lunes, 19 de diciembre de 2016

La trama cotidiana/Un punto de giro histórico.

Por Rodolfo Porras.


El punto de giro es el momento dramático en el que cambia la dirección de una historia. Hay un primer giro en el que se le da arranque al drama. Luego hay otro, que termina siendo en el que confluyen -y comienzan a cobrar sentido- una serie de acontecimientos, que desencadenan el final de la historia.
            
Esta estructura fue descrita por Aristóteles en la Poética. Se basa, fundamentalmente, en tres momentos de la fábula, que vienen definidos por: la presentación de los personajes y el equilibrio en el que viven;  un hecho que  rompe ese equilibrio, primer punto de giro; y  el acontecimiento que le abre la puerta al fin del cuento, segundo punto de giro.
            
Es un andamiaje clásico que está vigente. Es la estructura que suele usarse en piezas teatrales, guiones de cine, chismes, cuentos, novelas, chistes, textos periodísticos, discursos políticos, estrategias de venta, crónicas y hasta en la historia misma.
            
Como para poner un ejemplo, observemos la agresión económica que sufre nuestro país,  que se conoce como “Guerra económica”, así como se conoce a la política de exterminio que sufre el pueblo palestino en Palestina, como “Guerra en la Franja de Gaza”
            
Con relación a la agresión económica, nos enfocamos en una de sus aristas: aquella que se concentra en devaluar la moneda, con el fin de inducir a la inflación.
            
Primer acto: la moneda tiene un valor definido por una serie de variables vinculadas con capacidad productiva y financiera, la balanza económica interna en comparación con las internacionales. Esto supone un equilibrio que es roto con la aparición del primer punto de giro: surge el “dólar lechuga” que más tarde mutó en dólar tudei y que desde las casas de cambio de Cúcuta, con el concierto de la delincuencia parasitaria, cambia el valor de la moneda a capricho.
            
Segundo acto: estos malandros con real se dieron a la tarea de acaparar los billetes de cien, con el fin de caotizar el flujo de la moneda y alcanzar grandes ganancias con el dólar tudei, llevándonos a una situación límite. El gobierno, calladamente, prepara su jugada y de pronto deja sin valor esos billetes. Los malandros son sorprendidos en su mala fe y con el cuarto lleno de papeles marrones. Un punto de giro perfecto, por lo inesperado y por las consecuencias que conlleva.

            
Tercer acto: el suspenso sigue siendo el elemento transversal de esta historia. Este capítulo se está haciendo todavía y el desenlace pasa por otras decisiones importantes y la participación de todos. Sin embargo, cabe preguntar: Si no cierran las fronteras hasta que deroguen la resolución 8 ¿Cómo van evitar que hagan lo mismo con los billetes de 500? Esta historia continuará…

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