Mostrando entradas con la etiqueta pateo histórico. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta pateo histórico. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de junio de 2018

LA COCINA DE LA MUJER CARAQUEÑA



Cocina colonial caraqueña.








Escrita por José García De La Concha.




Tomada del libro "Reminiscencias. Vida y





costumbres de la vieja Caracas". 







La mujer caraqueña no se amilanaba por estar en la cocina. Antes, por el contrario, le gustaba y tenía orgullo en preparar un dulce o un platico sabroso, bien por gusto o para la casa o también como negocio.

Muchas eran las familias que se ayudaban o vivían de la confección de dulces, pasta y comidas especiales. Allí las Urdaneta Dolorita y Susana, hijas del General en Jefe Rafael Urdaneta, que hicieron época con su arte culinario; las Quintero, y tantas otras familias que se dedicaban a este interesante y honseto modo de vivir. En principio, empleaban los aditamentos dela mejor calidad. Que el aceite debía ser de oliva, de Montouuban o Bau; que el azúcar fuera refinada de Juan Díaz, el encurtido de Morton, y así por el estilo.

Venían las jaleas de guayabas o membrillo en forma de pescado o en moldes ovalados que confeccionaba Isabel Díaz Smith y los “ponqué” de las Pardo Roque y los dulces en almíbar. Recuerdo unas lindas y sabrosas naranjas rellenas que preparaba mi tía Micaelita Revenga de Urdaneta, y las tortas moca o alsaciana de Mercedes Rohl. Los bienmesabe en ese delicioso almíbar de coco y huevo con sus bizcochuelos y su canela, y las islas flotantes, suspiros navegando en un mar de crema, y las chipolatas, manjar que confeccionaban para salir del paso y que no dejaba de ser divino. Las hojaldres, con su sabor de almendras, el dulce de durazno tan caraqueño y tan dulce; el cabello de ángel, el de toronja y el de sidra, y ¿dónde me deja usted la jalea de mango, delicia de los muchachos? Cuando se iba a una fiesta, era divertido oír: “Esa torta la hizo mamá; está divina”, “Aquel pastel es de Mercedita, ¿qué te parece?”, “Lo que está exquisito es el “boulovent de las Quintero”, y así por el estilo, sabía usted quiénes fueron las artistas.

Teníamos además una repostería más barata y no menos deliciosa: la componían multitud de golosinas criollas que bien pudieran figurar entre manjares exquisitos. La célebre torta bejarano adornada con sus semillas de ajonjolí, la torta de plátanos, la torta pobre porque se confeccionaba con medio real, a saber: Un centavo de harina de trigo, un centavo de azúcar, un centavo de mantequilla, un centavo de pasas y un centavo de leche.
Los tacones, rueditas de pan frito remojadas en ron y recubiertas de melado de papelón. Las naiboas de casabe con queso y papelón, las conservas de sidra guatireñas las de batatas, las de coco, preparadas en azúcar y las preparadas con papelón, que hacían la delicia del caraqueño cuando le gustaba de la cojita aturronada, melcochúa o bien quemada; las melcochas, a que tan aficionadas eran las niñas.

El majarete, que otros más finos decían manjarete; el tequiche, el arroz con coco, los gofios, los suspiros, los pavos rellenos, las acemitas, los golfiados, las tunjas y tantas otras chucherías, con que nos deleitaban.

Para poder hablar de comida caraqueña, tenemos que principiar por el hervido, plato que por lo general llaman en Venezuela entera “sancocho”, pero en Caracas se decía “hervido” simplemente. “El hervido que nos pusieron en casa de Fulano estaba divino”,y así por el estilo.

Pero bien sea hervido o sancocho, el caraqueño era clásico: teníamos el de gallina, el de carne de res y el de pescado.

El hervido de gallina se preparaba con la gallina no muy vieja, aunque había el dicho de “que la gallina vieja daba el mejor caldo”. Se mataba y se limpiaba el día anterior, luego se montaba en fuego lento, en agua fría con su sal, ajo porro, una cabeza de ajo, una cebolla, unos jojotos, unas zanahorias y unas ramitas de cilantro, yerbabuena y perejil. Al estar blanda la gallina se le agregaban los apios, mapuey, yuca y papas. Esas eran las únicas verduras que un buen hervido de gallina se permitía; no se le colaba aliños ni se le daba color, a fin de que el caldo quedara claro y “con ojos”, como se decía.

El hervido de res tenía más aditamentos. La carne debía ser carne de pecho con su poco de cohete y huesos de tuétanos. Se montaba también en frío con su sal, ajos, cebolla, ajo porro, jojotos, zanahorias, nabos y sus ramitas de cilantro, yerbabuena y perejil. Una vez blanda la carne, se le agregaba repollo, batatas, ahuyamas, apios, ocumo, yuca, ñame y se le colocaba un aliño de tomates con ajos, cebollas y onoto, fritos en manteca, para darle color y más gusto al caldo.

Para el hervido de pescado se escogía el mero, por ser el más adecuado y dar más sustancia. Este sí se montaba todo junto: se le agregaba plátanos verdes, papas, ñame, ocumo y mapuey, sus ramitos de cilantro, yerbabuena y perejil y sin darle color al caldo. Al servicio se le daba a comensal un medio limón.

Lo indispensable para servir cualquiera de los tres hervidos era un buen aguacate.

En muchas casas de Caracas se acostumbraba tomar primero el caldo y luego servirse las verduras con una salsa preparada con tomates, cebollas y perejil bien picaditos sal, pimienta, aceite y vinagre; muchos le agregaban mostaza, comiéndolas en seco.

He aquí, pues, la receta de los “Hervidos Caraqueños”.

Las caraotas negras eran el plato de ley en toda mesa; principalmente, alimento de la pobresía, las caldúas,las fritas y hasta re-fritas, siempre fueron inseparables del arroz blanco.

Otro plato netamente era el asado mechado, con sus salsa bien quemada constituía una delicia con sus papas abizacochadas y la imprescindible ensalada de lechuga. Los indios, envueltos en sus hojas de repollo; los bollos pelones, en su esposo y gustoso caldo, y tantos platos que sería largo enumerar. Las hallacas merecen otros capítulo. Todos estos postres y platos son hoy tenidos a menos.





jueves, 31 de mayo de 2018

La mujer seduce, no el hombre .



Por Karlheinz Descher, 1993

Compasión con las mujeres, los judíos tuvieron más bien poca, lo que repercutió en
el cristianismo tanto como la castidad religiosa.

En el relato de la Creación, o sea, desde el primer momento, la Biblia manifiesta la dependencia de la mujer respecto al hombre y su culpa: el auténtico sentido de la Historia. La mujer es la seductora, el hombre el seducido; disculpado y exonerado desde el principio. Todo el mito le busca excusas, como quien dice. No es su pene el que tienta a la mujer, sino que, como es fácil de colegir, el pene es objetivado en la serpiente, el antiguo símbolo fálico, y la serpiente tienta y convence a la mujer que, a su vez, enreda al hombre. Adán se defiende ante Yahvé: «La mujer que me diste me dio de la fruta y comí»; y, a continuación, Yahvé condena a Eva a parir con dolor y a servir al hombre: «Él será tu señor». La historia judía de la caída por el pecado tiene diversos paralelos: en el mito sumerio o en el budista. Y lo mismo que en la Biblia, en la mitología germánica hay también una primera pareja humana, Aske y Embla; ¡pero su unión nunca es juzgada como pecado!

La lucha del culto de Yahvé contra las divinidades femeninas y sus religiones, tenía que volverse también contra el principio rector de esas divinidades, la condición femenina, apartando a la mujer de la vida pública. Si antes había sido santificada, ahora se convirtió en impura, fue oprimida y menospreciada.

