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"Todo
arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y elección
parecen tender a algún bien; y por ello definieron con toda pulcritud el bien
los que dijeron ser aquello a que todas las cosas aspiran".
("Ética a Nicómaco", libro 1,1). Aristóteles (-384 a -322)
Responsabilidad
es saber que cada uno de mis actos me va construyendo, me va definiendo, me va
inventando. Ética
para Amador. Fernando Savater. 45. Edición. Ariel. (pág. 107)
Los seres humanos entramos dentro de una
categoría, que nosotros mismos hemos llamado racionalidad, parece ser
que tenemos una dimensión desconocida en los otros seres vivos, y esta, racionalidad
permite la sobrevivencia en el mundo físico y natural, pero también nos
facilita la vida en “manada”, o lo que es lo mismo, en Sociedad. Para ello,
hemos construido un aparataje legal y
normativo que rigen nuestras conductas en lo social. Conseguimos
autorregularnos para vivir en conjunto. Esos corpus de leyes y normas no son homogéneos
en los distintos grupos sociales. Existen tantos corpus como grupos sociales
existen, sin olvidar que nuestras sociedades a su vez se encuentran
subdivididas en otros grupos y así hasta llegar a las singularidades. Y si esto
es de esta manera, cómo logramos congeniar si cada uno de nosotros actúa de
acuerdo a su contexto. Cómo hacemos que nuestras acciones individuales en sociedad no afecten a otros. Todos estos
asuntos entran dentro del terreno de la ética que es una cualidad inherente al
ser humano, como lo es, la capacidad de hablar, siguiendo los postulados de la
lingüista estructuralista de Noam Chomsky.
La
ética es aquello que nos hace tender hacia lo bueno. Aristóteles en su libro Ética a Nicómaco nos dice que la felicidad es el bien
último al que aspiran todos los hombres por naturaleza. La naturaleza nos
impele a buscar la felicidad, una felicidad que Aristóteles identifica con la
buena vida, con una vida buena. La ética se relaciona con el estudio de la
moral y de la
acción humana. El concepto proviene del término griego ethikos, que
significa “carácter”.
Una sentencia ética es una
declaración moral que elabora afirmaciones y define lo que es bueno, malo,
obligatorio, permitido, etc. en lo referente a una acción o a una decisión. Por
lo tanto, cuando alguien aplica una sentencia ética sobre una persona, está
realizando un juicio moral. La
ética, pues, estudia la moral y determina cómo deben actuar los miembros de una
sociedad. Por lo tanto, se la define como la ciencia del comportamiento moral. Claro que la ética no es coactiva, ya que no impone
castigos legales (sus normas no son leyes). La ética ayuda a la justa aplicación
de las normas legales en un Estado de derecho, pero en sí misma no es punitiva
desde el punto de vista jurídico, sino que promueve una autorregulación.
Este “cómo se debe actuar dentro de la
Sociedad” se aplica a todos los ámbitos
en los que nos desenvolvemos, ya sea íntimo o público, esto, por la evidente
razón, de que siempre estamos en permanente contacto con otros seres humanos.
La realidad ética de nuestras acciones define nuestro comportamiento por
consiguiente, las consecuencias que éstas puedan acarrear; por ello, se hace
menester, una vigilancia constante sobre los actos individuales. En el caso que
me toca, la ética en la producción cinematográfica es un tema que raya en los
linderos de la estética, la cual, es
otra dimensión humana relativa a la manera de explicar la realidad.
En este trabajo escrito abordaré la ética en la
producción cinematográfica, específicamente, en el cine venezolano por
considerar, que en este momento, la cinematografía nacional experimenta un
avance en cuanto a contenidos, técnicas y apoyo jurídico y económico por parte
del Estado.
