de los pocos investigadores que le han dedicado tiempo y generosidad intelectual al estudio de dicho género.

La crónica es la estampa del tiempo en letra impresa. Es la obra del dios Cronos condensada en un espacio previamente determinado. Si la vida está trabada por lo que nos acontece en un tiempo, la crónica, sería la narración ordenada de esos hechos en secuencias temporales. Por tanto, este género histórico, literario y periodístico se caracteriza por ser una forma inconfundible de narrar. La crónica reconstruye la realidad, trozo a trozo, fragmento a fragmento, ordenando y desordenando el tempo de los acontecimientos, erigiéndose en testimonio directo de una época.

Del mismo modo que la fotografía inmoviliza una imagen que representa la parte de un todo, la crónica, traduciendo en palabras ese acontecimiento, ofrece una radiografía personal e interior de la totalidad. A veces es formal y solemne, en ocasiones trasgresora y desenfadada. En una página se tiñe de seriedad y rigor y en la siguiente destila jovialidad y ambigüedad, por lo que se debe proponer que la crónica sólo está sujeta al ingenio del cronista.

Es el autor el que va añadiendo los matices a la estructura general y a los convencionalismos propios del género, así cuando es impresionista nos sumerge en la pincelada suave de los hechos, en cambio, cuando es expresionista el nervio principal que la atraviesa es la crítica, argumentada pero feroz.

Con lo cual su misión es explicar la historia psicológicamente pero también ofrecer la psicología de la historia. Es la relación de un hecho con muchas ideas o viceversa. En ella aparece entremezclado el comentario más sabroso (lo subjetivo) con el dato más inexpresivo (lo objetivo). La crónica nos propone, nos introduce en una senda diferente, nos ofrece la interpretación informativa junto a la opinión como información.
Por ser el vehículo más íntimo de la información, es el punto de reunión de diversas intenciones narrativas y por tanto uno de los géneros que tiene los límites más difusos. Puede haber ocasiones en que la similitud con la noticia impida ver las diferencias, también puede ocurrir que exista un razonable equilibrio entre opinión e información y no es raro que la crónica utilice el referente real para que el autor exponga su punto de vista propio, singular y comprometido sobre algún tema de actualidad.

Esta miscelánea de texturas, de colores literarios, de matices informativos supone la convergencia de todos los géneros en uno, así al menos lo propone Haro Tecglen, cuando afirma que "hoy está todo despiezado: lo que a veces era una línea continua de narración ha estallado y se encuentran trozos aquí y allá. Metido lo personal entre lo general; la vida propia entre los datos de la historia. Esto es una crónica." (1998, p. 12).

Referencias bibliográficas

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Alvar, C., Mainer, J.C., y Navarro, R. (1997). Breve historia de la literatura española. Madrid: Alianza.
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Bastenier, M. (2000). El blanco móvil. Curso de periodismo. Madrid: Ediciones El País.
Bernal Rodríguez, M. (1997). La crónica periodística. Tres aproximaciones a su estudio. Sevilla: Padilla Editores.
Borrat Mattos, H. (1989). El periódico, actor político. Barcelona: Gustavo Gili.
Brajos, A. (1993). La comunicación social en la encrucijada del siglo XV. El fenómeno de la imprenta. En Núñez de Prado. Comunicación social y poder. Madrid: Universitas.
Cebrián Herreros, M. (1992). Géneros informativos audiovisuales. Madrid: Paraninfo.
Corominas, J. (1976). Diccionario etimológico castellano e histórico. Madrid: Gredos.
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Foucault, M. (1999). El orden del discurso. Barcelona: Tusquets.
Gomis, L. (1991). Teoría del periodismo. Cómo se forma el presente. Barcelona: Paidós Comunicación.
González Ruiz, N. (1996). Enciclopedia del periodismo. Barcelona: Noguer.
Gutiérrez Palacio, J. (1984). Periodismo de opinión. Madrid: Paraninfo.
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Lázaro Carreter, F. (1977). El lenguaje en periodismo escrito. Madrid: Fundación Juan March.
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Núñez Ladeveze, L. (1979). El lenguaje de los "media." Introducción a una teoría de la actividad periodística. Madrid: Pirámide.
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe.
VV.AA. (1988). Historia de la comunicación y de la prensa. Universal y de España. Madrid: Ediciones Atlas.
Vilarnovo, A., y Sánchez, J.F. (1992). Discurso, tipos de texto y comunicación. Pamplona: EUNSA.