En el Antiguo Testamento, el nombre del marido, «ba 'al» le señala ya como propietario y señor de la mujer («b'eulah»). El Levítico equipara a la mujer con los animales domésticos y en tiempos de Jesús sigue estando a la misma altura que el niño y el siervo. Por cierto que todavía en el siglo XX se reza en la sinagoga: «Te doy las gracias, Señor, porque no me has hecho infiel, ni siervo (...), ni mujer».

En la misa judía, como más tarde en el catolicismo, la mujer fue rigurosamente postergada. Se la excluyó de toda participación activa. Oración, lectura, predicación, eran tareas del hombre. Se le prohibió el estudio de la Torah, pese a que éste se consideraba necesario para la salvación, y se la relegó en el templo hasta el vestíbulo. ¡Incluso los animales sacrificados debían ser de sexo masculino! Los judíos también sabían que Dios casi nunca habla con mujeres, que el primer pecado vino por una mujer y que todos tenemos que morir por su causa; y llegan al extremo de afirmar que «el defecto del hombre es mejor que la virtud de la mujer».

También en la vida cotidiana la mujer fue desacreditada. Hablar con ella más de lo estrictamente necesario o dejarse guiar por su consejo estaba castigado con las penas del infierno; no se saludaba a las mujeres, ni se les permitía que saludasen a otras personas. Su vida valía menos; el nacimiento de un niño causaba regocijo, el de una niña se soportaba. El Antiguo Testamento ignora a las hijas en el tratamiento de la sucesión; hasta podían ser vendidas como esclavas.

miércoles, 1 de octubre de 2014

NUESTROS CÓMICOS DE AYER

Rafael Guinand Caracas (1881/1957)

Comencemos por el más viejo que conocí: Lucio Delgado que de barítono, con los años pasó a bajo. Lo recuerdo en “marina” haciendo el papel de Roque. Admirable, poniendo toda su maestría y gracia en las coplas. Una vez se organizó una Marina estupenda. Hizo el papel de Marina su hija maría (su debut). Tan dulce, tan gentil y tan bella, esa misma noche prendo al General Bartolo Yépez que la hizo su esposa, obligándola así a no continuar en las tablas donde se le auguraba una vida de artista. Esa noche representó el papel de Jorge nuestro amigo y tenor lírico Eduardo Corser que con su bella y melodiosa voz arrancó prolongados aplausos al presentarse cantando el saludo a las “Costas de Levante”.

Después teníamos a Jesús Izquierdo, cómico de nacimiento, con una gracia única y una mímica admirable. Nos hacía deleite en todas esas zarzuelas españolas tan en boga en aquel entonces. Donde yo más lo preciaba era en “La Gran Vía” como en “La Marcha de Cádiz”, donde ponía toda su gracia. Luego Saavedra con sus oportunas intervenciones que descuajaba la risa del numeroso público asistente siempre a sus actuaciones.

Pero la gracia criolla estuvo siempre refundida en aquel admirable Rafael Guinand. Como un recuerdo a su ingenio de verdadero artista criollo, me voy a permitir insertar en esta crónica una de la más cómica de su repertorio: “El embrujao”.

“Me siento mal de verdad, verdad. ¡Ahora como que es verdá que voy a cantá las cuarenta! Me siento ese malestá en too el cuerpo, y esa bostezaera, y sobre too, esa picazón en el cuero cabelludo que francamente me tiene más desconfiao que un turco vendiendo por cuotas en “El Silencio”. Lo que trabaja a mi too esto, es que no me han dejao curarme como yo sé, que es como los perros, comiendo yerbita y bebiendo agua, sino que me han entregado en mano de los médicos que francamente es como ponelo a uno al borde de un precipicio. Porque los tales médicos no saben naa, no los saca usted de la quinina, el bicarbonato y los baños de asiento en batea. Porque a mí no me vengan a decí que ninguno sabe lo que tiene el otro, y que agarrándole la muñeca y sintiéndose el pumpuneo del pulso. Y tales inyecciones ipodérmicas que se las sampan a uno, juá, allá le va entre cuero y carne y con una aguja que cose mochila. Y para probarle a usted que tales médicos no saben naa,le voy a contá lo que me pasó con elúltimo que me vido en estos días..."

Ya con la decadencia del teatro, Guinand se dedicó a la radio, donde nos brindó su comicidad e ingenio artístico en sus “galerones” y todavía aún después de muerto nos lega su gracia incomparable en su hija Ana Teresa, a quien Caracas debe rendirle su merecido homenaje.

Ana Teresa Guinand llena páginas de nuestro folklore en la radio y televisión, ha sido la artista nuestra que más se ha acercado a las costumbres y vida de su pueblo, interpretando a cabalidad del ambiente sencillo y rural de nuestra época pasada.

Siempre para los caraqueños, gustaba sobremanera la montura en los escenarios de obras nacionales y más si éstas eran interpretadas por actores nuestros. De allí el éxito que tuvo nuestro Guillermo Fernández de Arcila y que luego, siempre entusiasta la dedicó a clases de declamación.

Todos nuestros costumbristas, siempre tuvieron una obra que presentar. Don Francisco de Sales Pérez, Fernando Bolívar, Jabino Márbol, Nicolás Bolet Peraza, Francisco Tosta García y tantos otros. Los sainetes cómicos de Leoncio Martínez tuvieron grandes éxitos como los delicados pasajes de Eduardo Innes González.

¡Cuánta historia del teatro nos contarían los viejos muros del Teatro Caracas. El fuego en una película destruyó el pasado y de sus escombros nacería un edificio moderno, y ya nadie más se acordaría de aquel simpático teatro de Caracas que fue algo muy íntimo en nuestra vida ciudadana de entonces.

Tomado de Reminiscencias. Vida y costumbres de la vieja Caracas de José García de La Cocha (Año no especificado)

De la biblioteca personal de Efrén Porras

 

sábado, 27 de septiembre de 2014

DON PEDRO ELÍAS GUTIÉRREZ


Este excelente músico  venezolano, nació en  La Guaira el 14 de marzo de 1870, y era hijo del General  Jacinto Gutiérrez y de Doña Sofía Ana Hart de Gutiérrez, casados en segundas nupcias del General.

Desde su infancia,  Pedro  Elías mostró bastante inclinación por los estudios musicales,  pero como dice el profesor José Antonio Calcaño, en su libro “La Ciudad y su música”,  “Gutiérrez comenzó a estudiar a los 15 años con alguna oposición de sus padres.  Con el tiempo llegó a ser un verdadero virtuoso del contrabajo:   sin duda fue el mejor contrabajista de Venezuela.  Su talento natural  era extraordinario y su facilidad asombrosa. Faltó algo de método y sistema en su preparación musical, que fue en gran parte la de  un autodidacta, pero esto quedó compensado con la fecundidad de su talento”.

Los estudios primarios los hizo Pedro Elías Gutiérrez  en el  Colegio Santa María, que regentaba el sabio Agustín  Aveledo,  quien se admiraba de la facilidad con que  Pedro Elías sacaba sus notas musicales de las gomitas templadas de sus botines.

Su  primera composición fue  “Marcha triunfal a María”, escrita a los 16 años de edad,  la cual entró a formar parte del repertorio de las bandas y conjuntos de iglesias y retretas. Otras piezas escritas con pseudónimos  se extraviaron para siempre.

