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domingo, 24 de febrero de 2019

Las 7 Brujas que causaban pavor cerca del Antiguo Cementerio de “Los Hijos de Dios”.



Las 7 Brujas que causaban pavor cerca del Antiguo Cementerio de “Los Hijos de Dios”.

Como bien se sabe, la vieja y colonial ciudad de Santiago de León de Caracas, estuvo mecida durante muchísimos tiempos, con el deleitante andar de sus maravillosas e insólitas leyendas. En lugares distintos de la avileña ciudad, el tinte melancólico de sus tardes, o la espesura profunda de sus noches, daban pie, para la creación delas más fantásticas historietas tanto de aparecidos, como todo lo que se relacionara con la hechicería, y asuntos que de una forma u otra, se relacionaban con esos oficios.

Pero ha de saberse con toda  puntualidad, que las cosas referentes a misterios, o que estuvieran relaciones con ellas, tenían sus lugares propios y sus sacerdotes y practicantes de gran popularidad y servicio, hasta el punto de que nadie por escéptico que fuera o se la echara, fuera capaz ni por un momento, de dudar de las excelencias y lis muchos beneficios que en semejantes ocasiones recibía la ciudad y sus asombrados habitantes que por entonces no eran pocos.

Y así dormía la ciudad caraqueña, entre extrañas sorpresas producidas por ese tal ambiente, y los rezos que se elevaban al cielo, para cumplir formalmente con Dios. Y uno de los lugares a  los que hemos hecho referencia, estaba en la cercanía del Cementerio de los llamados hijos de Dios, por ser un lugar de continuos rezos y lleno de cruces; lugar imposible de que allí entrara Satanás a buscar almas para llevárselas a sus dominios infernales. Allí donde justamente aseguraban  las crónicas, que nuestro famoso periodista y escritor, Juan Vicente González, le gustaba visitar.

Y fue allí, donde se dice que tan insigne vate, exclamó en una de sus muchas visitas, las siguientes frases: ¡Oh lugar dichoso, lejos del mundanal ruido de los vivos yo te saludo! Paz y sosiego haya aquí para la hora en que el cielo quiera que vengan mis huesos a descansar entre los muchos amigos que ya me precedieron. Más tarde y con profundo respeto, pregunta el mismo Juan Vicente González en su revista literaria: ¿Conqué haya en Venezuela honor y respeto por los que no son? ¿Conqué si la vida es afanada y dolorosa, haya por lo menos tumbas donde descansar?

Pues bien el cercano lugar del Cementerio de “Los Hijos de Dios”, estaba como quien dice  preñado de estremecedoras leyendas, pues allí como hemos ya apuntado, ya la decir de infinidad de personas, vivían las 7 brujas que causaban pavor a los habitantes caraqueños. Verdad es que con todo cuanto de particular se refería la gente que acostumbraba relatar en sus noches de descanso espeluznantes cuentos de aparecidos o de almas en pena que recorrían a la media noche las solitarias y tenebrosas calles caraqueñas, no todo era creído, y muchas veces expuestos a toda clase de burlas, y de afirmativas negaciones por los que les gustaba llevarle la contraria a sus semejantes.

Pero nuestro caso era distinto. Las siete mujeres que se hacían pasar o eran en realidad brujas, existían de carne y hueso y a muchos caraqueños les constaba que existían y, no eran simples invenciones cuanto ellas realizaban. Pero las más conocidas por sus nombres de pila, eran las principales de ellas: Agustina, Micaela, Bárbara y Rafaela. Ambas ejercían la brujería, y sin  temor de ser interrumpidas en sus oficios , ya para esa época la Santa Inquisición, no ejercía sus poderes sobre estas tierras, por lo tanto, todo se les hacía más fácil para hacer y deshacer con los que acudían a ellas en busca de mejoría personal, o de algún caso amoroso, que era en cierto modo, lo más buscado por los amantes, hombres y mujeres ansiosos de lograr el amor de sus corazones. Por tal motivo, muchas personas aseguraban con la mayor simplicidad del mundo, que era el mayor bien que podía tener la ciudad.



