viernes, 28 de septiembre de 2007

¿Más nada o nada más?
de Ángel Rosenblat


Decía un amigo español, como quien comete una infidelidad a su lengua materna:


"Me estoy venezolanizando: ya digo más nada"


Efectivamente, más nada es general en toda Venezuela. Hasta se encuentra en un purista como Julio Calcaño: "Patojo es afín a patuleco, y es el que tiene los pies hacia dentro, como el pato, y más nada". Y en una prosista como Teresa de la Parra, que juega con los más sutiles matices de la lengua, María Eugenia, de regreso de Europa después de doce años de ausencia, ve desde cubierta las luces de Macuto:


"Evocaba la fisonomía fina y alargada de tío Pancho. Recordaba cómo antes de marcharse me había cogido en sus brazos. recordaba cómo luego me había besado muchas veces, y cómo, por fin, sin decir más nada, había vuelto a ponerme en el suelo"


También es general más nadie, más ninguno, más nunca. En un cuento de Urbaneja Achelpohl, Rosa, desengañada de su primer amor, dice : "yo no quiero querer a más nadie. Lo que deseo es acabar con esta angustia que me queda".

En algunas partes del interior, en Trujillo por ejemplo, es frecuente el saludo: "¿Qué hay?". Y se contesta: "Más nadita". El más nunca se encuentra también en las Lanzas Coloradas de Uslar Pietri. Y el más nada y el más nunca en la prosa nerviosa y a veces fulgurante de Simón Bolívar. Por ejemplo, en carta dirigida desde Oruro el 25 de septiembre de 1825 al general Salom, que había intercedido repetidamente a favor del general Valero, culpable de insubordinación:

"Es tal la influencia que usted tiene sobre mi corazón, que al fin he cedido contra toda mi conciencia y la inflexibilidad de mis principios; pero no se empeñe usted más nunca en cosas semejantes, ni aaun por generosidad"

La verdad es que el más nada se da casi en toda América, aunque con arraigo muy variado. En la Argentina es frecuente en algunas provincias del Interior (Mendoza, San Luis, etc.), y aparece no sólo en el diálogo de Benito Lynch o de Florencio Sánchez, sino en Don Segundo Sombra, la gran novela gauchesca. Después de arrear reses por la pampa, días y días, con tormentas, frío y lluvias, sin poder dormir, Demetrio, el más grande y fuerte de los troperos, al espantársele el caballo junto a la tranquera de llegada, cae tendido al suelo, sin sentido. Y dice el narrador (cap. XXIV):

" Ahí quedó, sin darse cuenta siquiera que el sueño lo había agarrado a traición en el suelo, donde tal vez, a pesar del golpe, sintió que aflojar el cuerpo y no querer más nada es algo maravilloso"

Charles Kany lo ha documentado además en el Uruguay, Paraguay, Colombia, Panamá, Costa Rica, Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo y Méjico. Pero quizá en la región del Caribe sea donde ha alcanzado más extensión geográfica y social.

¿habrá que considerarlo entonces un uso americano, y tendrá razón el amigo español que cree abdicar de su personalidad nacional al usarlo? ¡Oh, nada de eso! En España se conoce tambi´´en, en Galicia, en León, en partes de Aragón (al menos en el campo de Jaca) y en Canarias.

Además, tiene una tradición literaria. El extremeño Bartolomé de Torres de Naharro, un brillante precursor de Lope de Vega, lo usa aprincipios del siglo XVI. Primero en su Comedia Calamita. Fileo ha estado espiando los amores del hijo de su amo:

" Torna después su camino
sin más nada,
para narrar la embajada
allá en casa a su señor"

La preferencia venezolana por más nada, más nadie, más nunca es sin duda del mismo orden: afán de negación rotunda.