En 1889 estrenó con gran éxito, en el Teatro Municipal de Caracas, su  “Sinfonía”, bastante ovacionada por el público que pedía la presencia en escena del autor, pero  Pedro Elías no se presentó.  El Presidente de la República  Dr. Juan Pablo Rojas Paul, por medio de un edecán mandó a buscar a Gutiérrez y lo llevaron al Palco Presidencial,  y allí le invitó a visitarlo a la Casa Presidencial,  donde le ofreció una beca para cursar estudios musicales en Roma, pero nuestro músico no quiso aceptarla, aunque agradeció la gentileza, argumentado, que la negativa se debía a que le era imposible dejar sola a su señora madre. Conmovido con esta respuesta,  el  Dr. Rojas Paul, le concedió el Busto del Libertador – la condecoración más alta que existía-, y la Medalla de Instrucción Pública

Pedro Elías tomó parte  activa en la Fundación de la “Compañía Infantil Venezolana”[1],  y con letra de Ruiz Chapellín  pone música a la zarzuela “Un Galllero  como pocos”, estrenada en el teatro Caracas el 9 de noviembre de 1890: también compuso la música de la zarzuela “ Percance en Macuto”.

Se mantuvo un tiempo alejado de las actividades  musicales, cumpliendo deseos de su señora madre, dedicándose a negocios diversos.

El 21 de Octubre de 1893, contrajo matrimonio con la joven Laura Santos  Alfaro, de cuya unión nacieron sus hijos: Pedro Antonio, quien llegó a ser Ministro de Sanidad en 1952: Tito y José: Laura Margarita casada con el político Don Pedro del Corral. Fue Pedro Elías, hermano de Don Pedro Elías Gutiérrez  Coll, por parte de padre, funcionario que ayudó a fundar la Academia Nacional de la Historia.

Cuando murió su madre, empieza a componer, logrando escribir “Responso” y “Requiem”, a tres voces,  pieza  que fue estrenada el  25 de Abril de 1895. Recibió clases de don Trino Gil y luego ingresó a la Escuela de Bellas Artes, donde obtuvo el 8 de marzo de 1899, el Laurel de Oro, en un concurso cuyo tema era el “Ave María”.

Finalizando el siglo XIX viaja a Ecuador, invitado por el General  Eloy Alfaro, Presidente de ese país y que era su pariente político. Allí le ofrecieron la Dirección de la Banda Nacional de Quito, pero no aceptó, pero les compuso el vals “ Geranio”.

Ingresó luego como instrumentista de la Banda Marcial, y luego pasó a desempeñar el cargo de Subdirector de la misma.  El día 8 de febrero  de 1911 fue nombrado Director, y en 1912 Instructor de Bandas, cargos que desempeñó hasta el día de su jubilación.

El 21 de octubre de 1943, con motivo de celebrar sus Bodas de Oro matrimoniales, compuso su vals “Bodas de Oro”, y aprovecha la misma ocasión, para estrenar en la Misa de Acción de Gracias celebrada ese día, un “O Salutaris” y un “Ave María”.

Debido a una afección crónica de la retina, sus familiares le piden al Presidente Isaías  Medina Angarita, que le conceda la jubilación,  pero ese no accede, porque piensa que un retiro repentino del Maestro Gutiérrez  le ocasionaría la muerte.  A fines de 1953 enferma repentinamente y le son administrados los auxilios espirituales por Monseñor Moncada.  Pedro Elías es trasladado a Macuto, donde se agrava, muriendo el 31 de mayo de 1954, a las dos de la tarde.

Don Pedro Elías Gutiérrez recibió honores militares al salir el féretro de la Quinta “El Milagro” en El Paraíso, siendo  enterrado  en el Cementerio General del Sur, rezando los servicios religiosos el Ilustrísimo Monseñor Doctor Rafael Arias Blanco, Arzobispo de Caracas, también  guayreño

Don Pedro Elías Gutiérrez dejó piezas bellísimas que dan lustre a nuestra a nuestra música.  Pasodobles, gavotas, valses, zarzuelas, fantasías líricas y militares, joropos, música sacra, todas ellas producto de su imaginación y de su talento.

Aún se escuchan sus valses  “Celajes”,  “Geranios”,  “Laura” ,  y otros más muy románticos,  pero fue “Alma Llanera” ,  joropo estrenado el 19 de septiembre de 1914 en el “Teatro Caracas” que popularizó y dio nombre al maestro Gutiérrez, pues caló hondamente en el alma de pueblo venezolano, y está considerada como el segundo Himno Nacional de Venezuela. Esta pieza, era parte de una zarzuela puesta en escena por la Compañía Martínez Rueda, la cual llevaba ese mismo nombre de “Alma Llanera”, con letra de Rafael Bolivar Coronado.

En una carta de 30 de diciembre de 1914, que Bolívar Coronado dirige al Presidente de la República, le dice: “Pedro Elías Gutiérrez  y yo,  hemos una selección de nuestra zarzuela “Alma Llanera”, y la estrenaremos esta noche –jueves--, en la retreta de la Plaza Bolívar.  Este estreno tenemos, no solo el vehemente placer, sino el honor muy alto en dedicarlo a usted, como una salutación de  “Año Nuevo”.

Pedro Elías Gutiérrez compuso también  “Un Gallero como pocos” y “Rubio en Madrid” , dedicada esta última al torero “Rubito” .  En 1921 escribió su “Sinfonía de la Batalla de Carabobo”, con letra de Rafael Montenegro.  En el Centenario de la muerte del Libertador compuso “Visión de Gloria”, “Himno a Bolívar” y “Entierro del Libertador”. También dedicó una Elegía al Dr. José Gregorio Hernández  y una “Marcha al Nazareno  de San Pablo”. Compuso Pedro Elías Gutiérrez una marcha al Cristo de la Salud[2].  Particularmente tuve la oportunidad de recibir clases de su hijo, el Dr. José Gutiérrez Alfaro, graduado de médico, cuando ejercía como profesor de la Facultad de Odontología, en la Escuela de Medicina que funcionaban conjuntas en la parroquia San José,  en Caracas.

El fallecido compositor recibió en vida muchísimos premios y condecoraciones.  En el Anfiteatro José Ángel Lamas, la Municipalidad  colocó una placa, al lado derecho de la Concha Acústica, en homenaje al Maestro,  el 25 de julio de 1954.

El 16 de abril de 1955 descubrieron un busto de Don Pedro Elías Gutiérrez en el Liceo “José Vicente de Unda de Guanare.

La Junta Conmemorativa de la Fundación de La Guayra, por gestión del señor Carlos F. González G, levantó un busto del Maestro Gutiérrez en la Intercomunal de Macuto, entrada del Teleférico.

El 14 de marzo de 1956, por iniciativa del Licenciado Bernardino Rosillo y por colecta popular  se le erigió un monumento en el Paseo del Calvario, en la Colina del Observatorio de Caracas.

Tomado de Crónicas y biografías de La Guayra de Luis Enrique González F.
De la biblioteca personal de Efrén Porras Cardozo


[1] La Compañía Infantil Venezolana fue la compañía de Teatro en la cual las “estrellas” principales fueron   Emma Soler y  el actor y Director  Teófilo Leal,  a partir de la época Guzmancista.
[2] El Cristo de la Salud es una imagen venerada en la Catedral de San Pedro Apóstol de la Guayra desde los tiempos de la Colonia.

viernes, 19 de septiembre de 2014

PRIMERAS PRESENTACIONES TEATRALES EN LA GUAYRA


Diferentes historiadores que se han ocupado de estudiar el origen del teatro en Venezuela, coinciden en mencionar el 8 de mayo de 1595 y el 28 de junio de 1600 como las fechas más antiguas que se conocen en las que se presentaron obras teatrales en nuestro país. El señor Melchor Machado, que se presentó danzas y comedias el Día de Corpus Cristo en Caracas, se convierte así en el actor más antiguo que jamás se haya oído mencionar en nuestra historia.

En la fecha de Corpus correspondiente al año 1619, se encomendó al Contador Baltasar de Escovedo y al Tesorero Bernabé de Oñate para que se encargaran de que en la procesión se preparasen danzas de muchachas mulatas, y también danzas de las indias de los repartimientos; también ordenaban de que las cofradías de negros y mulatos danzaran  como acostumbraban, suponiéndose que de aquí se deriva las actuales Danzas de los Diablos de Corpus de Yare.

