Jesús Benjamín Farías Rojas |
Jesús Benjamín Farías nació en la ciudad de Puerto La
Cruz, Estado Anzoátegui (1969), Profesor de Educación Integral y Licenciado en
Teatro mención actuación, labora en la unidad Educativa “Antonio José Sotillo”
impartiendo clases de teatro, y en universidad Nacional de las Artes (UNEARTE).
Ha trabajado con las siguientes agrupaciones de la zona, Puertoteatro, Tabla
Abierta (De la cual es miembro), Juana la Avanzadora, Fusión Creativa, y el
Teatro Estable de Barcelona donde fue dirigido por Kiddio España. Ha realizado
distintos talleres en el área de formación teatral, entre los que pueden
destacarse Taller de “Formación permanente de teatro” a cargo de Pablo Ramírez,
Taller de “Iniciación a la dramaturgia” con Carlos Delgado Sánchez, Taller de
“Docencia teatral” con Humberto Orsini, Taller “Desarrollo del personaje” con
Matilde corral, Taller de Dramaturgia con Xiomara Moreno, Taller de guión de
cine a cargo de Juan Ramón Pérez, entre otros. Entre las obras que ha escrito
se cuentan: Murciélagos en tu vientre,
Con olor a flores agonizando, Niña vieja,
El canto erótico de los gatos, El Remedio,
El Fogaje, A la tercera va la vencida, Ave de rapiña (Ganadora del premio Autores inéditos de Monte Ávila Editores-2006),
Lamento de esclavas, Oscuro y frío como
una tumba, No me beses en los labios, Yo soy la Sáenz (Ganadora del Concurso Nacional de Literatura del IPASME Mención Dramaturgia-
2010), Eulalia, Las aguas negras
(Mención especial en el IV Concurso de
obras teatrales “Marita King”-2013), “El Pleito” (Segundo lugar en el III Concurso “Por una Venezuela literaria” Homenaje
a Rodolfo Santana -2013), El último
de los guaiquerí, Aroma de Orquídeas,
Preludio, Godo, Josefina la Cantora o el pueblo de ratones (Ganadora del Premio Municipal de teatro de
Calle-2014), Bichito Raro” (Mención de honor en el concurso
internacional para textos teatrales Leopoldos Alas Minguez -2014), Misa en una capilla ardiente, De Utero
Nomio La Avanzadora” (Ganadora del
III Concurso Nacional de Dramaturgia Gilberto Pinto-2013” y Ganadora del Premio
Municipal Luis Brito García 2015.),
Gallito de pelea, Que brille para nosotros la luz perpetua, La furia de Dios
(Ganadora del Premio Apacuana
Dramaturgia Nacional 2016)
ENTREVISTA.
Bruno Mateo: Hola Profesor Jesús Benjamín Farías Rojas, gracias por concederme esta entrevista para
mi blog ciudadescrita, mi primera pregunta apunta directamente a la
dramaturgia, ¿Cómo ve usted la dramaturgia venezolana en la actualidad?
Jesús Benjamín Farías Rojas: Hay una tendencia a la escritura
relámpago, a lo brevísimo, a lo inmediato, a lo de “ya pá ya” que realmente
preocupa.
BM: ¿Usted piensa que la dramaturgia actual venezolana hace
referencia a su propio imaginario?
JBFR: Se pudiera pensar que no, pero
cuando uno lee a Elio Palencia, a Gustavo Ott, a Roberto Azuaje, a Gennys
Pérez, a José Antonio Barrios, a Karin Valecillos, se da cuenta que hay gente
que está escribiendo y está comprometida con su país y su entorno, claro, yo me
estoy remitiendo a mis lecturas reciente, de repente puede haber otros que
desconozco o que aún no he leído.
BM: ¿Qué es una o un dramaturgo? Le hago esta pregunta en virtud de
que veo, como crítico de teatro e investigador, en estos tiempos que alguien escribe un episodio de su vida o de
alguien y lo pone en escena y dice que
es dramaturgo sin tomar en cuenta el estilo mismo de escritura.