Notas:

(1) Citado en Bernal Rodríguez, M. (1997). La crónica periodística. Tres aproximaciones a su estudio. Sevilla, Padilla Editores. P. 9-10.
(2) Véase, Corominas-Pascual, (1981). Diccionario crítico etimológico castellano e histórico. Madrid, Gredos
(3) Véase Real Academia Española, (2001). Diccionario de la lengua española. Madrid, Espasa-Calpe. 21ª Ed.
(4) Véase Valera, D. (1567). La Chrónica de España abreviada por mandado de doña Isabel, reyna de Castilla. Sevilla, Casa de Sebastián Trugillo.
(5) Para profundizar en el estudio de las crónicas de Indias consúltese el trabajo de Walter Mignolo "Cartas, crónicas y relaciones del descubrimiento y la conquista" en Madrigal, L.I. (1992). Historia de la literatura hispanoamericana. La época colonia. T.I, Madrid, Cátedra. P. 57-111.
(6) En su clásico libro Periodismo y literatura, Madrid, Guadarrama, 1973. T.I, P. 126-137, Acosta Montoro considera que el género que comparte más rasgos con la literatura es el reportaje y no la crónica. Es una postura que está bien fundamentada teóricamente pero que, a nuestro juicio, no considera que el género genuinamente latino y más antiguo es la crónica.
(7) Véase Wolf, T. (1992). El Nuevo periodismo. Barcelona, Anagrama; Berna, S. y Chillón, l. (1985). Periodismo informativo de creación. Barcelona, Mitre; Chillón, L. (1999). Periodismo y literatura: una tradición de relaciones promiscuas. Barcelona, Universitat Autónoma de Barcelona.
(8) Martínez Albertos, J.L. (1983). Curso general de redacción periodística. Madrid, Mitre. Este autor considera a la crónica como un género para la interpretación (híbrido), mientras que al artículo lo incluye dentro de los géneros para lo opinión y el comentario. Destacamos a este autor porque su influencia ha sido mucha y ha habido y hay un gran número de seguidores que defienden sus mismas tesis.
(9) Véase Borrat, H. (). El periódico, actor político. Barcelona, Gustavo Gili.

lunes, 20 de junio de 2011

LA CRÓNICA PERIODÍSTICA. EVOLUCIÓN, DESARROLLO Y NUEVA PERSPECTIVA


LA CRÓNICA PERIODÍSTICA. EVOLUCIÓN, DESARROLLO Y NUEVA PERSPECTIVA
viaje desde la historia al periodismo interpretativo

Juan Carlos Gil González:

Licenciado en Periodismo y superado el período de docencia e investigación del doctorado en Periodismo;
Diploma de Estudios Avanzados (DEA). Redacción periodística y políticas de comunicación.
Investigador del "Grupo de Investigación en Comunicación y Cultura." Sevilla, España.
Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Sevilla.

1.b) La crónica y la literatura:

No hizo falta mucho tiempo para que la crónica sobrepasara los escuetos límites históricos a los que se circunscribía. Si hasta estos momentos hemos sostenido que el género guardaba una íntima relación con la historia, su imbricación con la literatura hizo posible que agrandase su campo semántico.

Pronto se empezaron a utilizar en el género crónica formas típicas del relato de ficción. Además de las dos características ya mencionadas, la crónicas dedicadas a difundir los viajes de los aventureros renacentistas, las tomas heroicas de ciudades, los descubrimientos del Nuevo Mundo(5) ... introducen narraciones, descripciones, creación de mundos imaginarios y alternativos, diálogos, retratos de personajes, comparaciones... más propios de la ficción literaria que de la rigurosidad histórica.