El 3 de abril de 1624, los Alcaldes y Regidores reunidos en Cabildo, decidieron instar a hacer una lucida danza a los oficiales de artesanos y a los pulperos, y obligar a las Cofradías de San Juan y Altagracia “para que las fiestas se hagan más cumplidamente”, y en la puerta de la iglesia se represente una comedia.

En el Gobierno de Don Diego de Osorio, Caracas progresó bastante, pues se fijaron los ejidos y se crearon alcabalas; aumentó el entusiasmo por las obras teatrales, despertándose una verdadera fiebre por el teatro, creándose pequeños teatros de carácter privado en los corrales de las casa para conmemorar acontecimientos familiares o para desarrollar el espíritu público. Según Arístides Rojas, en esta primera etapa del teatro los principales papeles fueron interpretados por los conquistadores con sus esposas e hijos, convirtiéndose en centros de sociabilidad que desarrollaron la población y contribuyeron a su entronamiento.

En noviembre de 1749 el  Frey Julián de Arriaga había llegado a la Guayra con 1500 infantes de tropa veterana con motivo de los sucesos relacionados contra la Compañía Guipuzcoana, y en 1751 el Gobernador Felipe Ricardos trajo consigo al desembarcar otros 200 soldados, que crearon una verdadera guarnición de tropas regulares en Caracas y la Guayra llamada el “Batallón Fijo”, las cuales, para romper el tedio, se dedicaban a hacer representaciones dramáticas.

Con la llegada del Obispo Mariano Martí se inició una verdadera campaña contra las obras de teatro, y el 9 de octubre de 1772 expidió un edicto en el que dictaba reglas para que los padres de familias evitasen que sus hijos concurriesen a tales espectáculos y para que los curas ponderaran vivamente los efectos perniciosos que respiraba la grey en la representación de esas comedias. En la fecha del Corpus prohibió tales representaciones con pena de excomunión mayor y veinte pesos de plata para la fábrica de la iglesia. Ordenaba también que, en caso de hacerla, se hiciera de día y nunca de noche “por obviar los graves inconvenientes que resultan, y de que estamos informados”. Mandaba también que “en los pueblos de indios no se presentaran obras ni de día ni de noche, por no convenir y tenerlo así dispuesto Su Majestad”.

En septiembre de 1772 se representaron comedias en la Guayra, y se produjeron serias desavenencias entre el Gobernador Agüero y el Vicario de nuestro puerto, las cuales fueron elevadas a la Corte y no recibieron solución hasta enero de 1777.

En septiembre de 1775 el Gobernador Agüero estaba organizando las comedias de la temporada, y los militares que hacían las veces de actores empezaban a ensayar sus papeles, cuando llega a puerto el Buque “San Vicente Mártir” de la Compañía Guipuzcoana, con la noticia de que la expedición enviada por Carlos III contra el bey de Argel había sido destrozada y se habían perdido muchas vidas. Antes esta novedad, el Doctor Miguel Muñoz, quien se hallaba en visita pastoral ordenada que “ante las fatales noticias” no consideraba oportuno que se celebrasen los regocijos de comedias previstos, esperando que se dejasen para ocasión más propicia. El Gobernador Agüero, amante furibundo de las comedias, le respondió al día siguiente al vicario que lo ocurrido en Argel “no es motivo suficiente para suspender las comedias y hacer deprecaciones”, y añadía el Gobernador que las comedias se hacían con el piadoso fin de contribuir con limosnas a la fábrica del templo de Altagracia.

El Gobernador y Capitán General Brigadier Manuel González Torres de Navarra , entre 1782 y 1786, hizo muchas mejoras en Caracas, entre ellas se cuenta la construcción de un Coliseo con patio de comedias , el cual fue concluido el 4 de mayo de 1784 para “el mayor lucimiento de la ciudad y para que al mismo tiempo haya una diversión pública”. Este teatro se fabricó de Conde a Carmelitas, y poseía dos puertas a la calle, dos filas de palcos a las cuales daban acceso dos escaleras a derecha e izquierda. La iluminación estaba dada por seis arañas de hierro con seis luces cada una, que consumía setenta velas y dos botijuelas de manteca.

Entre los actores que actuaron entre 1791 y 1796 encontramos a Teresa Guairenas, primera dama, de quien se supone por su nombre artístico, que fuese oriunda de la  Guayra, calificada de “blanca” aunque el Coliseo estuvo arrendado a dos sargentos del Batallón de Pardos de Caracas, lo que supone que los actores han debido de ser también pardos, dadas las presiones sociales y los prejuicios reinantes. En las localidades populares cada quien llevaba su propio asiento y todos se acomodaban donde le placía, hombres y mujeres juntos. En 1793 el Gobernador Don Pedro Carbonell atendiendo a “los notables prejuicios que pueden seguirse de la mezcla y unión de hombres y mujeres en el patio del coliseo de comedias”, expidió un decreto para la separación de ambos sexos.

En 1801 se proyectó reformar el Coliseo para ponerle un techo y pintar el teatro con pintura de color de porcelana blanca con filetes celestes, encomendándole la obra al Ingeniero José Parreño, finalizando la obra en 1808. Según Juan José Churión, en casas particulares se daban funciones de mímicas o pantomimas, que actuaban en silencio, las cuales estaban prohibidas hasta con la misma Inquisición por el Gobernador Carbonell. Después, en la fecha decembrina se representaban los “Nacimientos” y “Entradas a Jerusalem” con figuras inanimadas a modos de títeres, sin embargo Manuel Barboza, apodado “Curazao”, pidió permiso al Gobernador Guevara y Vasconcelos para hacer nacimiento viviente, con luces y música, lo que le fue negado. En 1802 Francisco Bolívar organizó en Maiquetía un nacimiento viviente, que fue suspendido a raíz de un altercado que se formó una noche entre un cabo milicias y un negro esclavo. Estos nacimientos a lo vivo se hicieron más populares en Caracas y La Guayra, proliferando en demasía, hasta provocar con sus excesos las censuras del Arzobispo Ramón Ignacio Méndez.

El Coliseo caraqueño, se arruinará definitivamente con el terremoto de 1812, lo que acabará con sus funciones. En septiembre de 1813, estando la guerra en toda su violencia, su recinto sirve de alojamiento a un Escuadrón de Caballería Simón Bolívar da órdenes afanosamente armas para organizar y lanzar a la lucha sus soldados. De repente, alguien dice que descubrió unas cajas que contienen sables, pero cuando son abiertas se encuentran que sólo contienen hojas de metal o fierro que simulan sables y estaban destinadas a material de utilería en representaciones teatrales, siendo inútiles para la guerra. Se supone que antes este chasco nuestro Libertador debió sonreír.

Fuente: La Guayra. Dos siglos de historia. Luis Enrique González F. (Cronista del Departamento Vargas). Ediciones del Concejo Municipal del Distrito Federal. Caracas, 1983.

Ejemplar de la Biblioteca personal del artista plástico Efrén Porras.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Crítica teatral: "El cabeza de piedra Lope de Aguirre"


El cabeza de piedra Lope de Aguirre

Por Bruno Mateo

 

En el teatro Nacional de la esquina de Cipreses en Caracas  durante los días 10 y 11 de noviembre de 2012 se presentó “La colección del peregrino” original de  Daniel Di Mauro, montaje teatral de la compañía nacional de teatro en coproducción con El Teatro Estable de Muñecos del estado Portuguesa (TEMPO), trabajo escénico que combina muñecos con actores y cuenta con la participación del veterano actor Aníbal Grunn (Actor invitado de la CRTP).

