lunes, 31 de agosto de 2009

Había una vez Caracas

EL GRUPO TEATRAL ONCE RINDE HOMENAJE A LA CARACAS DE ANTAÑO

Desde el viernes 04 de septiembre se presentará este montaje como un homenaje a la Caracas de Antaño, con el Grupo Teatral Once y dirigida por Dairo Piñeres en el Teatro FEC (Fundación de Espacios Culturales) de Parque Central.

La Fundación Espacios Culturales en el marco de su sexto aniversario se enorgullece en presentar a partir del viernes 4 hasta el domingo 27 de septiembre, los viernes y sábados a las 7pm y los domingos a las 6pm el Magistral montaje éxito de taquilla

“Había una vez…Caracas”, que vuelve a petición del público, una recopilación de sainetes, poesía y música de Billo Frómeta en homenaje a la Caracas de antaño.

“Había una vez…Caracas” reúne comedias cortas de Humberto Orsini, Nicanor Bolet Peraza y José Gabriel Núñez, poesía de Leopoldo Silva y Juan Antonio Pérez Bonalde con música de Billo Frómeta, bajo la dirección de Dairo Piñeres y las actuaciones de: Marnely Ariza, Antonio Ochoa, Delbin Barrios, Marieva Solano, Ruth Ronga, fundadores del Grupo Teatral Once, acompañados de Lidsay Castro, Yorvis De Los Santos y Tulio Tovar.

Este es un espectáculo teatral que recopila los aspectos más tradicionales de la cultura caraqueña de principios del siglo XX, y reúne la música, la literatura y la imagen de esa Caracas semi urbana y semi campesina.

Por este motivo recoge una serie de sainetes inéditos de autores venezolanos con el fin de darlos a conocer y así de una forma muy jovial dar al público, caraqueño en principio, una herramienta concreta para fortalecer su identidad.

Con este Montaje se reavivan esos recuerdos, esas anécdotas, esos episodios de la vida cotidiana cuyo realce es muy importante para cultivar el arraigo por nuestra ciudad.

¡En fin, es una oportunidad para todos de reír y añorar, pero sobre todo de amar a una Caracas antigua, ya rejuvenecida e iluminada por la magia del teatro!

Las entradas tendrán un costo de Bs. 25,00 y se pueden encontrar en la taquilla del teatro. Dirección: Teatro FEC Torre Oeste, sótano 1, Parque Central.

Mayor información: 0212.3683743/0416.8928079.

viernes, 28 de agosto de 2009

Historia Sexual del Cristianismo

por Karlheinz Deschner


CAPÍTULO 2: IL SANTO MEMBRO



El corazón de las mujeres anhela el miembro generador del hombre, y el corazón de los hombres, la vulva;todo el mundo viviente está sometido al signo de la vulva y el pene. - Sentencia de SHIVA
El dios de la fecundidad es el mismo órgano de la procreación. - ALAIN (EMILE CHARTIER)

Desde muy pronto, los seres humanos intentaron estimular la potencia y la fecundidad, y creyeron que el crecimiento de los campos se aceleraría por medio de la copulación intensiva. Se pensó que la semilla y la cosecha, el embarazo y el nacimiento eran fundamentalmente lo mismo. En la India, la hembra es el campo de cultivo del hombre, igual que para Mahoma. Y entre los etruscos la orgía también era parte esencial de un mundo en el que se confundían el arado y el falo, la siembra y la fecundación.

Los ritos de todas las épocas han demostrado esa relación, a menudo drásticamente. Así, los Chagga, una tribu bantú (del África Oriental), en-tierran la semilla tendidos sobre el suelo y desnudos. Y los indios del río Negro superior, en el Brasil noroccidental, rocían con su semen los campos en medio de bailes fálicos, mientras simulan el coito. Se identifica al surco con la vagina, a la semilla sembrada con el esperma o al falo con el arado. En algunas lenguas de Asia oriental la palabra «jakó significa al mismo tiempo falo y azada y una oración asiría se refiere a un dios «cuya reja ha hecho fértil el suelo». Asimismo se representa desde muy pronto al labrador con el miembro erecto y al arado mismo como falo y en Atenas se conoce la costumbre de refrendar la última ceremonia de esponsales sobre un arado: el hombre y la mujer se reúnen, según la fórmula matrimonial ática, para labrar los hijos de la pareja. Y en Herzegovina, cuando brota la semilla de invierno, todavía hoy se ara sobre el campo la silueta de un pene erecto con su escroto, un encantamiento de fertilidad muy generalizado antaño en los Balcanes (2).
Símbolo de resurrección

Ciertamente, sería erróneo interpretar el culto al falo sólo desde un punto de vista priápico, naturalista o incluso como simple muestra de obscenidad. Por supuesto, la sencilla exaltación de los sentidos estuvo relacionada con aquél, nada más obvio ni más natural; pero también fue una expresión religiosa. Para el hombre primitivo, la vagina y el falo, como portadores de la capacidad engendradora y reproductora, son
sagrados, sus poderes más tangibles frente a la muerte. Esto lo muestra de manera exquisita la leyenda india del dios Shiva, irrumpiendo desde el Linga (falo) para matar a golpes a Yama, dios del reino de los muertos, y liberar a su propio adorador. Shiva también se materializa en las vulvas de las mujeres seductoras.

En China, el culto al falo estuvo entreverado con la veneración a los padres. La escritura china más antigua vinculaba «tierra» con «falo» y el mismo signo quería decir «antepasado».
La cruz egipcia con el asa (crux ansata), equivalente a la letra T, con un asa ovalada en la parte superior (originalmente el signo jeroglífico «ankh» vida), combinación gráfica de los genitales masculino y femenino, era un símbolo de la vida. Fue llevada por Osiris, un dios de la vegetación que aseguraba la inmortalidad, y por otros dioses, y más tarde (bajo el cristianismo, que a todo le ha dado la vuelta) fue aceptada por los coptos como signo de la fuerza vivificante de la cruz de Cristo. Todavía hoy podemos encontrar este símbolo fálico —que es, desde el siglo IV, signo de la dignidad papal, y, desde el siglo VI, de la arzobispal— en el palio sobre la casulla de los prelados católicos, en el que la entrada del cuello corresponde al asa de la crux ansata.

Pero el culto al falo se relaciona también con la creencia en el Más Allá. Así, el gran dios itifálico Osiris sostiene su pene o lo señala, en las estatuas e imágenes, como demostración de su resurrección, prototipo de la resurrección de sus adoradores. «Oh, vosotros, dioses» reza una inscripción egipcia junto a la figura de un muerto que se levanta de la tumba, «vosotros que habéis surgido del falo, abridme los brazos». Y, por supuesto, el miembro también figuró en las tumbas de Grecia y Roma, como imagen de la fuerza generadora inagotable de la naturaleza, vencedora de la muerte.

Ahora bien, como símbolo prototípico de la potencia, el pene desempeñó en muchas religiones un papel central.