En estas crónicas de tema histórico aparecen relacionados elementos históricos junto con otros claramente inventados y fabulosos. Son narraciones que tratan un tema concreto, caso por ejemplo de Las Cruzadas, que se fueron enriqueciendo con abundantes materiales alejados de las fuentes y cercanos a la imaginación de sus autores. La literatura medieval española está salpicada de ejemplos en los que se repiten estas características, pongamos por caso, Crónica del condestable Miguel Lucas de Iranzo, Crónica del famoso cavallero Cid Ruy Díaz Campeador Crónica Serracina, de Pedro del Corral... entre un amplio abanico de posibilidades. En estas crónicas la ficción constituye una forma de representación gracias a la cual el autor plasma en el texto mundos que, globalmente considerados, no tienen consistencia en la realidad objetiva, ya que su existencia es puramente intencional. Son pues textos que se escapan a los criterios habituales de verdad/falsedad y responden a la lógica de la ficción ajustándose como criterio vertebrador a la coherencia interna.

Teóricos, no sólo de la moderna Periodística sino también historiadores de la literatura, han señalado que la génesis de la novela como género literario, encuentra sus primeros retazos en este tipo de relatos en los que se combinan los datos históricos con la tradición oral más un generoso barniz imaginativo. En esta línea Bernal defiende que "se puede imaginar un hilo conductor que nos lleve desde la crónica histórica medieval (narración de acontecimientos por un testigo) pasando por la historia y los cronicones hasta las primeras manifestaciones de la novela moderna (libros de caballería, novelas de espacio)." (Bernal, 1997 p. 39).

También Baquero Goyanes nos explica que "a consecuencia del éxito de los llamados documentos del tiempo -reportajes, memorias, relatos de guerras, crónicas etc,- no pocas novelas presentan sus mismas características, llegando a ser difícil, en algún caso, precisar a cuál de los dos géneros pertenece los que estamos leyendo." (Baquero, 1993, p. 55).

A los rasgos ya apuntados, hay que añadir uno más y sin duda matizar otro. Del maridaje de la crónica con la literatura destacamos la pasión por la palabra que demuestra el cronista. Es un artesano que dibuja en letra impresa el suceso que está viendo, del que es testigo e incluso, en ocasiones, del que es partícipe. En la crónica novelística el lenguaje es un elemento esencial y no promocional. No es sólo un recurso retórico sino un modo distinto de enfrentarse a los hechos. La peculiaridad es que esa forma peculiar, singular y diferente de crear mundos alternativos sorprende y se sitúa en un limbo literario muy cercano al periodismo.

El mensaje se adapta al estilo del autor y no a la inversa. El talento del escritor consiste en describir con minuciosidad de orfebre el rasgo seleccionado sin aburrir al lector. El cronista literario o el literato cronista emplean la retórica como artilugio para embellecer el mensaje coloreándolo. Escribir con regusto, saboreando las palabras, es superar la monotonía de un hecho; es ampliarlo con matices nuevos. El lenguaje así entendido no es sólo vehículo de comunicación sino también un artificio de deleitación.

Con este mimo hacia el lenguaje se consigue que la suma de significados de las proposiciones sea inferior al sentido total del texto. Es decir, como proponía Hegel, que la Totalidad sea superior a la suma de las partes que la componen. El testimonio de González Ruano, maestro del articulismo es esclarecedor:

A nosotros, generación universitaria, no nos gusta la miseria. Por primera vez, la literatura entró en el periódico por necesidad económica, pero sin querer renunciar a sus derechos y a sus esperanzas. Este es el secreto de una espléndida generación de cronistas, que es una auténtica generación de escritores "en periódicos." (González, 1996, pp. 402-403).

También debemos matizar la preponderancia del firmante. Éste como ya dijimos no es una persona cualquiera, sino que es un creador nato. El orden cronológico del suceso, la selección ajustada a la verosimilitud y la explotación de las múltiples variables del lenguaje deben florecer en la pluma del autor del texto.

El que firma, es el que debe dar consistencia y coherencia a los materiales narrativos. Se le pide que revele y manifieste el sentido de los hechos, porque gracias a su experiencia personal, literaria, histórica, periodística... los receptores consideran que es la persona pertinente para cumplir con éxito la función de comunicar.