La puesta en escena es una “tragedia  sórdida en ocho partes,” así se acota en el programa de mano, de la vida de Lope de Aguirre, o mejor conocido como el tirano Aguirre, un personaje español venido a América en el siglo XVI con la idea de conquistar el “nuevo mundo” en nombre del Rey Felipe II, quien decide entrar al negocio de la venta de plata, por lo que es  acusado de violación a las leyes de encomiendas y sentenciado a cien latigazos en plaza pública. Entonces decide asesinar al juez que lo condenó, razón por la cual es sentenciado a muerte. Pasa seis años huyendo por el Perú  como un peregrino hasta que acepta la expedición de ir en busca de El Dorado con tal de que se le conmute la pena. Aguirre comienza la empresa de buscar el pueblo de oro de los cuentos indígenas de estas tierras. Lleva consigo a su hija, el único ser a quien amó. Durante la travesía de rebela contra el Rey, así,  asesina a su comandante en la expedición y a su amante. Desde ese momento empieza la macabra colección de cabezas de todos sus muertos hasta que llega a la Isla de Margarita en Venezuela, de allí huye al Tocuyo donde se siente agotado. Sabe que pronto lo van a  matar por lo que decide clavar un puñal en el pecho de su hija para no dejarla sola. Es asesinado por uno de sus hombres. Lope de  Aguirre se convierte en una tenebrosa leyenda.

El montaje, básicamente, expone la vida de Lope de Aguirre, interpretado por Aníbal Grunn  quien hace gala de su veteranía y hace una correcta, técnicamente hablando,  interpretación del personaje.  Las escenas se alternan con títeres  quienes agregan un elemento de alivio dentro de la densidad dramática del trabajo. Los muñecos y máscaras en escena son un acierto en tanto sirven de elementos relajadores. La joven actriz Karelis Salazar quien interpreta a Elvira, hija de Lope, posee una imagen fresca, logra ciertos momentos de sinceridad en el escenario.  La escenografía es un trabajo muy bien elaborado que cumple distintos usos en el escenario desde un barco hasta un teatrino. La iluminación posee un estilo expresionista. Los claroscuros son muy importantes para lograr la  atmósfera lúgubre de la vida misma de Aguirre. La voz en off de Daniel Di Mauro  es una especie de coro griego, una especie de conciencia que intenta, fallidamente, llamar la atención de Lope de Aguirre quien en realidad es un “cabeza de piedra” cuyas malas  acciones lo condenan  al purgatorio de la historia de los pueblos americanos.

La colección del peregrino” es un buen trabajo escénico histórico. Aquí hay que acotar que la dramaturgia de Di Mauro respetó los datos históricos de la vida del tirano español por lo que  lo hace  un espacio muy educativo sin dejar de ser un símbolo estético. El montaje es  consecuente con la misión del grupo cuya premisa del artista como un ser que no es sólo responsable de crear, sino también de ejercer una labor pedagógica a través de sus trabajos.

 

 

 

 

sábado, 26 de mayo de 2012

Panteón venezolano

Soro, Río Chico 10/04/2009
Panteón Venezolano

María Lionza: Hace muchos años, antes de la conquista española, un jefe de los indios Caquetíos de la región Nirgua (Estado Yaracuy), tuvo una hija, una bella muchacha de ojos claros. Según las tradiciones indígenas una niña de ojos claros traería mala suerte a la tribu.
Pero debido a su gran belleza, el cacique no tuvo el coraje de matarla sino que la escondió en su bohío. Ya una vez transformada en mujer, un día salió la joven de la casa a plena luz del sol y se acercó a una laguna donde por primera vez vio el reflejo de su rostro sobre el agua. Pero la vio también el dueño de la laguna, una serpiente Anaconda, y se enamoró de la virgen. Raptó de esta manera a la muchacha, pero la fiera fue castigada por este acto criminal: se hinchó más y más hasta que llegó a abarcar toda la laguna, el agua salió inundando todo el territorio de la tribu. Los indios desaparecieron, la serpiente luego de mucho rato reventó, de esta forma la bella muchacha se convirtió en la dueña del agua, protectora de los peces y más tarde extendió sus poderes sobre la naturaleza, la flora y la fauna silvestre.

Odo´sha: Espíritu maligno, dueño del bosque, del viento, demonio de la montaña y señor del ensueño. Siempre está listo a clavar una espina en la lengua de los que se atreven a salir de noche y que hacen caso omiso de su silbido de advertencia. A su cargo están los demonios llamados Suamo, dueños de animales salvajes que comen gente. Habitan las alturas de los tepuyes guayaneses.
Amalivaca: Dios Creador del mundo y de los hombres. También conocido por otras tribus como: Amaruaca y Amarivaca.

Ches: Dios andino de los cultivos. A esta deidad se le invocaba para conocer el futuro de una cosecha. Se le rendían sacrificios para que el cultivo fuera bueno. Es conocido también como el dador del bien y del castigo y como habitante de los páramos y las lagunas.
Arco: Deidad acuática. Posee una naturaleza dual: a la vez es creador y destructor, cura pero también ocasiona enfermedades. Era esposo de Arca. Se le vincula con Ches y los arcoiris. Se le identifica como un ave del páramo.

Tamoryayo: Según la tribu de los Yukpa, Dios creador que vivía en las nubes, de donde una vez bajó a cambiar de sitio el firmamento para colocarlo donde ahora está. Luego creó al primer Yukpa. Con el tiempo, viendo al hombre solo, le mandó a un pájaro carpintero como emisario y le mandó el mensaje de si quería compañía. El primer hombre dijo que sí y entonces el pájaro se fue en busca del árbol Manüracha o Caricai, que al ser cortado botaría sangre. El yukpa cortó en dos al árbol y se transformaron en dos mujeres. Tomó a una de ellas, le hizo cosquillas y con la risa de la mujer le entró el alma al cuerpo. Hizo lo mismo con la otra mujer y luego les puso el nombre de Yoripa. Después las preñó y comenzaron así a nacer los Yukpa.

Osemma:Dios Yukpa de la agricultura. Era de cabellera muy larga, cubierta de flores y de granos de maíz. Como no hablaba la lengua Yukpa, usaba una ardilla de intérprete. Vivió mucho tiempo con la tribu, enseñándoles a cultivar la tierra y cuando al fin se fue, dicen los Yukpa que se empequeñeció a tal grado que la tierra se lo tragó y ocurrió entonces el primer temblor.

Mareiwa: Según los Waraos, era hijo del trueno. Era el poseedor del fuego, y lo guardaba celosamente en una cueva, lejos de los hombres. Junuunay, joven guajiro, pudo entrar en la cueva y robó dos brasas, y fue así como se extendió el conocimiento del fuego entre los hombres.

Pulowi: Según los Wayús es la esposa de Juya, dios de la lluvia. Se dice que posee muchas riquezas y que es muy peligrosa. tiene una naturaleza dual: es la muerte, pero también es la vida.

Guaygerri: Junto con Urrumadua, dioses creadores entre la tribu de los Achaguas.

Puru: Según los Sálivas, fue la deidad que hizo todo lo bueno y vive en el cielo. Su hijo mató a una serpiente que tenía acosada a la humanidad, y de cuyas entrañas salieron unos espantosos gusanos que luego se convirtieron en los peces caribes.

Kúwai: En la tradición de los hiwi, era el Dios creador del mundo y los hombres. Para crear al primer hombre utilizó barro, pero la lluvia lo deshizo, en un segundo intento usó cera de abejas, pero el sol lo derritió, al tercer y último intento lo hizo de madera. La reproducción de los Hiwi fue gracias a un ratón que logró que sus sexos se diferenciaran.

