Dayana López como La Muerte y Maria Elena Duque es Lola |
Original de Bruno Mateo
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Sociedad de autores y compositores de Venezuela Sacven N° 9.070
(En el escenario, un pequeño camerino, en el cual se encuentra una
silla, con su consola de espejo, encima de ésta un ramo de rosas blancas, rojas
y negras, al lado, un diván y al fondo, en el centro, una puerta)
Lola: (entrando
por la puerta central de fondo) ¡Estuve maravillosa! ¡Cómo siempre! El público
lloraba de sólo verme. ¡Pensaron que moría de verdad!. ¿Qué haría la gente sin
mí?. Es que soy una excelente actriz (levanta
la voz. Se dirige a alguien fuera del camerino) ¡Me iré más tarde! No se
preocupen por mí. Como si alguna vez lo hicieran (Levantando la voz) Yo cierro el camerino...¡Adiós!...¡Hasta
mañana! Cuando vuelva a morir en el escenario. (Silencio. Se nota cansada. Se recuesta en el sillón. La mujer suspira
profundamente. Pausa. Se escuchan golpeteos en la puerta.) ¡Ay! ¿Quién es? Me quiero ir sola. Ya se
los dije. Déjenme tranquila (Se escuchan
nuevos golpeteos y la mujer se dirige a abrir la puerta. Al abrirla, se nota un
sobrecogimiento. Pausa. La actriz cierra violentamente la puerta. Se escuchan
nuevos golpeteos, aún más fuertes que los anteriores) ¡No puede ser! ¡Es imposible! (Se
escuchan los golpeteos en la puerta) ¡No insistas! ¡No te voy a abrir!. No
lo haré (Nuevos golpes a la puerta)
¿Qué quieres? No quiero saber nada de ti. ¿Cómo llegaste? Hace tiempo que no te
veo ¿Por qué no buscas a otra cándida que quiera irse contigo? ¡No! Tenía que
ser justamente yo. (Pausa) ¿Qué suena
como a parlamento de telenovela? Bueno, y que crees que soy yo. ¡Una actriz!
Además, como si no tuviera en que ocupar mi valioso tiempo. ¡Tú no existes! (Nuevos golpeteos) Te agradezco que te retires de la puerta. Si
no lo haces voy a formar un escándalo que todo el teatro se va enterar. ¡Vete!
No te quiero ver más. Óyeme. Yo creí que nunca ibas a aparecer. ¡Qué
atrevimiento! Yo he conocido atrevimientos, pero como éste ninguno y ¡Ay! Si he
visto cosas que dejarían boquiabiertos a cualquiera. Incluso a ti. ¿Qué no?
Déjame decirte algo. Yo...Yo...Yo he estado en los mejores lugares del mundo:
Roma, Milán, Londres, Nueva York y en París. Por mí se han peleado hombres para
que les dirigiera la palabra, aunque sea eso. (Silencio) ¿Por qué no te vas? Creo que me quieres decir que ya es
hora de irme contigo. Que encontraré tranquilidad contigo. Que abandone todo y
me vaya a vivir contigo. Que mi tiempo como actriz pasó y que contigo... ¿Quién
te dijo que contigo seré feliz? Tengo mucho que dar. ¡El mundo me queda
pequeño! ¿Viste la función? La gente lloró de emoción. Cuando bailo, canto,
actúo o hago cualquier cosa en el escenario; el público quisiera poseerme. (Recita)
En esta oscuridad tan oscura
Tu sonrisa es la luz que me guía
No pretendo dejar la vida,
a menos que me la pidieras,
entonces con un puñal de alegría
yo gustosa accedería a abandonar mi
cuerpo
y volar a la cueva del eterno
¿Te encontraré?
La duda invade mi alma,
El miedo mi corazón.
Y aún, estando muerta, si no te encuentro
allí
Me mataría nuevamente para regresar a la
vida;
Como los vientos raudos,
volaría para buscarte por el mundo entero,
trenzaría con los rayos del Sol una cadena
para amarrarte a mi esperanza;
y si todavía así,
no te viera,
¡Perdóname vida!