El autor, considerado no como individuo anónimo sino como persona que escribe e inventa, tiene una gran trascendencia en la composición de la historia difundida en papel impreso. La firma de un texto significa que tenemos un responsable que es el encargado de reflexionar, enjuiciar o deleitar a los receptores con su mensaje. Como bien dice Foucault, "hay que entender al autor como principio de agrupación del discurso, como unidad y origen de sus significaciones, como foco de su coherencia." (Foucault, 1999, pp. 29-30).

Habrá que considerar pues, que el autor particular y conocido es una exigencia inherente al género crónica. Desde sus relaciones con la historia, pasando por la literatura hasta desembocar en el periodismo, el cronista ha sido siempre un sujeto que ha firmado sus escritos, hecho que conlleva una responsabilidad añadida: esta identificación del texto con su autor facilita el nacimiento de un compromiso, de un vínculo simbólico entre emisor y receptor.

Así pues, aunque Acosta Montoro(6), apueste por el reportaje, es preferible defender que el nexo de unión entre la literatura y el periodismo es la crónica. Ésta "es, entre todos los géneros periodísticos, el que más ha contribuido a mantener la conexión entre literatura y periodismo. Tanto que puede ser considerada como el eslabón que ilustra el proceso evolutivo que lleva desde el terreno exclusivo de la literatura al de la pura información." (Bernal, 1997, p. 39).

Es más que evidente que el reportaje comparte no pocas características con la crónica, pero no es menos cierto que este género es una invención genuinamente periodística y por tanto dicha exclusividad impide que sea considerado como instrumento de unión entre el relato de ficción (literario) y el factual (de hechos). De lo que se deduce, que él no puede ser considerado el enlace entre la literatura y el periodismo.

Este razonamiento no echa por tierra la comunión entre el reportaje y los relatos de no ficción. A partir del denominado Nuevo Periodismo(7) empezaron a surgir novelas en las que predominaban las técnicas del reportaje informativo, es decir, contar una historia impregnada de la retórica de la objetividad, con acercamiento crítico a las fuentes...
Gracias a este plural legado, tanto histórico como literario, se han conformando los rasgos peculiares de este género, hoy fundamental en el periodismo tanto escrito como audiovisual.

Referencias bibliográficas

Acosta Montoro, J. (1973). Periodismo y literatura. Madrid: Guadarrama.
Alvar, C., Mainer, J.C., y Navarro, R. (1997). Breve historia de la literatura española. Madrid: Alianza.
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Bernal Rodríguez, M. (1997). La crónica periodística. Tres aproximaciones a su estudio. Sevilla: Padilla Editores.
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Gomis, L. (1991). Teoría del periodismo. Cómo se forma el presente. Barcelona: Paidós Comunicación.
González Ruiz, N. (1996). Enciclopedia del periodismo. Barcelona: Noguer.
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Haro Tecglen, E. (1998). Hijo del siglo. Crónica. Madrid: El País Aguilar.
Lázaro Carreter, F. (1977). El lenguaje en periodismo escrito. Madrid: Fundación Juan March.
Malmberg, M. (1991). Lingüística estructural y comunicación humana. Introducción al mecanismo del lenguaje y a la metodología lingüística. Madrid: Gredos.
Martín Vivaldi, G. (1987). Géneros periodísticos. Reportaje, crónica y artículo. Madrid: Paraninfo.
Martínez Albertos, J.L. (1983). Curso general de redacción periodística. Madrid: Mitre.
Martínez de Sousa, J. (1992). Diccionario de información, comunicación y periodismo. Madrid: Paraninfo.
Núñez Ladeveze, L. (1979). El lenguaje de los "media." Introducción a una teoría de la actividad periodística. Madrid: Pirámide.
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe.
VV.AA. (1988). Historia de la comunicación y de la prensa. Universal y de España. Madrid: Ediciones Atlas.
Vilarnovo, A., y Sánchez, J.F. (1992). Discurso, tipos de texto y comunicación. Pamplona: EUNSA.

