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sábado, 22 de septiembre de 2018

¡Los docentes no se jubilan!


Por Bruno Mateo
@bruno_mateo

¡Los docentes no se jubilan!, escuché decir, enfáticamente, a una colega, cuando comencé a dar clases en el extinto Consejo Nacional de la Cultura Conac, ahora Mppp Cultura, hace 18 años atrás. Esa frase siempre resonó en mi cabeza y lo llegué hasta creer porque mientras duró el Conac, no hubo ni una sola jubilación, a pesar de que conocí a  profesores con más de 30 años de servicio.

Muchos docentes me alegaban, con recriminación, que es imposible que a un enseñante no se le pueda ni deba jubilar porque la docencia no se jubila. Es absurdo que prescindan de los servicios de un maestro, y sobre todo, de arte porque mientras más longevo es el docente más adquiere conocimientos. No lo niego, tal vez, y es lo más seguro, alcanza más conocimientos de su técnica y de su arte, pero, ¿será verdad que obtiene más razonamiento sobre la vida misma? Escuché otro argumento, un poco  arbitrario, como que no importa que el Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente contemplé que hay que jubilar después de 25 años de labores porque “ningún burócrata puede determinar hasta cuándo un profesor puede enseñar”. ¡Es cierto! Sólo el mismo docente  prescribe su momento de culminación de la profesión. Ahora me pregunto, ¿por qué un pedagogo  quiere permanecer hasta el fin de los tiempos en una misma Institución ejerciendo la docencia? ¿Es que no la puede ejercer en otro espacio? ¿Acaso es justo que ocupe un puesto de manera vitalicia sin importar que hay jóvenes en formación que requieren de ese puesto para poder desarrollarse como individuo y como profesional, como una vez lo hizo él o ella? Y peor aún, ¿para qué los profesores formamos a las y los muchachos? ¿Para no dejarlos ejercer por querer quedarnos en un curul de una Institución educativa? Hay maestros en el arte muy especializados que nunca deben dejar de dar clase porque no son desechables. ¡Válgame Dios! ¡Claro  que quisiéramos que instruyeran y formaran a muchas generaciones! Pero el Sistema Social hace que estas personas dejen de trabajar en una Institución Pública cuando cumplen un determinado número de años; lo que no implica que no lo puedan seguir haciendo en otro terreno. Pienso que esto se hace para darle oportunidad a las generaciones de relevo, aunque duela en el ego, ¡Sí son generaciones de relevo! Y como docente que soy, me siento orgulloso de formar a mi propio relevo. Es la dinámica de la vida.

Ahora me doy cuenta de que los docentes sí se jubilan, a pesar de que existe una estrategia, para mí, un poco perversa, de contratar como Honorarios Profesionales a los profesores jubilados. Digo perversa, porque con esto quedamos en más de lo mismo; ejercer indefinidamente  la profesión docente, sin tomar en consideración a las generaciones sin experiencia y que, posiblemente, nunca tendrán experiencia porque no se lo permitimos. Es de acotar que sí hay profesores que merecen volver a dar clase, bajo la figura de HP, pero no se debería convertir en una práctica constante porque, aunque el maestro sea un especialista en un área determinada, se hace menester que se traspasen los conocimientos a los más jóvenes, porque si no se hace, me pregunto, si el docente fallece, ¿fenecería con él, su sapiencia?

Para finalizar, opino que no debe haber pugnas internas cuando se nos jubila, más bien, debe llenarnos de regocijo el hecho de haber cumplido un hermoso ciclo de enseñanza.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Cipriano Castro, una figura de poder demonizada.


Caracas, 30 de junio de 2016

Original de Bruno Mateo
Twitter: @bruno_mateo
IG: @brunomateoccs

INTRODUCCIÓN.

La figura de Cipriano Castro (1858-1924) fue invisibilizada en estos tiempos que corren y fue sometida a una matriz de opinión desfavorable por los medios internacionales de comunicación de su época; “Cipriano Castro durante muchos años estuvo ausente en el inconsciente colectivo nacional, por cuanto quienes gobernaron al país en la última centuria (1908-1998), -salvo algunas excepciones- se encargaron de invisibilizarlo, de mantenerlo bajo perfil  en la historia nacional” (Espinoza M. 2014 08 de diciembre. Cipriano Castro: Ejemplo de dignidad nacional. Aporrea. Recuperado: http://www.aporrea.org/tiburon/a199486.html); ahora bien, ¿por qué? Haré un repaso diacrónico de la historia del llamado “Cabito”, apodo que se le dio a Cipriano Castro,  con el fin de reflexionar sobre las razones de ese ataque mediático por parte de los medios.

 Las acciones de Cipriano Castro se contextualizan en un momento en que la política de los Estados Unidos es agresiva, la cual se encuentra bajo la égida de La Doctrina Monroe; “América para los americanos”, entendiendo que América son ellos nada más. Los Estados Unidos, con base en el Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe, se convirtieron  en un ente vigilante que obligaba a cualquier nación a pagar sus deudas. Castro al entrar a Caracas con el triunfo de la Revolución Liberal Restauradora el 22 de octubre de 1889 se encuentra con una Venezuela endeudada por lo que pide ayuda a los banqueros nacional quienes se niegan a hacer a la República los préstamos solicitados por lo que Castro los envía a la cárcel de la Rotunda,  lo que desencadena la Revolución Libertadora, acaudillada por el banquero Manuel Antonio Matos, financiada por el “trust del asfalto” que  pretendió derrocar a Cipriano Castro, esta Revolución buscó sacar a los andinos, restaurar los viejos sectores de poder e implantar una política entreguista del país. Castro   se niega a pagar las deudas con las potencias extranjeras, Gran Bretaña, el Imperio Alemán y el Reino de Italia,  quienes, descaradamente, piden  resarcir las deudas de sus súbditos en Venezuela  por las pérdidas causadas en  las guerras civiles pasadas.; estos dos grandes factores motivan al bloqueo de las costas venezolanas en 1902 hasta 1903, y el 9 de diciembre de 1902, Cipriano Castro hace su famosa proclama “¡Venezolanos! La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria”. 

Esta proclama se convierte en el epítome de su posición antiimperialista y lo convierte en el enemigo de las potencias, pero también insufla el sentimiento de Patria a los venezolanos y hace eco en el mundo, se comenzaron  a realizar manifestaciones en apoyo a Castro en distintas partes del país; luego del bombardeo a Puerto Cabello el 13 de diciembre de 1902, las flotas extranjeras intentan forzar la barra de Maracaibo, pero son repelidas por los cañones nacionales. No sólo en Venezuela se enarbola el espíritu de amor a su nación, si no que se expande a muchos países del Sur. Un ejemplo de ello, los cadetes de la Escuela Militar de Chile colocaron su foto en su Institución y diariamente le hacían el saludo militar.

La Proclama simbolizó el primer grito antiimperialista de Latinoamérica que, lamentablemente, no fue apoyada por ninguna nación de  la región, aunque los acontecimientos del bloqueo a las costas venezolanas  ya estaban adquiriendo demasiada gravedad, las noticias  comenzaron a circular y a despertar un gran interés en el ámbito internacional, en Europa, desde los sectores liberales y socialistas,  la opinión pública empezó a alzar la voz en contra del bloqueo; “el público inglés se sentía descontento con la alianza en aquella aventura con Alemania, la cual ya entonces se perfilaba como la rival económica y militar de Inglaterra; rivalidad que estalló en 1914 en la primera guerra mundial (Arraiz, 2009).El apoyo más contundente en Latinoamérica  provino  del Canciller argentino Luis María Drago (1859-1921) quien enunció su tesis contra el cobro de deudas públicas de las potencias contra naciones pequeñas que fue aprobada en la III Conferencia Panamericana de Río de Janeiro, Brasil en 1906, bajo el nombre de Doctrina Drago, la cual dice: “El cobro compulsivo e inmediato , en un momento dado, por medio de la fuerza, no traería otra cosa que la ruina de las naciones más débiles y la absorción de un gobierno, con todas las facultades que le son inherentes, por los fuertes de la tierra” (Arraiz, 2009).

La figura de Cipriano Castro ganó, en muchas ocasiones, simpatías de propios y extraños, pero también, enemistades, igualmente ocurrió con los medios de comunicación. Los éxitos en campaña de Castro contra los Caudillos quienes pretendieron derrocar a su gobierno en unión con Manuel Antonio Matos y el fracaso de la “Libertadora” además de su posición patriótica frente al bloqueo de potencias extranjeras contra el país hicieron que muchos periódicos oficiales y particulares alabaran su figura; “El Constitucional” y “La Restauración Liberal”  prensas  de Caracas se encargaban a diario de ello. Adjetivos como “el epónimo”, “el siempre invicto”, “el salvador de la Patria”, “el San Jorge armado del honor nacional” eran recurrentes en las páginas de los diarios.

Cipriano Castro entra entonces en otra etapa; se ve libre de enemigos internos y externos, por lo cual, comenzó a dilapidar lo que con gran esfuerzo había conseguido, el poder. El Presidente se ve envuelto en escandalosas celebraciones, en fiestas desenfrenadas, entre adulaciones de sus adláteres y zalamerías de los consorcios favorecidos. Esta situación es aprovechada por las potencias extranjeras y comenzaron una campaña mediática contra la figura de Cipriano Castro, desde muchas partes del mundo, demonizan al líder de Venezuela, se publican en periódicos de los Estados Unidos y de Europa contra “la arrogancia”, “intemperancia” y “arbitrariedad” del “Cabito” más de tres mil caricaturas del mandatario venezolano.

A diferencia de los medios internacionales que hicieron de la figura de Cipriano Castro un epicentro de sus constantes burlas a través de artículos y caricaturas. (Ver, Cipriano Castro en la caricatura mundial. Caracas, Instituto Autónomo Biblioteca Nacional-FUNRES, 1980).

CONCLUSIÓN.

Esto me hace reflexionar sobre la importancia del Caudillo vencedor de Caudillos  y su influencia sobre las naciones pequeñas latinoamericanas y su pensamiento de autodeterminación de los pueblos  y su posición antiimperialista, las cuales, evidentemente, ponen en conflicto la idea de colonización y avance del capitalismo  en el mundo de las potencias extranjeras y, sobre todo, de la potencia emergente, los Estados Unidos.