Publicado en el "Papel Literario" de El Nacional, Caracas, 23 de julio de 1953.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Llegó el Sambil


Los procesos transformadores inherentes a un ente orgánico como lo es la ciudad, trae como consecuencias una división de opiniones entre sus ciudadanos, hay quienes se plegan a los cambios y los aceptan, hay otros que adversan la alteración de su espacio. Tal es el caso del levantamiento inconsulto del mall del Sambil que se levanta sin ninguna piedad en el elevado de la Candelaria, justo diagonal a otro super centro comercial llamado Galerías del Ávila. ¿Por qué no se expuso el caso en consulta pública a los ciudadanos caraqueños? Quizás porque detrás de esta construcción se mueve una gran cantidad de dinero. Es una especulación, pero que no se aleja de nuestra realidad política. El caso es que lo que se nos viene encima a los pobladores del valle del guaraira repano es un caos de marca mayor. Las colas serán (aunque ya lo son) infernales. La contaminación se desarrollará más, en contraposición al discurso oficial de la protección del medio ambiente. En mi maltratada Caracas hemos tenido un destino destructor, la mayoría de los Alcaldes y Gobernadores no son caraqueños ¿será por eso que no la quieren?. A los exterminadores del espacio siempre se les ocurre una idea mediocre que atenta contra nuestra deteriorada ciudad. ¿Quién se puede imaginar el desatre vehicular que se formará a pleno medio día en la Candelaria? A los que dieron el permiso y a los dueños del Sambil en construcción les importa un rábano. Ellos no caminan por las calles en transporte público y quizás no vengan a esta parte de la ciudad. La destrucción del espacio urbano en Caracas es de vieja data. Recuerden al dictador militar derechista Marcos Pérez Jiménez. La transformación de la capital por parte de este General aún no se ha estudiado en profundidad. ¡Sí! él hizo muchas obras arquitéctonicas que hoy perduran, pero preguntémonos a costa de cuáles sacrificios en nuestro espacio caraqueño. Y así a todos los gobernantes locales se les encienden el bombillo de su genialidad y pretenden destruir lo que está construido para realizar otra obra, por lo general más mediocre que la que estaba. Los caraqueños compraremos muchos objetos en el nuevo centro comercial de la Candelaria, pero nos quitarán otro pedazo de la ciudad y de nuestro imaginario urbano.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Buenas y malas palabras

¿Díceselo o díselo?
De Ángel Rosenblat

Entre nosotros hasta la gente más culta usa: "Díceselo a Juan", "Díceselo a tu mamá". ¿no ha incurrido en ese uso Simón Bolívar. En una carta dirigida a María Antonia, su hermana, el 30 de marzo de 1824, le dice:


He celebrado infinito el que me hables de Lino...Siento infinito que las circunstancias no me permiten servirle como merece. Díceselo así, con el mayor esclarecimiento, y que no lo olvidaré jamás.


De esta carta no existe el original, sino una copia. No creemos que Bolívar, con su extraordinario dominio del idioma, incurriese en tal falta, ni siquiera en una carta familiar. Aún el "esclarecimiento" quizás sea "encarecimiento". El díceselo hay que atribuirlo, indudablemente, a incorrección de la copia.

Pero de todos modos es viejo entre nosotros. Ya Miguel Carmona, en el Monitor Industrial, de Caracas, el 25 de febrero de 1859, lo consideraba voz corrompida. Y también se ha señalado en Colombia, Guatemala, Méjico, Nuevo Méjico, Santo Domingo, Puerto Rico, Perú y Chile, y también Andalucía. En cambio, las regiones de voseo, de Venezuela y gran parte de América, usan díselo (de decídselo). Y en algunas partes alternan las dos formas.

Obsérvese que ese díceselo representa una igualación entre la tercera persona del presente (él dice) y la forma del imperativo. En las tres conjugaciones castellanas coinciden esas formas: ¡canta!, ¡come!, ¡sube!, y él canta, él come, él sube. Pero hay unos pocos imperativos irregulares que rompen la coincidencia : di-dice, pon-pone, has-hace, sal-sale, ten-tiene, ven-viene. El habla popular, en Venezuela y otras regiones, tiende a restablecer la regularidad. Y a eso se debe no sólo el díceselo, sino también los usos siguientes, que se dan entre nosotros con mayor o menor frecuencia:

"Póneme ese coroto en el bulto", "Póneme las medias", "Compóneme ese reloj", "Dispone tú".