Kuai-mare: Era el Dios principal de los Waraos. Su nombre significa "El Feliz que Habita Arriba". Es blanco, cabellos largos, ojos grandes, orejas largas, tanto que una llega al oriente y otra al occidente, y los zarcillos que usa brillan como el oro y la plata. Su vestimenta es una túnica finísima que flota en el aire produciendo la brisa que agita el agua de los ríos. Cuando camina produce movimientos de tierra. Es el creador de los espíritus buenos y de los malos.
Regresa sobre tus pasos para volver

viernes, 9 de marzo de 2012

Raza del General Manuel Carlos Piar

Pablo W. Hernández Óleo sobre tela 130, 2 x 98 cm, Fecha en investigación Se llamaba Manuel Carlos Piar, y era un General de verdad, verdad. Nació en 1782. En el Convento de las Monjas Concepciones, donde actualmente está el Palacio Legislativo o Palacio Federal, su padre fue José Francisco de Braganza y Braganza, Príncipe de Brasil y heredero de la corona de Portugal, hijo de la Reina María II y Pedro III, reyes de Portugal, pertenecientes a la casa de Braganza. Su madre fue Soledad Belén Concepción Xeréz de Aristeguieta y Blanco Herrera, que años más tarde casó en 1787 con el coronel de origen vasco Joaquín Pérez y Narvarte, oficial del Batallón de Veteranos de Caracas.

En 1874, cuando Guzmán Blanco ordenó la demolición del convento de las Monjas Concepciones, se encontró la partida de nacimiento del héroe de Guayana. Al mudarse el Archivo de las Monjas, personalidades idóneas y representativas, como Juan Pablo Rojas Paúl (futuro presidente de Venezuela) y el Juez Ovalles y Andrés Herrera Vegas, entre otros, quienes dieron fe haber visto el referido documento. El dictador Antonio Guzmán Blanco, sobrino pariente muy cercano de la madre de Piar, quien llevó a cabo su pudibundez hasta suprimir en las Memorias de O’Leary la parte correspondiente a Manuela Sanz, por indecorosa a la memoria del Libertador, para preservar el honor de su familia la hizo desaparecer. La partida de nacimiento que se halló en Curazao, fue introducida fraudulentamente por Guzmán, años más tarde. Existen métodos de laboratorio que pueden decirnos la antigüedad del documento. (Recuerden que Guzmán era un gran Farsante, corrupto ladrón y manipulador) La partida de bautismo hallada en Curazao, no es la de Manuel Piar.

He aquí el documento:
“28 de abril de 1774, Bautizado fue Manuel María Francisco, hijo natural de María Isabel Gómez. Padrinos el reverendo Juan Antonio Aquino y Juana Paulina Gómez”. Sin detenernos mayormente en la vaguedad del texto, hay varios hechos que lo invalidan definitivamente. Para esa época el apellido Gómez, era tan corriente en Caracas, como en Curazao.

1. La propia María Isabel Gómez declara en 1822, ante la Comisión de Bienes Nacionales, que llegó a Venezuela en 1792, acompañada por su hijo Manuel de diez años de edad. Es decir, que da el año de 1782, como fecha del nacimiento del héroe de San Félix, el cual, erróneamente, da el año de 1777 como fecha de su natalicio.

2. Cuando la Comisión de Bienes Nacionales exige a la Gómez las pruebas que la acreditan como madre del general Manuel Piar, ésta en lugar de solicitar una certificación de la partida de bautismo en Curazao, como hubiese sido lo más simple y lógico, recurre a un amañado testimonio de cinco testigos, tres de ellos casados con tres de las hermanas Aristeguieta. La prueba es rechazada por la Comisión, fallando a favor de la hija de Piar.

3. En este documento, firmado por Feliciano Palacios (tío del Libertador), Iriarte (casado con una Aristeguieta) y M. de Castro (casado con una Aristeguieta), afirman que en 1792 llegó a Venezuela María Gómez acompañada por su hijo Manuel, de diez años de edad.

Como puede inferirse de la narración precedente, Manuel Piar no era hijo de la mulata María Isabel Gómez y del canario Fernando Piar, como lo pretende la Historia Oficial. Para las leyes de casta, vigentes para aquella época, el hijo de una mulata (hija de blanco y negra), era necesariamente pardo, de la clase cuarterones. Aunque hay insólitas excepciones, la casi totalidad de ellos exhiben rasgos negroides (tez, facciones, pelo). Quienes conocieron en vida a Manuel Piar lo describen como un ejemplar del tipo nórdico, que bien pudiera pasar por anglosajón. Como quiera que la tesis del Piar-mulato estaba al servicio de una razón política (mulato instigador de la lucha de razas) y de ocultar un escándalo que afectaba a la honra de Bolívar, Soublette y los Aristeguieta, el retrato de Tauvernier hubiese provocado necesariamente escritos y protestas en la prensa por parte de quienes lo conocieron, y en especial de sus enemigos, de haberse falseado su tipo étnico. Para la fecha de la publicación del retrato están vivos Carlos Soublette, el terrible fiscal, (Que tuvo que enfrentar la acusación de Timoteo Díaz, ordenanza de Piar, quien se presentó en traje de paisano. Cuando Soublette lee en voz alta su testimonio. Cuando concluyó su lectura, Timoteo le espetó: Yo nunca he dicho eso ¿Cómo dice? Como lo está oyendo, General. Yo nunca dije nada de eso; por lo contrario, dije que el general Piar era inocente de los cargos que se le hacían y sobre los que se me pregunta. Se han aprovechado de que yo no sé leer, para poner en mi boca una sarta de embustes). Diego Ibarra, fallecidos en 1870 y 1852, respectivamente. Están vivos, asimismo, Juana Bolívar (hermana del Libertador) y el Marqués del Toro, quienes por estar involucrados familiarmente en el escándalo hubiesen sido los primeros en protestar de no ajustarse el cuadro a la realidad. Para la fecha de la aparición de la historia de Rafael María Baralt sobreviven José Tadeo Monagas (quien lo conoció bien y fue su enemigo), Pedro Hernández (el malévolo Chingo), José Rafael Revenga, Bernardo Herrera y Toro, Feliciano Montenegro y Colón y Jacinto Lara. No obstante existir tan numerosos testigos que conocieron de trato y comunicación a Manuel Piar, ninguno objeta, al Piar caucásico de Tauvernier.

Refiere Rafael Pineda que en 1981, en una reunión celebrada en casa de Doña Mercedes Farreras, la gentil dama se confesó ante la concurrencia como biznieta de Piar. (Se nos ocurrió comparar –escribe Pineda- los rasgos de Doña Mercedes con el retrato de Tauvernier y todos convinieron en que ambos tienen el mismo aire familiar). Entre los presentes se encontraban los hombres públicos David Morales Bello y J.A. Armas Chity (Diario El Nacional, 19 de julio de 1981: Bisnieta de Piar) Doña Mercedes es caucásica de ojos azules, según informe personal de Pineda. Rubia, de facciones europeas y ojos azules fue, María Isabel Piar Boom, la hija de Piar, y su nieto, Roberto Syars Piar. Don Vicente Emilio Perrone, tataranieto de Piar y entrevistado en Puerto Cabello por Enrique Aristeguieta, declaró a éste que (Piar era blanco caucásico y que se mofaba del Libertador tildándolo de mulato).

El capitán Juan José Conde, su guardián o carcelero, hizo esta pequeña semblanza: Regular estatura, ojos azules, barbilampiño y su tez sonrosada (citado por Manuel Alfredo Rodríguez, Bolívar en Guayana. Don Policarpo Rodríguez, quien conoció a Piar cuando Rodríguez tenía diecisiete años, así lo describe: tenía muy buen aspecto y, aunque tostado por el sol, se le conocía ser muy blanco; sus facciones eran finas; sus ojos azules, y tenía unas manos muy bonitas. (Documentos del Deán Aristeguieta, citado por Tavera Acosta, Anales de Guayana). Refiere el Deán que al preguntarle a don Policarpo si Piar era mulato, le respondió: eso decían, pero no lo parecía en nada.