El cine es un sistema de elementos culturales,
económicos y técnicos que operan en forma interdependiente. Las películas
también pueden considerarse sistemas formales, en los que no hay nada casual ni
gratuito y todo posee una funcionalidad, una intención, un sentido. A su vez,
son influidas por aquellos elementos. Porque como bien dice Francesco Casetti, un filme es también lo que las condiciones de
su existencia le permiten llegar a ser. El cine, al igual que los otros medios
de comunicación, a pesar de su inmenso
poder de penetración en los usuarios son y seguirán siendo sólo medios, es
decir, instrumentos, herramientas disponibles tanto para un uso bueno como para
uno malo. A nosotros nos corresponde elegir. Los medios de comunicación no
exigen una nueva ética; lo que exigen es la aplicación de principios ya
establecidos a las nuevas circunstancias. Usualmente,
en el cine de producción industrial pueden distinguirse cinco etapas de
realización: desarrollo, preproducción, rodaje, postproducción y distribución.
La realización supone asumir decisiones tanto a nivel artístico como
productivo, y la limitación únicamente está dada por los medios disponibles.
El
cine por ser un medio de comunicación que recoge de manera simbólica la
realidad que le rodea para el momento en que se produce lleva implícito un
elemento ético. “En el cine la
representación solo es aparente porque estamos en el imperio de la elipsis y su
magia es la grandeza del gesto. Teóricamente, la cámara permitiría registrar
“todo lo que pasa”, pero precisamente la narración cinematográfica consiste en
contar solo lo importante o trascendente para que el relato y lo representado
tengan sentido, eliminando por medio de una elipsis continua y estructural todo
lo innecesario e intrascendente”. (Artículo publicado en el número 22, 3ª
época, enero 2001, de la Revista Otrosí que edita el Colegio de
Abogados de Madrid)
De allí se puede extraer que el cine está
parcializado de acuerdo a la óptica de quien lo produce y por lo tanto, puede o
no, coincidir con el observante (espectador). La producción cinematográfica,
desde el mismo momento de su ejecución hasta el disfrute de ella, trae consigo
distintas fases en las que intervienen la ética. Veamos los pasos más
significativos:
La Producción: cuando el cine se convierte en una producto
de entretenimiento a partir de la primer década del siglo XX, se hizo necesario
acelerar la producción de filmes, lo que forzó a la Instituciones financieras
invertir grandes sumas de dinero. A principios el cine en los Estados Unidos, es
de acotar que tomo como ejemplo los Estados Unidos porque allí es donde se
encuentra una de las dos más grandes industrias cinematográficas, Hollywood, la
otra se encuentra en Bombay, La India, a
quien se le conoce como “Bollywood”, era
financiado por los bancos de Nueva York, quienes se limitaban a hacer grandes
préstamos de dinero, pero luego se convirtieron en accionistas de las compañías
productoras, lo que hizo que ello exigieran un producto que gustara en el
público para que así trajera consigo beneficios económicos. El
productor, si quiere hallar capitalistas que le anticipen el dinero para la producción
de una película, debe ofrecerles garantías suficientes de éxito comercial. Lo
que en buen romance significa: concesiones. El objetivo de la industria
cinematográfica, en estos casos, no es
el arte, ni siquiera el entretenimiento que pueden llegar por añadidura, sino
la obtención de dinero. A este objetivo van encaminados los mecanismos de
producción.
La distribución: La distribución es la acción y efecto de
distribuir. Es la pieza intermediaria entre la producción y la exhibición.
Entre los productores y los exhibidores. Es el elemento que surge cuando los
filmes dejaron de venderse por alquilarse. El papel original de los
distribuidores es el de llevar las películas al mayor número de salas y lugares
para su exhibición, no obstante, el lugar que ocuparon fue desde el poder.
Ellos se convierten en los jueces que determinan que llevan o no. Las grandes distribuidoras son
estadounidenses. Ocupan, casi la totalidad de la distribución. Las estrategias
utilizadas para la distribución se basan en cinco cuestiones principales, según
Neifert, Agustín en su artículo
“Cuestiones éticas en el cine”:
2) Dominación de las cadenas de cines de estreno de las grandes ciudades.
3) Política de lotes, que consiste en concentrar los esfuerzos en las locomotoras o cabezas de lote, cuya adquisición o alquiler está condicionada a la compra o alquiler, en la misma operación, de películas de menor calidad o vagones.
4)
Tratamiento
publicitario exhaustivo a las películas cabezas de lote (por ejemplo, Titanic
y la inminente Pearl Harbor).