Pero no te quisiera
(Pausa)
¡Magistral! Tienes el gusto
de verme. ¡Sin pagar! Claro. Fue algo improvisado, tal vez si le hubiera dado
más intención en la última frase. ¡Estuve maravillosa! Aún hago delirar de
emoción. Te das cuenta que debes marcharte. ¿Por qué no me dejas sola? Por allí,
hay muchas mujeres que te estarán esperando para acabar con sus vidas simples y
sin destino. ¡Anda! ¡Búscalas! Déjame en paz. No permitiré que estropees lo que
he logrado. Ya tengo muchos problemas resueltos y ahora es cuando estoy
disfrutando de mis sacrificios. No te abriré la puerta. Vete. Ahí te quedarás. (Pausa) ¿No haces otra actividad que no sea fastidiar
a la gente decente? Yo fuera tú y me hubiera ido hace rato. No tienes dignidad.
¿Eres normal? Me imagino que tienes familia o amigos. ¿Tú comes? No es porque
me preocupa, sino que sé lo que es pasar hambre. Cuando todo el mundo te cierra
las puertas y peor si tienes dos niños pequeños que mantener, sin un hombre
como protección. No sabes lo que se siente. No lo debes saber. Nunca has parido
un hijo. (Cambiando de actitud) Señor, usted ¿podría emplearme en su teatro?
Yo soy buena trabajadora y estoy interesada en...y ¡Paf! Un tortazo en la cara.
Estuve tentada de alejarme de los escenarios, sin siquiera empezar, pero
enseguida unas ganas enormes de actuar, no sé, si es que las actrices no
estamos conformes con nuestras vidas, por lo que deseamos encarnar otras o es
que tenemos unas ansias de dominación incontrolables. No me arrepiento de lo
que he hecho en mi pasado. Quiero dinero. ¡Mucho dinero! Y lo lograré. Quiero
fama y popularidad y no hay duda que estoy gozándola. Era una cuestión de
escogencia. Mis hijos o yo. Ellos perdieron. Pero no me vengas con que no soy
feliz. Ese es el argumento de la frustración. ¿Qué felicidad te puede dar los hijos
cuando lo que hacen es estorbarte? (Pausa)
Sé que estás pensando que soy una madre desnaturalizada. Una mujer que
realizó un contrato con Mefistófeles. Una especie de engendro satánico. ¡Ah! No
tengo tiempo de discutir ni deseos de hacerlo, así que puedes desalojar la
entrada. Debo salir. (Se para frente a la
puerta) ¡Fuera! ¡Fuera! ¿Crees que te tengo miedo? ¡No! No le temo a nadie.
No quiero tener problemas contigo. Sería una pérdida de tiempo. Estoy apurada.
Muévete. Llevo prisa. ¡Vete! Córrete un poco. No voy a ir contigo. Se me está
haciendo tarde para mi nueva cita. Si no te quitas, te empujo. Te dije que no
le temo a nada ni a nadie. Te advierto que si no te apartas de mi camino, te
llevo por el medio. ¿No lo crees? Te lo advierto. Sal de allí. Está bien, como
quieras (La mujer se acerca a la puerta) tu no sabes de lo que soy capaz de hacer (Golpea la puerta y corre al extremo
contrario) ¡Ay, qué susto! No te atreverías a golpear a una mujer ¿Verdad? (Pausa) Es más, no tengo miedo. No tengo
miedo. No tengo miedo y no tengo miedo (Se
dirige a la puerta y ésta comienza a abrirse. La mujer la cierra violentamente)
¿Cómo te atreves? Eres una tramposa. Tratabas de hacerme caer en tu trampa.
Eres cruel e implacable como...(Pausa)
¡Sí!
Como Lady Macbeth. ¡Traidora! ¡Judas! Es que no lo puedo creer. Esto es
traición. ¡Alabado sea el Señor! Quiero dar voces a todo el pueblo. Que me
claven cuchillos en la lengua si no digo la verdad. ¡Señores! Vengan a mí. Aquí
se ha cometido una injusticia. Es que acaso nadie me va a defender. Hombres
amujerados. Hela allí. Un monstruo con cabeza de Hidra. Damas respetuosas y
caballeros manifiesten su repudio por este Ser. Detrás de esa puerta se oculta
la maldad. ¡Oh, Pandora! Tú que abriste los secretos del hombre, dame fuerzas
para impedir que penetren en mi alma. No abran la puerta. Es mejor que se
retiren. No puedo responder por lo que ese Ser cometería contra la Humanidad. No
estamos preparados para recibirlo. Lo oculto detrás es una fuerza
incontrolable. Juntemos nuestras almas para amansarla. Es la única posibilidad
que tenemos para salvarnos. Con mucha precaución intentaremos escudriñar su
pensamiento. Concéntrense. Siento que se está calmando. Lo percibo. No pierdan
la concentración. Se puede dañar todo. (Pausa)
Ahora, viene la parte más difícil. Trataremos de entrar en contacto. Que no
se oiga ningún ruido. El silencio es básico. Entraremos en lo desconocido por
el Ser Humano. ¡Perfecto! Su aura está disponible. Quiere entrar en
comunicación. Ahí viene. Ahí viene. ¡Lo tenemos! ¡Bienvenido al mundo de los
hombres! Sigamos concentrados. No rompamos la cadena que nos une. Siento el
cordón de plata que nos permite el paso de lo humano a lo divino. (A la puerta) ¿Quieres hablar? ¿Me escuchas? Sé que
estás allí. ¿Por qué no hablas? ¿Tienes miedo de una mortal? Comunícate. No te
haré daño. ¡Eso es! Sin temores. ¿Qué dices? Te siento cerca, pero no logro
entenderte. No oigo lo que dices. Se pierde el contacto. ¡Habla! Se está
alejando. ¡Regresa! Quiero que hables. Te ordeno que hables. ¿Por qué te vas?