REFERENCIAS
Arraiz, Antonio. Una Galería para Miraflores. 1º edición 2009. Imprenta de la Cultura- Caracas. 2009.
Caballero, Manuel. Gómez, el tirano liberal  (Anatomía del poder). 1º edición.1993. Editorial Melvin. Caracas.1993
Cipriano Castro en la caricatura mundial. Caracas, Instituto Autónomo Biblioteca Nacional-FUNRES, 1980


miércoles, 11 de septiembre de 2013

En busca del teatro perdido


Por: Bruno Mateo
Twitter:@bruno_mateo
IG:@brunomateoccs
Fuente: CentroMolinos
Revista especializada en Teatro para Niños y Jóvenes
Volumen I, Número 2
Caracas : Agosto 2003

Nombrar drogas, sexo riesgoso, violencia, corrupción, trasgresión del género, asaltos, robos, terrorismo, guerras, hambre, pobreza extrema, enfermedades infectocontagiosas, pérdida de los valores familiares, incomunicación, deterioro del ecosistema, frivolidad, seres humanos que se pueden generar sin la concepción biológica natural, clones y sobre todo, el peor de los males: la indiferencia; señalar estos tópicos en un Foro en el cual el centro de la órbita de los discursos es la creación de textos dramáticos para la niñez y la juventud, resulta engorroso. No obstante, éstas son las referencias socioculturales con las cuales se enfrentan los dramaturgos en el umbral de este milenio.

En la dramaturgia venezolana para niños, en mucho de los casos, se encuentran temas y personajes recurrentes y repetitivos, tales como: princesas, caballeros y dragones, la terrible mala que tiene esa condición de malvada sólo porque le da la gana de serlo al estilo de las telenovelas de los años cincuenta, seres más bondadosos que los Teletubies, hadas, duendes y gnomos, magos y hechiceras, ollas mágicas, niñas criadas con comportamientos de internados suizos del pasado, jóvenes tremendos, pero respetuosos, niños y niñas melindrosos, la niña que se duerme y sueña, la búsqueda de algún objeto fantástico; en fin, una gama virtual de algo extinto. En realidad, los temas y los personajes son alusivos en cualquier parte del mundo, lo fastidioso ocurre con su tratamiento escénico. Son utilizados como estrategias para "resolver" situaciones. Sin acciones. Sin contenido. Sin valores estéticos. La vacuidad de la palabra.

Esa paradoja entre una realidad que existe en un contexto específico en tiempo y espacio versus los textos dramáticos sin cable a tierra podría ser muy rica e interesante, si y sólo si se lograra utilizar, inteligentemente, en beneficio de una literatura dramática emergente. Esa confrontación refleja una posibilidad de hibridación selectiva. Realizar obras eclécticas, donde se puedan tomar elementos de ambas realidades y desechar lo innecesario. Esos personajes clásicos como la Cenicienta, Caperucita Roja no se quedan en el transcurrir de los años o acaso en su forma original, tampoco deberían quedar en las páginas avejentadas de los libros. Esos clásicos se pueden retomar para actualizarlos, hacerles nuevas y variadas lecturas; y por otro lado, el abanico temático que nos ofrecen estos tiempos es amplísimo. En este punto se hace menester aclarar que no estoy insinuando hacer un Al Rojo Vivo o Crónicas Marcianas para el consumo de niños y jóvenes. Nada más alejado de mi pensamiento. Sólo insisto en que la imaginación de los dramaturgos(as) debe estar ganada a la comprensión de la realidad de los niños, no verlos como adultos pequeños, que fue uno de los grandes errores de la educación pasada. Se creyó que inculcar valores implicaba, únicamente, disciplina, orden y castigos sin ninguna diversión. No me crean, pregúntenle a Alicia (Lewis Carrol, 1832-1898) quien escapó a un lugar fecundo de sueños y fantasías, a un país de ilusión, víctima de una represión sociocultural, hasta que la Reina de Corazones la trajo abruptamente a su tiempo.

Considero que las obras de teatro, aquellas dedicadas a esta etapa primera de la vida de los seres humanos, tienen que dejar leer referencias valorativas de cualquier índole, llámense de contenido, artístico, formales. Un texto sin algo para comunicar o que abra posibilidades imaginativas no es nada. La obra se puede interpretar como un ministerio, una misión o un servicio. "Es indispensable que el servicio sea del más alto nivel posible en lo creativo y lo técnico". Desde esta óptica, el texto para niños ayuda a configurar la personalidad del niño e insertarla dentro de un sistema social. Entra en un proceso de socialización. La literatura infantil se convierte en un factor importante en dicha conformación. El dramaturgo aquí aparece indefectiblemente como un padre, el que indica el camino en consecución de los valores socialmente correctos. Muchos de los textos nacionales para el público infantil están repletos de moralejas y mensajes. En reiteradas ocasiones se interrumpe la acción para aleccionar al espectador (lector), lo que repercute en un aletargamiento de la obra, es decir, se alarga innecesariamente el tiempo de lectura (representación) y se olvidan del elemento del goce y de la fruición que produce un fenómeno creativo. Ese deleite hasta mágico que se produce en el instante de esa comunicación tácita de lector (público) y la obra.

El teatro nunca deja de transmitir alguna idea o de poseer una lectura particular acerca de alguna parcela del conocimiento, sin embargo, pienso que los elementos estéticos son la base de toda creación y el hecho teatral es un proceso creativo. "La finalidad del arte consiste simplemente en crear estados del alma". Muchas veces los dramaturgos venezolanos intentan dar lecciones de moral y buenas costumbres, importantes para la formación de valores en los niños, no obstante, estos "mensajes" se convierten en elementos distractores. Sólo quedan como frases hechas sin ninguna trascendencia. El teatro, y en especial el que se realiza para niños y jóvenes, es un proceso dinámico. Necesita crecer y ser atrevido, como lo reclama la contemporaneidad. La dramaturgia infantil venezolana no ha logrado desprenderse de una actitud timorata y asustadiza por temas actuales. Es de acotar que existen algunos dramaturgos venezolanos que trabajan temas de interés contemporáneo, tales como: la guerra, situaciones políticas determinadas, problemas ecológicos. Pero, casi siempre estas obras pasan a ser corpus ideológicos o simples panfletos que utilizan los dramaturgos para exponer sus tesis. El texto se convierte en un teatro de ideas. Se piensa, lo digo por los resultados de los montajes, que los niños están por debajo de una comprensión holística de su entorno. Sin tratar de entrar en honduras psicológicas, los textos dramáticos y el teatro como espectáculo no quieren crecer. Sufren de una especie de síndrome de Peter Pan. Enfrentar la actualidad de un contexto implica necesariamente responsabilidades, tal vez he aquí el meollo de la resistencia de los dramaturgos nacionales en abordar tópicos cónsonos con nuestra realidad. Como bien lo dijo, el dramaturgo Luiz Carlos Neves en su pequeño (en extensión) libro Poética del teatro infantil: "el dramaturgo debe estar sintonizado con la literatura infantil y juvenil modernas, su lenguaje, sus temas y tendencias para, en el momento de la escritura teatral, liberar al texto a ser escrito de la carga narrativa"...

No se pretende aquí indicar un camino para escribir, ni conseguir unas reglas fijas y monolíticas en el proceso escritural; mi única intención es apuntar sobre la incongruencia entre los intereses de los lectores (espectadores) infantiles y los textos dramáticos "actuales".

Para resumir, considero que:

La dramaturgia infantil y juvenil venezolana carece de riesgos en cuanto a la innovación de temas e incluso en la estructura de los textos.

Los dramaturgos asumen la creación de un texto literario de una manera extrema, es decir, mientras algunos escritores realizan obras de excesiva fantasía, por otro lado, hay quienes pretenden hacer del teatro un hecho panfletario y/o excesivamente didáctico.

Los textos dramáticos sufren una dicotomía entre realidad e imaginación, pareciera ser una relación irreconciliable.

La subestimación por parte de los creadores hacia las capacidades cognoscitivas y de comprensión de los niños, adolescentes y jóvenes.

Por último, la exigua, en la mayoría de los casos, preparación cultural, académica y técnica que poseen muchos de nuestros autores para la elaboración de textos teatrales para la niñez y la juventud.

Fuentes consultadas

DI MAURO, Eduardo. “Entidad e ideología”. En: revista Tablas. N°. 2 La Habana, 1996. p. 108.
NEVES, Luis Carlos. Poética del teatro infantil. Caracas, Editora Isabel De los Ríos, 1998, p. 60.
WILDE, Oscar. “El crítico artista” en: Ensayos (Prólogo de Jorge Luis Borges. Traductor: Julio Gómez de la Serna). Barcelona, España, Hyspamérica Ediciones, 1986, p. 304.