5) Saturación del mercado televisivo con películas norteamericanas.
La exhibición: es otro elemento
importante en esa continuación de la producción cinematográfica. Al principio existían salas de cine
independientes. Ahora quedan pocas. Han sido sustituidos por circuitos de
cines, en Venezuela existen dos: cinex y cines unidos, lo que puede dificultar la
exhibición de filmes distintos a los que se distribuyen masivamente.
El espectador: vendría a ser el elemento
a quien va dirigido la producción cinematográfica. Éste se ha visto reducido a
simple consumidor de películas, en su mayoría, perteneciente a la industria de
Hollywood. La influencia del cine-espectáculo se traduce, entre otras secuelas,
en una creciente demanda de películas intrascendentes o de filmes de acción,
violencia y terror. Y esto lleva a la industria del cine a adecuar sus
producciones a esos requerimientos. Se dice que la gente (no toda) quiere ver
siempre lo mismo, pero con envoltorios diferentes. Por eso el cine de Hollywood
insiste con producciones-fórmulas. Y también por eso, los productos más
taquilleros reproducen hasta la saciedad las fórmulas de eficacia probada. Y ya
se sabe que a corto o largo plazo, lo que más influye en el espectador es la
repetición de los mensajes. Y cuando son negativos, terminan deformando o
destruyendo sus gustos y valores. Es posible pensar en una ética del
espectador, quien puede interpretar correctamente una película o deformar los
indicios textuales para construir significados que poco o nada tienen que ver
con ella. La falsedad y la maldad no sólo están en la película, sino también
en el espectador. Porque el cine no existe sólo en la pantalla, sino también en
la interioridad del espectador, quien recrea la historia enunciada en el filme
y construye significados. Frente a un filme, el espectador no es un ser pasivo,
sino activo, que proyecta sus propios valores. Para comprender un filme se
requiere estudiar el lenguaje del cine. El cine posee un lenguaje propio. Por
otra parte, en el cine la ética no depende sólo de la moralidad de los diálogos
o de determinadas escenas sino del sentido global de la película.
Estos son
los eslabones básicos en la producción cinematográfica. Elementos que
deben ser revisados en cuanto a su ética. Ya se puede observar que el cine como
industria puede ser manipulado de acuerdo a ciertos intereses, ya sean
económicos, como los que se manejan en la actualidad, ideológicos, como lo
hicieron los alemanes en las Segunda guerra mundial (1939/1945) o como lo hacen
ahora los empresarios judíos del cine en Hollywood para manipular la imagen de sus eternos
enemigos, los palestinos. La realidad cinematográfica venezolana no escapa de
ello.
El cine en Venezuela se conoce desde el año
1897 cuando un 28 de enero en el Teatro Baralt de la ciudad de Maracaibo, el
señor Manuel Trujillo Durán proyecta los primeros cuadros cinematográficos de Muchachos bañándose en el Lago de Maracaibo y Célebre especialista sacando muelas en el
Gran Hotel Europa. De eso hace ciento dieciséis años. Sin embargo, nuestro cine no ha tenido una
política, hasta ahora, por parte del
Estado venezolano que ayude al crecimiento de una industria en cuanto a
cantidad y calidad.
En el año 2005 entra en vigencia un compendio
deontológico que conforma el colchón legal que dio al cine nacional una
herramienta para su desarrollo llamada Ley
de cinematografía nacional al igual que se creó el 3 de junio de 2006 la Villa del
Cine, primera productora
cinematográfica del Estado venezolano adscrita al Ministerio del Poder Popular
para la Cultura; inaugurada por el ciudadano Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, como proyecto cultural bandera del
Gobierno Bolivariano en el desarrollo de las artes.
Este instrumento legal dice en sus artículos 1, 2, 3 Título I de
las disposiciones generales:
Artículo 1. Esta Ley tiene como objeto el desarrollo, fomento,
difusión y protección de la cinematografía nacional y las obras
cinematográficas, entendidas éstas como el mensaje visual o audiovisual e
imágenes diacrónicas organizadas en discurso, que fijadas a cualquier soporte
tienen la posibilidad de ser exhibidas por medios masivos.