En 1885 el Dr. Mariano Briceño escribe, haciéndose eco de lo que le dijeron personas que conocieron a Piar: La noticia tradicional del origen de Piar es, que ni por su padre ni por su madre era descendiente de africanos. Según respetables testimonios de personas que lo conocieron, su fisonomía comprobaba que su raza era del Cáucaso (cita de Manuel Alfredo Rodríguez, El Capitolio de Caracas). Francisco Tosta García (1842-1921), lo pinta como un joven de color blanco, de pronunciado aire marcial y unos ojos azules relampagueantes. La Patria Boba).

Manuel Florencio O´Leary, el legionario británico que legara a la posteridad documentos de incalculable valor y que llega a Angostura un año después de la ejecución de Piar, lo describe como (un individuo de ojos azules, barbilampiño y tez sonrosada). O´Leary habrá de casar con Isabel Soublette, la enérgica defensora de Piar. De ella tomaría el retrato, que es muy similar al de Juan José Conde.

Tavera Acosta describe en 1907 a Piar con estos rasgos: Era de estatura regular, más bien alto que bajo y, aunque delgado, sus miembros eran bien proporcionados. Sus manos y pies pequeños y aristocráticos; ojos azules y grandes, como velados ordinariamente por una sombra de tristeza. Nariz aquilina. Tez blanca ligeramente sonrosada y un tanto quemada por el sol. De pequeño bigote rubio y fino y de escasa barba en las mejillas. El cabello también rubio y fino. El aspecto de su rostro y todo el conjunto de su persona era de suma distinción (Anales de Guayana). Tavera, al igual que Briceño y Tosta García, recogen en sus descripciones el juicio, por primeras o segundas personas, de la gente que conoció a Piar.

No obstante estas descripciones coincidentes sobre la raza de Piar, no hemos hallado ninguna, hasta la fecha, donde se le señale como mulato o negroide. De la misma opinión son los historiadores Manuel Alfredo Rodríguez, Rafael Pineda y Lucas Guillermo Castillo Lara.

a) De haber sido Manuel Piar de la raza de color, no hubiese podido contraer matrimonio con la holandesa María Marta Boom y mucho menos en el Castillo de Ámsterdam, ante el Gobernador de la Isla y de la Honorable Junta Municipal.
b) La Junta Revolucionaria de Cumaná, constituida y manipulada por la oligarquía provincial, no hubiese consentido jamás en que llevase su representación ante la Junta Suprema de Caracas. (Felipe Larrazábal y Tavera Acosta.)
c) Por iguales razones, Miranda, a pesar de ser un revolucionario, no lo hubiese incorporado al ejército en calidad de oficial y, mucho menos, a su Estado Mayor, tal como lo afirman don Felipe Larrazábal y Tavera Acosta. Como resultado imposible que en dos años, un subteniente alcance el rango de General y de Segundo Jefe de la República. Cuando está más que probado, como lo recuerda Asdrúbal González, que la casi totalidad de los oficiales, tanto patriotas como realistas, eran de raza blanca y, en especial, los de rango muy elevado. El propio Bolívar, quien lo describe como individuo de tez clara en la requisitoria que libra contra él, lo eleva a la categoría de General en Jefe.

Desde 1884 hubo diversas intentonas, entre otras la de Monseñor Arroyo Niño, Obispo de Guayana, (apareció envenenado y los documentos probatorios desaparecieron) de probar con un opúsculo (Origen y educación del General Manuel Piar) que Manuel Piar no era hijo de una mulata, sino de una empingorotada señorita caraqueña y de un noble personaje. El Obispo fundamentaba sus afirmaciones, además de sus investigaciones, en las memorias que sobre Piar escribiese el Pbro. Remigio Pérez Hurtado, confesor del ajusticiado. Hasta 1885 no se publica el proceso y muerte de Piar, existiendo justificadas sospechas de haber sido mutilado, interpolado y tergiversado dicho documento, A comienzos del siglo XX, historiadores de fuste, como Lino Duarte Level, Tavera Acosta, Felipe Larrazábal y Ángel Núñez, dieron a la publicidad sesudos y documentados artículos sobre el silenciado origen del Héroe de San Félix; lo que les mereció agudas críticas y sarcasmos de la Historiografía Oficial y, entre otros, de Vallenilla Lanz, y el escritor y general Landaeta Rosales.

Desde 1874 –escribe Tavera Acosta- en que comenzó a correr el rumor de la partida de nacimiento de Manuel Piar en el Convento de las Monjas Concepciones, se ha venido buscando con ahínco la partida de bautismo de Piar en los archivos de Curazao, y no se ha hallado porque en ellos nada ha existido sobre el particular (Anales de Guayana). Se han encontrado otros documentos, como su matrimonio con María Marta Boom y la partida de nacimiento de su única hija. En carta dirigida a Tavera Acosta por el Sr. Jacobo Salas, hijo y vecino de Curazao, le dice, con fecha 4 de enero de 1914, que luego de buscar infructuosamente en el Registro Civil de esta colonia y en la Iglesia Luterana, lo hizo en la Iglesia Católica de esta ciudad, con idénticos resultados, tal como lo certifica en esta nota el cura párroco: Certifico: que en los libros de la Iglesia Madre de esta ciudad no existe en ninguna parte de los libros de bautismo el de Manuel Carlos Piar hasta el año de 1780. La declaración y firma del documento es reconocida por el Sr. Hernán Leyba, Cónsul de Venezuela en Curazao. De ahí que si no se encontró esa partida de bautismo durante los veinticinco años en que diversos investigadores trataron de hallarla, es porque nunca existió, y si tal sucede es porque Manuel Piar no vino al mundo en Curazao.

Hay otros hechos igualmente concluyentes sobre la imposibilidad de que María Gómez haya sido la madre de Manuel Piar. Su edad: De haberlo parido en 1774, como dice el cuestionado documento, ¿Qué edad tendría para 1802, cuando casa con Pedro Colombo, de quien tiene dos hijas. De haber engendrado a Piar en 1773, a la corta edad de 14 años, tendría para la fecha de su matrimonio con Colombo la muy avanzada edad (de acuerdo al ritmo biológico de hace dos siglos y medio) de 42 años; y 43 y 44 respectivamente; al parir sus hijas. Para 1880 las posibilidades de contraer matrimonio para las mujeres de 39 años era, de 0,05. Nos olvidamos que el régimen dietético de nuestro tiempo, auxiliado por la medicina, la cosmetología y la odontología, han prolongado la juventud de las mujeres. Se nos hace difícil pensar que Pedro Colombo contraiga matrimonio con una mujer de tanta edad. De ahí que pensemos que sí la Gómez casó con Colombo en 1802, como sí lo prueban los documentos, y parió dos hijas en los años siguientes, nunca pudo ser la madre de Piar, ni en 1774 (como pretende el documento), ni en 1777, ni en 1782, en que nació realmente Piar.