Notas:

(1) Citado en Bernal Rodríguez, M. (1997). La crónica periodística. Tres aproximaciones a su estudio. Sevilla, Padilla Editores. P. 9-10.
(2) Véase, Corominas-Pascual, (1981). Diccionario crítico etimológico castellano e histórico. Madrid, Gredos
(3) Véase Real Academia Española, (2001). Diccionario de la lengua española. Madrid, Espasa-Calpe. 21ª Ed.
(4) Véase Valera, D. (1567). La Chrónica de España abreviada por mandado de doña Isabel, reyna de Castilla. Sevilla, Casa de Sebastián Trugillo.
(5) Para profundizar en el estudio de las crónicas de Indias consúltese el trabajo de Walter Mignolo "Cartas, crónicas y relaciones del descubrimiento y la conquista" en Madrigal, L.I. (1992). Historia de la literatura hispanoamericana. La época colonia. T.I, Madrid, Cátedra. P. 57-111.
(6) En su clásico libro Periodismo y literatura, Madrid, Guadarrama, 1973. T.I, P. 126-137, Acosta Montoro considera que el género que comparte más rasgos con la literatura es el reportaje y no la crónica. Es una postura que está bien fundamentada teóricamente pero que, a nuestro juicio, no considera que el género genuinamente latino y más antiguo es la crónica.
(7) Véase Wolf, T. (1992). El Nuevo periodismo. Barcelona, Anagrama; Berna, S. y Chillón, l. (1985). Periodismo informativo de creación. Barcelona, Mitre; Chillón, L. (1999). Periodismo y literatura: una tradición de relaciones promiscuas. Barcelona, Universitat Autónoma de Barcelona.
(8) Martínez Albertos, J.L. (1983). Curso general de redacción periodística. Madrid, Mitre. Este autor considera a la crónica como un género para la interpretación (híbrido), mientras que al artículo lo incluye dentro de los géneros para lo opinión y el comentario. Destacamos a este autor porque su influencia ha sido mucha y ha habido y hay un gran número de seguidores que defienden sus mismas tesis.
(9) Véase Borrat, H. (). El periódico, actor político. Barcelona, Gustavo Gili.

martes, 11 de enero de 2011

Cantos a la Cruz de Mayo.



Guion de las presentaciones musicales de Velorios de Cruz de Mayo

por Héctor Rago

Es un lugar común afirmar que la cultura tradicional venezolana está conformada por los aportes aluvionales y sedimentarios de elementos indígenas , españoles y negros. Algo más original es la observación de que el aporte español entraña elementos de los sucesivos pueblos que en el curso de la historia invadieron a España: Fenicios, Cartagineses, Griegos, Romanos, Visigodos y Árabes. Ellos han dejado huellas, trazas que aún persisten en el imaginario colectivo de nuestro pueblo, y que hoy, obedeciendo dictados remotos, órdenes ancestrales, reaparecen año tras año, mayo tras mayo en las fiestas de adoración a la cruz, porque como dijo Góngora, Mayo desatas las cosas.

Los velorios de cruz de mayo, cantos con alumbrado, velorios de mayo, o velorios de
santo son nombres diversos para la celebración popular que junto con la Navidad,
representa la más extendida de nuestras devociones, y a juicio nuestro, la más hermosa.

Desde Libertad de Barinas, y Altos del Capanaparo a La Vela de Coro y Urumaco y de
la Guayana hasta Choroní y de Curiepe hasta Yaguaraparo y Caripito, y hasta en las
parroquias caraqueñas como el 23 de Enero, Caricuao, La Vega, El Pedregal, en mayo
se pregona con música, altar, cantos rezos y bailes, la substancia de la que estaban
hechos nuestros sueños y de lo que hoy, casi sin nostalgia somos.

Rogativas por una mejor cosecha, llamado a las lluvias, ritos de adoración a la cruz, pero sobre todo una evidencia de la diversidad musical sin igual, que en tiempos de simplificaciones binarias no quisiéramos que se pierda ante la elementalidad de acuerdo con la cual, la música venezolana es arpa cuatro y maracas…

Y Oriente, que es San Lorenzo Mártir de Caranapuey, Turimiquire, San José y María
de Caigua es el inicio, el origen, porque Oriente es la puerta de entrada al Nuevo Mundo.