Ya en las figuras de animales antropomorfos de las pinturas de la época glacial destaca una y otra vez su enorme órgano sexual. En el paleolítico suele aparecer junto a los caracteres sexuales femeninos, como símbolo para el culto o como medio fecundador con poderes mágicos (3). Y, finalmente, hay una gran cantidad de estos emblemas en las creencias de muchos pueblos orientales y occidentales; los símbolos sexuales se siguen repitiendo en ritos, mitos y cuentos.
Adoración del falo en el lejano Oriente
En la India, los pueblos anteriores a la llegada de los arios se llaman ya, en la literatura sagrada del país, los «adoradores del falo». Indra, dios principal de la religión védica, acompañado del toro como representación de la capacidad genésica, tiene los testículos —que, por cierto, son mil— del más rijoso de todos los animales, el macho cabrío. «Tú, el de prodigiosa fuerza» le ensalza el Rigveda, «haz que se hinche la manga del hombre (el pene)». «Vosotros, hombres del pene, erguid el pene, ponedlo en actividad frenética, retozad en pos del botín, empujadlo hasta el límite (o: hacedlo eyacular), al hijo de Nishtigri, a Indra». Y él mismo, como
poderoso héroe procreador, embaraza a «las no desposadas» —mientras éstas borbotean «como manantiales al brotar»— y «a las jóvenes que se desvanecen» (4).
En todos los templos de Shiva, un dios principal del hinduismo, el Linga acompaña al Yoni como forma más frecuente y destacada de Shiva. Aquél sigue siendo uno de los ídolos más venerados de la India, muchas personas lo llevan al cuello como amuleto, lo encontramos deificado en casas y campos y todavía lo podemos ver sobre los túmulos a modo de símbolo del renacimiento, como antaño se hacía en Roma con el falo. Desde tiempos remotos, el santuario nacional del Nepal es un gran Linga flanqueado de números templos. Las religiones védico-brahmánica e hinduista están completamente impregnadas de sexualidad y, a partir de ellas, la adoración de la vagina y el falo encontró acogida incluso en el budismo.
En el sintoísmo japonés, rebosante de ideas de fertilidad, se conoció hasta tiempos muy recientes un culto del pene de gran difusión, con grandes templos, fervorosas plegarias y falos votivos. Y algunas tribus africanas siguen practicando el coito ritual (5).
El culto del falo en Egipto, Grecia y Roma
En Egipto, donde se decoraban los relieves de los templos con los grandes órganos sexuales de los dioses, el dios de la fertilidad Min fue presentado itifálicamente. Las estatuas de Osiris como animal de tres penes eran llevadas en procesión, mientras las mujeres —que en ese país gozaron durante mucho tiempo de gran estimación— agitaban excitadamente, mediante un mecanismo de cuerdas, la imagen del dios, que exhibía un enorme falo. «No hay ningún templo (egipcio)», se horroriza en el siglo III el obispo Hipólito de Roma, «ante cuya entrada no se muestre lo Oculto desnudo, erecto, coronado con toda clase de frutos de la Creación. Se halla no sólo ante las imágenes de los templos más santos, sino también (...) en todos los caminos y en todas las calles y en las casas como barrera o mojón» (6).
En el templo de Hierópolis se alzaba todo un frontispicio con enormes falos de unos quince metros de altura cuya construcción se atribuía a Dionisos, el dios que «ha resistido al cristianismo más tiempo que todos los demás olímpicos y que aún llegó a alumbrar los siglos oscuros con algo de su jovialidad» (7).
También en Grecia los genitales humanos gozaron en mayor o menor medida de su homenaje ceremonial y el falo, de forma similar a lo sucedido en la India, se convirtió en un símbolo religioso. Fue ensalzado en vasijas y pinturas, mediante canciones y bailes. Estaba incluido en el vestuario de los actores. Las procesiones fálicas eran muy habituales, tenían lugar incluso en las fiestas estatales; sátiros y silenos llevaban en ellas rígidos miembros masculinos como símbolo de una causa sagrada.
En los misterios de Afrodita también le correspondía al pene una especial significación, al igual que en el culto de Atenea, en la Arreforia —una festividad ática del mes Esciroforión (de mayo a junio)— o en la Haloa —una fiesta ática de
carácter orgiástico dedicada a Deméter y Kore (y quizás Dionisos) en el solsticio de invierno—.
Como ídolo específico de la fuerza genésica y la fertilidad se adoró en Grecia, Asia Menor y finalmente en todas partes del Imperio Romano al popular Príapo, quien, con el tiempo, unificó bajo su nombre a gran número de otros dióses fálicos, siendo eternizado por los poetas romanos en versos de una obscena jovialidad. Hijo de Dionisos y Afrodita, protector de los jardines, campos y hogares, su animal sagrado era el burro, proverbialmente lascivo. A menudo se encontraba a la entrada de las casas, como propiciador de su fortuna, y las vírgenes y las matronas, para volverse fértiles, montaban sobre su miembro erecto, descomunal y rojizo.
Hermes —según algunas genealogías, progenitor (con Afrodita) de Príapo—, dios de la fertilidad, de los animales y de la fortuna, patrón de la juventud y de los gimnasios —en los que los hombres creían poder regenerar su potencia cuando se debilitaba—, también fue representado con el pene erecto, el Herma, una pieza de madera añadida o una piedra, decorada, ungida, besada, y más tarde —en Grecia e Italia— usada como adorno de calles y jardines (8).
En Roma se celebraban con pompa las Liberalia, una antiquísima fiesta del dios Liber o Baco que, al menos en Lavinium, duraba todo un mes y era de completo libertinaje. Durante la misma, un gigantesco falo recorría la ciudad y el campo en una fastuosa carroza y las más prominentes matronas decoraban ante todo el pueblo el membrum inhonestum, como dice San Agustín, con coronas de flores. En la fiesta de Venus en agosto, las damas conducían el amado miembro en procesión festiva desde el Quirinal hasta el templo de Venus y lo depositaban en el regazo de la diosa. El pueblo romano llevaba el falo como talismán; y sus generales victoriosos habían venido enarbolando el emblema ante sus carros del triunfo antes de que fuera incorporado al culto imperial.
En Uppsala, Freyr («el señor»), demonio de la fertilidad nórdico, soberano del sol y la lluvia, guardián de las cosechas, de la paz y del goce, junto a Odín y Thor, se jactaba en su templo principal de su enorme «estaca del placer». Y la fuerza del mismo Thor —el más popular de los dioses germanos, para quien el macho cabrío era sagrado— era indicada por su falo.
En suma, desde la India hasta África, desde Egipto hasta el país de los aztecas, muchos dioses de la procreación desfilan penis erectus en mano. Y hasta la época contemporánea los objetos genitales de culto son venerados y celebrados en la intimidad, cuidados con mantequilla derretida y aceite de palma, o con grasa que «unge el bálano» (9).

St. Foutin

Incluso en algunos momentos de la Edad Media cristiana, aunque fuera bajo repudio y condena de la Iglesia, se cocieron pasteles de boda en forma de órganos sexuales masculinos y femeninos, se hicieron vasijas y velas al modo de miembros erectos, se
veneraron imágenes santas itifá-licas a las que se ofrecían imitaciones de penes. En Francia, bastantes santos aparecían armados de un gran miembro, y la gente atribuyó poderes especiales al de San Fotino. Las mujeres lo rociaban con vino y se lavaban luego los genitales con él para estimular su fecundidad.
St. Foutin o Futinus debe de haber sido el primer obispo de Lyon, Faustino, y su ascenso a patrón sexual podría deberse a la alteración de su nombre en Foutin, que recuerda al verbo «foutre». De similar raíz proviene el antiguo vocablo alemán «futo y la expresión vulgar «Fotze».
En el siglo XVIII todavía podía verse el Santo Membro, un Príapo al que el pene le llegaba hasta la barbilla, que era paseado en la comitiva del carnaval de Triani, en el sur de Italia. Y en la misma época las muchachas de la Baviera superior aún llevaban en sus paseos por el campo un fetiche-falo que abrazaban y besaban: el «clavo de San Leonardo» (10).
CAPITULO 3: RELACIONES SEXUALES RITUALES


El acto sexual cumplía, por una parte, la función de una acción sacrificial mediante la cual la presencia de los dioses era invocada y revitalizada; una segunda función era estructuralmente idéntica a la eucarística: el acto sexual era la vía para que el hombre tomara parte en lo sacrum, que en este caso era ostentado y administrado por la mujer. - JULIUS EVOLA (1)

En el tercer milenio todos los países más civilizados conocían la cohabitación en los templos. El culto de la Gran Madre y los misterios de la vegetación dedicados a ella eran el momento preferido para la celebración de orgías con coitos rituales. Por analogía, en virtud de un acto mágico (que pretendía obtener algo a cambio de algo igual), la divinidad debía hacerse presente y transmitir su fuerza, sobre todo a través de las mujeres.

Desfloración en el templo*

En aquel tiempo existía la costumbre generalizada del desvirgamiento prematrimonial en el templo. Ninguna muchacha podía casarse sin haber pasado antes por el rito de la desfloración. Como representante del dios actuaba entonces un hombre cualquiera, que permanecía totalmente en el anonimato.

