martes, 20 de febrero de 2018

“El gran varón” de Willie Colón: la homofobia registrada en una buena canción.



Por Alejandro Moreno.


Basta revisar un poco la historia de la salsa – sus protagonistas, sus canciones, etc. - para sospechar que ésta ha sido un género profundamente machista, misógino y homofóbico (aunque el verdadero término debería ser transfóbico, es decir, fobia a los transexuales), como machista, misógina y homofóbica ha sido la historia de toda la música. Hace falta escuchar el tema “El gran varón”, de Willie Colón, para constatar que un mundo de prejuicios, clichés y mucha intolerancia se esconde detrás de muchos temas salseros que han tocado el tópico de la homosexualidad. Incluso resulta curioso que Willie Colón un músico que ha demostrado en otros campos una profunda sensibilidad social y un profundo apego a principios de igualdad y solidaridad y que hasta con su actividad política en la ciudad de Nueva York se ha mostrado cercano a la lucha contra la exclusión y la marginalidad, sea precisamente él quien interprete la mencionada canción, escrita por el panameño Omar Alffano. “El gran varón” recoge en su temática todos los prejuicios en torno a la homosexualidad y la transexualidad. A pesar de estar bien cantada y muy bien arreglada, es una canción que mueve a la reflexión.

En primera instancia Simón hace lo que parece lógico: debido a un entorno que él intuye que le hará un juicio sumario por su identidad sexual, se aleja de la casa paterna (la figura de la madre no aparece en ningún momento en la canción, quizás porque resultaba difícil no darle un papel de protectora y tolerante de la situación de su hijo), agobiado tal vez por el hecho de que no puede desarrollar una vida normal con la identidad sexual con la que siente cómodo. Aparece el primero de los clichés de la canción: Simón desea irse a otro país porque de alguna manera estar en el suyo no le permitiría llevar la vida de “desenfreno” sexual que finalmente lo conduce al desenlace que tendrá su vida:

Al extranjero se fue Simón
lejos de casa se le olvidó aquel sermón.

Otro de los clichés que se hace presente es el hecho de que se la identidad sexual de Simón como una conducta patológica. Esto en el marco de la supuesta ironía que representa que tendrá que ser “un gran varón” . Simón había estado de alguna manera bajo el régimen totalitario que regía en la casa paterna. Y pareciera insinuarse levemente que este ahogo, esta disciplina rígida a la que está sometida su vida finalmente es lo que lo conduce a ese abismo en el cual se supone que sucumbe Simón. Y además de eso había sido inducido a cumplir por su condición de homosexual:

Fue criado como los demás
con mano dura, con severidad, nunca
opinó.
Cuando crezcas vas a estudiar la misma vaina que tu papá,
óyelo bien, tendrás que ser un gran
varón.

En “El gran varón” priva indudablemente esa necesidad de Simón de hacerse otro, un desdoblarse y asirse al género con el que se identifica plenamente, la esencia femenina que en la canción queda suprimida y frivolizada. El encuentro con el padre se establece como una cuestión de “hombres”, pero el problema es que uno de ellos no asume. El propio Simón ironiza sobre su condición homosexual cuando dice “Simón, tu hijo, el gran varón”. Pero en realidad el que ironiza sobre los homosexuales es el propio narrador de la historia. Pareciera haber un tono de menosprecio, una cierta superioridad moral de la cual el narrador se siente ungido:

Cambió la forma de caminar,
usaba falda, lápiz labial y un carterón.
Cuenta la gente que un día el papá
fue a visitarlo sin avisar, ¡vaya que
error!
Que una mujer le habló al pasar,
le dijo: “Hola, ¿qué tal, papá, cómo te va?
¡No me conoces! Yo soy Simón,
Simón, tu hijo, el gran varón.

De alguna manera, la canción pretende solidarizarse con los homosexuales y con la discriminación de la que son víctimas:

Hay que tener en compasión
basta ya de moraleja y
el que esté libre de pecado que tire la
primera piedra.

Sin embargo, el guiño homofóbico llega en el coro cuando con esa autoungida y pretendida superioridad moral se pregona lo siguiente:

No se puede corregir a la naturaleza
palo que nace doblao jamás
su tronco endereza.

Con el final del tema todo queda dicho: la masacre moral queda consumada, se ha linchado al villano, al malo de la película, al que tiene necesariamente que pagar el precio de una vida abyecta, torcida: se ha hecho justicia. El hecho de ser homosexual finalmente lo ha castigado como merecía. Sin familia y sin amigos Simón ha pagado el precio de su atrevimiento.

Creo que durante años (yo en lo particular escuché esta canción como un himno que buscaba mayor tolerancia hacia los homosexuales) hemos visto este tema como una canción para celebrar la tolerancia, pero cuando vemos con un poco más de cuidado nos damos cuenta de que nunca quedó mejor registrada la homofobia en una buena canción:

En la sala de un hospital de
una extraña enfermedad murió Simón.
Es el verano del 86 al enfermo
de la cama 10 nadie lloró.
Simón, Simón.

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