lunes, 14 de mayo de 2012

Los poemas se pierden

EL NACIONAL - Sábado 12 de Mayo de 2012 Papel Literario/3 Los poemas se pierden Los poemas son como los sueños: los recuerdas vivamente al levantarte y cuando dices "te voy a contar un sueño" ya el cepo está cerrado, ya saltó la trampa del olvido MIGUEL ÁNGEL DE LIMA Los poemas se pierden por la falta de concentración del poeta. Llegan las imágenes, llega la música, llegan las ideas, pero duran un segundo en su visita. Sí, un segundo, no es una figura retórica. A veces duran más, pero a veces --ay, las más frecuentes-- mucho menos. Son apenas una ráfaga, un celaje que se escapa inquieto, el chasquido de los dedos, el soplo de una vela. Sí, literalmente, porque junto con la imagen puede llegar el olvido que la apaga de inmediato. Los poemas son como los sueños: los recuerdas vivamente al levantarte y cuando dices "te voy a contar un sueño" ya el cepo está cerrado, ya saltó la trampa del olvido y en vez del relato de tan luminosas imágenes, aparece tu rostro sorprendido en la perplejidad, aparece un profundo vacío en la memoria. Ya no hay nada que contar y llamas mentiroso a Quevedo en Roma, porque lo fugitivo ni permanece ni dura. Los poemas van de casa en casa y sólo se quedan donde son queridos, donde se les cuida y se les mima. Los poemas se pierden por la falta de amor del poeta. Si un poeta no ama, no puede escribir, porque cuando quiere hacerlo, ya el poema se ha ido. Ya el poeta no tiene nada que decir y entonces todo es sequedad y silencio. Todo es discurso banal: de nuevo el artista en traje de funcionario, el sensible escritor como honrado contribuyente poniéndose al día con las cuentas del Estado, el cansado trámite en la transacción de lo cotidiano. El desamor del poeta es el arma para cometer su suicidio. Muere el poeta, pero no el poema, que sacude el polvo de sus sandalias y sigue su marcha hacia las manos de otros creadores más atentos. Por algo dijo De Mello: "el único santo es el hombre que se concentra". Habría que prestar mayor atención a esto de la atención en la literatura (¿Cómo lo decía? ¿Cómo escapaba del mal juego de palabras?). No a la consabida fama de los artistas como distraídos, que ha brindado entre nosotros tan gratas anécdotas: Gerbasi en Bogotá, esperando ser recibido en la Embajada de Venezuela, horas y horas de antesala y, ya al caer el día, el golpe de un pequeño plato con la cuenta, "Señor, estamos cerrando, ésta es su factura", y Gerbasi: ¿Y cuándo me va a recibir el Embajador? "La Embajada es al lado, señor, esto es un cafetín". Y se oye la respuesta perfecta de Vicente: "¡Aah! Por lo menos ya me enteré de que es café lo que he bebido todo el día". O Sánchez Peláez en París: su grupo acostumbrado a escucharlo hablar sobre los trabajos poéticos que venía adelantando, hasta que un día, súbitamente, dejó de hacerlo, entregado al más perfecto silencio "¿Qué pasa, Juan, que no escribes?". "No, ya no puedo escribir, hay un desperfecto en mi máquina". "Bien, vamos a tu casa a revisar qué ocurre". Fue entonces cuando se descubrió al culpable del bajón del creador: había un estante sobre el escritorio y desde allí habían caído los granos de arroz bloqueando varias de las teclas. ¡El maestro jamás lo hubiera detectado! Pero, decía, en el tema de "atención y creación" no nos es útil recordar estos divertidos episodios que han consagrado a los poetas y otros creadores como "distraídos". Por el contrario, muchas veces este despiste es apenas aparente y refleja la máxima concentración del creador en su obra. De allí lo endeble de sus vínculos con lo exterior. En ese momento el artista no está distraído, muy por el contrario, está extremadamente concentrado, se encuentra en una lucha feroz por no perder el hilo de Ariadna que lo llevará de vuelta después de su encuentro con el Minotauro. Sí, porque claro que es un laberinto el lenguaje, claro que la creación poética se asemeja a la muerte del "monstruo" de la trivialidad, al fin de la degeneración de la palabra como trámite, como simple código de un manual de instrucciones. Y para lograr un acto de tal envergadura el poeta necesita de toda su energía en un solo objetivo, todos sus pasos dirigidos a un solo norte. Por eso con frecuencia debe apostar por la soledad --en soledad se oyen voces que se empiezan a apagar con el ruido de las otras--, no tanto para encontrar como para no perder lo ya encontrado. El poeta debe saltar sobre la imagen como un felino sobre su presa y no la debe soltar hasta agotar de ella la última de sus posibilidades. Es generosa la imagen cuando siente la fuerza de quien la domina. Como la amada entregada a la pasión de su amante comparte con él sus más preciados tesoros, así el poema se rinde ante el poeta cuando siente su convicción creadora, cuando se ve envuelto en su inspiración, no importa que esta palabra sea mal vista en tiempos de cálculo y de pragmatismo. El poema se pierde como se perdería un niño en las afueras de la gran ciudad. Es justa la descripción de su pérdida en un contexto de espacio-tiempo. No se sabe dónde está, se desconoce su paradero. Sólo se sabe que estuvo ahí. O incluso, que está ahí, pero no se sabe exactamente dónde. Se pueden recabar muchos indicios. Se pueden anotar muchas evidencias. Pero aquí no hay excepción que confirme la regla: no hay delito sin cuerpo y no hay poesía sin poema. Quizás sea esta la diferencia entre el creador de la palabra y quien la usa para otras cosas: el poeta es un sabueso que ubica al poema donde quiera que éste se oculte. Incluso, donde quiera que otro lo oculte. Sí, otro dentro de ti, ese otro no literario que secuestra la imagen, que se hace del poema y lo pulveriza. Lo aniquila para enterrarlo, en el mejor de los casos, o para esparcir sus cenizas en el desierto ¿Y cómo? No hay cenizas de lo que no pudo ser. Así, el creador no "crea", sino que "ubica". Ya lo dijo Picasso: "Yo no busco, encuentro". Y, haciendo caso omiso de Mallarmé, una búsqueda azarosa, un ton ni son literario, pocas veces ofrece buenos resultados. El poeta encuentra a la manera de los grandes investigadores policiales, sin pedir ni dar cuartel, sin descanso en su afán por el ansiado hallazgo. El poeta no dice con Dantón en thermidor: "audacia, audacia y más audacia". No. Humildemente dice, tiene que decir: "atención, atención y más atención". El único santo y el único poeta es el hombre que sabe y puede concentrarse

jueves, 21 de julio de 2011

Efecto VinoTinto

por Bruno Mateo.

Venezuela está viviendo, yo diría que por primera vez en mis años de vida, una algarabía inusitada por la excelente actuación de la VinoTinto, selección nacional de futbol, algunos "opiniólogos" de oficio dicen que necesitamos urgentemente asirnos de algo que no tenemos, o sea de un imaginario que continentalice la identidad nacional , tal vez ,Venezuela vino sufriendo un deterioro de su "personalidad". Yo no abogo por un exacerbado nacionalismo, abogo por una venezolanía, pero no un espacio identitario sin arpa, cuatro y maracas, como oigo constantemente decir a muchos, yo quiero al país de Gallegos , quiero al país de Dudamel, al país de los miles de hombres y mujeres de a pie, al país de los que claman por una igualdad de géneros, al país que acogió a emigrantes desesperados de hambre, al país de negros, al país de blancos, al país de rojos, al país que piense en su país y quiero mi arpa, cuatro y maracas.

El futbol, deporte ajeno (hasta ahora), logró unir en una sola voz al pueblo venezolano, con sus respectivas deserciones, ahora bien, ¿cómo se logra esto? por una voluntad política de catapultar a los valores propios y eso es innegable. A fiinales del siglo 19 y principios del 20 la literatura venezolana viene creando un corpus imaginario de identidad nacional, por supuesto, nuestra nación arrastra un hecho histórico desagarrador: la masacre de los españoles hacia los autóctonos y con ello el arrase cultural amerindio para imponer un "algo" sin saber siquiera la lengua de ellos. Aqui no voy a discutir sobre los "aportes" de los europeos a América. Y después la consecuente Gesta Libertadora y por último la Guerra Federal Sólo quiero apuntar el asunto hacia la merma de nuestra autoestima; luego con los distintos Presidentes que hemos tenido la cosa como que se vino afianzando más y más (con sus honrosas excepciones), no por la transculturación en si misma, que ya es mucho decir, sino por la exclusión de los círculos imaginarios de poder a la que fue sometido el grueso de la población, mayoritariamente parda de Venezuela, es indiscutible que los venezolanos (as) nos sentíamos ajenos a lo propio. ¡Qué terrible es no (re) conocerse! y veíamos en el "musiú" la salvación, al Mesías. Yo sé que es chocante pensar en ello porque todos nosotros tenemos un "musiú" en casa. Tal vez, exagero, no sé, pero esto no pretende encontrar la respuesta a la poca estima de mis coterráneos.

Al aparecer la VinoTinto, con un apoyo irrestricto del actual Jefe de Estado, como un equipo que se perfila como una buena agrupación de futbol, por lo menos en América, la cosa cambia, se nos despierta el orgullo de haber y de ser nacido en la tierra de "el Arauca vibrador". Los narradores de noticias, casi todos los medios de difusión masiva nacionales y extranjeros dicen que el equipo venezolano es bueno y si ellos (venezolanos) son buenos yo (venezolano) soy bueno. Se crea una empatía generalizada de nación. ¿Ilusoria? ¿Portátil? Eso lo dirá el tiempo.

Por lo momentos digo: La VinoTinto...continuará.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Por una tesis


por Bruno Mateo
Twitter: @bruno_mateo
IG: @brunomateoccs

Las tesis, en las universidades venezolanas, es un requisito ineludible, por ello cada estudiante debe esforzarse para culminar un trabajo escrito para así demostrar la capacidad que tiene para abordar una investigación después de haber pasado cinco años de estudios. Hay quienes piensan que las tesis son un fastidio, hay quienes piensan que deben ser erradicadas como algo obligatorio para la finalización del grado universitario; la discusión aún no culmina y el tiempo y las argumentaciones decidirán su futuro.

Lo que me propongo en este momento, después de haber sido tutor , es escribir sobre mi experiencia como simple observador de lo qué ocurre en el caso que me atañe: todo comienza desde el momento en que mi tutoreada- es de acotar que me reservo el nombre de la estudiante y de la universidad porque lo que escribo no es una acusación , ni mucho menos un chisme, es sólo una reflexión- me pide que sea su guía en la elaboración de su tesis para optar al título de comunicación social, acepté encantado porque la chica en cuestión es inteligente además de que el tema me gustó mucho: se trata de una investigación documental sobre los medios de comunicación social durante la dictadura del Gral. Marcos Pérez Jiménez. He aquí cuando comienza el asunto.

La estudiante, según me cuenta, había recibido muchas negativas por parte del comité evaluador para aceptar su propuesta, a diferencia de que aceptaron con beneplácito temas tales como: “elaboración de un tríptico para una campaña para favorecer a los niños pobres del Guarataro”; “una entrevista a personalidad: Luis Chataing (comediante-locutor venezolano)”; o “elaboración de un micro de radio para prevenir el VPH”. Todos enfocados a la simple transmisión de unos códigos lingüísticos y visuales utilizando la tecnología o la exaltación de alguien a quien se considera importante dentro del marco comunicacional venezolano. Mi pregunte era: ¿por qué no querían aceptar el anteproyecto de una investigación documental e histórica acerca de los medios de comunicación en nuestro país? Como dice un amigo: “mi no entender”

Al final, fue aceptada su propuesta y ella me pide que sea su tutor, encantado acepté, sin embargo, le acoté que no soy historiador ni periodista que era humildemente licenciado en letras, ella me contestó que ningún periodista ni profesor de historia la quiso acompañar en el tema. Otra duda más. ¡Qué extraño! ¡por qué no aceptaron? Decidimos comenzar, y por supuesto, me preparé en cuanto al período histórico que abordaríamos. Su tesis se enmarca dentro de la modalidad investigación documental, según el manual de de tesis de la Universidad Católica Andrés Bello.