Esta circunstancia era conocida tanto en la India como en algunas tribus negras o en el Oriente Próximo. En la zona del templo de Istar en Babilonia, las muchachas esperaban en filas a lo largo de las calles rectilíneas, hasta que uno de los hombres, tras tantear el terreno, les arrojaba unas monedas con las palabras «por el honor de la diosa» que obligaban a la escogida a seguirle y entregársele. Herodoto, bastante más fidedigno de lo que antes se creía, subraya: «Ella tiene que marcharse con el primero que le echa algo al regazo y no puede rechazar a nadie. Cuando se ha acostado así con el hombre y cumplido con su deber hacia la diosa, vuelve a casa y ni por una gran suma se prestaría a ello de nuevo».
Las prostitutas sagradas
Claro que a ello se prestaron en aquel tiempo muchas otras. La cohabitación en el templo, como segunda forma en importancia de relaciones sexuales sagradas (y sin perjuicio de una floreciente prostitución profana), fue ejercida profesionalmente por muchas mujeres. Sobre todo en las ciudades semíticas y de Asia Menor; según Herodoto, en casi todos los pueblos. Las muchachas del templo, denominadas en
Babilonia kadistu (sagradas), fueron llamadas hieródulas (doncellas sagradas) en Grecia, kadesh (consagradas) en Jerusalén o devadasis (servidoras de la divinidad) en la India. Descritas por los portugueses como bayaderas (vid. la conocida balada de Goethe) y difamadas por los modernos como simples prostitutas, originalmente, lejos de ser despreciadas, a menudo estuvieron consideradas por encima de las demás mujeres. Asimismo, las hijas de los nobles podían ofrecerse ritualmente durante largas temporadas sin que nadie desdeñara después casarse con ellas. Incluso los reyes consagraban a sus hijas en los santuarios y las hacían actuar de meretrices en el curso de grandes festejos. Las prostitutas del templo —retratadas en el arte con vestido corto, bailando de puntillas, brazos en alto— sirvieron como representantes y en cierto modo como emanaciones de la Gran Madre y, con su entrega, permitieron al hombre alcanzar la unió mystica, la participación en lo sagrado, la más íntima, sensible y palpable de las comuniones con la divinidad (2).
En el Poema de Gilgamesh —la más antigua epopeya de la literatura mundial— Enkidu, que al principio es una especie de animal que come hierba y comparte un abrevadero con las bestias, se transforma en ser humano gracias a una prostituta consagrada. Durante seis días y siete noches se ve despojado de su animalidad en los brazos de una representante de la diosa madre, y en cierto modo renace como ser humano. Por lo demás, los primeros manuales griegos de la vida amorosa fueron en su mayoría escritos por hetairas.
De Babilonia —cuya religión, sin fe en el más allá, probablemente fue la primera que incorporó a las prostitutas consagradas (protegidas por el Código de Hammurabi, la más antigua compilación jurídica del mundo)— la costumbre pasó a Siria, el país fenicio, Canaán, Asia Menor, Grecia, Persia y la India meridional. Miles de hieródulas actuaban en los diversos templos; en Comana, la capital de Capadocia, en el santuario de la diosa Ma (madre); en el Ponto, en un templo rodeado por el río Iris, situado sobre abruptos peñascos y dedicado a Anaitis, una diosa semítica fusionada con la diosa de la fertilidad Ardvisura; en el templo de Afrodita en Corinto, a cuyas mujeres, famosas por sus encantos, Píndaro dedicó una de sus más hermosas odas. Mientras que más de dos mil años después un cierto Ulrich Megerle de Messkirch (Badén), que adoptó el nombre de Abrahán a Santa Clara como agustino descalzo, clama contra «las mujeres de Corinto» las «locas» que. mil veces al día, «se ofrecen para aparearse con los sementales fornicadores en honor de Venus y en su templo» y que «son tan desvergonzadas» que para excitar a los «bellacos fornicadores, se acercan con la cabeza descubierta, el rostro desvelado, los ojos bien abiertos, para mostrar su hermosa figura» (3).
Incluso en el templo de Yahvé en Jerusalén existió durante algún tiempo un burdel sagrado, por supuesto enérgicamente combatido por los profetas. La prostitución religiosa también debe de haber sido practicada entre los germanos, en el culto al dios de la fecundidad, Freyr. Y en la India —donde, presumiblemente, el culto a una diosa madre estaba muy extendido desde el tercer milenio y el coito como medio ritual era conocido desde hacía tiempo— los santuarios con cientos de respetadas devadasis subsistieron durante el primer milenio después de Cristo; es más, la cos-tumbre se ha conservado en algunos templos de la India meridional hasta hoy (4).
Hieros gamos
Una tercera forma de antiguas relaciones sexuales rituales —que es, por cierto, el origen de las hieródulas— fue la boda sagrada (hieras gamos), el más importante de todos los cultos religiosos de la Antigüedad. Con ella se buscaba aumentar la potencia, la fertilidad y, en general, el bienestar de la comunidad, mediante el emparejamiento ritual de dos personas, en el que se creía que la diosa estaba temporalmente incorporada en la mujer elegida; como el Señor en la hostia, en el catolicismo.
Los esponsales sagrados se celebraban ya entre los sumerios, seguramente la más antigua de las grandes culturas. El rey-sacerdote los consumaba con la gran sacerdotisa en la fiesta del año nuevo, sobre la plataforma superior de las colosales torres escalonadas conocidas por la denominación babilonia de «ziggurat» (cima, cumbre), modelos de la bíblica torre de Babel. Herodoto admiró y describió en Babilonia una edificación semejante de aproximadamente noventa metros de altura, formada por ocho torres superpuestas, por la que se podía subir gracias a una escalera de caracol exterior. Arriba del todo habría un templo con un amplio y bien dispuesto dormitorio que sólo usaba «una mujer que el dios había escogido para sí entre las hijas del país». Este dios «llegaba hasta el templo y se acostaba allí, como parece ocurría también en Tebas de Egipto, según la opinión de los sacerdotes egipcios». En Mesopotamia, donde probablemente sólo se deificaba a aquellos reyes a quienes la diosa ordenaba compartir su lecho, se celebraba un convite después del coito sobre el almohadón adornado de plantas y césped, para simbolizar la generosidad de la Providencia y hacerla efectiva.
La religión iránica de la época prezoroastrista también asoció a la fiesta de año nuevo una boda entre dioses que desembocaba en éxtasis sexuales. En Egipto, «la más hermosa fiesta de Opet» que representaba la visita de Anión a su harén, culminaba probablemente del mismo modo. En Irlanda, los celtas, cuyas mujeres tenían un lugar particularmente destacado en la vida social, seguían la costumbre por la que la diosa de la tierra confería el poder al rey designado por ella. Y los germanos, que celebraban fiestas de la fertilidad desde la prehistoria, también conocían el hieras gamos, presumiblemente con copulaciones ceremoniales incluidas (5).
Tampoco hay que olvidar que el judaismo precristiano, que había adorado a muchos dioses extranjeros y había practicado la prostitución religiosa, ejecutaba aquel rito cada año en una ceremonia desenfrenada. El mito semita del emparejamiento entre Baal y una temerá —seguramente una manifestación de la diosa madre—, a juzgar por lo que sabemos, también tiene connotaciones hierogámicas. El propio Cantar de los Cantares, interpretado por los cristianos como alegoría del amor de Dios a Israel (o de Cristo a la Iglesia, o del Logos a María) y reconocido más tarde como expresión de una lírica amorosa «profana» evidentemente tiene su «localización vital» en la festividad hierogámica de alguna pareja de dioses palestinos.
En la India se celebraban bodas sagradas en época aun más tardía. Asi, el rey Harsa de Cachemira (hacia 1089-1101), para prolongar su vida, se unía ritualmente con
jóvenes esclavas calificadas de diosas. Y en la época moderna el hinduismo conserva la costumbre, como punto culminante de la mística sacramental, en el culto de Sakti, una heredera de la antigua Gran Madre. En la ceremonia Sri-Cakra («rueda sublime»), hombres y mujeres, meretrices y monjas, damas de la casta superior y lavanderas, se sientan juntos, en «círculos mágicos» formando una fila variopinta, y las mujeres, desnudas, sólo cubiertas por adornos, se unen con los hombres, tras recibir la bendición. En el budismo tántrico —que pone en boca de Buda palabras como «las mujeres son las diosas, ellas son la vida»— el maestro, tras una cortina, bendice con su falo («vajra»: diamante) a la muchacha, que debe ser hermosa y tener entre doce y dieciséis años, y después ordena a un joven que adore a la consagrada (llamada «vidya»: sabiduría) y se empareje con ella.
Las ceremonias del hieras gamos se han practicado hasta con animales, sacralizados desde los tiempos más remotos. Algunos se convirtieron en símbolos o acompañantes de los dioses de la fertilidad. Así por ejemplo, aparecían juntos el caballo y Freyr, el macho cabrío y Thor, la yegua y el cerdo y Deméter, el gorrión y la paloma y Afrodita, el león y la serpiente y la Magna Mater de Asia Menor. Y el toro, máxima expresión de la fuerza genésica, adorado en Siria y en Irán ya en el 4000 a.C., fue compañero de la gran diosa oriental de la fertilidad; y no por casualidad, trajo a Europa, desde Asia hasta Occidente.
Tropezamos con emparejamientos de seres humanos y animales (sagrados) en cuentos y mitos, pero también están atestiguados históricamente. Herodoto informa del macho cabrío de Mendes, llamado «Señor de las Jóvenes» porque las damas se unían con él con el fin de engendrar hijos «divinos». También Ovidio conoce al chivo sagrado que habría dejado embarazadas a las sabinas. Al macho cabrío, protagonista de mitos griegos, animal de culto de Afrodita, de Osiris y de otros dioses, siempre se le ha atribuido una gran actividad sexual. Dionisos prefería la forma de toro o de macho cabrío a todas las demás. Pan, personaje envuelto en el mito, tan lascivo como potente, hijo de un pastor y una cabra, elevado a la categoría de dios de la Naturaleza por los órficos y los estoicos, aparece siempre con los cuernos, las orejas y las patas de una cabra. (En el Antiguo Testamento el macho cabrío se convirtió en el «chivo expiatorio» que se envía al desierto, «al Diablo» cargado con todos los delitos del pueblo; en el Nuevo Testamento, es el símbolo de los condenados en el Juicio Final; en la Edad Media cristiana, el apestoso Satanás en persona) (6).
Promiscuidad con el caballo
Entre los celtas, cuyos gobernantes obtenían su dignidad mediante la boda con una diosa madre, había un rito de hieras gamos con un caballo. El futuro rey tenía comercio sexual con una yegua. El motivo también fue incluido en el equus october de los romanos, en el mito de Volsi del norte germánico, y sobre todo en el asva-medha indio (textualmente, «sacrificio del caballo»; el cruce con el caballo)... probablemente, el sacrificio más notable del mundo.
Tras un año de preparación, el acto comenzaba con el estrangulamiento de un caballo cuidadosamente criado y encelado, al que se cubría con una manta bajo la cual se deslizaba la mujer principal del rey para tomar el miembro del animal en su seno. Entonces seguían unas palabras abiertamente lúbricas y se producía un «coito verbal». Así, el sacerdote de Adh-varyu le dice al caballo: «¡Deja caer tu semilla en el canal de la que ha abierto sus muslos! Pon el lubricador en movimiento, oh, vigorizado!- del hombre, aquel que es mil vidas en la mujer (...)». Y la Mahishi: «¡Mamá, Mamita, Mamaíta. Nadie me folla!». El responsable del sacrificio, su ma-rido: «ténsala y ábrela (la vulva), como se planta un palo de hacina en el monte (...)». El Adhvaryu a la princesa: «La pobre avecilla caracolea y culebrea. El ariete irrumpe en la profunda grieta. Ansiosa lo devora la vagina». La Mahishi: «¡Mamá, Mamita, Mamaíta! Nadie (...)» etcétera. Y el sacerdote de Hotar dice a la esposa despechada: «Si la gran cosa (el pene) sacude la pequeña cosa de tu hendidura (es decir, el clítoris de tu vagina), los dos grandes labios se agitan como dos pececillos en el charco que deja una pisada de vaca». La Mahishi: «Mamá, Mamita,
Mamaíta. (...)».
El «sacrificio del caballo» de la antigua India debía estimular la totalidad de la vida sexual y de la vegetación; ésta pudo ser la razón por la que los cuatro sacerdotes eran obsequiados por el gobernante no sólo con el cortejo de cuatrocientas bellezas que acompañaba a las cuatro esposas participantes en el sacrificio, sino incluso con estas mismas cuatro mujeres que, según una costumbre más antigua, seguramente eran ofrecidas al pueblo.
Posteriormente, en muchos casos el rito de la hierogamia sólo se ejecutó de forma simbólica. En Grecia, donde había un sinnúmero de tales tradiciones, destacaba la celebración anual del matrimonio entre Zeus y Hera como hieras gamos. Lo mismo ocurría en Eleusis con la unión de Zeus y Deméter, cuya imagen sagrada era el órgano sexual femenino. «La Sublime ha dado a luz un niño sagrado» anunciaba el hierofante. Y los iniciados murmuraban: «Me he deslizado en el lecho nupcial». O: «Me he introducido en el seno de la reina de los infiernos». En el culto de Sabasio introducían una culebra entre los pechos de las iniciadas y la sacaban por debajo (7).
Orgías sagradas colectivas