Si recordamos que Sevilla es la puerta de salida del Viejo Mundo, entenderemos por
qué la música del velorio oriental irradia españolidad, en su poesía, en su cadencia andaluza: malagueñas, polos, jotas, o esta hermosa fulía cumanesa donde se prefigura el bandolín de Don Daniel Maiz, “pluma de Oro”:

(Fulía Cumanesa)

Refiere la leyenda, tal vez apócrifa que un pescador margariteño oyó a un marinero español recitar décimas, mientras trabajaba a bordo de un galeón. El estilo vocal fue copiado por el marinero, quien cuatro en mano musicalizó las décimas, y a esa música la llamó “galerón”, porque las había oído a bordo de un galeón.

No sabemos si esa leyenda es cierta, pero lo que si es cierto es que la décima pasó a ser el eje literario de los cantos a la cruz. La décima es una h ermosa invención del poeta andaluz Vicente Espinel, durante el siglo XVI. En muchos sitios aún se le conoce como “espinela” o décima espinela. Son diez versos octosílabos con una particular y precisa
forma de rimar.

No hay velorio de Cruz en Oriente y Guayana sin los cantadores del Galerón, esa
particular forma musical tan cercana al punto cubano, con un ciclo armónico muy corto que se repite incesantemente y sobre el cual los repentistas o cantadores de galerón muestran su ingenio y su versación al improvisar las décimas a la cruz, pasándose de mano en mano una flor, a medida que se van sucediendo los cantadores.

La marimbola une su primitivo ronquido a la bandola oriental, la rogativa al altar se tramuta en Galerón Margariteño.

(Galerón)

Este es el momento de preguntarnos: ¿De dónde vino el culto a la cruz de mayo?,
¿cuáles son los orígenes de tan singular devoción?
En la celebración a la cruz están presentes y vigentes antiquísimos cultos paganos que estaban difundidos por Europa mucho antes del florecimiento de la religión cristiana, y que posteriormente , cubiertos por el manto del cristianismo, devinieron en una especie de culto de la religión católica.
Durante el Imperio Romano, el primero de mayo era el comienzo de las festividades a la Diosa Maia, contrapartida femenina de Faunus, el dios de la Naturaleza. El tres de mayo se le consagraban las fiestas a la Diosa Flora. Durante estas “Fiestas Florales” cundía un ambiente lujurioso, se representaban sainetes lascivos, y eran, demás está decirlo, tenidas en muy alta estima por cortesanas, prostitutas y meretrices.

Quiere la versión oficial de la religión católica, que el día 3 de mayo del año 326, Santa Elena descubrió en Italia la “Vera Cruz”, la verdadera cruz donde un hombre había muerto por redimir a otros. Ese día la ignominiosa cruz , alegoría del martirio y del padecimiento a que eran sometidos delincuentes de variada condición, comenzó a tramutarse en símbolo de los cristianos y en los estandartes victoriosos de los guerreros de Constantino, hijo de Elena y primer emperador cristiano, fue diseminado por otras tierras.

En la España de la época, al árbol de la adoración primaveral se le llamaba mayo, y era copiosamente adornado para representar las celebraciones en las que se elige a una bella muchacha soltera, a quien habrá de denominarse previsiblemente, Maya. Maya se adorna el cabello con flores silvestres y allá va en su trono de reina, presidiendo galana las ceremonias. Aún en España no es extraño el adjetivo Mayo, o Majo como sinónimo de hermoso y adornado.

De esa época data la vinculación ‘árbol/cruz’, emblemática del origen mixto, rito de
fecundidad y a la vez expresión del culto católico:

“Por nos en el árbol de la Vera Cruz
derramó su sangre por nos redimir”

escribe el poeta castellano Talavera en el siglo XV. Aquí los versos hablan del “madero que tienen aquí adorando”, y se necesitamos más evidencias, de la mano de esa extraña manera como los orientales tocan el cuatro, la tenemos en la jota cumanesa “Deseos
tenía de verte”

(Jota Cumanesa)

A Venezuela la devoción llega a bordo de los galeones conquistadores, e inmediatamente se nutre del enorme caudal espiritual que nos vino del África negra, con los esclavos. A partir de allí, comenzó la adaptación, mestización, si pudiera decirse, a través de impredecibles y complejos procesos de conformación del alma popular.