Una vez finalizado la tesis, la estudiante entregó sus copias anilladas al jurado: una profesora de historia y a un alumno recién graduado que ahora daba clases en la Institución. Unos días después la joven me llama angustiada porque el jurado le había acotado que el título y por ende el objetivo general errado, decidimos reunirnos. No podía asistir al día pautado por unas obligaciones académicas y les pedí que colocaran otra fecha, me replicaron que no, mi tutoreada se reunió con el jurado y le objetaron que no debía colocar que su trabajo era un diseño documental, sino que era un ensayo, léase bien: un ensayo. Cuando la joven me comenta eso, el mundo académico de la universidad se viene abajo. ¿Cómo una profesora de historia y un periodista aparte del director de la escuela de comunicación social pueden decir que una tesis es un ensayo? Me imagino que Michel de Montaigne se revolcó en su tumba. Acaso puede existir un ensayo con una estructura de investigación que contenga justificación, objetivo general, objetivos específicos, metodología, marco teórico, referencias bibliográficas, conclusiones y recomendaciones.

Ahí me empecé a preguntar dónde están esos periodistas que provocaba leer sus artículos, esos periodistas que investigan un hecho y lo relacionan con su contexto, aquellos periodistas que no sólo se quedan en el hecho noticioso, sino que van más allá y tocan la sensibilidad social de su entorno, ahora entiendo porque una profesión tan importante para la consolidación de una Sociedad de igualdad y de armonía está tan depauperada. Tal vez, exagero, y lo que pasó en mi caso es un hecho aislado, pero no deja de ser llamativo. ¿Cómo alguien puede intentar imponer su verdad sólo porque tiene a su disposición los medios masivos de difusión como la prensa, la radio y la televisión? Si a un estudiante de comunicación social se le inyectan esos errores conceptuales, en este caso de género escritural, qué se puede esperar en cuanto a la imposición de una ideología política.

Las universidades deben velar por la universalidad del pensamiento y darnos cuenta de que los profesores y profesoras no somos una especie de dioses del conocimiento, por supuesto que sí hemos llegado al puesto de docente universitario es porque se tiene un cúmulo de conocimientos que otros no tienen o los tenemos sistematizados y avalados por alguna institución del Estado. El problema estriba en que algunos docentes pretenden sentenciar cualquier disidencia intelectual del alumno, supongo, porque creen sabérselas todas. A medida que escuchaba al jurado decir durante la defensa oral que: “deberías hacer esto”, “deberías hacer esto otro” no como recomendaciones sino como un “deberías” me espanté. De qué estamos hablando: ¿de la tesis de la alumna o de la tesis que ellos harían?, así mismo se los manifesté, después de tanta discusión de dio el veredicto oficial: aprobada.

lunes, 16 de agosto de 2010

“Minorías sexuales en las ciudades. Espacios territoriales, simbólicos, virtuales e imaginarios”.



¿SUJETOS SIGNIFICATIVOS DENTRO DEL ESCENARIO? PRESENCIA Y PARTICIPACIÓN DE LAS MINORÍAS GLBT EN LOS ESPACIOS TEATRALES DE CARACAS.

JOSÉ ANTONIO BARRIOS VALLE.


¿Se encuentra el colectivo GLBT adecuadamente representado en los espacios teatrales de Caracas? ¿Su participación como espectador y como sujeto activo en las obras representadas, a nivel de dramaturgia y de puesta en escena es la adecuada de acuerdo a sus derechos civiles? ¿Se puede sentir identificado con esos espacios territoriales, simbólicos, virtuales e imaginarios del ámbito teatral? Se reflexionará sobre esos tópicos partiendo de una investigación documental así como de la experiencia obtenida por el autor como actor y dramaturgo. Se planteará los resultados y avances obtenidos por el colectivo GLBT en esos espacios y las conclusiones resultantes de la investigación.

En Venezuela hasta hace muy poco tiempo las obras de teatro que abordaban la temática de la cultura GLBT estaban inmersas en los prejuicios existentes en la mayoría heterosexual dominante de la sociedad y cuando aparecía un personaje homosexual por ejemplo, solo era como objeto de burla o de humor barato, el estereotipo de la loca despojada de cualquier humanidad solo para manipular al público con chistes la mayor parte irrespetuosos para el colectivo GLBT, prevaleciendo más el espíritu comercial que el caráter de calidad de una puesta en escena, y por otro lado, la falta de peso en la creación de estos personajes. En los últimos años esta situación ha ido cambiando con la presentación de obras relacionadas íntimamente con la diversidad sexual desde un abordaje mucho más serio. Hemos seleccionado una serie de ejemplos que se pasean con respeto por la cultura de los Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transgéneros (GLBT) los cuales iremos analizando en el desarrollo de la ponencia.

Se pretende en la nueva dramaturgia adentrarse en el múltiple mundo de las minorías sexuales con el propósito de descubrir las facetas más humanas de esta comunidad universal, víctima, muchas veces, de la incomprensión y la intolerancia.
Los dramaturgos y las obras seleccionadas abordan desde la óptica de la comedia, el drama o en textos de tono experimental, la problemática, los deseos y las aspiraciones de seres diversos en su sexualidad pero idénticos al resto de la sociedad en la expresión de su humanidad. Así, las visibles diferencias de este segmento social, reflejadas en las obras nos llevan a reconocerlos como seres humanos que disfrutan o padecen la vida como el resto de los mortales. Tienen un rostro similar a cualquiera de nuestros vecinos, amigos o familiares.
Es innegable el aporte de los creadores, técnicos y actores GLBT e incluso heterosexuales al universo del teatro en fechas recientes mostrando la realidad y aspiraciones de las minorías sexuales.

Autores y directores conocidos o emergentes aportan su particular mirada a este universo de personajes y emociones que nunca pierde esa especificidad de lo diferente que es su característica fundamental.

La sexualidad y lo erótico emergen constantemente en muchas de esas obras, corroborando la enorme importancia del sexo en el universo GLBT. La mirada propia también está presente, lo que nos acerca más en contenido y estilo a nuestra realidad en sus diferentes entornos sociales plagados todavía en pleno siglo XXI de prejuicio y rechazo.

La variedad presente en la muestra que estudiaremos nos revela un abordaje dramaturgico diferente no sólo en cuanto a sus historias sino también en sus propuestas formales y estilos, lo cual promete un futuro diferente, y nos da una visión de la fortaleza de esta dramaturgia, hasta ahora parcialmente oculta al gran público, pero con la expectativa de convertirse en universal a medida que se consolida como la imagen de un importante y numeroso colectivo que trasciende fronteras, religiones y clases sociales.

Incluso en la nueva dramaturgia se han planteado historias y personajes que nunca antes se habían tocado como por ejemplo el de la transexualidad A pesar de su significativo aporte en los avances obtenidos en la lucha de los derechos del colectivo GLBT, a los travestis y transgéneros se les continúa ignorando inclusive dentro del mismo colectivo. En casi todo el mundo, la cara visible de la comunidad o colectivo en muchos casos son los trasvestis y últimamente también los transgéneros, incluso en Stonewall, especie de “toma de la Bastilla” para esta comunidad, quienes propiciaron la revuelta de 1969 en Estados Unidos eran transformistas o travestís.

En el libro de Hernán Marcano “El Travestismo Teatral” se plantea que el travestismo relacionado con el teatro venezolano “representa un atractivo escénico de gran impacto, medido dentro de las normas de un depurado trabajo detallado del personaje travestí y que de solo significar en un hombre o una mujer la determinación de optar otra apariencia ajena a la suya, acarrea, sin lugar a dudas, un mundo complejo tanto en su interioridad como en su parte externa, lo cual representa una gama de conflictos que para el fenómeno teatral seria rica y dramáticamente explotable”.
Históricamente han sido los transformistas y transgéneros y -por motivaciones de índole personal y colectivo - quienes han confrontado estas democracias tan desiguales en relación a los derechos de las personas a consecuencia de su identidad de género y/o por sus prácticas sexuales 'diversas' a las públicamente concebidas y aceptadas como 'normales'. Al cuestionarlas han logrado cambios y transformaciones paulatinas dentro de sus distintos espacios y contextos culturales en el 'mundo occidental', son luchas por un mundo social menos opresivo para los que tienen un género diferente y para las minorías sexuales de todo tipo.

En el teatro venezolano los travestís también han sido la punta de lanza del colectivo GLBT. Nos encontramos con obras pioneras como: “La Revolución” de Isaac Chocrón, “Madame Pompinette” de José Gabriel Núñez; “Cuatro Esquinas”, “Señoras”, “Calígula”, “Salomé”, “Marilyn”, “Jav y Jos” de José Simón Escalona, “La Última Noche de Fedora, la Vampiro” de Ibrahim Guerra, “Detrás de la Avenida” de Elio Palencia y “Mr Juramento” de Néstor Caballero”. Obras que tuvieron en su momento una gran afluencia de espectadores a los teatros donde se representaban.

En Venezuela ha sido el dramaturgo Elio Palencia uno de los primeros en reflejar la historia de un personaje transgénero en su exitosa obra tanto de público como de critica, hablamos de “La Quinta Dayana”.
El Grupo Bagazos presentó “La Quinta Dayana”, pieza que cuenta la historia de una venezolana residente en Canadá, en pleno proceso de transgénero, quien llega de visita al país antes de convertirse física y legalmente en una mujer, lo cual ya era de conocimiento de sus parientes. Este montaje, merecedor del premio Municipal de Teatro 2007 en las menciones Mejor texto (Elio Palencia), actriz (Elaiza Gil) y actriz de reparto (Francis Romero); se desarrolla en una casa que lleva el nombre de la protagonista, quien tras una larga ausencia llega a la vivienda que le ha regalado a su familia con su amiga Katy y con una solicitud que desata una cantidad de sentimientos encontrados. Elio Palencia, en esta ocasión nos regala una trama llena de humor y ritmo tropical, que más que respuestas quiere plantear preguntas acerca de las recurrencias en el modo de ser de los venezolanos. Es una obra que se atreve a tocar temas serísimos disfrazados con una buena dosis de absurdo, sarcasmo y humor. Es una historia que nos reta a evaluar nuestra idiosincrasia, asumir riesgos, que habla de intolerancia y aceptación, nos confronta con diversas posiciones en la vida ante, entre otras, la realidad del transgénero dentro del seno familiar.