Originalmente, sin embargo, los esponsales sagrados eran seguidos de copulaciones colectivas, como ocurría durante las grandes fiestas de la vegetación en el culto de Istar, donde primero copulaba el rey con la gran sacerdotisa ante los ojos de todo el pueblo y después se emparejaban los reunidos de forma más o menos aleatoria. «No se escogía como pareja al ser al que se amaba, porque fuese hermoso, joven, fuerte, inteligente, viril, potente o atractivo en algún otro sentido. También se ofrecían y copulaban los viejos, los feos, los enfermos, los paralíticos (...) Viejo y joven, hermoso y feo, hombre y animal, padre e hija, madre e hijo, hermano y hermana, varón y varón, mujer y mujer, niño y niño... todos se unían colectivamente, ante los ojos de todos». Tal promiscuidad era orgía en su sentido original, sacrificio, culto al dios. El mundo cristiano ha pervertido después aquel significado, convirtiéndolo en
diabólico; la orgía, antaño el rito más sagrado de las antiguas religiones, se transformó en una idea que incluía toda clase de intervenciones demoníacas, vuelos de brujas, misas negras y similares.

No obstante, el sacrum sexuale sobrevivió incluso en el cristianismo; siguió habiendo corrientes, consideradas heréticas por la Iglesia, que veneraban tradiciones completamente distintas y también veían actuar a Dios en la sexualidad, que no aceptaban ni la manía ascética ni el concepto de pecado de los católicos: amalricianos, begardos o «Hermanos del Espíritu Libre».
Ya en la Antigüedad tuvo lugar en ciertos círculos de cristianos gnósticos, además del rito místico-simbólico, el rito real de la unión erótica. En el culto seminal de los fibionitas, los casados, tras el coito, saboreaban el esperma a modo de comunión. Y los carpocratianos llegaron a la comunidad de mujeres a través del rechazo del matrimonio. Clemente de Alejandría, uno de los Padres de la Iglesia, se lamenta de la situación: «Una funesta costumbre reina entre los carpocratianos, pues tan pronto hay un banquete, los hombres y las mujeres deben excitar sus apetitos, apagar luego las luces y aparearse a su gusto. A esto lo llaman satisfacción del espíritu» (8).

«Misas negras»

En la Edad Media también sobrevivieron restos de antiguos cultos extáticos y se llevaron a cabo variadas prácticas sexuales, que frecuentemente culminaban en desfloraciones y apareamientos colectivos, que tenían el coito como meta, «como en un sacramento»; es significativo el hecho de que muchas de estas ceremonias tuvieran lugar entre las ruinas de templos paganos u otros vestigios de la Antigüedad. Bajo los cimientos de Notre-Dame de París se descubrió un altar (consagrado a Cernuno, una divinidad cornuda) sobre el cual se celebraban «misas negras». Y en todo caso, vale la pena retener que los participantes en estas ceremonias también estaban fuertemente penetrados de su sentido, y tenían tal convencimiento de que, por estos procedimientos, se habían asegurado la inmortalidad, que morían sin temor ni remordimientos. Las jóvenes elogiaban tales orgías, alimentadas de substratos arcaicos y de la vida misma, como «la más noble de las religiones» fuente de indescriptibles deleites y éxtasis, y «afrontaban la muerte con la misma tranquila entereza que los primeros cristianos». La supuesta fórmula de un culto atestiguado en Eslavonia hasta el siglo XII reza: «Hoy queremos alegramos de que Cristo está vencido».

Siguió habiendo cristianos a quienes parecían absurdas las ideas sobre el carácter pecaminoso de la sexualidad. Por ejemplo, en el siglo XVIII, la joven abadesa del convento de dominicas de Santa Catalina de Prato reconoció durante un proceso que «puesto que nuestro espíritu es libre, sólo la intención convierte una acción en malvada. Así que basta con elevarse espiritualmente hasta Dios para que nada sea pecado». La joven equiparaba el éxtasis místico a la cópula de los amantes y descubría la vida eterna y el paraíso, en este mundo, en la «transubstanciación de la unión del hombre y la mujer». Gozamos a Dios a través del acto, «por medio de la
cooperación de hombre y mujer» por medio de «el hombre en el que reconozco a Dios». Y concluía: «La actividad a la que erradamente llamamos impura es la auténtica pureza; es la pureza que Dios nos ordena y que nosotros, por su voluntad, debemos practicar; sin ella no hay camino para encontrar a Dios, que es la Verdad».

Asimismo, ciertas corrientes secretas de la Cabala cultivaban la magia sexual. Jacob Frank (1712-1791), fundador de la secta de los zoharistas o contratalmudistas, no interpretaba la llegada del Mesías, la Salvación, desde una perspectiva histórica, sino que recurría a un punto de vista simbólico y orgiástico-sexual, a través del despertar interior de cada ser humano, de la comunicación íntima con una mujer. «Yo os digo que todos los judíos están en gran desgracia porque esperan la llegada del Salvador y no la llegada de la joven.»
Frank veía en la joven «una puerta a Dios» (9).

¿Por qué abstinencia en lugar de placer?