JBFR: El otro día conversando con un
amigo y a raíz de un artículo que yo había escrito sobre mi proceso como
escritor, un amigo y yo tuvimos una conversación que guarda mucha relación con eso que dices,
comentábamos la falta de compromiso de las nuevas generaciones que dicen que
quieren escribir, la falta de compromiso con el oficio, de seriedad con el
oficio, de entrega, antes un escritor se formaba leyendo, y no era cualquier
cosa que leía, se formaba leyendo a los clásicos, era como una aspiración a la
perfección, ahora hay como una ligereza, tanta inmediatez, tanta banalidad, y
es que no leen a la gente que tienen que leer, a un Mupassant, a un García Márquez,
a un García Lorca, por hablarte de un autor por género, les da pereza y pretenden llamarse escritores.
Yo creo en el oficio, de esa manera absoluta de la que hablaba Truman Capote en
el Prólogo de Música para camaleones, o Herrera Luque que escribía varias veces
sus textos, creo en el trabajo duro, y me exijo al máximo, cuando termino una
obra se las envío a los amigos que yo sé que me van a decir la verdad, que van
a enfatizar las fallas, que les van a ver las fisuras, a mí no me interesa que
me halaguen las obras cuando estoy en un proceso de revisión, no me funciona.
Ahora, con respecto a lo de dramaturgo, yo pienso que un dramaturgo debe tener
una responsabilidad social, moral si se quiere con la sociedad que les toca
vivir, Moliere, y Wilder fueron unos dioses en su tiempo, aunque de Wilder, a
lo mejor por ese sentimiento derrotista insertado en nosotros amé su caída, lo
mismo puede decirse de las tres divinas gracias aquí mismito en nuestra
historia del teatro reciente.
BM: Profesor Farías Rojas, ¿usted escribe para quién?
JBFR:Esa es una pregunta difícil de
responder, hay tanto narcisismo en todo hecho creativo, no se… En mí es una
necesidad, yo no puedo vivir sin escribir, no me concibo, los meses más amargos
de mi vida, los más tristes son los meses que he pasado sin escribir una letra,
escribo sobre temas que me duelen, que me perturban, que me quitan el sueño,
que me rediman, y si esa escritura llega a una persona, la conmueve, la
modifica, bueno, se hizo la tarea.
BM: ¿Usted considera que tiene un estilo propio y sí es así, ¿cuál
sería?
JBFR: Es difícil hablar de un estilo
propio, sobre todo en dramaturgia, donde cada obra tiene su propio proceso, su
forma particular de contarse, los personajes hablan, se mueven, viven, no es lo
mismo, por ejemplo, escribir sobre la disfuncionalidad de una familia hoy día
como en Ave de rapiña donde los
adolescentes protagonistas despotrican con su lenguaje callejero, donde cada
parlamento es una agresión, que escribir sobre niños bien como en Oscuro y frío como una tumba que
también tienen sus formas de violencia verbal, a pesar de que es el mismo
tiempo, se manejan diferentes códigos de comunicación, ni siquiera en el teatro histórico se puede
establecer una línea, escribimos de
Ramos Sucre tratando de recrear la exquisitez de su lenguaje y contrasta con
los negros que se comen las palabras en La
Avanzadora que a su vez choca con la manera de hablar de los blancos de esa
misma obra. Ahora bien, en mis obras hay situaciones, personajes que se
repiten, la madre castradora, la que abandona a los hijos, el padre ausente, la
abuela con toda la coloratura que puede tener una abuela, el adolescente
delicado, el inteligente y el malandro, la niña buena y la mujer- niña que
quiere que la pierdan, la muchacha decidida que rompe con todo los convencionalismos.
BM: He leído de su dramaturgia textos de temática de la
sexogénerodiversidad como “Bichito raro”,
¿tiene algunos otros textos con esta temática?
JBFR: Sí, mi primer trabajo en este
sentido fue No me beses en los labios, una obra sobre la soledad
y la no aceptación, también escribí Las aguas negras que
es una pieza sobre el poder enmarcado en las noches callejeras de los travestis
que tienen que sobrevivir no solo a la violencia de los otros si no a la ejercida
por ellos hacia ellos mismos, es una obra muy dura, me costó mucho escribirla.