También más recientemente hemos visto representado el tema de la transexualidad en los escenarios con la obra de Mario Vargas Llosa, “Al pie del Támesis”.
Dentro del plano de la cotidianidad organizativa social es aún muy difícil y complejo desarrollar una vida en términos de igualdad como sujeto de derechos para las personas GLBT, a consecuencia de que se mantienen las viejas estructuras discriminatorias macro sociales en la cotidianidad del día a día. Esto se puede ver fácilmente en varias áreas como la de salud, educativa y laboral donde sí una persona deja conocer una identidad sexual y/o de género diversa a la heteronormada, usualmente no recibe la atención adecuada. En prácticamente todas las instituciones privadas y de orden público, suelen ser sancionadas e inclusive expulsadas por su identidad sexual y la mayoría de estas personas no tienen acceso a una plaza laboral digna o inclusive pueden truncar sus estudios y/o perder su trabajo a consecuencia de su identidad. Existen espacios territoriales donde esta realidad es ligeramente diversa como en el mundo cultural. Por supuesto con la excepción de los medios de comunicación que siguen deformando la realidad del colectivo GLBT.
En el mundo del teatro hay mayor permisividad y tolerancia con las conductas sexuales diversas, pero desde el poder de algunas instituciones tanto públicas como privadas sigue deformándose de manera continua y malsana la realidad del colectivo GLBT. Algunos creadores esconden su preferencia sexual y no se atreven a salir del closet ya que su entorno laboral podría verse afectado, especialmente si deciden incursionar en el medio televisivo además del teatral.

Es necesario analizar los medios de comunicación en relación con una sola opción sexual, la heterosexual dominante. Se parte de un principio básico que los propios medios de comunicación suelen negar, y es que la información nunca es objetiva. Desde el momento en que utilizamos el lenguaje, seleccionamos palabras, noticias, formas de expresarnos, estamos utilizando criterios subjetivos, con presupuestos, con ideología. Se escoge qué decir y cómo decirlo y nunca de manera ingenua o sin un trasfondo oculto. En este sentido lo primero que hay que decir es que los medios de comunicación no son meros transmisores de información, no se dedican sólo a contar la realidad tal cual es, informar, sino al contrario a manipular esa realidad concreta según sus intereses y prejuicios. Los medios crean imágenes, ideas, opiniones, categorías, tienen una influencia enorme en la sociedad, configuran a la propia sociedad. Y lo hacen desde un punto de vista, el de ellos.

Al ver la televisión, escuchar la radio o leer la prensa el punto de vista es siempre heterosexual, nunca diverso. Esto es importante porque es lo más difícil de percibir, es un punto de vista tan arraigado y tan generalizado que sencillamente no se ve. Por ejemplo cuando se informa sobre un asesinato y la victima es del colectivo GLBT siempre se presenta como si hubiera buscado de alguna manera lo que le pasó.

Con un alarmante error de perspectiva: la culpa está en cierto modo del lado del asesinado, hay algo en él que tiene que ver con ser asesinado, es diferente, y eso parece la causa del asesinato y pasa a ser casi una justificación. Lo vimos recientemente incluso con el caso del cruel asesinato de un periodista de la televisión, donde sus propios compañeros seguían con el discurso dominante y sectario. En el medio teatral estos prejuicios eran trasladados a las obras que se llevaban a la escena hasta hace poco, que ha ido apareciendo un nuevo abordaje en cuanto a las historias y la manera de representar a personajes con una sexualidad diferente a la heterosexual.

En la obra teatral “Penitentes” de Elio Palencia se revisa crudamente la intolerancia y la indiferencia de la sociedad política y religiosa de nuestro país, teniendo como punto de partida tres perspectivas de homosexualidad que se entrecruzan por la fuerza de sus pasiones. El autor pone sobre el tapete a tres personajes (un cura, un estudiante y un buscavidas) cuyos destinos se atarán un sábado por la noche en un discoteca gay de la capital. A partir de ese momento, la fuerza de la acción dramática nos remitirá a una historia de revelaciones y confesiones de alta tensión que vuelven añicos una cantidad de tabúes y falsa moral de la sociedad venezolana. La pieza está destinada a abrir polémica por su tema corrosivo y desgarrador, pues está inspirada en el caso de la muerte de un alto mando eclesiástico, ligada a una clandestina vida homosexual y a circunstancias criminales que motivaron un enfrentamiento entre el gobierno y la iglesia del país. La pieza revisa crudamente la intolerancia y la indiferencia de la sociedad política y religiosa de nuestro país. Elio Palencia establece con “Penitentes” todos los parámetros políticos y sociales que se pueden escindir de un triangulo amoroso que plantea desde el principio situaciones discutibles y polémicas de nuestra realidad como el matrimonio homosexual, el celibato, la inseguridad social, la prostitución y la tergiversación mediática. El autor ausculta la presencia de la culpa, no solo en los personajes sino en las instituciones que paralelamente la ejercen sobre ellos, sea el gobierno, la oposición, la iglesia o los medios de comunicación. Penitentes es una pieza sin anestesia que no deja que el escándalo paralice y que solicita un publico movilizado y libre de ataduras políticas, sociales y religiosas. Una pieza hecha para poner el dedo en la llaga sobre situaciones aun no esclarecidas ni resueltas por los altos estamentos de la sociedad y ocultas bajo el velo de la hipocresía, el amarillismo, la intolerancia y la impunidad.

Los medios de comunicación tienen un punto de vista heterosexual, y eso tiene efectos en la imagen que se hace la sociedad del colectivo GLBT. Hay otra cosa que quizá parece obvia pero que conviene decir: partimos de un marco social donde existe discriminación y fobia hacia el sexo diverso, donde su integridad se ve amenazada a menudo.

A partir de esto, podemos ver la responsabilidad que tienen los medios de comunicación en la consolidación de dicha fobia o en lo contrario, y también podemos ver qué tipo de representación ofrecen de los sexos diversos, porque van a ser esas representaciones las que van a influir en nuestras vidas. Es importante destacar la palabra “representación”, entre otras cosas por algo: la mayoría de la sociedad no ha tratado nunca con un gay o una lesbiana, quiero decir sabiendo que lo son, de manera que el único acceso o el único conocimiento que tienen se basa en las imágenes, en lo que han oído o leído o visto sobre gays, lesbianas, bisexuales o transexuales.

En esto el régimen del armario es fundamental: en una sociedad que amenaza las orientaciones no heterosexuales con el odio y la agresión, la mayoría de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales se esconden, no muestran con naturalidad sus deseos ni sus afectos, como hacen continuamente los heterosexuales. El lugar vacío dejado por los que están en el armario –la inmensa mayoría- es ocupado por una REPRESENTACIÓN, por noticias, fotos, textos que hablan sobre nosotros, pero sin que el colectivo GLBT tome la palabra, salvo en algunas ocasiones.

Un ejemplo: en la manifestación del orgullo gay donde hay una gran cantidad de personas. Como se puede imaginar, hay de todo, señores con el perro, jóvenes, mujeres, barbudos, gordas, delgadas, de todo. Pues bien, los medios de comunicación sacan sistemáticamente las imágenes más pintorescas o estrafalarias, del tipo “muchacho disfrazado de mujer y con boas de pluma”, que es algo muy legítimo, pero que no representa para nada la diversidad de los asistentes al acto ni su carácter reivindicativo y colectivo. Lo más importante de este ejemplo es que ya hay una construcción mediática desde hace mucho tiempo de que las personas con sexualidad diversa son una especie de bicho raro a los que solo les interesa vestirse de mujer y pegar alaridos, y esa es finalmente la única imagen que transmiten a la sociedad.

No se trata de ninguna manera de censurar ningún comportamiento ni se propone convertirse en personajes respetables y normalizados para no dar la nota y ser aceptados. El uso de la pluma es algo sobre lo que tienen que decidir sus propietarios, no los medios de comunicación con una intención manipuladora. Ni tampoco el espectáculo teatral para burlarse de las locas y perpetuar la discriminación insultando con total impunidad. En el escenario la REPRESENTACIÓN de los personajes del colectivo GLBT están empezando a mostrarse con el rostro que merecen.

También es significativo dónde se colocan las noticias sobre el colectivo GLBT, aparte del hecho de que rara vez alcanzan la portada de un periódico o los titulares más importante del telediario. Esto da muestra del poco interés que tienen para los medios la realidad de este sector de la colectividad. Poco interés como objeto de noticia, pero también como sujeto implicado y que tiene mucho que decir.
La creación de opinión mediante nuevos enfoques en los textos dramáticos, está empezando a mostrar al público consumidor del hecho teatral un nuevo rostro donde el colectivo GLBT no es mostrado desde las relaciones de poder y del odio de ciertas instituciones políticas y religiosas como pecadores, enfermos mentales, como seres anormales y desviados.

El caso más curioso de tratamiento informativo es el que se da con las lesbianas, sencillamente porque no existe tal tratamiento. Y como los medios configuran la realidad, la realidad para mucha gente es que las lesbianas no existen. En los medios hay un silencio muy llamativo, una omisión continua, una ausencia de las lesbianas como sujetos sociales, como creadoras, artistas, trabajadoras, productoras de discursos y formas de vida, con problemáticas propias, con reivindicaciones. Nada de su mundo o sus mundos trasciende en ningún medio. Quizás una de las pocas excepciones donde se muestra su existencia real sea en el teatro. Tenemos obras como: “Secreto a voces” de Totti Vollmer, “Las novias de Travolta” o “Brujas” para mencionar las más recientes, donde las lesbianas aparecen con personajes que la hacen visibles.

Para terminar un rápido análisis de los medios de comunicación, quiero insistir en la responsabilidad de los propios profesionales de los medios, debemos recordarles que son creadores de opinión y que deben evitar ese tipo de manipulaciones donde se promueve directa o indirectamente la discriminación contra el colectivo GLBT.
Es importante para los dramaturgos no caer en esas identificaciones que nos ofrecen los medios de comunicación, sino ser capaces de representar formas de identidad y de vida, que disuelvan esos estereotipos que intentan ceñir al colectivo en categorías de conducta o de moda.

Desde la década de los setenta el colectivo GLBT ha asumido una identidad política, accediendo a la palabra y a los espacios públicos. Los desórdenes del Stonewall, el 27 de junio de 1969, remecieron con fuerza la identidad sexo diversa en todo el mundo.

El pensador francés Foucault comprendió que la mejor forma de resistir a los discursos dominantes era denunciar sus estrategias, ya que los discursos pueden desarticularse y funcionar satisfactoriamente, incluso contraviniéndose a sí mismos. La relación establecida en el binarismo heterosexualidad / homosexualidad marca la distinción entre un adentro y un afuera, reafirmando el modelo hegemónico.
El homosexual, es creado como el otro infame que se arma con los elementos de la coerción. “sujeto de la sin razón”. Pierre Bordieu ha denominado a esto “la violencia simbólica”, que se instituye a través de la adhesión que el dominado se siente obligado a conceder al dominador Asimismo sostiene que las estructuras de dominio, se construyen en relación a “sistemas binarios de poder”.
Esta “maquinaria binarista del deseo” produce discursos y a su vez sujetos. Es por ello que Foucault ha señalado que el poder nos envuelve a todos.

