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Fotografía: Nicola Rocco |
Por Bruno Mateo
@bruno_mateo
@avencrit
Este domingo
15 de marzo de 2015 en el Teatro Bolivar, ubicado entre la esq. de Monjas a
Principal, en plena plaza Bolívar de Caracas, se presentó la obra “Señorita y madame” del dramaturgo
venezolano Gustavo Ott. Es de acotar que esta pieza se estrenó en el año 2009.
El montaje contó con las actuaciones de Verónica Arellano como Helena
Rubinstain, Valeria Castillo es Elizabeth Arden e Irabé Seguías como
Coco/Hubbar/ Varios. La pieza toma un episodio de la vida real: la rivalidad no
frontal que existía entre Helena Rubinstain, judía, polaca y Elizabeth Arden quien
procedía de una comunidad rural canadiense exenta de lujos, ambas dueñas del
mundo de la cosmética hacia las primeras décadas del siglo 20 gracias a la
reciente aparición del marketing y la publicidad. Esta rivalidad casi fue
desapercibida hasta que apareció el
libro “War Paint: Their Lives,
Their Times, Their Rivalry” (2003) escrito por la británica
Lindy Woodhead. En el caso de “Señorita y madame”, Ott usa de una
manera diestra esta historia para construir su imaginario en donde entre cremas
antiarrugas, pinturas de labios y lociones limpiadoras nos lleva a un vínculo “entre
el odio y la admiración” en una Sociedad que emerge como un gran todo
capitalista en donde el periodismo y la publicidad son las nuevas profesiones,
y en la cual los hombres son quienes dominan el mundo financiero y cultural.
La
rivalidad entre “Madame” como llamaban a la Rubisntain y “la mujer de rosa”
como tildaban a Arden (siempre dormía en sábanas rosas, que obligaba a cambiar y a
planchar cada día, y hasta en su ataúd iba vestida por completo de ese color) es una
excusa, para es este autor, para hilvanar una telaraña de relaciones humanas
entre el odio, la admiración, la superación, las mentiras, las ilusiones y las
fantasías que produce la esfera de la cosmética.
La dirección y la puesta en escena de Luis Domingo González
acentúa a través de los símbolos expresados a través de las proyecciones en el
ciclorama sobre las guerras mundiales y la imágenes de Hiltler y su paralelismo
con la “guerra” entre estas dos titanes de la cosmética. Un elemento que enriquece el significante del montaje.
“Señorita y madame” es una interesante metáfora de una
realidad, ingrediente esencial del teatro que usa el elemento de la
ficcionalidad para acercarnos a la verdad.
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