Alejo Carpentier (Lausana 1904-Paris 1980) |
Por Alejo
Carpentier. Del libro “Alejo Carpentier. Visión de
Venezuela. Edición Especial” Monte Ávila Editores
Latinoamericana. Año 2014.
Así,
pues, con una semana de actos culturales, ha celebrado el Ateneo de
Valencia la inauguración de su nuevo hogar. Se trata de un edificio
moderno, elegantemente funcional, con amplia sala de exposiciones,
biblioteca, auditoria para conciertos, recitales y espectáculos
diversos, dotado de magnífica acústica. Y la casa se alza en uno de
los lugares más gratos y céntricos de la ciudad, en la esquina
misma donde pudieron escucharse muchas veces----¿adivinación de
conciertos futuros---las admirables Sonatas de Altagracia,
en el piano de Juan Vicente Lecuna.
Diecisiete
años tiene de fundado el Ateneo de Valencia. Y son damas las que
asumieron sus distintas presidencias desde 1937, en que el nombre de
la señora María Clemencia Camarán inauguró la lista, hasta la
presidencia actual, de la señora Lucila de Marín---quien con su
esfuerzo culminó la obra de dotar a la Asociación de un edificio
propio---. Y una vez más, ante ese cuadro de mujeres empeñadas en
una enaltecedora tarea, me veo llevado a observar cuánto deben las
empresas culturales de nuestro continente, a la noble tenacidad
femenina. Si vuelvo los ojos hacia mi país, encuentro una voluntad
de mujer en la fundación de Pro-Arte Musical---una de las
primeras asociaciones de conciertos de América Latina---. A la
vez recuerdo el Lyceum Femenino, donde tres generaciones de
escritores dictaron sus conferencias, en tanto que los pintores
hallaron bajo su techo el primer local de exposiciones abierto en la
Habana...Pienso en Argentina, y acuden a mi memoria los nombres de
Victoria Ocampo, de Delia de Acevedo, con sus revistas, sus casas
editoriales, sus sociedades de “Amigos del Arte”. Fue por
iniciativa de la fundadora de Sur, que tantos y tantos
intelectuales, directores de orquestas y artistas famosos cruzaron el
océano para presentarse en Buenos Aires. Pienso en México, y al
punto acude a mi mente el nombre de María Asúnsolo, creadora de una
galería de pintura, escritora de arte, promotora de tantas hermosas
aventuras artísticas...
Así,
Valencia tiene ya su Ateneo dotado de edificio propio, al cabo de
diecisiete años durante los cuales fue firmemente regido por
voluntades femeninas. La actual presidenta, Lucila de Marín, a quien
los arquitectos entregaron las llaves del edificio nuevo, como antaño
entregábanse a los huéspedes ilustres las llaves de una ciudad, no
logró su objeto sino a fuerza de tenacidad, de energía, llevando
adelante una obra para la cual, en más de un caso, faltaron los
recursos, más elementales ---y son muchos los que alaban, en
Valencia, la historia de su lucha--- Pero, ahora, ante la obra
terminada, no sólo podrá enorgullecerse de la labor cumplida, sino
también de haber ilustrado con sus ejemplo, en la ciudad que acaba
de celebrar los 398 años de su fundación, el papel de animadora de
la cultura, tan hermosamente desempeñado, desde comienzos de este
siglo, por las mujeres de nuestra América.
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