Artículo 2. La cinematografía nacional comprende todas aquellas
actividades vinculadas con la producción, realización, distribución, exhibición
y difusión de obras cinematográficas en el territorio nacional.
Artículo 3. Los organismos del sector público nacional y del sector
privado deberán instrumentar políticas y acciones que coadyuven a la
consecución de los siguientes objetivos:
1.
El desarrollo de la industria cinematográfica nacional y de los creadores de
obras cinematográficas.
2.
La libre circulación de las obras cinematográficas.
3.
La producción, distribución, exhibición y difusión de obras cinematográficas
nacionales.
4.
La conservación y protección del patrimonio y la obra cinematográfica nacional
y extranjera como patrimonio cultural de la humanidad
Ventajas de la Ley de
Cinematografía Nacional
-A partir de la aplicación de este instrumento legal
las películas venezolanas tendrán más presencia y permanencia en las salas de
exhibición.
-Se establece el apoyo a la producción, a la
formación, a la exhibición y a la distribución del cine independiente, además
se insta a colaborar con la tecnología aplicada al cine.
-Ofrece la posibilidad a los nuevos talentos de
exhibir sus cortometrajes en las salas para que sus producciones sean conocidas
y difundidas.
-Garantiza que las obras venezolanas permanezcan por
lo menos dos semanas en cartelera y que el dinero que se le liquide a las
películas nacionales sea superior al monto que se cancela por las extranjeras.
-Estimula la distribución del cine latinoamericano y
de la mejor cinematografía mundial, con el fin de disminuir la presencia de las
producciones provenientes de Hollywood que actualmente alcanza 98% de la
exhibición en el país.
-Se establece que al menos 20% de las películas que
distribuyan en el país sean de producción nacional. En este sentido, la
legislación establece una cuota de pantalla para el cine nacional bastante
importante.
-La cinematografía nacional podrá desarrollarse con
recursos provenientes del Estado, sumado a los aportes del fondo de promoción y
fomento del cine (Fonprocine) establecido en la ley. Dicho fondo destinará
recursos para la producción y para el desarrollo de infraestructura de
exhibición como las redes de salas de cine que se tienen previstas instaurar en
todo el país.
-Establece que los exhibidores, distribuidores,
televisoras de señal abierta, casas productoras, empresas de televisión por
suscripción, y de venta y/o alquiler de películas deben hacer aportes al Cine
Nacional.
Román Chalbaud. Cineasta venezolano. |
El
cine venezolano ha experimentado un crecimiento significativo, tanto en sus
elementos técnicos como en sus contenidos.
De allí la importancia de la Ley de la cinematografía nacional. Nuestro cine no escapa de la esfera ética del
ejercicio. A propósito de ello, le hice una entrevista al director y guionista
de cine Román Chalbaud para conocer su opinión acerca del tema de la ética en
el cine.
Entrevista a Román Chalbaud.
Bruno Mateo:
¿Cómo puede usted catalogar la estética del cine venezolano en la actualidad?
Román Chalbaud:
No se puede catalogar algo que en general no existe. Alguno que otro caso de
aproximaciones a algo que se puede llamar estética.
B.M:
¿En qué punto considera Usted se encuentra el cine nacional en cuanto a políticas
de Estado?
R.CH:
Las políticas de Estado han avanzado. No podemos olvidar la llamada telefónica
de Jack Valenti, presidente de la Motion Pictures al entonces Presidente de
Venezuela, Sr. Carlos Andrés Pérez,
reclamando que era algo absurdo pretender que hubiera una Ley de Cine en
nuestro país. Cuando logramos, en el año 92, llevar la Ley al Congreso,
nuestros queridos diputados y senadores aprobaron la Ley, pero eliminando los
tres artículos donde las películas extranjeras tenían que pagar un impuesto al
exhibirse en nuestro país. Es bueno saber que el único impuesto que pagaban era
según el peso de las latas, no según las entradas vendidas en la taquilla.
Afortunadamente los cineastas logramos llevar en 1998 a la Asamblea Nacional los reglamentos no
aprobados en el 92, y hoy en día de las taquillas de los cines venezolanos, los
impuestos acordados (que deberían ser mayores) van directamente a la Plataforma Cinematográfica.