Cierto que ya mucho antes del cristianismo habían aparecido cada vez más influyentes enemigos no sólo de la sexualidad, como centro de muchas religiones antiguas, sino también de la adoración de las diosas madres y de la mujer. Surgieron fuerzas —y por cierto siempre bajo la égida religiosa— que combatieron la una o la otra o ambas a la vez. Comenzó la guerra entre los sexos y contra la sexualidad en general.
¿Cómo fue posible esta transformación, esta perversión, incluso, de las funciones naturales de la vida? Cómo pudo el ser humano, tan deseoso de alegría, de placer, reprimir aquello que prefería sobre todas las cosas? ¿Cómo pudo entregarse al ascetismo, a una moral que pretende expulsar los instintos, a empresas de autodilaceración y siniestra castidad penitencial, cómo pudo adjudicar el estigma del pecado a todo y renunciar a lo que le hacía feliz?
El hombre primitivo —como el creyente cristiano de hoy— no renunció entonces por altruismo, por nobleza del alma, sino para obtener algo a cambio, para demandar, en cierto modo para arrebatar algo a la Naturaleza o a los dioses, esto es, para negociar algo mediante un sacrificio. Y cuanto mayor, cuanto más penoso fuera éste, tanto más efectivo, en apariencia. Así, el hombre renunció progresivamente hasta a su vida sexual, se mortificó por la cosecha, por la pesca, por una caza abundante, guardó continencia antes de la lucha o de un largo viaje... pero siempre por avaricia, por simple egoísmo, para controlar una cosa, para evitar otra, para regatear servicios a cambio de servicios; triunfo del miedo, del ansia, de la envidia, expresión de aquel principio egoísta que los indios enunciaban como «dehi me dadami te» y los romanos, «do ut des» lo cual sigue siendo determinante cuando el devoto, con sentimiento de satisfacción religiosa y autoindulgencia, hace un voto o una peregrinación, cuando ayuna o se atormenta, o siempre que «hace penitencia» para obtener algo: éxito, salud, vida eterna.
En todo caso, fue en este contexto en el que surgió el tipo «clerical» que intentaba utilizar en su propio beneficio los instintos de protección y miedo de aquellos hombres, intensificando su temor e inseguridad, haciendo tambalear aun más su confianza en la existencia justamente para poder después ofrecer sus servicios, sus anestesias y narcóticos, sus esperanzas, su salvación.
A veces, tales «liberadores» «salvadores» o «redentores» pueden haber sido incluso fisiológicamente débiles, impedidos, gentes constitucionalmente malogradas que hicieron de sus propios impedimentos vitales su fuerza, de su necesidad una virtud, protagonistas de ambiciosos intentos, no sólo de participar sin restricciones en la vida, sino hasta de controlarla a través de sus pretensiones sobre la vida de los demás, incluida la de los sanos a quienes envidiaban y a los cuales agruparon a su alrededor, reteniéndolos junto a los débiles, envenenándolos, amargándolos y agotándolos durante tanto tiempo que enfermaron y necesitaron, precisamente, la ayuda de los que les habían hecho enfermar.

Así pudieron surgir y crecer conceptos como «pecado» «corrupción» o «condenación»; así pudo llegarse finalmente a aquella «especie de agrupación y organización de enfermos» cuyo «nombre más popular» es, como dice Nietzsche, «Iglesia»... «En ella se ha intentado usar la fuerza para obstruir las fuentes de la fuerza; en ella, la mirada, vidriosa y taimada, se dirige contra la misma prosperidad fisiológica, en especial contra su expresión: la belleza, la alegría; mientras, se siente y se busca una satisfacción en el fracaso, en la atrofia, en el dolor, en el accidente, en lo feo, en el sufrimiento gratuito, en la alienación, en la autoflagelación, en la autoin-molación (..) Ellos merodean entre nosotros como reproches vivientes, como advertencias... como si la salud, el éxito, la fuerza, el orgullo, el sentimiento de poder fueran en sí mismos cosas viciosas que algún día hubiera que expiar... y expiar amargamente: en el fondo, ¡qué dispuestos están a hacer pagar! ¡qué ansiosos de ser, de ese modo, verdugos!» (10)

Esta tendencia que ha eclipsado milenios enteros, dirigida contra la Naturaleza y contra este mundo, sin matices, esta tendencia que, por supuesto, es una típica imagen reaccionaria, se desarrolló también, y en no escasa medida, en aquellos dos círculos religiosos y culturales que luego iban a ejercer más influencia en el cristianismo: el judaismo monoteísta y los misterios helenísticos


jueves, 27 de agosto de 2009

“Bolívar… La Gloria de un General”

Historia en las tablas.

Del 3 al 27 de Septiembre en el Celarg.



Luego de un exitoso pre-estreno en el mes de mayo y de funciones en el interior del país (Edo. Vargas y Edo. Lara), teatro Municipal de Caracas y Teatro Teresa Carreño, el Grupo Actoral Contratipo trae nuevamente al escenario la historia del padre de la patria: “Bolívar… La gloria de un general” protagonizada por el primer actor Roberto Moll.

Los últimos días de nuestro Libertador y una reflexión sobre lo efímero de la gloria y el poder podrán ser apreciados en esta pieza escrita por Jean Carlos Du Boulay y dirigida por Dairo Piñeres.

“Bolívar… La Gloria de un General” original de Jean Carlos Du Boulay vuelve a escena a partir de este jueves 3 de septiembre bajo la concepción del reconocido director Dairo Piñeres y el Grupo Actoral Contratipo, acompañados de un excelente elenco encabezado por el primer actor Roberto Moll. La Sala 1 del Celarg, será el escenario de este montaje en el cual se presentan los momentos claves en la vida del padre de nuestra patria, su lado más humano y sus encuentros con los personajes que marcaron su existencia: Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre, su apasionada amante e intrépida seguidora Manuela Sáenz y su fiel servidor -muy poco mencionado en la historia- José Palacios.

La pieza, que integra inteligentemente aspectos educativos en su desarrollo, resalta el espíritu luchador del libertador, la grandeza de un hombre que a pesar de estar tan cerca de la muerte y de la falta de reconocimiento, seguía esperanzándose con las victorias de sus aliados, quienes aún perseguían su más fuerte sueño: la conformación de La Gran Colombia.

Allí, en su lecho de muerte, Roberto Moll encarna a Bolívar, quien se pasea por innumerables recuerdos de días heroicos que ya no están y que evidencian lo efímero de la gloria y el poder. En “Bolívar…la Gloria de un General”, también se examina la condición humana de un hombre que saboreó la sensación de inmortalidad, recibió todos los honores y luego fue abandonado ingrata e injustamente. Dairo Piñeres, director de la pieza, afirma que se “nos presenta a un Bolívar no sólo heroico sino también humano, y muy cercano a nosotros”.

Un vestuario diseñado y confeccionado ajustándose a los originales de la época y una utilería en su mayoría proveniente de aquellos años, complementan los elementos históricos de esta pieza, en la que se destacan las charreteras auténticas elaboradas en bronce y fibras de oro -que se presume pertenecieron al mismo Libertador- y una réplica de la Espada del Sol que el pueblo del Perú, mediante la Municipalidad de Lima le regaló a Bolívar, en homenaje a la batalla que liberó las milenarias tierras del imperio Inca el 9 de diciembre de 1824.

Completan el elenco Antonio Cuevas como José Palacios, Janset Rojas como Manuela Saénz, Emiliano Molina como Francisco de Miranda y Ernesto Ceballos como Antonio José de Sucre, acompañados por Karla Martínez, Melissa Inojosa, Franklin Álviarez y Omar Vegas.

La cita para disfrutar de “Bolívar…La Gloria de un General”, es a partir del jueves 3 al domingo 27 de septiembre en la sala 1 del Celarg.

En las funciones también se estarán obsequiando libros con la biografía de Bolívar.

Funciones de jueves a sábados a las 8:00 p.m y domingos 6:00 p.m.
Costo de la entrada general BsF. 50,00. Jueves Popular, estudiantes y tercera edad BsF. 45,00.

miércoles, 26 de agosto de 2009

¿Quiénes son el teatro venezolano?


Tony Bernal
PRODUCTOR EJECUTIVO
GRUPO THEJA.
THEJADANZATEATRO.
TEATRO ALBERTO DE PAZ Y MATEOS / IAEM.
Promoción, Prensa, Imagen y Relaciones Públicas.
Grupo Theja, Thejadanzateatro, Teatro Alberto de Paz y Mateos..
Protocolo y Producción de Eventos Especiales.
Trámites y Gestión de Permisología y Papelería de Espectáculos Públicos.
Producción de Espectáculos: Obras de Teatro: El Milagro de la Rosa, Show-Time, Pessoa, Cortísimas,Hipólito Velado. Danza: Relatos íntimos, Solo 3 Miradas, Julieta, Somos otros. Romeo, Desolados, ProfanaNoche, Al Final del el Viaducto, Batalla de Angeles, Pecados Confesos, Memorias de Puertos, TerritorioHúmedo, Marea de Oraciones, Cuerpos en solo, La Casa de Bernarda Alba, Prometeo Encadenado,Autorretrato de Artista con barba y pumpa. Obras, de teatro, Conciertos, etc, etc.
PREMIO MUNICIPAL DE TEATRO 2004. MENCIÓN HONORÍFICA, POR MIS TRABAJOS DE PRODUCION.
PRODUCTOR. Organización de Eventos: Encuentro de Nuevos Directores, y 1,1,1, IV Temporada de Danza.. Y Teatro. Galas de Danza. Encuentro Nacional de Danza CONVIDADOS.
2004-2005. PRODCUTOR. Programa de Radio: "GESTO Y MOVIMIENTO" Conducido por la Lie.Andreina Gómez. En Emisora. 100.7 FM. Ateneo de Caracas.
2006. Productor Técnico de la sala Juana Sujo. Fundación Casa del Artista. XVI FESTIVALINTERNACIONAL DE TEATRO DE CARACAS. 2006. FITC
2006. PRODUCTOR DE CAMPO. MES ANIVERSARIO DE LA DANZA. Laboratorio de Producción.Instituto de las Artes Escénicas y Musicales. IAEM, Ministerio de la Cultura.
2006. PRODUCTOR-GUÍA.. Circuito 4, Anzoátegui, Monagas, Delta Amacuro FESTIVALINTERNACIONAL DE TEATRO DE MUÑECOS FITEM.-2006-. Laboratorio de Producción. Instituto delas Artes Escénicas y Musicales. IAEM, Ministerio de la Cultura.
2006. PRODUCTOR-GUÍA. Circuito 3. Carabobo, Cojedes, Portuguesa. FESTIVAL INTERNACIONALDE MAGIA 2006. . Laboratorio de Producción. Instituto de las Artes Escénicas y Musicales. IAEM,Ministerio de la Cultura.
2006. PRODUCTOR-GUÍA. Circuito 1. Cojedes, Carabobo, Aragua. FESTIVAL INTERNACIONAL DEDANZA FOLK. . Laboratorio de Producción. Instituto de las Artes Escénicas y Musicales. IAEM, Ministerio de la Cultura.