La verdadera razón del fusilamiento de Piar: Como ya se ha comentado suficientemente en el texto, expresándolo a través de las reflexiones del Pbro. Remigio Pérez Hurtado, las causas invocadas contra Piar estaban totalmente viciadas e injustificadas para condenarlo a la última pena, previa degradación. No deja de llamar la atención que hombres tan honestos e idóneos como los que integran el Consejo de Guerra lleguen a tal veredicto, por grande que haya sido la presión y manejos del Libertador para eliminarlo, Fernando Galindo, su abogado defensor, que tan indignado se muestra contra el Libertador hasta el punto de echárselo en cara abruptamente luego de la ejecución, antes de desertar, como lo hicieron innumerables soldados y oficiales al creer a Bolívar un peligroso déspota. Galindo, a pesar de lo que dice el representante de los Estados Unidos, es un hombre justo, valiente y cabal, que en modo alguno hubiese secundado a Bolívar en el ajusticiamiento de Piar. La ejecución de Piar no es una decisión de los siete jueces, sino de toda la oficialidad. ¿Qué ha podido determinar tal unanimidad de criterios si las pruebas que están a la vista son insuficientes? El Padre Pérez Hurtado piensa que Piar pudiera estar en connivencia con su tío Juan VI de Portugal, (¿Dónde pudiera encontrar un militar probado y de su estatura, que además es sangre de su sangre?) a la sazón en Brasil, para segregar Guayana de Venezuela. Fernando Galindo, como puede leerse en la defensa, le da mucha importancia a los papeles hallados a Piar donde se prueba que desciende de los príncipes de Portugal. Como también extraña el extravío que sufren estos documentos. De haberse probado una confabulación entre Piar y los portugueses, aquel se habría convertido en reo de alta traición, siendo perfectamente comprensible su condena a muerte previa degradación, tal como lo quiere José Antonio Anzoátegui, su intimo amigo. De haber sido ésta la situación, y tomando en cuenta la potencia militar de Portugal hubiese sido de una gran peligrosidad, como lo señala el confesor de Piar, fusilar a “un príncipe de la sangre”, haciendo público el parentesco y la razón del fusilamiento. De haber sido esto cierto, es muy posible que el Libertador hubiese llamado con suma cautela a toda su oficialidad para enterarla del asunto. A pesar de estas razonables suposiciones son tan pocos los hechos concretos que la respaldan que sería excesivamente aventurado lanzar esta hipótesis.

He aquí otros documentos y testimonios donde se afirma que Manuel Carlos Piar era hijo del Príncipe y de Belén Aristeguieta: Leandro Aristeguieta hace la siguiente afirmación por escrito en San Félix el 26 de agosto de 1906: La señorita Soledad Xerez de Aristeguieta casó secretamente con un Príncipe de Braganza. En el año de 1874 me encontré en Caracas con el Deán de esta Catedral, Pbro. José Leandro Aristeguieta, mi tío carnal, quien me informa que el general Juan de Mata Guzmán había ido a buscarle en nombre de su hermano el general Antonio Guzmán Blanco, Presidente de la República, y que éste le había mostrado unos documentos que en pergamino que fueron encontrados por el Dr. Zacarías Briceño en los archivos de Maturín; documentos que comprueban eficazmente el matrimonio de la señorita Belén Soledad de la Concepción Xeréz de Aristeguieta con el Príncipe de Braganza, y los cuales deben existir en los archivos de la sucesión Guzmán Blanco. La madre de Guzmán Blanco, como ya hemos dicho, era sobrina de Doña Belén Soledad Xeréz de Aristeguieta. (Cita de Tavera Acosta, Anales de Guayana). Don José Aristeguieta, nieto de Don Miguel de Aristeguieta y sobrino de la enigmática Belén Soledad escribe: que habiéndole llamado la atención que el Pbro. José Félix Blanco cada vez que se refería a Piar lo llamaba el Príncipe, le preguntó a su abuelo por la razón de tal apodo, respondiéndole éste: Piar era mi primo, hijo de don José de Braganza y Doña Belén Soledad Xeréz de Aristeguieta. Existe una carta muy significativa de Don Miguel de Aristeguieta a su primo Carlos Soublette, donde le dice, refiriéndose a Bolívar: lo único que yo no le perdonaré nunca es la forma en que sacrificó a Manuel Carlos: pues como el sabe, como yo, que por las venas de éste corría sangre de nobles y sangre de su sangre. Observa Tavera Acosta, que esta carta existe en el archivo de la familia Soublette.

En Maturín, ciudad liberada tres veces por Piar, se encuentra en 1874 la partida de matrimonio de Belén Soledad con el Príncipe de Braganza. Señala Don Ángel Núñez que en 1780 llegó a Caracas el joven Príncipe de Portugal y llevó amores con la señorita Concepción Aristeguieta. El Príncipe, al saber que estaba grávida, puso en juego todas sus relaciones y consiguió su entrada al Convento de las Concepciones (Tavera afirma que fue el Pbro. Juan Félix de Aristeguieta, Vicario General en ese momento y pariente muy próximo de la presunta madre de Piar, quien hizo las diligencias). En el Convento dio a luz en 1782 a un joven, que su padre Braganza se lo entregó al carpintero Fernando Piar y a la concubina de éste, María Isabel Gómez. El Príncipe les dio diez mil pesos y lo llevaron a Curazao, donde lo educaron el tiempo de su mocedad: el Príncipe les daba cincuenta pesos mensuales. El joven Manuel Piar estudió gramática castellana, francés, holandés, aritmética y geografía; se ejercitó en los ejercicios gimnásticos, en el florete y el sable. Fernando Piar hizo dos reconocimientos, uno ante el Capitán General de Caracas y otro ante el Gobernador de la Isla de Curazao. Lo que explicaría el porqué Piar recibiese mejor instrucción y tuviese, tanto en Curazao como en las posesiones británicas, trato de ser blanco de origen y hasta noble. El Príncipe le consiguió a su hijo Manuel, el puesto de guardiamarina en un navío inglés; dos años estuvo en esa profesión; y cuando su padre regresó de Portugal, le dejó cien mil pesos colocados en distintos comerciantes de la isla, al 3/4% mensuales.

Landaeta Rosales habla sin ningún conocimiento de una presunta pobreza de Piar. Hay testimonios de haber sido un individuo adinerado. Era propietario, hacia 1813, de un navío, artillado, en el que se trasladaba de Trinidad a Güiria, con Mariño y cuarenta hombres.

Como es dado observar, son numerosos y fidedignos los documentos y testimonios que afirman que Manuel Carlos Piar era hijo del Príncipe heredero de Portugal, quien lo engendró en una mantuana de la familia Aristeguieta.

Cuando la emigración a Oriente en 1814, Belén huyó hacia San Thomas por vía marítima. Luego de siete años (es decir en 1821) Belén regresó a Venezuela, residenciándose en Angostura por un tiempo, para luego retornar a Caracas, todas sus hermanas volvieron a Caracas donde tenían posición social y económica. ¿Por qué regresó a Venezuela por la vía de Angostura, tierra que le era ajena, para volverse luego de un tiempo a Caracas? De haber sido realmente la madre de Piar, como lo creemos, su extraño itinerario cobra sentido.

A comienzos de 1986 el Dr. Enrique Aristeguieta entrevistó en Puerto Cabello, donde vivía, á Vicente Emilio Perrone, de 79 años de edad, hijo del Sr. Domingo Perrone. Ratifica el Sr. Perrone el juicio, la hija de Piar, María Isabel Piar Boom, engendró dos hijas naturales: Emilia, su antepasada, y Carlota Piar, quien casó con Lord Robert Syers, siendo los padres de Roberto Syers Piar, quien publicó importantes estudios, igualmente silenciados, sobre su ilustre abuelo.

Nuestros historiadores que, dicen ser revolucionarios, deben certificar muy bien la veracidad de los hechos acaecidos, y no dar opiniones someras al pueblo sobre la Historia Patria,

No es ninguna historia fabulada, como la historiografía oficial quiere hacer ver. Más bien es una historia silenciada y retenida.

Parte de lo aquí escrito también yo se lo escuché al Dr. Enrique Aristeguieta Grancko en 1956, donde el afirmaba que era pariente de Manuel Carlos Piar. Lo comentaba con un religioso Historiador y Visitador Provincial de una Congregación Cristiana, y un profesor universitario.

Salud Camaradas, Bolivarianos.
Hasta la Victoria Siempre.
Patria Socialista o Muerte.
¡Venceremos!

Manuel Taibo
Correo-e:manueltaibo@cantv.net

Por favor, aún no.