Foucault señala que el poder ha transformado sus mecanismos de control desde la época clásica, generando una proliferación de discursos sobre el sexo en el campo del ejercicio del poder. El sistema burgués lejos de establecer una represión del silencio incita la producción discursiva, ligándola a la sexualidad mediante una incitación política, económica y técnica al hablar del sexo. La constitución del espacio privado y la subjetividad se signan de esta economía, ya que ésta funciona produciendo nuevos discursos que clasifican nuestro deseo. La “política del closet” es un ejemplo claro de este sistema, si estamos dentro se nos incitará a salir, pero si confesamos nuestra condición, se nos castigará por ello.

Frente a este dilema la reserva pareciera ser lo más adecuado, pero la política del closet preservada por el discurso homofóbico, presenta a la heterosexualidad como un hecho obvio que puede ser conocido universalmente. Es por ello que la invisibilidad refuerza los mecanismos de coerción, pero al emerger nos volvemos blanco de control, tal como ocurre con lugares de ambiente gay (discotecas y bares) convertidos en ghetos de vigilancia. Frente a esta paradoja Foucault señala: El objetivo de una política opositora no es por lo tanto la liberación sino la resistencia.

En los años ochenta con la aparición del SIDA mediante la lucha contra la enfermedad gays sanos y enfermos solidarizaron y extendieron sus redes hacia todo el espectro social. El hecho de que se haya visualizado a los gay como sujetos y hasta cierto punto tolerado, se debe al anhelo que muchos albergaron en ese momento de que esta violenta visibilidad derivada del SIDA se convirtiera asimismo en una pronta invisibilidad. Pero la enfermedad lejos de aniquilar las formas de vida gay las reordenó.

Es así como los gays intervinieron en políticas de salud pública y en planes de auto-resguardo, el saber descendió hasta las bases por medio de talleres de información de contagio y control de la enfermedad. Pero quizás lo más significativo fue la creación de un sistema relacional de afectividades y solidaridades que se estableció.

Al subvertir las estructuras del conocimiento las organizaciones del SIDA se empoderan como contradiscurso, al entrar en contacto con las geografías del placer sexo diverso. Los talleres de educación sexual realizados por la y su acceso a espacios del deseo, repartiendo condones en discoteca de ambiente o en otros espacios como los saunas, etc, reorienta los canales por donde transitan usualmente las tecnologías reguladoras de vida denominadas por Foucault como “biopoder”. Al subvertir las jerarquías del conocimiento los movimientos gay pasaron de ser de objetos social y científico de estudios a sujetos empoderados y productores de discursos.

En sociedades donde es hegemónica la moral católica existe una gran permisividad clandestina, al lado de un discurso culposo. Así, es posible consentir en el placer —porque en el presente lo que prima es la gratificación— pero queda negado el cortejo o enamoramiento público. En tanto pecado, el deseo homosexual sólo existe cuando se le pronuncia en la confesión. Como dice el dicho popular “háganlo pero no lo digan”.
Ello, sin embargo, no hace olvidar a los realizadores una verdad incuestionable: pese a las conquistas, el contexto sigue siendo difícil, el mundo parece estar siempre en contra, como quiera que ha sido diseñado por los otros, los “normales”, de modo que choca perennemente con los gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros que tienen el valor de asumirse, y con ello, enfrentarse al resto de la sociedad.
Por otra parte, la condición de víctima, de minoría incomprendida y discriminada del colectivo GLBT, no ha evitado los imprescindibles enfoques negativos. La solución, sin embargo, nunca sería (como opinan algunos) la creación de guetos, de espacios-para-el colectivo GLBT, lo cual implicaría (auto)marginación complaciente, tal como sucede en otras sociedades: a un lado están los negros, al otro las prostitutas, más allá los latinos, más acá los asiáticos y después los gays, las lesbianas, etc. Hay organizaciones (sociedades) para negros, para latinos, para judíos… y así cada minoría está controlada, la sociedad fragmentada y el poder diga reconocer las minorías, a las que concede un lugar bajo el sol… pero allá, donde no molesten, o donde se posibilite virar la cara en otra dirección, porque en realidad siguen considerándose las “manchas” de ese sol.

En realidad, de lo que se trata es de marchar hacia la plena aceptación del sujeto de sexualidad diversa, en los espacios sociales de todos. Aceptación y no tolerancia. Y ello sólo es posible concebirlo dentro de un modelo de sociedad profundamente humanista y democrática, como la que deseamos y por la cual se debe luchar.

Por otra parte está el impacto del SIDA y la correspondiente lectura que la mentalidad social y la prensa oficial achacaron solo a los gays — casi como una culpa original— de manera que regresa la clasificación clínica (y cínica) de la homosexualidad por una parte y la criminal por la otra: son unos enfermos o unos delincuentes; ambas marginalizan y criminalizan la condición sexo diversa.
Hacia algo bien concreto, no por lejano menos tangible, debemos buscar la participación, la aceptación más que la tolerancia, la comunión de los unos con los otros, al margen de las tendencias, ese sueño ojalá no lejano de que en un bar beban juntos , alcen y choquen sus copas, homos, heteros, bi, mujeres y hombres sin otra militancia que la condición humana.

Concretamente el decenio de los 90, con todos los cismas sociopolíticos que acaecieron en el mundo y que repercutieron inevitablemente en nuestro país significa un paso de avance respecto al reconocimiento de los homosexuales y sus derechos, que ha llegado, como es sabido, a la aceptación de la unión legal y la adopción en diversas partes del mundo, como recientemente se ha conocido y divulgado.
Paradójicamente, el desafortunado incremento del SIDA en la sociedad (dentro de cuyas estadísticas se revelan no pocos casos con esta tendencia) implica también una mayor consideración oficial, que incluye excelentes planes médicos y sociales, totalmente gratuitos (pese a los elevados costos que ellos acarrean) , para todos los afectados, al margen de las preferencias sexuales.

En este contexto el dramaturgo Marcos Purroy escribe, produce y monta su pieza “Anatomía de un Viaje”, una de las primeras obras que en los 90, abordaba el tema del Sida. Elio Palencia escribe su obra “Habitación Independiente para un Hombre Solo” también sobre ese flagelo. Se estrena la obra Ganadora del Premio “Esther Bustamante” del Nuevo Grupo de 1991, “El último Brunch de la década” de David Osorio, bajo la dirección de Daniel Uribe, la cual es una pieza cuya temática central es el miedo a la muerte, miedo presente en los cuatro personajes y sobre el amor y la amistad en los tiempos del sida. Ugo Ulive estrena “Escrito y Sellado” de Isaac Chocrón, esta pieza trata también sobre la temática del flagelo del sida, que va a ser una constante en la dramaturgia de finales de siglo
Citamos de nuevo a Hernán Marcano en su libro “El Travestismo Teatral” de 2006 con la siguiente sentencia: “ Siguen las temporadas teatrales con sus aciertos y desatinos, con sus propuestas de arte y de lo comercial, y también siguen subiendo a escenas nuevos travestís, gay, drag queen y homosexuales, manteniendo un atractivo expectante en un público cautivo, en opinión de muchos, sirve de catarsis colectiva en los tan ajetreada y estresante cotidianidad en la que se mueven, en una sociedad en crisis, donde la violencia le resta al esparcimiento cultural, donde el bochinche político asfixia a un espectador que prefiere sumergirse en lo mágico-fantástico de estos personajes, que en medio del oropel, desnudan sus almas y sus cuerpos buscando su propia reivindicación, a través de los aplausos y las risas de un público trasnochado que huye de reflexiones filosóficas que tengan que ver con la naturaleza humana de los oprimidos. Por lo contrario prefieren quedarse con los ídolos creados por la televisión, el cine y la publicidad, ventanas de escape ante tanto agobio, optando por disfrutar el “sueño” de estos personajes llamados gay, drag queen, travestí, homosexuales o simplemente “maricas” y que mantienen siempre la distancia que los separa del escenario y las butacas al igual que de la realidad a la que pertenecen”.

Podemos concluir entonces que con la incorporación del sujeto GLBT al arte y la literatura en el mundo entero el teatro empieza a despertar del letargo, comienza como a enterarse de que existe tal modalidad ontológica, y tímidamente la va “invitando ”a participar en sus relatos. Es necesario entonces un relato sobre la tolerancia, un llamado a la comunicación entre diferentes, y un respeto a la otredad. Sin embargo, aún cuando todo eso resulte indiscutible, no lo es menos que, se incorpora al personaje GLBT como protagonista y como sujeto (tanto dramático como narrativo).

La dramaturgia, aporta entonces acercamientos y logros parciales (que ya es algo, cierto) pero en ningún caso, el toro se ha tomado por las astas. Seguimos esperando. El sexo diverso, en tanto sujeto participante de la sociedad, elemento activo de las transformaciones que su devenir dialéctico va generando día a día, merece y exige un sitio en la escena nacional.

miércoles, 5 de mayo de 2010

SABANAGAY (Ensayo sobre homosexualidad y espacio)


por Bruno Mateo
Twitter: @bruno_mateo
IG: @brunomateoccs

ACTITUDES NEGATIVAS DE LOS OTROS Y LOS PROPIOS HACIA LO HOMOSEXUAL.

El término homofobia nos remite a un rechazo solapado o manifiesto hacia las prácticas homosexuales y a los que las realizan. Es de acotar, que la palabra homofobia no es correcta, si se divide el vocablo, homo significa igual y fobia es una aversión o rechazo, es decir que homofobia sería rechazo a lo igual. Y sabemos por tradición lingüística que esta voz se aplica al miedo por lo homosexual.

La identidad homosexual no sólo abarca el deseo homoerótico, sino la visión del homosexual como tal lo que repercute en el imaginario específico que el sujeto tiene y que acompaña el deseo sexual por su mismo sexo.

En una investigación realizada para determinar en que medida hay actitudes negativas u “homosexofóbicas” se encontraron seis factores que engloban el rechazo:

1. La percepción de una dimensión de peligro ligada a los homosexuales junto con el deseo de que se los reprima legal y socialmente.
2. Disgusto y ansiedad personal despertada por homosexuales.
3. Preferencias por lesbianas antes que por los varones homosexuales.
4. Percepción en los homosexuales de manierismos correspondientes al otro género.
5. Actitud reprobatoria hacia la “ausencia” de moralidad en los homosexuales.
6. Preferencia por homosexuales varones frente a las lesbianas.