...

Esa tendencia regularizadora se da también en España, al menos en la Provincia de Salamanca: hace (haz), pónelo (ponlo). Y ha triunfado plenamente, en la lengua general, en los compuestos de decir: contradice, desdice, predice, bendice, maldice. Hoy ya nadie diría contradilo, bendilo, maldilo, aunque todavía hay cierta vacilación en los partidarios de bendecir y maldecir, en los tiempos compuestos se ha impuesto el participio regular (he bendecido, fue maldecido), pero subsiste el anómalo en el uso adjetivo (el bendito apóstol, la generación maldita) y en frases exclamativas en que hay cierta transición hacia el uso adjetivo: "¡Bendito sea el patio de los naranjos!"( expresa entre nosotros sorpresa o desagrado), "¡Maldito sea!".

...

Volvamos a nuestro díceselo. Su uso, como el póneme, hácelo, sale, entretiéneme, previéneselo, es manifestación de una tendencia general aregularizar los imperativos irregulares. Es decir, manifestación de una de las grandes fuerzas que gobiernan la vida de la lengua: la analogía. ¿Habrá que considerarlo entonces admisible? La anlaogía es una fuerza tiránica e igualitaria, es la fuerza de gravitación del sistema. Frenta a ella la anomalía representa un principio de diferenciación, de asimetría, de variedad, de libertad individual. El analógico díceselo es expresión de la corriente niveladora. Pero hasta la lengua culta general lo rechaza como vulgarismo o provincianismo y sólo admite el anómalo dísel. ¿No hay en ello, como en el caso de roto y frente a rompido, el triunfo de una subterránea selección estética? Las lenguas vivas representan siempre un equilibrio entre la analogía y la anomalí. Equilibrio inestable, como todo equilibrio vivo.

Publicado en el "Papel Literario" de El Nacional, Caracas, 28 de septiembre de 1955.

jueves, 20 de septiembre de 2007

ESQUINA EL CUJI

Según cuenta la leyenda, en esta esquina se alojaba un zapatero llamado Carrasquero. Este señor era algo extraño, era como una especie de astrólogo. Él veía señales de muchas cosas que podían suceder, en el movimiento de las estrellas, las ramas de los árboles y hasta en el aullido de los perros. Dicen que él tenía visiones acerca de un tesoro enterrado cercas de una mata de cují. Así que decidió hablar con un monje del Monasterio de San Jacinto y preguntarle que podía hacer para localizar con más exactitud el sitio donde estaba el tesoro. El monje, para jugarle una broma al señor Carrasquero le dijo que fuera al sótano de la iglesia a la medianoche para que algún espíritu le informase lo que quería saber. El señor Carrasquero acudió al sitio a la hora indicada, y efectivamente, le apareció un espíritu quien le dio unas indicaciones absurdas y que casi lo mató del susto. Luego, el monje fue en busca del señor Carrasquero y lo encontró asustado debajo de unas escalinatas. Así que esta graciosa historia lleva el nombre del apacible árbol que le dio sombra al zapatero: El Cují.

En esta misma esquina se cuenta una anécdota que figura en la historia de la ciudad de una manera interesante: El 24 de julio de 1821, vivía en esta esquina, una dama de profundos sentimientos realistas llamada doña Josefa Echenique. Cuando ella vio al héroe revolucionario General Bermúdez, quien pasaba por allí en camino hacia el combate que se desarrollaba en El Calvario, decidió “darle su merecido” cuando regresara. Así que se consiguió un balde de agua caliente. Cuando vio pasar al buen General que venía de regreso, se lo vació encima gritando: “¡Agua caliente para un insurgente!”

A pesar de esta historia, la esquina todavía lleva el nombre de El Cují.

jueves, 13 de septiembre de 2007

SEPTIEMBRE
de Libeslay Bermúdez

Adónde tú con ese árbol caído en el corazón
adónde los otros con su miseria gastada
¿De quién la espada en el alma de los muertos?
¿De quién el grito?

