Caracas,
30 de junio de 2016
Original de Bruno Mateo
Twitter: @bruno_mateo
IG: @brunomateoccs
INTRODUCCIÓN.
La figura
de Cipriano Castro (1858-1924) fue invisibilizada en estos tiempos que corren y
fue sometida a una matriz de opinión desfavorable por los medios
internacionales de comunicación de su época; “Cipriano Castro durante muchos años estuvo ausente en
el inconsciente colectivo nacional, por cuanto quienes gobernaron al país en la
última centuria (1908-1998), -salvo algunas excepciones- se encargaron de
invisibilizarlo, de mantenerlo bajo perfil en la historia nacional”
(Espinoza M. 2014 08 de diciembre. Cipriano
Castro: Ejemplo de dignidad nacional. Aporrea. Recuperado: http://www.aporrea.org/tiburon/a199486.html);
ahora
bien, ¿por qué? Haré un repaso diacrónico de la historia del llamado “Cabito”,
apodo que se le dio a Cipriano Castro, con el fin de reflexionar sobre las razones de
ese ataque mediático por parte de los medios.
Las
acciones de Cipriano Castro se contextualizan en un momento en que la política
de los Estados Unidos es agresiva, la cual se encuentra bajo la égida de La
Doctrina Monroe; “América para
los americanos”, entendiendo que América son ellos nada más. Los Estados
Unidos, con base en el Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe, se convirtieron
en un ente vigilante que obligaba a
cualquier nación a pagar sus deudas. Castro al entrar a Caracas con el triunfo
de la Revolución Liberal Restauradora el 22 de octubre de 1889 se encuentra con
una Venezuela endeudada por lo que pide ayuda a los banqueros nacional quienes
se niegan a hacer a la República los préstamos solicitados por lo que Castro
los envía a la cárcel de la Rotunda, lo
que desencadena la Revolución Libertadora, acaudillada por el banquero Manuel
Antonio Matos, financiada por el “trust del asfalto” que pretendió derrocar a Cipriano Castro, esta
Revolución buscó sacar a los andinos, restaurar los viejos sectores de poder e
implantar una política entreguista del país. Castro se
niega a pagar las deudas con las potencias extranjeras, Gran Bretaña, el Imperio
Alemán y el Reino de Italia, quienes,
descaradamente, piden resarcir las
deudas de sus súbditos en Venezuela por
las pérdidas causadas en las guerras
civiles pasadas.; estos dos grandes factores motivan al bloqueo de las costas
venezolanas en 1902 hasta 1903, y el 9 de diciembre de 1902, Cipriano Castro
hace su famosa proclama “¡Venezolanos! La
planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria”.
Esta
proclama se convierte en el epítome de su posición antiimperialista y lo
convierte en el enemigo de las potencias, pero también insufla el sentimiento
de Patria a los venezolanos y hace eco en el mundo, se comenzaron a realizar manifestaciones en apoyo a Castro
en distintas partes del país; luego del bombardeo a Puerto Cabello el 13 de
diciembre de 1902, las flotas extranjeras intentan forzar la barra de
Maracaibo, pero son repelidas por los cañones nacionales. No sólo en Venezuela
se enarbola el espíritu de amor a su nación, si no que se expande a muchos
países del Sur. Un ejemplo de ello, los cadetes de la Escuela Militar de Chile colocaron
su foto en su Institución y diariamente le hacían el saludo militar.
La
Proclama simbolizó el primer grito antiimperialista de Latinoamérica que,
lamentablemente, no fue apoyada por ninguna nación de la región, aunque los acontecimientos del bloqueo
a las costas venezolanas ya estaban
adquiriendo demasiada gravedad, las noticias
comenzaron a circular y a despertar un gran interés en el ámbito internacional,
en Europa, desde los sectores liberales y socialistas, la opinión pública empezó a alzar la voz en
contra del bloqueo; “el público inglés se sentía descontento con la alianza en
aquella aventura con Alemania, la cual ya entonces se perfilaba como la rival
económica y militar de Inglaterra; rivalidad que estalló en 1914 en la primera
guerra mundial (Arraiz, 2009).El apoyo más contundente en Latinoamérica provino del Canciller argentino Luis María Drago
(1859-1921) quien enunció su tesis contra el cobro de deudas públicas de las
potencias contra naciones pequeñas que fue aprobada en la III Conferencia
Panamericana de Río de Janeiro, Brasil en 1906, bajo el nombre de Doctrina Drago, la cual dice: “El cobro
compulsivo e inmediato , en un momento dado, por medio de la fuerza, no traería
otra cosa que la ruina de las naciones más débiles y la absorción de un
gobierno, con todas las facultades que le son inherentes, por los fuertes de la
tierra” (Arraiz, 2009).
La
figura de Cipriano Castro ganó, en muchas ocasiones, simpatías de propios y
extraños, pero también, enemistades, igualmente ocurrió con los medios de comunicación.
Los éxitos en campaña de Castro contra los Caudillos quienes pretendieron
derrocar a su gobierno en unión con Manuel Antonio Matos y el fracaso de la
“Libertadora” además de su posición patriótica frente al bloqueo de potencias extranjeras
contra el país hicieron que muchos periódicos oficiales y particulares alabaran
su figura; “El Constitucional” y “La Restauración Liberal” prensas
de Caracas se encargaban a diario de ello. Adjetivos como “el epónimo”,
“el siempre invicto”, “el salvador de la Patria”, “el San Jorge armado del
honor nacional” eran recurrentes en las páginas de los diarios.
Cipriano
Castro entra entonces en otra etapa; se ve libre de enemigos internos y
externos, por lo cual, comenzó a dilapidar lo que con gran esfuerzo había
conseguido, el poder. El Presidente se ve envuelto en escandalosas
celebraciones, en fiestas desenfrenadas, entre adulaciones de sus adláteres y
zalamerías de los consorcios favorecidos. Esta situación es aprovechada por las
potencias extranjeras y comenzaron una campaña mediática contra la figura de
Cipriano Castro, desde muchas partes del mundo, demonizan al líder de
Venezuela, se publican en periódicos de los Estados Unidos y de Europa contra “la
arrogancia”, “intemperancia” y “arbitrariedad” del “Cabito” más de tres mil
caricaturas del mandatario venezolano.
A
diferencia de los medios internacionales que hicieron de la figura de Cipriano
Castro un epicentro de sus constantes burlas a través de artículos y
caricaturas. (Ver, Cipriano Castro en la
caricatura mundial. Caracas, Instituto Autónomo Biblioteca Nacional-FUNRES,
1980).
CONCLUSIÓN.
Esto
me hace reflexionar sobre la importancia del Caudillo vencedor de Caudillos y su influencia sobre las naciones pequeñas
latinoamericanas y su pensamiento de autodeterminación de los pueblos y su posición antiimperialista, las cuales,
evidentemente, ponen en conflicto la idea de colonización y avance del
capitalismo en el mundo de las potencias
extranjeras y, sobre todo, de la potencia emergente, los Estados Unidos.
REFERENCIAS
Arraiz, Antonio. Una
Galería para Miraflores. 1º edición 2009. Imprenta de la Cultura- Caracas.
2009.
Caballero, Manuel. Gómez,
el tirano liberal (Anatomía del
poder). 1º edición.1993. Editorial Melvin. Caracas.1993
Cipriano Castro en la caricatura mundial.
Caracas, Instituto Autónomo Biblioteca Nacional-FUNRES, 1980
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