2006. PRODUCTOR DE SALA y GUIA Juana Sujo casa del Artista. / Circuito 5. Aragua. FESTIVAL INTERNACIONAL DE MONÓLOGOS.
2006. Laboratorio de Producción. Instituto de las Artes Escénicas y Musicales. L\EM, Ministerio de la Cultura.
2006. PRODUCTOR EJECUTIVO del grupo PROYECTO AZUL Con la obra: "MI PLEGARIA". Escrita e interpretado por la reconocida actriz: GLADYS PRINCE, Realizando Gira nacional con esta obra.
2006. Octubre. PRODUCTOR DE SALA. Pre-producción. Teatro Alberto de Paz y Mateos / TeatroMunicipal - Valencia. FESTIVAL MUNDIAL DE DANZA "SOLOS Y DUETOS". 2006. Laboratorio deProducción. Instituto de las Artes Escénicas y Musicales. IAEM, Ministerio de la Cultura.
2007. ABRIL. PRODUCTOR GUIA. U FESTIVAL INTERNACIONAL DE DANZA TRADICIONAL
2007. Circuito Carabobo y Aragua. Laboratorio de Producción. Instituto de las Artes Escénicas y Musicales. IAEM, Ministerio de la Cultura.
2007. JUNIO. PRODUCTOR DE CAMPO-GUIA. 4to FESTIVAL INTERNACIONAL de TEATRO de MUÑECOS. EDO COJEDES. Laboratorio de Producción. Instituto de las Artes Escénicas y Musicales. IAEM, Ministerio de la Cultura.
2007. JUNIO-JULIO. PRE-PRODUCION GENERAL. H ENCUENTRO DE LA RED NACIONAL DE CENTRO DE INVESTIGACIÓN, RENCID, Laboratorio de Investigación y Documentación. LID-IAEM Instituto de las Artes Escénicas y Musicales. IAEM, Ministerio de la Cultura.
2007. JULIO. PRODUCTOR DE CAMPO-GUIA. 4to FESTIVAL INTERNACIONAL de MONÓLOGOS. EDOS SUCRE Y NUEVA ESPARTA. Laboratorio de Producción. Instituto de las Artes Escénicas y Musicales. IAEM, Ministerio de la Cultura
2007. JULIO Y AGOSTO. ASISTENCIA DE PRODUCCIÓN. OBRA: "AJEDREZ UN CUENTO INFANTIL" SALA ANNA JULIA ROJAS DEL ATENEO DE CARACAS. GfflSLAINE LATORRACA PRODUCCIONES.
2007 SEPTIEMBRE. ASISTENCIA PRODUCCIÓN ARTÍSTICA. CONCIERTO "EL AMOR DEMOZART A BILLOS" CANTANTE DINORAH PROMETA, TEATRO DE LA OPERA DE MARAC AY.
2007. SEPTIEMBRE. PRODUCTOR DE LOCACIÓN. IV FESTIVAL MUNDIAL de DANZA de SOLOS Y DUETOS. EDO TACHIRA. SAN CRISTÓBAL ATENEO DEL TACfflRA. Laboratorio de Producción. Instituto de las Artes Escénicas y Musicales. IAEM, Ministerio de la Cultura
2006- 2007- 2008. PRODUCTOR de la CÍA VALENCIA DANZA CONTEMPORÁNEA,
desde ENERO 2008. JEFE DE PRODUCCIÓN. AGENCIA PRONOSTICO MARKETING CONSULTANTS, empresa asesora de imagen, y estrategias comunicaciónales, 0212-285-30-86. 285-29-76
2008 NOV. PRODUCCIÓN DE FERIA ELECTORAL. CNE. TEATRELA. PREGONEROS Y JUGLARES.
2008 PRODUCCIÓN DE CAMPO Y LOGÍSTICA CALENDAS MERIDA 450 AÑOS. OCTUBRE, NOV, DIC. 2008.
2009. ENERO - JUNIO. ASISTENCIA PRODUCCIÓN EJECUTIVA Y ASISTENTE DE ESCENA OBRA: "DE TODO CORAZÓN" DEL GRUPO THEJA. TEATRO TRASNOCHO.
2009. MAYO, PRODUCCIÓN GENERAL PERFORMANCE "LA MIRADA RUZ O LA FASCINACIÓN DE LO DIVERSO", CENTRO CULTURAL CHACAO.

jueves, 20 de agosto de 2009

"Perdón por la Universidad que tenemos..."

Discurso pronunciado por la profesora Soraya El Achkar en el acto de graduación de la XXV promoción de la Escuela de Educación de la Universidad Central de Venezuela, el 21 de enero de 2009.

“Perdón por la Universidad que tenemos…”

Podría hablarles de la ética profesional o hacer una radiografía del país que tenemos y del compromiso que, en adelante, deben asumir pero, quiero aprovechar la privilegiada ocasión para imitar al Papa Juan Pablo II, cuando 359 años más tarde pidió perdón porque la Santa Inquisición condenara a Galileo Galilei por haber defendido la idea de que el sol estaba inmóvil y era el centro del universo. Creo que la Universidad no tiene por qué esperar tanto tiempo. HOY, YO TAMBIÉN QUIERO PEDIR PERDON en nombre de nuestra querida Alma Mater... Y me quitaré el birrete para enfrentar el acto de contrición.

PERDÓN porque entraron a la universidad y se fueron y no nos enteramos de sus angustias, sus miedos, sus miles de dificultades para estudiar y mantenerse de pie, ensayando una y otra vez, a pesar de las carencias, la soledad, el traslado tan engorroso, el desmotivo, el trabajo que agobiaba, los hijos en el caso de las mujeres madres, los miles de rollos familiares y de pareja que suelen afectar la vida entera.

PERDÓN porque perdimos la oportunidad durante 5 años y quizás un poco más de hacernos amigos, de cantar juntos, de subir al Parque Nacional El Ávila, de acercarnos a sus pueblos y sus costumbres, de bailar el tamunangue o los tambores de San Juan y recrear las relaciones que, al final, son lo más importantes en la configuración de la personalidad de cualquier profesional.

PERDÓN por las horas que pasaron en los salones esperando que les anunciaran una buena noticia pero sólo recibieron repeticiones librescas, contenidos fútiles, ideas repetidas las más de las veces, tareas inocuas, arbitraria y antojadizas. Porque muchas veces se quedaron esperando que llegáramos a la hora, que habláramos correctamente, que fuéramos consistentes o que, al menos, preparáramos las clases y no improvisáramos.

PERDÓN porque no logramos comprender que ustedes eran una prioridad y estaban por encima de un plan de estudio que, además, no dio la talla pero tercamente aplicamos porque somos obedientes, sumisos y adaptados.

PERDÓN por las penalidades recibidas algunas con razón y otras deliberadamente. Por clasificarlos de 08 ó 18 (de una escuala del 0 al 20) sin alcanzar comprender los límites de nuestras evaluaciones y las racionalidades – emocionalidades que estaban en juego. Por la falta de orientación a tiempo, por aguantar los malhumores de nuestro personal administrativo y soportar la burocracia y la indolencia universitaria.

PERDÓN porque no supimos valorar la polifonía y, por el contrario, fueron nuestras voces las que se impusieron. La voz estudiantil no es tanto un reflejo del mundo como su fuerza constitutiva que media y da forma a la realidad dentro de las prácticas históricamente construidas. La voz entonces es el medio que tienen los estudiantes para hacerse oír y nosotros no hemos sabido darle fuerza a esa voz, potenciarla, politizarla, vigorizarla para el ejercicio del poder ciudadano. Siempre preferimos la sumisión, en lugar de la rebeldía. Siempre aupamos el silencio, en lugar del bravío y rebelde pronunciamiento.