Dos veces más y los perros persiguiendo la carne sin fronteras
el recuerdo de la sangre obliga
la sombra permanece sonriente
en los hombros del poeta que busca la lágrima
y espera otra vez

A veces las calles dicen algo
a veces es verdad que a veces dicen cosas
a veces las hormigas llegan a la biblioteca
y danzan con sus huevos por entre mis libros
a veces entre mis libros

Éramos varios y la luna caminaba con nosotros
nosotros que éramos también
los que veníamos buscándonos

¿Cómo será vivir colgado de una casa subterránea
perder el hilo de las horas
¿será que se puede vivir en el agua con los ojos abiertos
y yo, que no me he dado cuenta,
me quedé viajando en este barco negro?

Este barco de papel
donde no quepo sin doblarme
barco de sol me lleva
soy esa orilla como un sueño
roto de agua
mecedor.

Libeslay Bermúdez. Juegos de guerra. La Mancha Ediciones. Caracas, 2006

domingo, 9 de septiembre de 2007

Guayoyo

Una de las características más sorprendente y envidiada de los venezolanos es la competencia linguística que poseemos, es decir, esa capacidad de dinamizar la lengua según los diferentes momentos históricos. Me atrevería a decir dentro de mis limitados conocimientos del lenguaje que Venezuela es uno de los países que posee la habilidad de utilizar las palabras y transformarlas para lograr una comunicación más eficaz. Un ejemplo de lo que estoy acotando se percibe cuando nos acercamos a un establecimiento para tomar un simple café. Los nombres de los diferentes cafés servidos sobrepasa el vulgar hecho de tomarlo. Es gracioso e interesante cómo los venezolanos pedimos un café. Hay quienes piden un café con leche, el nombre menos elaborado, otros piden un tetero, una taza de leche con un toque de café, un negrito corto, la mitad de una taza llena de café, ni "muy, muy ni tan, tan", una manera peculiar de solicitar una taza de café ni muy oscura ni tan clara, un guarapo, un café negro claro y no puede faltar el famoso guayoyo, el más tradicional café de panaderías y cafeterías, el cual consiste en una taza de café claro, casi agua. También hay un sector de la población más snob y pide el café con ciertos vocablos extranjeros, tales los casos, café late, capuccino, mocaccino y demás.

Venezuela es un emporio de neologismos y de dinamismo en el habla. Es un país rico en palabras inventadas y estrategias linguísticas.

sábado, 8 de septiembre de 2007


Teresa de la Parra

"La mujer proyectándose en la obra"

