Conversatorio "Una mirada a la dramaturgia venezolana" |
Por Bruno Mateo
La
Compañía Nacional de Teatro y el Diplomado de dramaturgia de la
Universidad Experimental de las Artes Unearte, Ceca Plaza Morelos organizaron para el sábado 12/05/2018 un
Conversatorio entre dramaturgos en la ciudad de Caracas para visualizar a la
dramaturgia que se está haciendo en la actualidad; agradezco la invitación que
se me fue hecha y doblemente agradecido porque, en realidad, fue una tarde
deliciosa no sólo por habernos encontrado tantos amigos y conocidos que
escribimos teatro sino porque pudimos esbozar muchas reflexiones sobre una
panorámica de la escritura dramática y de los temas que se abordan en esta
convulsa contemporaneidad.
Saludo
con beneplácito esta iniciativa de encuentro que nos permite cavilar sobre el
apasionante oficio de la escritura teatral y sus, presuntas, repercusiones
sobre la cultura venezolana.
Éramos
un nutrido grupo de dramaturgos y dramaturgas y, por ende, una variedad de
pensamientos sobre la materia que nos atañe en el Conversatorio; la plática
giró en torno a la venezolanía y qué se entiende por ella además del papel de
la Compañía Nacional de Teatro dentro del teatro que, en lo personal, sé que ésta es un órgano
del Estado al servicio del Plan de las Políticas Teatrales del país, cosa que, al
parecer, muchos de mis compañeros no
están de acuerdo con ese rol.
Nos
dimos cuenta que en las Escuelas y Centros de formación teatral del país se
carece de un estudio sistemático del teatro venezolano y, puse como ejemplo a
la Escuela Nacional de Artes Escénicas César Rengifo, en la cual se eliminó la
asignatura de Teatro venezolano, quedando sólo el Seminario de teatro
latinoamericano y venezolano que, insisto, a mi parecer no es suficiente. Se hace
necesario no sólo el estudio profundo y constante de nuestra dramaturgia nacional
sino que es menester divulgarla y darla a conocer, sobre todo a los jóvenes que
se inician en el arte escénico teatral.
En
lo particular creo que la escritura dramática debe hacer hincapié, en tres
elementos, amén del talento innato y de las “musas”; la educación y formación en la técnica escritural, no confiar sólo
en la inspiración para escribir, la
constante preparación cultural en las distintas áreas del arte y de la vida
misma, conocer de música, de artes plásticas, de literatura, de arte urbana y
de los saberes populares, etc., y la investigación
histórica y observación de nuestra realidad, que nos abre un mundo enorme de
posibilidades para distintos tópicos y referenciar a la venezolanidad en una
abanico de expresiones.
El
Conversatorio que llevó por nombre “Una
mirada a la dramaturgia venezolana” se convirtió en un espacio de
pensamiento de muchos de los que escribimos teatro e insto a la Compañía
Nacional de Teatro y a la Unearte y a cualquier Institución cultural del país
que sigan abriendo estas zonas de reflexión que permite oxigenar, en nuestro
caso, al teatro venezolano.
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