PERDÓN por no darnos cuenta de las diferencias de clase y los mecanismos que reprodujeron las desigualdades sociales. Unos tenían con qué y otros ni para comer. Y no hicimos nada para solventar las condiciones de los estudiantes menos aventajados. Muchos de los que, con ustedes comenzaron, hoy no nos acompañan y luego nos creímos el cuento de la meritocracia. No se trataba tanto de la igualdad de oportunidad, sino de la igualdad de condiciones para dejar de perpetuar la desigualdad e injusticias de la sociedad en su conjunto.

PERDÓN por los muchos comentarios sexistas, racistas, clasistas, homofóbicos y misóginos que hicimos en clase ofendiendo la diversidad, la elección personal, la libertad de conciencia, la autodeterminación de las personas y los pueblos. Por los abusos de autoridad y el ejercicio de dominación en esta diferencial relación entre profesores y estudiantes.

PERDÓN por ponerlos a competir entre ustedes y no generar un sentido de cooperación y solidaridad porque al final es un mito aquello de que sobrevive el más apto y el más competitivo. Hoy en día está más que probado que es la concurrencia, la solidaridad y la mancomunidad los valores que sostienen cualquier propósito que se emprenda.

PERDÓN por fragmentar el conocimiento, desvincular las materias, repetir contenidos, autores, enfoques y promover la disociación porque, por un lado tenían que pensar en el proyecto con sus profesores de seminario o metodología y, por el otro, obedecían las indicaciones contrarias de los tutores.

PERDÓN porque no entendimos que el poder está imperceptiblemente micro fracturado y se manifiesta en esas prácticas de resistencia que terminan por hacernos creer que se esforzaron y resulta ser que se plagiaron.

PERDÓN por las veces que tuvieron que pasar la noche en los pasillos externos a la Escuela y pelear por un cupo en las asignaturas. Por esperar que se ofertaran las materias y por trasladarse a otros centros regionales esperando pasar la asignatura más de una vez cursada y más de una vez aplazada. Por tener que rogar que alguien tutoreara la tesis y pesquisar a los profesores para que entregaran las notas o arreglaran algún desafuero de control de estudios.

PERDÓN porque no generamos con frecuencia prácticas universitarias realmente democráticas, de modo que pudieran apelar a estas en el ejercicio profesional. La democracia, que es el gobierno de todos, termina siendo el gobierno de unos pocos y lo que a todos y todas compete termina siendo decidido por quienes ejercen cargos de representación universitaria, en lugar de favorecer la deliberación, el diálogo, la negociación y argumentación. El ejemplo más claro es mi designación como madrina que terminó siendo la imposición y decisión de unos pocos.

PERDÓN por haberlos sacado de su contexto y no prestar atención a los problemas locales para volver a estos con afán de intervenirlos desde lo que si pudimos haber enseñado: La curiosidad epistemológica.

PERDÓN por no generar experiencias pedagógicas teórico-prácticas genuinas que nos permitiera, a ustedes y a nosotros/nosotras, estar más apegados a la vida y menos a la especulación académica, que indujera a comprometernos con la transformación social en solidaridad con los grupos subordinados, lo que por necesidad implica una opción preferencial por los más pobres y por la eliminación de las condiciones que permiten el sufrimiento humano, la opresión, la injusticia y la desigualdad.

PERDÓN porque no los formamos para el ejercicio de la ciudadanía crítica y universalista. Ocurrió la invasión a Irak y luego al Líbano y ahora a Palestina y nada hicimos por movilizar la conciencia de que en Irak, el Líbano y en Palestina, primero son las personas y que la industria militar debe dejar de tener voz y voto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Como diría el cantautor: la vida no vale nada cuando otros se están matando y yo sigo aquí cantando cual si no pasara nada.

PERDÓN porque hoy tenemos menos planeta que ayer y los cálculos de centenares de expertos son de, más o menos, 100 años de vida si seguimos con estos niveles de industrialización y, a pesar de la tragedia, no hicimos lo suficiente para que cada uno de ustedes se comprometiera en la lucha contra las empresas trasnacionales que, inescrupulosamente, están explotando los recursos sin piedad ni consideración a las próximas 10 generaciones de seres humanos.

PERDÓN por no enseñarles que es la FRÓNESIS, que no es más que la disposición a actuar verdadera y correctamente, porque es la única virtud que podría hacer de todos nosotros gente buena, digo… de buena fe, de buena voluntad, de buenas acciones.

POR FORTUNA Vivimos en medio de contradicciones y La Escuela también fue un motivo para pasar del pensamiento ingenuo al pensamiento crítico.
También fue la posibilidad de recrear nuestra vida, conocer gentes, escribir algunas líneas, descubrir a Walt Whitman, conversar con autores de los siglos pasados, comprender que nuestra vocación ontológica es “ser más”. La Escuela fue la posibilidad de andar de-construyendo para reconstruir los saberes nuevos y viejos, reconfigurar las ideas y el lenguaje que nos constituye.

Fue el lugar para cultivar la disciplina, la constancia, la paciencia, la capacidad de negociación y el trabajo afanoso.

La Universidad fue el lugar donde consiguieron los grandes amigos, las amigas, quizás la pareja. El espacio para desahogar las penas con los panas, hacer el amor en tierra de nadie,emborracharse en la parroquia, fumarse sus porritos, armar grupos para la playa, iniciarse en la política, descubrir su identidad sexual, distinguir entre el bien y el mal, resistir a la autoridad que se impone a la fuerza, rebelarse contra el sistema y ejercer el divino arte de criticar por criticar.

POR FORTUNA, los pasillos, el cafetín, la librería del señor Wicho, los banquitos de planta baja sirvieron como espacio donde se reconfiguró la personalidad a partir del diálogo franco y crudamente abierto con los profesores más cercanos o más raros (como suelen llamarles). El tiempo … y que … perdido en estos espacios sirvió no sólo para afinar los argumentos y aprender a deliberar, sino para cultivar las relaciones, los afectos y cristalizar proyectos que hoy son una realidad.

RECUERDEN por siempre las buenas prácticas universitarias y el amor cultivado de a trocitos y no reproduzcan las malas mañas. Cuídense de no repetir los patrones.

… Y como diría Eduardo Galeano: "Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:

El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros; la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor; La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar; se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás. Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas; los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos; los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas; la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo.

La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero; nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene. El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra; la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos; nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión.

La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla; la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla; la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse.
La Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo; la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»

Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo; la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.

MUCHAS GRACIAS Y QUE EL UNIVERSO CONSPIRE PARA QUE VIVAN APASIONADAMENTE LA AVENTURA DE EDUCAR

lunes, 3 de agosto de 2009

¿Quiénes son en el teatro venezolano?



GIOVANNI REALI

Inicia su carrera artística cursando estudios de teoría de la música y solfeo, piano y violín. Ingresa al movimiento de Orquestas sinfónicas juveniles desempeñándose como violista. Estudia Ballet con el maestro Mario Ignisci. Como actor se forma en los talleres dictados por el CELCIT siendo sus maestros Verónica Oddó, Juan Carlos Gené y Felicia Canetti.

Es egresado de la Universidad Central de Venezuela con el título de INGENIERO CIVIL mención VIAS DE COMUNICACIÓN.


Entre las obras de teatro en las que ha participado como actor se pueden citar: “La conquista del polo sur”, de M Karge; “El cisne”, de E. Egloff; “Guarda mis cartas...”, de V. Oddó; “Casa de muñecas”, de H. Ibsen, “Los enredos de una casa”, de Sor J. I. De la Cruz; “El sastrecillo valiente”, de los hermanos Grimm; “El gran rescate”, de B. Álvarez; “El contrabajo”, de P. Süskind; “El astrólogo fingido”, de C. De la Barca; “La misión”, de H. Müller. “La Dama y el Carnicero” de G. Blanco. “Klown” de J.C.Souki. “Crónicas Desquiciadas” de I. Páez. “Salieri” versión sobre la obra Amadeus de Peter Shaffer. “La Peor de todas” de I. Tapias. Este desempeño le ha valido el PREMIO T.I.N. 1998 como mejor actor de soporte por la obra “El sastrecillo valiente” y el PREMIO MARCO ANTONIO ETTEDGUI en 1999 por la obra “El contrabajo”. Además de las nominaciones en: el premio T.I.N. 2001 como mejor actor característico y el Premio Casa Del Artista como mejor Actor 1998-1999.