Teresa de la parra, seudónimo de Ana Teresa Parra Manojo, nace en París en 1890. Su familia estaba vinculada al hombre fuerte de Venezuela; Juan Vicente Gómez, que detentó el poder entre 1903 y 1935, primero como presidente y luego como dictador. Esta familia formaba parte de la aristocracia venezolana y, dentro de ella, al sector de los terratenientes; en consecuencia formará parte de la aristocracia de ese país..
Desde los dos a los nueve años vive en la hacienda de caña de sus padres en la localidad de Tazón, cerca de Caracas. En 1898 muere su padre y la familia se traslada a España. En 1909 regresa a Caracas, en 1922 viaja a París. Su vida se vuelve itinerante hasta pocos años de su muerte, ya que la enfermedad que padece (tuberculosis), le impide viajar. Reside entonces en España y muere en Madrid en 1936.
Sus primeras realizaciones literarias fueron los relatos orientales publicados en un periódico bajo el seudónimo de "Frufrú", a los que siguen otras publicaciones en diarios y revistas.
En 1923 publica en París su primera novela: "Ifigenia": "diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba", la cual es celebrada por R. Roland y M. De Unamuno. Es una de las primeras mujeres sudamericanas en ganar un premio literario en Europa. Sus vínculos con la intelectualidad europea e hispanoamericana se multiplican. Es amiga de Gabriela Mistral, con quien mantiene asidua correspondencia.
En 1927 viaja a La Habana donde conoce a la escritora cubana Lidia Cabrera con quien inicia y mantiene durante toda su vida una estrecha amistad.
Varios años le insume la completa realización de su segunda novela: "Las memorias de Mamá Blanca", la cual se publica en 1929 y marca el hito más alto de su producción literaria.
En 1930 trasciende con sus conferencias sobre mujeres, una en La Habana sobre: "La influencia oculta de las mujeres en la independencia del continente y en la vida de Bolívar"; y tres en Bogotá sobre la influencia de las mujeres en la formación del alma americana, en la época de la conquista, de la colonia y de la Guerra de Independencia. Son conferencias feministas, pero de un feminismo particular, conservador, en oposición a los movimientos feministas radicales.
Teresa de la Parra estaba en contra del voto de la mujer y de su participación en la vida política. En una de las conferencias en Colombia dice tener nostalgias de la vida de 200 años atrás, de la vida en el convento, de la vida de Sor Inés, que estudiaba, que no dependía de un marido, ni de padres o hijos. Aspira a que una mujer pueda vivir su vida y su destino con libertad (en realidad ese era el mundo de la mujer letrada intelectualizada)
No comparte las aspiraciones de los movimientos feministas sufragistas, ni el destino de la mujer que se casaba, no aspiraba a ninguna de las dos cosas. Ella es una mujer autodefinida como feminista, pero que no cuestiona el orden político, ni el social, ni el económico. Lo que propugna es el rol de la mujer a estudiar, escribir y llevar una vida intelectual.
Posteriormente mantiene una importante correspondencia con el historiador Vicente Lecuna, la cual es preparatoria para una novela feminista sobre Bolívar que no llegó a escribir.
Teresa de la Parra es una figura icónica de la cultura venezolana, todos los cursos de literatura la incluyen. En Venezuela llevan su nombre escuelas, teatros, monumentos, premios literarios.
Pero antes del S.XIX en América hispana, la escasa literatura femenina se circunscribía a los auto sacramentales escritos en los conventos. El caso de Sor Juana Inés de la Cruz se destacaba como el único con un discurso no convencional. Recién a principios del S.XX la escritura femenina comienza a abordar el género narrativo y en especial la novela. Con Magdalena Mondragón de Méjico, María Luisa Bombal de Chile, Victoria Ocampo de Argentina, entre otras, se abre el camino este género donde Teresa se destaca en la narrativa femenina por la temática abordada y la perspectiva particular de su enfoque.
Para poder comprender e interpretar mejor la perspectiva ideológica que trasunta la obra de esta escritora es imprescindible tener en cuenta el contexto socio-político y económico por el cual atravesaba Venezuela en esos años.
En 1922 estalla un chorro de petróleo en Maracaibo marcando el inicio de una Venezuela petrolera y relegando cada vez más a la Venezuela agropecuaria del café y del ganado; junto con la aparición del petróleo llegan a este país compañías norteamericanas e inglesas.
En 1298 se produce una sublevación contra el régimen de Gómez liderada por estudiantes intelectuales, Rómulo Gallegos se encuentra entre los últimos. En su pasaje por La Habana, la escritora había tenido expresiones laudatorias hacia J.V.Gómez y sus logros en el gobierno.
Este hecho político marca el quiebre con el pasado con la Venezuela del S.XIX. Desde el punto de vista literario la generación del ‘28 es la generación de la vanguardia venezolana. Teresa de la Parra no la integra. Está fuera de ella por edad y por su procedencia cultural y política.
De la Parra está en tránsito de la vieja a la nueva Venezuela. En su obra no hay referencias a los avatares políticos de su país, ni elementos que permitan juzgar su posición al respecto.
Pero es en "Las memorias de Mamá Blanca" donde puede visualizarse con mayor claridad la perspectiva ideológica de la autora, a su vez, su vida nos permite entender la posición central de Mamá Blanca. Es esto una novela nostálgica de la celebración de un pasado no muy lejano.
