Cortesía de Luis Silva |
Por Bruno Mateo
IG: @brunomateoccs
Twitter: @bruno_mateo
¡Cuidado! Nos lo pidieron vivo,
dijo un hombre. No queremos que se nos
vaya a morir el cieguito. La risa se escuchó a lo ancho del galpón. Esos
estertores de animosidad golpearon en sus oídos como si fueran tambores
guerreros. Aquel lugar le era desconocido. Deseó escapar. Las manos atadas se
lo impedían. La primera vez que oyó la voz del hombre fue en su casa. El
teléfono, aparato maldito como muchas veces lo llamó, no dejó de repicar en toda
la mañana. Creyó que era un juego. ¿Qué
es lo que quieren de mí?, preguntó. No hubo respuesta. Sintió miedo.
Siempre lo ha sentido. Nadie le creería si dijera que también siente temor.
Pensarían que sólo es una posición esnobista o acaso una suerte de onanismo
intelectual. Se impuso el silencio. ¡Aquí
lo tiene! , dijo la voz que lo atemoriza. La quietud cedió paso a una
acalorada discusión. Un golpe seco de una puerta que se cierra.
El
hombre amarrado con los brazos pegados a su espalda no aguantó más y se echó a
llorar. Pensé que no eras humano, escuchó
a alguien. Se oía como su abuela. La que en las noches le leía en lengua
extranjera. Unas manos delicadas comenzaron a desatarlo. Pudo sentir la
respiración caliente sobre su rostro de hielo. La mirada de aquella persona era
tan intensa que por un momento clarificó su imagen. Sus lágrimas lo
avergonzaron. Nunca lo habían visto llorar, ni siquiera recibir tantos premios
en su vida logró hacerlo. El sabía que su fin había llegado. Lo intuyó. Siempre
quiso que su “agosto 25, 1983” llegara. Unos
labios esponjosos se detuvieron en su añejada mejilla. El olor que emanaban le
recordó su bella tierra argentina
preñada de pampas y de nobles gentes. Recibió un beso. Un gesto cálido acaso un
instante detenido. Una canción de tango. Un compás entre la vida y la muerte. ¡No llores! Haz lo que tienes que hacer,
dijo con su acostumbrada altanería.
***
Al
día siguiente se leyó en los principales diarios del mundo: ASESINARON A JORGE
LUIS BORGES.
Caracas, Venezuela.
Sin fecha deterrminada
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