Desde el punto de vista del construccionismo la homofobia es estudiada como una construcción social que busca no sólo desvalorizar una práctica determinada, sino regular y normar un orden social. La identidad homosexual no sólo abarca el deseo homoerótico, sino la visión del sujeto como homosexual.

La homosexualidad como una identidad construida han sido articulados con enfoques construccionistas, tal es el caso del interaccionismo simbólico (Weinberg: 1983) en donde se plantea que el desarrollo de una identidad gay es más un proceso cultural que un “hecho” real o como dice Carlos Basilio Muñoz en su trabajo IDENTIDADES TRANSLOCADAS Y ORIENTACIÓN SEXUAL EN CARACAS: ARQUEOLOGÍA, GENEALOGÍA Y TECNOLOGÍA DE LA ORIENTACIÓN SEXUAL: “la homosexualidad es lo que una Sociedad decide hacer de ella, las sociedades occidentales hicieron el concepto, entre otras cosas “algo a explicar” aunque no consideramos explicar las causas de la heterosexualidad, sí nos preocupamos por descubrir las causas de la homosexualidad”

Los grupos homosexuales han vista debilitar las barreras que cercan esta realidad biológica a espacios reducidos. Los gays - he de acotar que utilizaré el término gay u homosexual indistintamente y que éstos remitirán a las personas que mantienen relaciones sexuales con personas de su mismo sexo- forman un grupo coherente, aunque persiste la característica de marginal. Se ha empezado a tomar conciencia de una identidad como colectivo y como seres individuales que forman parte de una Sociedad en un espacio y tiempo determinados y no solo recluido a un lugar reducido como lo es de hecho Sabana Grande.

El Construccionismo plantea que el individuo homosexual instaura una conexión entre “ejecutar” (conductas homosexuales) y “sentirse” y “ser” (homosexual) mediante la adjudicación de alguna definición aprendida o construida de la homosexualidad.

Con respecto a esta crisis de la identidad sexual la Literatura ha recogido esta problemática; como por ejemplo la novela Manuel Puig EL BESO DE LA MUJER ARAÑA, que evidencia en sus dos personajes principales Molina y Valentín este desmontaje en sus respectivas identificaciones con sus prácticas sexuales.

En EL BESO DE LA MUJER ARAÑA se hace evidente una revalorización de las significaciones implicadas en la noción de identidad. Aquí se observa la dinámica de cambio que se opera en las representaciones culturales normadas por la hegemonía heterosexista. Los personajes que se encuentran en un espacio íntimo se van (re)conociendo como sujetos alejados de la plataforma cultural del contexto. Se produce un fenómeno de desmontaje representacional, es decir, Molina y Valentín se cuestionan a lo largo de la novela sus respectivas imágenes de acuerdo a su género y su correspondencia con la identidad homo y heterosexual. Los dos presos tienen identidades propias y sin embargo en la dinámica de la narración ambas representaciones entran en crisis. Las imágenes se ven transformadas o desmitificadas, lo que hace pensar que las construcciones identitarias vienen dada por una posición de poder de un grupo sobre otro.

El Construccionismo plantea que el individuo homosexual instaura una conexión entre “ejecutar” (conductas homosexuales) y “sentirse” y “ser” (homosexual) mediante la adjudicación de alguna definición aprendida o construida de la homosexualidad.

En un ensayo escrito por Philippe Ariés sobre el libro de Michael Pollack LA HISTORIA DE LA HOMOSEXUALIDAD se plantea que “la vulgata homosexual” de la actualidad rechaza a menudo los modelos del afeminado y del paidófilo (pedófilo) y lo sustituye por una imagen machista, deportista, súper viril aunque conserve algunos rasgos adolescentes como la cintura estrecha. Ariés plantea que “la tolerancia frente a la homosexualidad derivaría de un cambio en la representación de los sexos no sólo de sus funciones, de sus roles en la profesión y en la familia sino de sus imágenes simbólicas”.

Actualmente asistimos a una especie de normalización de la sexualidad y de la homosexualidad, las cuales han llegado a caminos demasiados lejos como para ceder a las presiones judiciales y sobre todos morales. Es menester acotar que este terreno ganado y el lugar de aceptación al cual se ha llegado no se debe al sólo hecho de la tolerancia por parte de la Sociedad y a una laxitud generalizada. Hay algo, según Pollack, más profundo, más sutil, y sin dudar más estructural y contundente: los modelos de la Sociedad en su conjunto han cambiado la representación que se tiene de los homosexuales, inclusive la imagen que se tienen de sí mismos los gays.

Sin duda que el Cristianismo con su ideología (demás decirlo: hipócrita) de una moral sexual rigurosa ha configurado y sostenido -hasta el Papa actual Benedicto XVI- una sanción de la sodomía, término surgido de las prácticas sexuales de los hombres de Sodoma en la Biblia y etiquetado como perverso.

A finales del siglo XVII y comienzos del XIX el homosexual se convierte en un monstruo, es un individuo anormal. Ya en el siglo XIX el gay era considerado un anormal y perverso. La Iglesia Católica reconocía que éste era un hombre-mujer, un hombre afeminado. Esa era la imagen. La víctima no era responsable de la aberración de la homosexualidad, pero había que mantenerlo a raya. Siempre se encontraba en la mirada de los censores (Sociedad) como sospechoso que podía corromper a los hombres normales. El homosexual u hombre afeminado que para ellos era lo mismo estaba predispuesto a seducir a sus allegados y llevarlos por los mismos derroteros. Siempre se tenía que desconfiar de un hombre afeminado.

Cuando el homosexual salía de su escondite impuesto por la Sociedad era para sumarse al grupo de marginales y perversos hasta que la ciencia médica desde el siglo XVIII lo colocó en un portón de monstruos y horrores. La anomalía era sus prácticas sexuales y sus ambigüedades fenotípicas.
La Iglesia ha condenado en todo momento la homosexualidad (Sodomie ratione sexus) como una perversión horrenda. ¿Es así de tan antinatural? ¿No es acaso una expresión de nuestra naturaleza fundamentalmente bisexual?

Según Goethe -anticlerical declarado- la homosexualidad es tan antigua como la propia humanidad, y por lo mismo, natural.
Sólo a manera de referencia se citan una pequeña lista de homosexuales en la Antigüedad:
• Hierón de Siracusa
• Filipo de Macedonia
• Alejandro Magno
• Minos
• Solón
• Platón
• Aristóteles

El Antiguo Testamento en la cultura hebrea impuso la pena de muerte para la homosexualidad: “si alguien se acuesta con un hombre como una mujer, ambos han cometido abominación y deben morir”
Durante el Cristianismo Pablo condenó la práctica homoerótica de los hombres y (en un pasaje) la de las mujeres. La Sociedad cristiana persiguió a la perversión durante mil quinientos años con castigos severos.

El amor homosexual fue considerado en Occidente durante mucho tiempo como un crimen grave. Las leyes penales de Carlo I (“cabeza secular de la cristiandad y protector de la Iglesia”) que siguieron vigente en ciertos lugares hasta finales del siglo XVIII llevan a la hoguera a quienes realizaran relaciones sexuales entre hombre y hombre y mujer y mujer. En Inglaterra solo en 1957 se despenalizó la homosexualidad entre adultos. En la Alemania Nazi, el Fuhrer aplicó fuertemente el artículo 175 del Código Penal por el que fueron juzgados y castigados por homosexualidad entre 1937 y 1939 aproximadamente 24000 hombres.

Es importante y se recibe con beneplácito que Sigmund Freud (1856-1939) haya rechazado la pretendida diferenciación que se hace de los individuos homosexuales, el psicoanálisis se niega a admitir que estas personas formen un grupo característico diferente al resto de los mortales.
Los enfoques de la medicina moderna acerca de que la homosexualidad cambiaron cuando la Asociación Americana de Psiquiatras declaró que no era una enfermedad en el año 1974 y la Organización Mundial de Salud en 1981.

La liberación política de los homosexuales gracias al proceso democratizador de los años mil novecientos ochenta configura un contexto favorable al planteamiento de las luchas por los derechos de las comunidades gays y el desarrollo de movimientos reivindicativos de las mujeres y minorías sexuales apoyados por las redes y movimientos sociales trasnacionales (Keck y Skkink 1998)

Hace unos cuantos años atrás, tal vez una treintena, a la homosexualidad se le habría concedido una importancia a la amistad dudosa, al amor que empuja a un hombre hacia otro, o una mujer a otra y a afectos radicales que terminan en trágicos acontecimientos. Ejemplos: Aquiles con su furia por la muerte de su entrañable “amigo” Patroclo que desencadena la legendaria y literaria guerra en la ILÍADA o el caso de Harmodio y Aristogitón (el adulto y el efebo en el 514 a.C), los antiguos amantes de Miguel Ángel (1475-1564). El sentimiento no está erradicado de los grupos gays, sino que la construcción de la imagen que se tiene de ésta pospone el afecto y lo reemplaza por la acción meramente sexual.


LA HOMOSEXUALIDAD ES UN SECRETO

A partir de esta breve panorámica por la historia de la homosexualidad pasaré a tratar de explicar una hipótesis a partir de Sabana Grande ubicado en Caracas como lugar frecuentado por una inmensa cantidad de gays y lesbianas que ha permitido, a mi parecer, la consolidación de un espacio al que se puede identificar como lugar de reunión de gays y lesbianas y que trae como corolario un determinado imaginario homosexual basado en una tácita identidad.

La hipótesis es el hecho de ser homosexual se convierte en un secreto que configura la identidad y condiciona los lazos afectivos entre los individuos homosexuales y que encuentra un espacio geográfico fijo - como lo es sabana grande- para desarrollarse en la práctica.

En países de América Latina se han hecho investigaciones (Kornblit, 1998) las cuales muestran que en el desarrollo de la formación de una identidad individual la relación con los otros significativos está fuertemente determinada por la manera de socializar la información relativa a la orientación homosexual.

Es importante preguntarse no el origen ni las causas de las prácticas sexuales, como señaló J. Weeks (1995) con respecto al tema, lo interesante es indagar sobre los significados que una cultura particular da a la conducta homosexual y conocer los efectos de las significaciones.

Homosexualidad es la tendencia a buscar placer sensual mediante contactos físicos con personas del mismo sexo más que con las personas del sexo opuesto (Dover, 1982:13)

La identidad homosexual no siempre es adoptada independientemente. Por el contrario, la invención de la “homosexualidad” ha sido atribuida en general de modo heterónomo por parte de los especialistas.