La crítica tradicional ha querido ver en la novela una especie de relato autobiográfico. Pero, aunque la autora vuelque en ella recuerdos de su infancia, "Las memorias…" no es una reconstrucción del espacio y el tiempo de la infancia de Teresa de la Parra (Venezuela hasta 1914); puesto que el acontecer está situado de modo explícito alrededor de 1860, y tampoco es un intento de reconstruir en la ficción la Venezuela de esa época. La historia del país en esos años está teñida de de luchas internas entre caudillos; ese escenario no está presente en la novela, salvo por el personaje de "Vicente Cochocho", que va y viene de la guerra, pero estos avatares históricos no integran el mundo feliz de "Piedra Azul"
Esta novela es la celebración de un pasado feliz, místico, desprovisto de los referentes histórico-político mencionados, es la celebración de un mundo perdido.
Desde el inicio las voces que se escuchan son femeninas. La novela comienza con una "Dedicatoria": "A ti…", es un tú femenino desconocido para el lector; la autora dedica esta novela a una mujer.
Luego viene "Advertencia", es la voz de la editora, personaje de la novela que recibe los manuscritos y "reordena", para su posterior edición, los recuerdos de "Mamá Blanca". Contraponiendo el estilo de "Mamá Blanca": sencillo, amable, pleno; la editora hace una crítica a la estética contemporánea, a las vanguardias, a las que define como "obras de un esplendor hermético…", y luego añade: "La escuela de lo hermético (…) ha logrado colocar los placeres del espacio y las sonrisas de la idea al alcance de nadie" (pág. 25)
Si bien el universo de la novela es patriarcal, los hombres tienen el poder; este mundo tradicional está desarticulado relegado a un segundo plano, porque lo que aparece en primer plano es el mundo de las mujeres: "Blanca Nieves" y sus cinco hermanas, la madre, Evelyn, especie de institutriz, y el resto de las mujeres que servían dentro de la casa; y a pesar de los avatares diarios entre todas ellas reinaba la armonía.
En la novela se celebra la amistad femenina. Ya desde la "Dedicatoria" se trabajo lo afectivo, el recuerdo, la relación entre un "tu" y un "yo" femeninos.
En la "Advertencia" se narra la relación afectuosa entre la que luego será la editora de "Las memorias" y "Mamá Blanca", entre una anciana y una niña.
Para esta autora las mujeres ocupan el privilegiado lugar del afecto.
En el desarrollo ficticio de la novela surge la contraposición de dos mundos: el "presente" de la escritora de la "Advertencia" y de "Mamá Blanca" a los 75 años, y el "pasado", los recuerdos de "Mamá Blanca" en su niñez en la hacienda de "Piedra Azul".
Hay en la novela una perspectiva ideológica crítica sobre ese mundo "real", actual, y un mundo "ideal" y pasado. Se cuestiona sobre todo las nociones de progreso de la civilización industrial, de la modernización. Se idealiza un pasado patriarcal, para mostrarlo como un modelo de orden regido por la naturaleza en oposición a una modernización que sería contraria a lo natural. La obra sustenta una idea casi mística de la naturaleza, concebida como una instancia reguladora e integradora; en cambio el mundo moderno, la civilización y la cultura moderna hacen perder al hombre su comunión con la naturaleza degradándolo y haciéndolo infeliz.
En "Las memorias…" la naturaleza aparece como principio de valorización positiva: "Mamá Blanca" poseía una exquisita, sutil inteligencia que más que en los libros se había nutrido en la naturaleza (Págs. 18-19)
Ya en "Ifigenia" se insinuaba la alianza entre la naturaleza, el instinto y la tradición en oposición a la inteligencia, la lógica y el progreso. Desde otra perspectiva en "Las memorias de Mamá Blanca" se acentúa y desarrolla esta alianza. Los personajes que aparecen son los que se describen como más próximos a la naturaleza, como por ejemplo "Vicente Cochocho"
Desde la perspectiva de la novela son conformes a la naturaleza el orden y la jerarquía: "cada cual en su puesto".
Es una novela clasista, pero no racista, hay conciencia del problema racial: del indio, del negro, "V. Cochocho", que por un lado es la escoria, mezcla de indio y de negro, el peón para todo oficio; no es un personaje negativo, no es denigrado; es querido por "Blanca Nieves" y sus hermanas. La autora (Teresa de la Parra) eleva al personaje, "Vicente Cochocho" es la idealización del hombre porque es un rebelde al sistema, porque es un hombre que vive en unión con la tierra.
Hacia el final de la novela la hacienda es vendida, el nuevo dueño de "Piedra Azul" es un rico capitalista, amante del progreso, que introduce innumerables cambios y reformas, que lesionan y transforman el "mundo natural" que allí reinaba. Por eso cuando las niñas visitan la hacienda luego de dos años, "Blanca Nieves" dice: "Todo estaba cambiado: era el triunfo del revés sobre el derecho" (Pág. 280). Se había perdido lo positivo, lo conforme a la naturaleza. Los valores positivos habían sido sustituidos por los negativos. En la visión del mundo de esta mujer venezolana el campo es un espacio idílico por estar más cerca de la naturaleza que de la sociedad moderna; otro tanto puede decirse de la infancia porque es anterior al proceso de educación y "civilización". La mujer, según los rasgos convencionales que se atribuyen a lo femenino, está más cerca de la naturaleza que el hombre; y el lenguaje llano, sencillo, natural, próximo a la oralidad, se opone por las mismas razones a la lengua escrita, literaria, artificiosa.
Las nuevas lecturas críticas de la obra de Teresa de la Parra han elevado la valorización de sí misma. Se destaca así la modernidad de su escritura, la claridad de su prosa, su virtuosismo en el manejo del lenguaje, su ironía, su fino humor, a veces negro con que va describiendo la sociedad latifundista en decadencia, asaltada por la capitalista y vulgar del petróleo. No hay inocencia ni ingenuidad en su escritura sino una particular perspectiva ideológica.
Todos estos valores le han significado su incorporación al canon de la literatura hispanoamericana.
Tomado de monografias.com