En nuestras tierras la cruz se identifica con la constelación “Cruz del Sur” y es ahora envirtud de nuestra geografía, un objeto celestial:

“y vide en la noche oscura
la Cruz de Mayo en el cielo”

dice Arvelo Torrealba. La copla popular no es menos explícita:

“Gracias a la Cruz bendita
que en lo alto del cielo está
gracias porque me ilumina
y me libra de maldad"

El altar oriental es exhuberantemente adornado con flores. La cruz blanca es ‘vestida’ de multicolores papeles de seda, y se le ofrendan frutos y animales vivos. En algunos altares
de Oriente la cruz está ausente, porque ‘está allá arriba’, tal vez preguntándose cómo es posible que el pueblo más alegre de Venezuela cante la música más profundamente desgarradora del país, como este Polo de la Margarita.



(Polo margariteño)

Pero como dice la canción:

“allá en oriente el que más y el que menos
desde que nacen saben tocar y cantar”

Y entonces, ¿cómo se le convence a uno, oriental, que cuando la música es alegre, no
es como sentir el tumultuoso repicar de campanas anunciando resurrección, resonando
las aleluyas, y es el cohete que impone su surco de pólvora restallante sobre la noche?


Luego, las velas que han permanecido encendidas mientras duran los rezos y los cantos de la devoción, se apagan, la cruz se tapa con una sábana, porque acaba de llegar el Negro Cruz Quinal con su bandola. Es el momento de cantos profanos, y la cruz no debe ser irrespetada. Ha comenzado el Bailorio. La música se vuelve puro nervio, se transgrede de manera irreverente del 3X4 al 6X8, como si nada; y es el tambor que se colea cuando el joropo oriental se vuelve estribillo, Y Cruz Quinal que dice que el joropo estribilla’o es el que alegra a los bailadores, y arranca a tocar en su bandola su joropo con estribillo “Quebrada Seca”.

(Joropo Oriental)


EL LLANO

Y de Cantaura para acá, bajando por Cabruta y hacia el Cajón de Arauca y Dolores de
Barinas, el horizonte es purito firmamento, porque no se sabe si la tierra comienza en el cielo o si el cielo comienza en la tierra. Y es que hemos llegado al llano.
Los viejos suelen decir que el velorio llanero comienza temprano con rezos y termina tarde con una sanpablera, desmayos de muchachas y un cuatro destrozado en alguna cabeza, porque sin esa rubiera ‘el velorio no estuvo bueno’.

El velorio llanero es organizado por quien agradece favores que la cruz le haya
concedido:

“Santísima Cruz de Mayo
quien te puso en esa mesa
son los dueños del altar
que están pagando promesa”


Ellos deben proveer todo lo necesario para el velorio, incluyendo a los músicos y por supuesto, el aguardiente necesario para la amanecida y la rubiera final.

En ocasiones el velorio se realiza en alguna plaza, bajo un samán o en algún cerro
cercano que entonces recibe el nombre de “El Calvario”.

La música del velorio llanero, el canto devocionario por excelencia es el ‘tono’, cantos a capella o con rasgueos de cuatro o bandola, como en Barinas, con evidentes
reminiscencias medioevales y donde los arcaísmos en las letras no son extraños. El tono está ejecutado por tres voces:

a.- La central, llamada prima, alante, o guía, y es la que lleva la melodía y la letra.
b.- La grave, llamada tenor o tenorete.
c.- La aguda, llamada falsa, media falsa o contrato (¿ deformación de contralto?) y que a veces ejecuta melismas, es decir, varias notas con una misma sílaba. Estas voces ejecutan largos ‘ayes’ o caudas que se prolongan, se adormecen y renacen nuevamente.

Los llaneros distinguen cuatro tipos diferentes de tonos:

¨ - Tonos de Pasión, que son los de la devoción propiamente, y se tocan hasta las 12
de la noche. 7
¨ - Tonos de María, se tocan hasta las tres de la mañana.
¨ - Tonos de juguetes, para acompañar juegos de prendas.
¨ - Tonos de amores, que son pa’alegrar y amanecer, antes de prender el joropo.