En nuestra Sociedad la homosexualidad es una dimensión de la personalidad que constituye un motivo de estigmatización, de señalamiento, discriminación y por consecuencia de exclusión.
La homosexualidad pareciera tener dos características principales que la determinan: por un lado que se realiza en secreto, no es evidente ante los ojos heterosexistas, pero es posible ser identificada como secreto entre los mismos homosexuales. Se puede ocultar con relativa facilidad, por otro lado la homosexualidad no se comparte en todos los ámbitos sociales (familia, escuela, iglesia, etc.) Es decir que una o un niño o adolescente que desarrollará una vida homosexual se cría en un ambiente heterosexual.

Ahora bien, un secreto tal vez implica ciertos aspectos: es aquello de lo que no se habla, lo que se oculta con recelo. El secreto puede construir nexos afectivos y sociales y he aquí donde se hace menester un lugar o espacio físico específico, llámese LAS DOS BARRAS en el callejón de las puñaladas en pleno bulevar de Sabana Grande o el PULLMAN ubicado en la paralela a éste. Estas relaciones afectivas o de complicidad entre los gays incentivan a un tipo particular de interacción y de conflicto.

Hay antropólogos como es el caso de Andras Semplini (1984) que dice que “es secreto, según la etimología, lo que ha sido separado y puesto aparte (se-cernere). El acto constitutivo del secreto es un acto de rechazo que implica al menos dos seres –personas o grupos- ligados por una relación negativa; el que detenta el contenido puesto a un lado y el destinatario al que se apunta por dicho contenido negado (…) salvo para la teología, no hay secreto en sí, sin blanco o destinatario al menos originario. Una vez consumada la separación ¿en qué se transforma la sustancia puesta a un lado? (…) en algo oprimido, apretado, constreñido, es decir cargado de tensión, cargado de la tensión del rechazo que ha instituido el secreto y que hay que mantener o preservar…”

Los homosexuales son individuos estigmatizables, sólo por el hecho de invisibilizarse dentro de la Sociedad, lo que implica que pueden ser “descubiertos”. En este sentido, la efectiva comunicación y del secreto compartido conforman un recurso fundamental del que dispone el individuo estigmatizable, es decir, el gay.

En  Latino América desde el siglo XX, la legislación no prohíbe las relaciones sexuales a mutuo acuerdo entre personas del mismo sexo. Lo único que se pide -no legalmente sino socialmente- es su discreción. La problemática se presenta cuando se transgreden los límites de lo privado (zonas espaciales geográficamente determinadas) y la homosexualidad se vuelve públicamente detectada.

Esta relación se puede interpretar como si los heterosexuales y los homosexuales hubieran hecho un pacto implícito en cuanto al grado de tolerancia social hacia la homosexualidad a cambio de la discreción y el secreto e invisibilidad.

Este mínimo de aceptación mal llamada tolerancia conviene a muchos gays para esconder su secreto. Es decir, un poco de discreción una vida homoerótica más o menos feliz y normal puede ser vivida, en el interior de los límites impuestos por la comunidad, a pesar de mantener una doble vida con todas sus complicaciones e implicaciones. Se exige crear un muro de contención, una zanja que divida a la homosexualidad en dos áreas separadas: lo público y lo privado.

Esta separación espacio temporal de las prácticas homosexuales repercute en las maneras de seducción, a al vida en pareja y a la actividad sexual. La experiencia ha dado cuenta del riesgo que corren los gays relativos a las ITS infecciones de transmisión sexual ITS incluyendo el virus VIH SIDA. En la medida que exista una discriminación ligada a espacios o lugares específicos que recluyen a los homosexuales en esa misma medida las relaciones afectivas, la consolidación de parejas estables y la toma de riesgos o separación del sexo y el afecto (amor) entre otras prácticas sociales devenidas de las relaciones homosexuales se verán afectadas (Polack 1988 y 1993, Pecheny 2000)

La homosexualidad y sus pares homoeróticos siempre han existido y existirán. Lo que cambia históricamente es su grado de evidencialidad o visibilidad (Sebreli: 1997) Este autor ilustra este hecho con la imagen de “las ciudades bajo ciudades”. Tales espacio urbanos tienen sus propios códigos de lenguaje y de conductas llegando incluso a elaborar un complejo constructo imaginario común. En términos tradicionales de la jerga lingüística gay, este espacio o lugar es un sitio “de ambiente” y está formado por “los que entienden” la nota o “entendidos” diferenciándose de los “nada que ver” (Sivori 2000)

Para Michael Pollack (1993: 216-217) “la conquista de las libertades sexuales se hizo gracias al refuerzo de una sociabilidad específica e indirecta, como la que indica el término ghetto”.
La liberación de la vida homosexual implica necesariamente su desarrollo en un lugar, sitio o espacio privado que se pone a resguardo de las miradas heterosexuales.

La vida privada o secreta de los gays se realiza en ciertos espacios físicos que pueden ser llamados áreas homosociales como por ejemplo parte del bulevar de Sabana Gay, perdón quise decir Sabana Grande.

La mayor dificultad que se plantea en una sociedad homofóbica como la caraqueña no se refiere al plano de lo puramente en el plano de lo sexual de la identidad homosexual, sino es por la potencial libertad y su visibilidad en el espacio público como pueden ser el afecto o el amor. Incluso en las Sociedades intolerantes las actividades sexuales entre personas del mismo sexo pueden ser practicadas en sitios secretos, oscuros y clandestinos, en las paredes de los bares, hoteles, saunas baños o recovecos ausentes de luz, lo que plantea mayores inconvenientes es la manifestación, según Mario Pecheny en su trabajo DE LA “NO DISCRIMINACIÓN” AL “RECONOCIMIENTO SOCIAL”. UN ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN DE LAS DEMANDAS POLÍTICAS DE LAS MINORÍAS SEXUALES EN AMÉRICA LATINA, de la homosexualidad como una relación afectiva. En este sentido, la influencia de la discriminación se percibe más en la cohibición de algunos gestos propios de una pareja, por ejemplo, besarse en público o caminar de manos tomadas por el bulevar.

Los espacios físicos de sociabilidad enteramente gay se encuentran por lo general referidos a lugares de seducción o de “crossing” como lugares de levante, saunas o bares al estilo de LAS DOS BARRAS , LA TORTILLA o el sauna LA COCHINERA en la calle de los hoteles cerca del bulevar. Estos lugares se consideran clandestinos, muchas veces con la complicidad de la Sociedad heterosexista. Esto dificulta la constitución de un movimiento socio político que aspira a ser público.

Un poco para ilustrar lo anteriormente expuesto me permito colocar una entrevista hecha al Presidente de la ONG Alianza Lambda Venezuela defensora de los derechos de los homosexuales en Caracas 20 de marzo de 2004 a propósito de una denuncia impuesta ante las autoridades por agresiones homofóbicas:

“En Caracas, por ejemplo existe una población homosexual grande, muchos de los casos están fuera del closet, pero la gran mayoría aún se encuentra dentro de éste y acuden, escondidos a ghettos comercializados como única forma de vivir su homosexualidad. El temor a ser encontrados en sitios para homosexuales, de que en su trabajo se sepa esta condición o de que la familia se entere genere gran estrés y afecta la calidad de vida de muchas personas”

He aquí un ejemplo claro, triste y alegre a la vez, típica característica de los homosexuales: vivir en la ambigüedad sin una definición exacta en sus dimensiones como personas y funciones dentro de la Sociedad una situación que se produce cuando la homosexualidad encuentra su desarrollo sólo en pequeños o grandes lugares, no importa es igual, la conclusión es que el “mundo gay” se limita a ciertas linderos reales.

Hablar de una zona específica para el “sano” desarrollo de la práctica homosexual es hablar de un lugar de encajonamiento para su alcance dentro del sistema social ¿Por qué? La comunidad gay auto identificada como tal encuentra un asidero real para la comunicación socializada entre sus integrantes en Sabana Grande. Considero que el bulevar se ha convertido de alguna manera para los gays y lo no gays como una zona rosa (aunque no legalizada). Al etiquetar este lugar con un color rosa se está amanerando el discurso y no hay que olvidar que éste es generado por una sociedad heterosexista, por otra parte, la ausencia de una zona rosa legal ha limitado la vida de los homosexuales. Esta paradoja es un terreno ambiguo como todo lo que implica la homosexualidad masculina y el lesbianismo. Los individuos gays en Caracas no encuentran límites fijos en donde poder desahogar su seducción hacia su mismo sexo. Obsérvese que incluso manejo el término “desahogarse” porque esta es la construcción lingüística y cultural que se hace del homosexual: un ser reprimido que vive una doble vida. ¿Hasta qué punto el gay se debe identificar como tal? Y sí se dice gay como identidad de vida ¿esto no constriñe a los homosexuales a unos límites socio culturales ubicados geográficamente en un lugar? Por ejemplo Sabana Gay, como se le nombra en el submundo del secreto y de lo privado. A manera de chanza el bulevar que va desde Plaza Venezuela hasta Chacaíto se le nombra desde los finales años de los ochenta Chacaíto lesbians, Sabana Gay y Plaza transfor.

En este sentido, Sabana Grande representa para la comunidad GLBT de Caracas un espacio, por un lado, de liberación y plataforma para el desarrollo de una manera específica de vivir y por otro lado un espacio que ciñe la práctica de la identidad gay con todas las consecuencias que trae una limitación física en los individuos. Sabana Grande se convierte así en una cárcel que puede traer dos vertientes en distintos caminos antagónicos e inseparables a la vez: la frustración de una doble o mediocre vida con su implicada aceptación o la libertad para el desahogo emocional y sexual.

Sabana Grande representa para la homosexualidad caraqueña un lugar de descargue, un sitio en donde el gay sale del closet, un bulevar que dinamiza las prácticas homosexuales y la seducción de sus pares. Los individuos homosexuales pueden aquí liberar su otro lado, el lado que se empeña a invisibilizarse en los espacios públicos heterosexuales. Aquí el “secreto” se comparte bajo la mirada de los otros y tal vez con el miedo leve o intenso a ser descubiertos y hacerse visible. La pregunta es ¿hasta qué punto es sano para la dinámica y la identidad homosexual encerrarse y caminar por un bulevar? ¿Es que acaso este espacio de Sabana Grande puede convertirse en un lugar más amplio y metafóricamente hablando que extienda sus calles a otros espacios para que así la reivindicación del homosexual en realidad llegue sin esa tolerancia convenida en una Sociedad hipócrita? Quedan muchas preguntas no resueltas. Sólo interrogantes que la dinámica de la vida homosexual sabrá darle sus justas y precisas respuestas.

Por favor, aún no.