Estamos, pues, en un punto mejor al anterior. Pero todavía hay que subir muchos
peldaños. Por ejemplo, en las taquillas las vendedoras reciben órdenes de
decir, en las películas nacionales, que las entradas están agotadas, para que
nuestros productos no pasen a tercera semana de exhibición, por ejemplo.
B.M:
Para Usted, ¿Qué es ética en el cine?
R.CH:
En el cine y en la vida, ética es ser fiel a nuestros principios, a nuestras
creencias.
B.M Considera Usted que exista algún tema que por ética no se pueda tocar en el
cine nacional
R.CH:
Debe haber plena libertad, como la hay, de tocar cualquier tema.
B.M:
¿Hay ética entre los actores que conforman el circuito cinematográfico nacional
o por el contrario sólo se trabaja en función de la taquilla?
R.CH:
Hay de todo, como en botica. Unos tienen ética, otros no.
(Entrevista
hecha a Román Chalbaud el día 22 de diciembre de 2012 en la ciudad de Caracas)
La Villa del Cine, institución
cinematográfica financiada por el gobierno de Venezuela, ha sido una pieza
clave en la producción cinematográfica de los
últimos años, pues largometrajes como Miranda Regresa (2007) de Luis Alberto Lamata, Zamora (2009) de Román
Chalbaud y más recientemente Taita Boves (2010) de Luis Alberto Lamata, han sido costeadas por la institución. Incluso,
la institución ofrece apoyo en cuanto a los elementos de producción, es
decir, estudios, vestuario, equipos técnicos, etc. Desde los inicios del cine,
la producción ha pasado por múltiples reveses lo que ha hecho que nuestro cine
pasaran a un segundo plano en cuanto a lo social, a pesar de la filmografía, en
la mayoría de los títulos, ha intentado reflejar la realidad social del país,
aunque, si revisamos las películas de hasta hace unos pocos años atrás, esta
realidad es sólo una visión sesgada en donde se (re)presenta al país como un
nido de delincuencia y miseria. Personajes miserables que luchan en un mundo
hostil sin ninguna posibilidad de surgir socialmente. Películas como El pez que
fuma (1977) de Román Chalbaud y
Secuestro express (2005) de Jonathan
Jakubowicz son ejemplos de ellos. Películas icónicas de una realidad. En el año 2010 largometrajes como
Hermano (2010) de Marcel Rasquin ,
Habana Eva (2010) de Fina Torres, Cheila, Una Casa pa Maita (2010) de
Eduardo Barberena y Taita Boves (2010) de Luis Alberto Lamata, han reflejado un cambio de criterio del público,
hacia un cine que constantemente está mejorando su calidad y más recientemente
Azul y no tan rosa (2012) de Miguel Ferrari que merece el elogio de la crítica
y la aceptación del público quien acude a las salas de los dos circuitos de
cine del país, lo que ha permitido permanecer en cartelera hasta el momento en
que se escribe este trabajo.
Es admirable
como el cine venezolano ha evolucionado, desde la calidad de sus guiones, hasta la tecnología de
producción. El público actual es un poco más receptivo y los realizadores se
esfuerzan al máximo para innovar y presentar nuevas historias en la gran
pantalla.
Resumiendo: la ética en el cine puede tambalear y
quebrarse en una, en varias o en todas las variables apuntadas precedentemente
(Producción, distribución, exhibición y espectador). Pero ninguna de esas
instancias son entelequias. Existen por obra de quienes trabajan en ellas. Y
por lo tanto, la ética dependerá, en última instancia, de los hombres y mujeres
que son sus artífices.
Bibliografía:
·
Aristóteles: Ética para Nicómaco. Alianza Editorial.
2004
·
Casetti,
Francesco: Teorías del cine,
Editorial Cátedra, 1994
·
Savater,
Fernando: Ética para Amador. Editorial
Ariel. 2004
·
Neifer, Agustín:
“Cuestiones de ética en el cine”.
Revista criterio. No. 2261. Mayo 2001. Encontrada vía web en https://www.revistacriterio.com.ar.
·
Ley de
cinematografía nacional. Año 2005
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