Tomado del libro: “Santiago de León de Caracas en sus Leyendas Históricas” Luis Beltrán Reyes. Editorial “El Pastoreño”. C.A. Caracas 1993.


martes, 19 de febrero de 2019

La casa famosa de los “Descabezados” que estuvo en terrenos donde se alzó el Cementerio “Los Hijos de Dios”.

Cementerio de los Hijos de Dios (!850)

Después de los muchísimos años que pasaron de la emancipación de las colonias del Sur americano, los “hechos históricos” que envolvían esos años, no parecían o no querían quedarse olvidados en la conciencia de los que por una causa especial habían sido partícipes directa o indirectamente de los tales hechos. Naturalmente, que habrá de pensarse, que todos los motivos que en ellos se dieron, no fueron impulsados de sentimientos baladíes y de significado puramente romántico.

La lucha independentista como todos sabemos hasta la saciedad, no fue el origen caprichoso o descontento de los criollos, que no podían seguir aceptando los horrores y los crímenes de que eran víctimas los colonos españoles en América. Contra los bandidos y asesinos de la peor especie llegados a nuestras tierras, había que señalar la hora de su destrucción total. Para el asqueroso y abominable asturiano Tomás Boves o para un Pascual Martínez, que chupaba la sangre de sus víctimas, todo lo que se hacía para aniquilarlos era pálido comparado con todas sus maldades. Así que nada de extraño que en esa época, aparecieran algunas casas con características de misterio o alojando en sus interiores a numerosos demonios de todas las calañas. Así que tampoco, fuera extraño, que a un Warletta, a un Rosete y a un Zuazola, fueron reconocidos por los naturales de la incipiente República, como verdaderos Ministros de Satanás.

Pero no fue sólo en Venezuela donde tales criminales de las suyas, hasta el punto de que “el venezolano Vicente Salias al ser conducido al patíbulo”, gritara levantando los ojos al cielo. “¡Dios Todopoderoso! ¡Si en tu mansión celeste admites españoles, renuncio mi derecho al cielo!” En otras ciudades importantes de América se cometían los mismos horrores y crímenes. Los españoles que venían al Nuevo Mundo, traían instrucciones de la Corona, de acabar de una vez con el nombre de americano. Desde la muerte de José María España, considerado por  las autoridades españoles “reo de alta traición”, y ejecutado el 8 de mayo de 1799, hasta toda las demás llevadas a cabo en la Nueva Granada, y las anteriores ene l sufrido y heroico pueblo de Quito. Parecía en efecto que en cualquier rincón en que se hallaran los hijos de América, los inmolados por los españoles, no tendrían fin, y no contando a los centenares de patriotas que se encontraban presos, y bárbaramente encadenados a sus celdas. Fue entonces cuando en tales y desventuradas situaciones, recoge la leyenda los funestos comentarios acerca de la triste y célebre casa de los “descabezados”, situada y amurallada en los terrenos donde habría de levantarse el Cementerio de “Los Hijos de Dios”. Y fue precisamente en esta casa, donde la crueldad y la sañ de los realistas contra los patriotas y, donde al decir de un  cronista, se sembró con más furia el odio de sus resentimientos, y el despecho por observar que el valor de los patriotas no tenía límites. Más de una centena de descabezados vivía allí como si realmente, la muerte no había tenido que ver con ellos.

A este respecto se afirma que la mitad de estos infelices “descabezados” se deben al degollamiento general, que hizo el bárbaro asturiano José Tomás Boves, a su entrada de Caracas, y otros que se habían huido de Margarita…”


Tomado del libro: “Santiago de León de Caracas en sus Leyendas Históricas” Luis Beltrán Reyes. Editorial “El Pastoreño”. C.A. Caracas 1993

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