Dicen los eruditos que el análisis musicológico de muchos tonos revelan aspectos que delatan sus antiguos orígenes, como la supervivencia de la escala pentatónica, la utilización del IV modo gregoriano y giros melismáticos. Asombrosamente algunos
exhiben en sus letras palabras en latín, como uno recogido en Parmana, a orillas del
Orinoco, al sur del Guárico, a comienzos de siglo por Vicente Emilio Sojo, y con toda seguridad irremediablemente desaparecido como expresión popular y que dice:

“El rosario de María
son los siete pater noster
que rezan los sacerdotes
allá en el altar mayor”

Luego de un tono de juguete y un tono de pasión barinés, en el que descubrirán
escondido el ritmo de un pasodoble, se apagan las velas y se tapa la cruz, porque se presiente un tropel: es el “latiguiao” de una bandola que anuncia el joropo ‘rompeduelo’,
un pajarillo con su décima perseguido por un San Rafael. Ahí comienza la batida del
barro y el joropo propiamente, de nuevo el bailorio.

Ya casi amanece, el velorio estuvo bueno y la sanpablera final es inminente.

(Tono de Juguete, tono de pasión, joropos)


EL VELORIO CENTROOCCIDENTAL

De la Vela a Dabajuro y de Humocaro a Yumare, el aire todavía tiene tres colores, y una
mano labra la tierra como en la época en que Manaure erguía su sombra victoriosa. Es
centroccidente, Lara, Falcón y Yaracuy, donde el velorio tiene una estructura muy
definida, en la cual se suceden salves, tonos, décimas, devoción del rosario, romances y
estribillos.

Ante un altar con su cruz verde, como la cruz española, y adornado con bambalinas,
roscas de pan y flores silvestres se entonan coplas o romances como:

“Dios te salve, Virgen pura
del rosario flor divina
los ángeles te saludan
cantando salve Regina”

Los instrumentos acompañantes de los cantos son los característicos de la región:
cuatro, cinco, sexto, el cuatro y medio, el pandero, el tambor golpero. A dos voces y por parejas, comienzan a sonar la Salve a Santa Rita, el Romance y un Estribillo Serrano, del velorio de Falcón,
(Salve, Romance y Estribillo) 9


LA COSTA NEGRA

En la costa central del país, de Turiamo, Cata, Cuyagua, Catia La Mar, Naiguatá,
Chuspa, Higuerote, y Río Chico, la fulía retumba en mayo, porque la fulía costeña es el canto a la cruz más importante en la región. Esta fulía no debe confundirse con la fulía oriental. La oriental es pausada, lírica, blanca, casi española. La central es alegre, fogosa y mestiza.

El término ‘fulía’ viene del portugués ‘folía’, todavía en algunas regiones de Monagas le dicen folía. A su vez la palabra portuguesa está emparentada con la francesa ‘follie’, que significa locura, desborde, algarabía (algunos recordarán el famoso night
club parisino Le follie Bergiere).

La fulía española era eso, un desbordamiento, y sin duda la central tiene mucho de
jolgorio y bullicio. Responsable en cierta medida de esto, es sin duda la presencia
destacada de África a través de sus tambores y de los giros rítmicos. También la
alternancia entre el o la solista y un coro que repite varios compases de la melodía. En algún momento alguien detendrá la fulía al grito de ‘dijo bien’ o ‘hasta ahí’, y comienza una suerte de contrapunteo entre decimistas que se van turnando de izquierda a derecha, improvisando sobre temas diversos que el resto de los decimistas deben respetar.

Luego, al grito de ‘mano al cuatro’o ‘tambor y canto’, se reanuda la fulía.

Las Sirenas son cantos ‘a capella’en los que los cantadores se suceden interpretando con varias melodías, cuartetas dedicadas a la cruz y al altar.
Finalmente, tapada la cruz se anuncia el inicio del bailorio.

Los golpes profundos del profano cumaco, habrán terminado con el velorio, con la
fiesta y con nuestra presentación.

(Sirenas, Fulías, tambor)

Por favor, aún no.