Como bailarín integró el grupo de Danzas Folklóricas del Centro Italiano Venezolano de Caracas. Participó en OTTO, El Pirata, espectáculo infantil de DANZAHOY. Participó en Los Ballet COPPELIA, EL CASCANUECES y ROMEO Y JULIETA producción del Ballet Nacional de Caracas Teresa Carreño con coreografía de Vicente Nebreda. Participó en el estreno de EL CASCANUECES FLAMENCO.


Como docente desarrolló la cátedra de Artes Escénicas de la Escuela Nacional de Música Juan Manuel Olivares. Es profesor de expresión corporal en la Escuela Nacional de Teatro César Rengifo. Dictó talleres de expresión corporal y actuación en el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas. Participó como profesor invitado en el taller de Investigación Escénico-Musical del IUDEM, sirviendo en esa oportunidad como co-director escénico de la ópera “La finta semplice” de W.A. Mozart. Participa en el Grupo Memoria de Apariencias de la Fundación Camerata de Caracas como profesor de Actuación y Expresión Corporal y también como director escénico.
Actualmente dicta la cátedra de Escena para Cantantes Populares en el IUDEM. Y desarrolla el taller PULSO e IMPULSO de expresión corporal y sensibilización en el Espacio Plural de Trasnocho Cultural

Ha dirigido escénicamente las óperas Madama Butterfly de G. Puccini, La Serva Padrona de G. Pergolesi, Bastián y Bastiana y Cosí fan tutte de W.A. Mozart, Il Maestro di Cappella de D. Cimarosa. Y debuta como director de escena en la sala Rios Reyna del Teatro Teresa Carreño con La Rondine de G. Puccini. Y es el Director Escénico de la reposición de la Ópera Venezolana “Virginia” de José Ángel Montero. L’elisir D’amore de G. Donizetti para el Teatro Luis Mariano Rivera de Cumaná, siendo esta versión la primera ópera completa que se monta en dicha ciudad. Ha sido invitado para ser el asistente de dirección escénico y jefe de escenario en la Producción de la Òpera de Colombia LUCIA DE LAMMERMOOR, en Bogotá, Colombia, en agosto del 2203. Con Escénica Producciones, ha dirigido las òperas: RITA de G. Donizetti. UN PASEO POR LA ZARZUELA, y EL EMPRESARIO de W.A.Mozart. En teatro ha dirigido la obra LA MAS FUERTE de A. Strindberg. LA ROSA TATUADA de T. Williams. EN COMPAÑÍA, recopilación de textos de varios autores.


Para el Centro Italiano-Venezolano ha dirigido “Arlequín, servidor de dos patrones”, obteniendo, en el XVII festival interclub, nominación en todos los rubros, ganador de mejor actor de reparto y quedando en el cuadro de honor en 3er lugar. Además de obtener por dicho montaje la mención de honor en los premios municipales de teatro 2009 como “Mejor Teatro comunitario”. Actualmente está en proceso de dirección de la obra “Un día particular” de Ettore Scola, la cual se presentará en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural a partir de septiembre.

sábado, 1 de agosto de 2009

Acerca de la crítica de Marat Sade...habla su director


Hola, Bruno,


Primero, desde luego, mi agradecimiento por la gentileza que has tenido de analizar tan concienzudamente y seriedad el trabajo que presentamos.


El mismo fue el resultado de 14 meses durísimos de entrenamiento, de búsquedas, investigaciones metodológicas y tanteos.

Todo en torno a un método de actuación que he venido desarrollando desde hace cuarenta años, que denomino por sus características, como de “Memoria orgánica”, o, tambien, de “memorización automática” del texto, en el que ni Meyerhold, Stanislawsky u otros teóricos cuentan para nada, por eso no los encontraste.

Este método conlleva, como ningún otro, creo, un trabajo muy extenso de búsquedas identificatorias del actor, o actriz, con el texto que interpreta antes de su memorización. De allí, que las anomalías, o patologías, que se detectan en estos personajes resulten tan reales. Estas, por lo demás, estoy convencido, no tienen por qué verse, como tampoco se ven las de las personas con la que nos tropezamos a diario, de las cuales no conocemos nada, y si tienen alguna anomalía particular, es probable que la oculten con mucha habilidad, lo cual como bien lo saben los psiquiatras, constituyen la mayor de sus anomalías.

Pienso, entonces, que, ¿por que deben darse a conocer, evidenciarse, las patologías de los personajes que interpretan los actores, cuando si que ni los personajes mismos las conocen, como nadie conoce las suyas. Stanislawsky parte del principio metodológico de que el actor debe conocer su vida, su coeficiente intelectual, su biografía, y eso no es real, nadie sabe tanto de si mismo. Yo parto del principio de ignorarlos, lo cual si es. El actor en si mismo no interpreta esas patologías, las expresa a través de sus registros naturales. De allí que esos registros deben estar en estado puro, desarrollados y técnicamente aptos. No cabe para nada la deficiencia tonal o impureza técnica. Si el actor la tiene, debe depurarla en el proceso. Parece fácil, pero, en verdad, no lo es, o, no sé si es al revés, parece difícil, cuando en realidad es sumamente fácil. Lo que si, es largo, pero muy agradecido para con el actor. Este llega a escena dentro de un caldo de cultivo creado no solo en lo individual por el mismo, sino tambien, en lo grupal, con el equipo, óptimo para su transfiguración, que termina siendo parte de su propia esencia. Por eso a mi me cuesta mucho sustituir actores, porque en mi método resultan imposibles las repeticiones o copias, porque jamás dos actores tendrán el mismo registro. Te aclaro que esa transfiguración no es ficticia, compositiva o caracterológica. Tampoco, a pesar de su teatralidad, interpretativa. Se integra a la personalidad, carácter, del actor.

Esto por lo que a mi me corresponde como director, instructor de actuación, voz y expresión corporal, pero en el proceso actoral contamos con dos áreas de suma importancia en este caso especifico de la obra de Weiss, y fue el trabajo de Johnny Gawlowsky, psicólogo clínico y el de Julia Carolina Ojeda en la música. Johnny condujo a los actores a lo largo de un extenso proceso de expresión, que yo lo llamaba de efusión, emocional, al encuentro de sus individualidades y de la esencia grupal que los unía, (en esto nos ayudó mucho la recia disciplina y preparación de los actores del Rajatabla). Julia Carolina inventó, creo, pues yo nunca lo había experimentado o visto, y lo adopté de inmediato, la incorporación del sistema de patrones musicales para establecer concordancias anímicas, espirituales y escénicas a partir de las sonoras que emergían de los propios actores. De unas cuantas notas en teclado, estos componían el denominado patrón, y el patrón definía la esencia escénica. Así, dividimos el montaje en segmentos patronímicos y estos se delimitaron por puntos climáticos. Parece fácil, pero no lo es, o, como lo anterior, a lo mejor, al revés, parece difícil, cuando que fue sumamente fácil por la maestría de julia y lo placentero de un trabajo, que hecho sobre bases inciertas y desconocidas de la psiquis individual y colectiva de los actores, intentábamos alcanzar, como te digo, concordancias emocionales y equilibrios compositivos escénicos. Nunca antes en mi recalcitrante empeño de alejarme de Stanislawsky yo lo había experimentado. No se si lo notaste, como si lo hiciste con este alejamiento satanilawskiano que te comento, percibía el montaje, que lo oía a diario, con la sonoridad de una arpa afinadísima, en la que no había una sola cuerda fuera de lugar. Los agudos, los graves, los corales y los solos emergían del trabajo logrado por Julia de manera clara, nítida y transparente. Entonces, queda claro que no fue un trabajo del todo metoldológico de mi parte.

A partir de allí, el psicólogo y la conducción musical le incorporaron cuerpo, sentido anímico y sonido al montaje, que se levantó sobre una base de actores altamente preparados y muy conscientes de las enormes dificultades que tenían que vencer para alcanzar los niveles, para mí, sublimes, de emocionalidad que la pieza exige, ciertamente, creo, la más difícil del mundo.

Fue cómodo, una vez logrado esta base en ellos, trabajar la estética del montaje, solo cuestión de días, pues se movían a sus anchas y con mucha libertad. Mi gran problema fue en ese entonces, qué hacer con tanta riqueza expresiva. Sacrificamos efectos y dejamos muchas cargas en el camino, porque llegamos a la conclusión de que no hacían falta, que el viaje era largo y nos molestarían. Nos quedamos con lo más liviano y placentero, nuestras propias conciencias de sabernos realizando un trabajo de altísima calidad, que fue lo que nos propusimos desde un principio. Todo dentro de un espacio sabiamente construido por Zullo y una gama de texturas y matices cromáticos construidas por Inna, Marcelino y Jorge, el vestuarista.

Nada, ni aun las voces más sórdidas de las que te puedas imaginar, lograron hacernos esquivar nuestro norte, que no era solo nuestro en lo académico y lo profesional, tambien era el de una nueva universidad que abría sus puertas.

Saludos muy afectuosos a ti y a tus lectores

Ibrahim

Por favor, aún no.