jueves, 6 de septiembre de 2007

Historia caraqueña

Leoncio Martínez

Este hombre de la música y las letras, nació en la ciudad de Caracas el 22 de diciembre de 1888, fruto de la unión entre Juan Martínez Zozaya e Isabel Martínez.

Una de sus labores más conocidas fue la fundación junto a Francisco Pimentel (Job Pim) en 1923, del semanario humorístico “Fantoches”, del cual fue director y colaborador asiduo. Empleaba el seudónimo de “Leo” para redactar columnas de crítica literaria, taurina y de actualidad, así como también hacía críticas bastante jocosas y de aversión al gobierno gomecista en la sección “Leo y Comento”. A pesar de la aclamada polémica que en su momento causó la publicación, el dictador Juan Vicente Gómez ordenó su cierre inmediato. En su labor de periodista también contribuyó en la escritura de reportajes y artículos de opinión en periódicos y revistas venezolanos como “La Voz del Pueblo”, “El Cojo Ilustrado” (1908), “El Nuevo Diario”, “La Linterna Mágica” y “Pitorreos” (1913).Desarrolló sus virtudes literario - artísticas al aportar trabajos como cuentista y versificador, aunado a sus dotes de caricaturista costumbrista. Desde éstas intervenciones, logró otorgarle otro carácter al sector publicitario venezolano, otorgando a los productos de consumo masivo de facturación nacional e internacional, una estética acorde con la época.

Los novedosos anuncios publicitarios luminosos fueron también creación de Martínez, quién se dedicó a decorar cualquier esquina caraqueña con bombillos, luces pintadas y telas texturizadas que cambiaba cada mes, para lograr diversos efectos de iluminación.Las salas de teatro de la Caracas de antaño, también gozaban de las exquisitas decoraciones del escritor. Una de las escenografías más destacadas fue la que desarrolló para la zarzuela de “Un acto y 3 cuadros Alma Llanera” de Rafael Bolívar Coronado y Pedro Elías Gutiérrez.