BM: ¿Por qué escribe dramas con esta temática?
JBFR: Es parte de mi responsabilidad
social como dramaturgo, para mi toda forma de discriminación es un atropello a
la dignidad humana, y en ese sentido escribo obras que expongan esta situación
con toda sus nefastas consecuencias, por otra parte es mi contribución en la
lucha por la visibilización, por la dignificación, por la aceptación si se
quiere, las gentes sexogénerodiversas no son los comedores de niños que ha
evidenciado la leyenda negra y a través de la cual las sociedades hetero
normativas han sentado sus bases, es gente que trabaja, que asume seriamente
sus responsabilidades, que se enamora y desenamora, que aún con sus problemas
consigue tiempo para reír, y ahora que tienen oportunidad de criar hijos lo
hacen con todos los aciertos y desaciertos que se pueden cometer en ese
proceso, un proceso humano.
BM: Ahora, si es tan amable, hablemos de “La furia de Dios” texto
ganador del Premio Apacuana 2016 que otorga el Centro Nacional de Teatro, el
cual fue develado el 23 de septiembre de 2016 ¿de qué va la obra?
JBFR: Es una obra histórica, fabulo con
lo que pudo haber pasado en la batalla de Cumaná que acaeció en el año catorce,
un año atroz a decir de muchos historiadores, que lo describen anteponiendo el
terrible año catorce. Cumaná es protagonista principal de la obra, los
personajes hablan de ella, de lo que está sucediendo, de lo que está por
suceder, son siete mujeres entre negras, indias, mestizas y blancas, todas desplazándose
de manera coral o individualmente por la cocina que llena el escenario, tomando
decisiones, despojadas de las caretas que imponen los convencionalismos, y en
medio de ellas la figura de Boves atravesando la obra de principio a fin.
BM: ¿Para qué escribe una obra con un hecho histórico nacional?
JBFR: Para desmitificar tal vez, para
equiparar con las situaciones que se repiten hoy y que sucedieron ayer, en Godo por ejemplo, teatralizo los
momentos más importantes del Marqués de Casa León, es un personaje que viste de
azul cuando empieza la obra, pero que se viste de verde cuando esta con
Monteverde, de blanco cuando está con Miranda, de amarillo cuando está con
Bolívar, de rojo cuando está con Páez, es, pues, una alegoría del país.
BM: Hablemos un poco del teatro histórico, ¿es necesario un teatro
que nos hable del pasado ahora cuando las sociedades apuntan a la inmediatez o
como dicen los holísticos “el aquí y el ahora”?
JBFR: Es necesario, nosotros debemos
conocernos, conocer nuestro pasado, para terminar de una vez con todas con este
proceso inconcluso que ha sido Venezuela a lo largo de su historia, y no estoy
hablando de su historia reciente, a veces me da la sensación de que Venezuela
es un país en permanente construcción.
BM: Usted como docente en Anzoátegui, ¿cómo observa las nuevas
generaciones que hicieron de las artes escénicas, específicamente, del teatro, su profesión’ ¿es el teatro una
profesión?
JBFR: Es una generación muy ganada al
hecho creativo, jovenes que están asumiendo su papel de artistas con toda
responsabilidad, mi experiencia reciente en La Practica Dramática Integrada fue
realmente reveladora, eran las niñas del primer curso de actuación, quienes
asumieron la cátedra con toda seriedad, la manera como confrontaron el trabajo
de análisis de las escenas que estábamos trabajando, como resolvieron los
problemas de producción, su entrega a lahora de los ensayos que quedó plasmada
en la muestra final, pero también están los muchachos de los otros grupos del
PNF Teatro, daba alegría ver como el Arte Escénico como un hecho colectivo
BM: Muchas gracias profesor Farías Rojas por esta entrevista, ¿le
gustaría dejar una reflexión a esos jóvenes que están metiéndose en el teatro y
realizan sus trabajos escénicos en la actualidad?
JBFR: Que el teatro se hace con pasión,
no hay otra palabra, que la pasión es la emoción que mueve al teatro, es la única
manera de que pueda funcionar.
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