¡Ah! Tienes miedo de una pobre mujer que está al filo de la desaparición. Que
no se te olvide a lo que has venido ¿Qué pasa? ¿Crees que no soy digna? O es
que piensas que mi muerte no es importante. ¡Ah! Por supuesto. Lo que sucede es
que no me perdonas el asunto ese de mis hijos y piensas que soy una bastarda
sin escrúpulos. ¡Es hora de poner orden! Yo soy una mujer como cualquiera otra
y si así no lo fuera, no puedes hacer distinción de ningún tipo. ¿Qué te crees?
Tu vienes aquí a tratar de arreglar las cosas. ¿Acaso eres algún tipo de juez?
¿Dónde estabas cuando te necesité? Mis hijos nunca hicieron nada por mí, ni tu
tampoco. ¡Qué fácil! Ahora vienes y pretendes llevarte lo que es mío. Esos
aplausos son para mí. ¡Sí! Para nadie más. Mi mundo está allí afuera. La gente
me da vida. Mi piel está llena de cicatrices, de imágenes. Cuando estoy sola
puedo verlas. Ni los vestidos, ni las pieles,
ni las joyas pueden desaparecerlas, ni siquiera un maldito perfume
disimula el olor. Esto no me gusta. Creo
que eres clasista. Contéstame algo: si te pusiera a escoger entre una persona
rica y a alguien sin dinero, pero honrada. ¿A quién escogerías? (Pausa) Usted, como buen oligarca, por
supuesto elige a la persona con dinero. Porque su muerte sería pomposa. Es
alguien con clase, ¿verdad? Y yo sólo soy una actriz. Mi trabajo es hacer reír
al público. ¡Está bien! Pero sus risas me las tienen que entregar. Pues, aquél
que desee cambiar esa situación, no tiene que hacer grandes esfuerzos para salir.
Sólo debe depositarme su confianza. ¡Un voto! ¡Un voto! Un solo voto puede
cambiar el cambio. Cambien de cambio para conseguir el cambio. En sus manos
tienen el control de sus vidas. ¡Confíen en mí! Haré que individuos como éste (señala la puerta) sean borradas del
país. Personas manipuladoras de las conciencias sin ningún remordimiento.
¡Todos somos iguales! No deben existir discriminaciones en la educación, en la
salud, en la alimentación y en la cultura. Por eso, les pido que me den un voto
de confianza para destruir a aquellos que desean controlarnos para su beneficio
personal. ¡Todos debemos morir iguales! Y usted debe cumplir con ese precepto.
Si no lo hace y sigue discriminando a gusto personal se puede meter en líos con
la justicia. Lo que usted hace es ilegal. (Pausa)
Aunque no todos somos iguales ni morimos iguales. Hay quienes mueren como
un gran acontecimiento. Hay otros que mueren como un árbol en el desierto,
nadie advierte su final. Yo no moriré así. Yo soy una estrella y como tal debo
partir. Los dioses me esperan. Si he de morir e irme contigo. Lo haré
triunfalmente. (Busca el florero y coloca
las flores hasta cerrar un círculo) La vida es un círculo. Cualquier
pregunta posee su respuesta, aunque tratemos de evitarla. Un paso antecede al
otro y éste es la continuación del primero. (Se
coloca al centro del círculo formado por las rosas) ¡Estoy lista para el
viaje sin regreso! ¿Qué se hace cuando se está a la puerta de la muerte? No sé.