La música era otra de las fuertes pasiones de Martínez, componiendo en diversas ocasiones las letras de algunos temas de corte popular como “Dama Antañona” y “La Musa del Joropo”. A raíz de su encantamiento por las notas y las melodías, creó revistas musicales como “Sin Cabeza”, la cual fue fundada en 1914 con la participación de Rafael Guinand, así como “Nenelisk” (1917) y “El Conflicto”(1917), siendo ésta última una creación conjunta con Francisco Pimentel y Armando Benítez. Durante los gobiernos de Juan Vicente Gómez y de Eleazar López Contreras , Leoncio Martínez fue encarcelado varias veces, por sus fuertes intervenciones políticas. En el año 1932, publicó una serie de cuentos llamados “Mis otros Fantoches”, mientras que sus escritos poéticos fueron editados con posterioridad entre 1943 y 1944. Algunos de sus más célebres dibujos fueron recuperados por Aquiles Nazoa en 1959. Luego de la muerte de Martínez el 14 de octubre de 1941, un legado lleno de expresión, música y humor quedó en manos de los venezolanos y de aquellos que incursionaron en el mundo de las artes. El semanario “Fantoches” fue reabierto luego de su deceso y recibió colaboraciones de destacadas figuras de las letras como Arturo Uslar Pietri , Carlos Eduardo Frías, Mariano Picón Salas , Ramón Díaz Sánchez, Arturo Croce, Pedro Emilio Coll y Luis Urbaneja Achelpohl.

En su segunda etapa, la polémica publicación se convirtió en referencia obligada de la literatura nacional, al promover concursos de cuentos que dejaba en evidencia ante los ojos del mundo, el efervescente talento de los escritores venezolanos.

Fuentes consultadas: Fundación Polar (1997). Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas. Venezuela.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Escuela de teatro

En la calle paralela a la avenida Baralt, hacia el este, subiendo por el Banco Central de Venezuela, y pasando la iglesia de Altagracia, la plaza del BCV, el Ministerio de Educación, la Junta Parroquial se llega a una casa de color blanco ubicada en la esquina el cuño con una pequeña y casi invisible placa que dice Escuela Nacional de Artes Escénicas César Rengifo. En esta casa funciona esta Institución cultural. En ella se encontrarán con una exposición mal montada del extinto pintor y escritor caraqueño César Rengifo. La Escuela forma a técnicos medios especializados en tres áreas de teatro: actuación, diseño y gestión teatral. Lo que equivale a decir un bachillerato en teatro. La infraestructura cuenta con dos sendas salas para las clases: una para la actuación (llamada estudio negro o sala Esther Bustamante) y la otra para los ejercicios de la materia expresión corporal (llamada estudio blanco). Pero no nos ilusionemos, estos dos espacios se encuentran en un estado deplorable, hay filtraciones por casi todo el techo, lo que permite que se formen depósitos de agua estancada con sus respectivos zancudos patas blancas. Las paredes muestran dibujos muy naif causados por las filtraciones de agua que se chorrean a lo largo. Al centro de la Escuela se encuentran sembrados dos árboles de mango. Se supone que allí funciona el Museo Nacional del Traje Teatral y Centro de documentación del Teatro, cosa que parece incierta porque no se puede apreciar ningún traje en exposición y si se pide algún programa de mano de una obra de teatro no lo tienen. Lo que sí funciona es la biblioteca especializada en textos teatrales, pero si quieren solicitar algún libro deben llevar todos los datos del mismo, porque no existe el asesoramiento bibliográfico.

La Escuela de Teatro, lamentablemente no presenta montajes para el público en general, hay una contradicción. Si una Institución de formación teatral no presenta obras, ¿cómo saber el alcance de su metodología de estudio? Sólo me resta advertir que este es otro punto para visitar y conocer de nuestra capital.

Caracas la vieja

ESQUINA ANGELITOS

En esta esquina, la imaginación del pueblo consolidó ese nombre que parecía ser de mucho antes de la anécdota. Dicen los pobladores de la ciudad, que el presidente Páez en sus ejercicios de patriota, cortejaba una mujer ajena en aquel lugar. Para no ser sorprendido in fraganti en actos alevosos de machismo que le podrían acarrear enfrentamientos, en esa misma esquina que sigue teniendo aquel nombre, colocó un grupo de guardias, bien armados, cuya misión era impedir la llegada de “chaperones” o visitantes no deseados.

Aquellos “angelitos" apostados en plena calle trascendieron a la historia de la ciudad sirviendo de epónimos de esa esquina

Por favor, aún no.