Supongo que esperar. Entonces, esperaré. (Pausa)
Bueno ¿qué pasa?. Me estoy comenzando a poner nerviosa. ¡Relájate! Déjame
arreglar el círculo ¿Será eso? ¡Ya está! (Pausa)
Te comento, sólo por comentar, que no siento nada. Creo que estás perdiendo
facultades. Te estás poniendo vieja. ¡Qué horrible es ponerse viejo!, ¿verdad?
Las arrugas en la cara. El cabello sin brillo. Las pupilas de los ojos
recubiertas con ese velo que no te deja ver la luz. Anoche noté en el espejo que soy la sombra de
aquella niña fresca y lozana. ¿Por qué no se podrá mantener la juventud? Yo leí
una vez...Yo leo, en silencio. Una historia de un pintor que inmortalizó a un
joven en un cuadro para que permaneciera bello por siempre. El final no me
gustó. El muchacho de la historia envejece... ¿Qué hacemos? ¿Esperar? No sirvo
para esperar tanto. Lo siento. (Se levanta y comienza a recoger las rosas) Desearía
permanecer en el tiempo. Flotar. La gente siempre diría: ¡allí está! Esa
jovencita tiene la gracia de la naturaleza.
Rosas blancas, rosas rojas y rosas negras.
¡Hermosas! Realmente bellas. Las blancas, según se dice, simbolizan la pureza
de la mujer. La castidad en las vísperas del matrimonio, luego se conocen las
palpitaciones nocturnas y nuestras copas se rompen; aparecen las rosas rojas,
después, mucho después, cuando las copas están rotas, queremos volver a las
rosas blancas. (Toma las rosas negras) ¡Las
rosas negras! Son muy especiales. No existen en la naturaleza. Éstas son
teatrales. Parecen rosas, pero no lo son. Representan la hipocresía. ¡A mí me
encantan las rosas negras! Todas las rosas deberían negras. Así no me sentiría
tan sola.(Pausa) Mientras hay más
personas a mí alrededor, yo desaparezco. Como si me absorbieran. Quizás si se
pudiese retroceder el tiempo hasta llegar al punto oscuro de nuestra
existencia, pudiéramos enderezar los rumbos, pero el camino ya se hizo.
“Caminante no hay camino, se deja camino al andar...” No sé de quién es esta
frase, pero es de alguien famoso. Durante nuestra travesía se dejan amistades,
amores...incluso hijos. ¡Hijos! Según aquello del instinto maternal, son lo más
importante para una mujer. ¡Los abandoné! Y lo que se hace en vida se paga en
vida también. (A la puerta) Tú eres
necesaria. ¿Cómo sería la humanidad si no muriéramos? No deseo morir con tantas
culpas sobre mis espaldas. Quisiera arreglar entuertos. Encontrarme con mis
hijos para brindarles el amor que les he negado. ¡Hazme un favor! No por mí,
sino por ellos; dame unos días. Necesito encontrar a mis pequeños, aunque ya no
serán tan pequeños. Me urge pedirles perdón, concédeme esa gracia. La dicha de
abrazarlos, por última vez ¡Por favor! Te lo pido ¿Qué dices? ¿Me regalarás
unos días más?. Apiádate de esta pobre, inútil e infeliz mujer, que en una
ocasión soñó algo hermoso para su vida, pero que luego se convirtió en una
inacabable pesadilla. ¡Quisiera ser feliz! Feliz como aquella mujer, al lado de
su marido, con sus hijos, viviendo en una casa, chiquita. ¡Grande en felicidad!
(A la puerta) ¡Ayúdame! Hablaré con
ellos. Estoy segura que lo entenderán y después... después... moriré... moriré
con la satisfacción de haber cumplido. Me iré gustosa. Querida muerte, ayúdame.
¿Qué estoy diciendo? Perdóname. Sé que es imposible. Debes cumplir tu misión.
Fue sólo un momento de locura. Es hora de marcharme, sólo que no estaba
preparada. No se puede hacer esperar a lo que tiene que ser. ¡Vamos! Estoy
lista (Se dirige a la puerta. Se detiene.
Voltea y echa un vistazo al camerino) ¡Adiós! (La mujer trata de abrir la puerta) La puerta no abre. ¿Qué pasa?
¿Estás ahí? Por favor, ábreme la puerta. ¿Me oyes? ¡La puerta! Estoy lista para
irme. Te digo que abras la puerta. ¿Estás ahí? ¿Te fuiste? (Pausa) ¡Sí! No está. Se fue la muy imbécil. Se lo creyó todo. Lo
de mis hijos. Lo de mi arrepentimiento. Gracias mis pequeños. Mis adorados
hijos. ¡Imbéciles! Como se le ocurre que me voy a ir en estos precisos
momentos. ¡El mundo me queda pequeño! (La
mujer ríe. Se escuchan sus risas casi histéricas, confundiéndose con unas risas
infantiles) ¿Qué es eso? ¿Quién se ríe así? No puede ser. ¿Son ustedes?
¡Niños! ¿Dónde están? No se escondan. Sé
que están en algún lugar. No se rían de su madre. ¡Óiganme! Ustedes dos no se
van a burlar de mí. Me van hacer molestar. Seguro que están aquí. (Se asoma por debajo de la consola) ¡Escaparon! A los dos los dejaré sin comer esta
noche. ¡Malcriados! Claro. Como soy una mujer sola, creen que se van a burlar
de mí. Ni lo sueñen. Los castigaré. Salgan de donde estén. Salgan. ¡Ya basta!
¿Me oyen? ¡Estos niños! Ojalá nunca los hubiera parido. (Con angustia) ¿Por qué me
haces esto? Ellos no existen. ¿No me crees? Te juro que no existen. Era sólo un
juego. Yo nunca he tenido hijos (Se
escucha música alegre de Latinoamérica de los años cincuenta) ¿Qué es eso?.
¡No puede ser!. Ni intentes hacerme recordar (Sigue la música) ¡Malvenido sea ese momento! Quisiera arrancarme
el cuerpo para no volver atrás (Pausa) Esta noche. Yo la gran Lola. Estoy
dispuesta para los hombres. El único requisito es que me resistan y por
supuesto, pagar la tarifa. A ti, querida amiga te lo hago gratis. Quiero salir
y no me lo permites. ¿Qué quieres que haga? Nunca lo he hecho con alguien como
tú. Bueno, ¡está bien! No te mentiré. Sí he tenido mis aventuras, no muchas. Yo
no soy tan mala. Sólo juego. Siempre juego. Jugué con mi padre, con mis
hermanos, con mis primos. Ellos nunca entendieron. Siempre querían montarse
encima. A mi no me gustaba. Porque me dolía. Cuando querían que les tocara eso,
me causaba tanta risa. Los hombres se ven tan graciosos con eso. Son, hasta
antiestéticos. Eso parece que les sobrara. Rompen con la armonía del cuerpo. Mi papá me regaló una
muñequita negra y me dijo que no dijera nada a nadie ni a mi mamá. Yo se lo
dije, pero no me hizo caso. Anda, si me
dejas salir, te prometo que te daré algo que nunca te han dado. Mi furor ardiente eclipsará la bella noche (Ríe de una manera grotesca. Se va la
música) ¿Por qué me haces esto? Nadie conoce ese pasado. Los huecos se
tapan de abajo para arriba. Siempre tienen un fondo. Siempre. (Retando a la puerta) No serás tú quien
me descubra. Prefiero terminar con esta mentira de mujer para que todo quede en
una verdad. No te darás el placer de aniquilarme. Ningún ser por fuerte que sea
podrá eliminar lo conseguido. Si vienes del más allá, yo pertenezco al más acá
y me niego a que te conviertas en el calvario de mi peregrinación. No eres esa
pesada cruz reposada en mi espalda. Hubo un solo Jesús. ¡El Cristo! Y ese murió
crucificado. Yo soy yo y más nadie que yo. Antes que me mates. Te mato yo.
¡Llegó la muerte de la muerte! (La mujer
se abalanza violentamente contra la puerta. Apagón súbito. Pausa. Se enciende
la iluminación y la mujer despierta del sueño) ¡¿Qué es esto?! ¿Dónde
estoy? No puede ser. Por un momento pensé...Es que era imposible...Era mentira.
No fue nada. No pasó nada. Gracias, Dios mío. ¡El mundo me queda pequeño! (La mujer ríe hasta llegar casi a una
histeria. Se escuchan golpeteos fuertes en la puerta. La mujer se sobresalta.
Apagón)
FIN
Caracas-Venezuela
Agosto 1995
Estrenada en el
Instituto Pedagógico de Caracas
Año 1995
Grupo Teatro
Tracodra
Dirección
General Carlos Del Castillo
Actrices
Marielena Duque y Mayré Oliveros
Diseño de
vestuario Efrén Porras
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