Tierra santa, paradoja de dos hermanos.
Por Bruno Mateo
“Tierra
santa” es la nueva pieza teatral del laureado dramaturgo venezolano Elio
Palencia, que se presenta en el Teatro César Rengifo de Petare, bajo la
dirección de Costa Palamides, las actuaciones de los experimentados Ludwing
Pineda y Guillermo Díaz Yuma para conmemorar los cuarenta años del Centro de
creación artística Tet, bajo la producción general de Karla Fermín a
partir del 2 de febrero de 2013.
Al
entrar en la sala llama la atención la escenografía diseñada por Edwin Erminy
la cual nos lleva a un espacio árido que
en combinación con la iluminación diseñada por Víctor Villavicencio me remite
metafóricamente a las novelas del mexicano Juan Rulfo (1917-1986). Lugar vacío,
tostado, seco. Tierra presta a ser fecundada por la imaginación del ser humano.
Dos chinchorros a modo de sonrisas irónicas se dibujan en el espacio que
perecen decirnos aquí no hay nada, aquí hay algo.
Un
hombre sentado en su chinchorro, Segundo interpretado por Ludwing Pineda mira
atento la televisión, ventana mágica, acaso maligna a otra realidad. Una
realidad de comiquitas en donde siempre ocurre lo mismo. A su lado, tumbado en
el otro chinchorro, otro hombre, Mayor, su hermano, actuado por Guillermo Díaz Yuma, quien fue abandonado
por su esposa y “querida”. Al despertarse comienza la inexorable revisión de
sus vidas. Segundo, el resentido; Mayor,
el iluso. Poco a poco se va contando sus historias del pasado, del presente y
del nunca llegado futuro. En su devenir aparecen tres adolescentes embarazadas,
una tras otra, interpretada por Yazel Parra.
EL
montaje es de ritmo lento, sostenido, constante. Poco a poco se va desarrollado
la dramaturgia Palenciana que apunta hacia la exploración de la paternidad venezolana
y su participación en la fecundación de un mejor vivir. Es de acotar que
Palencia, en esta pieza, se aleja de la sexodiversidad como tema central y reflexiona
sobre la responsabilidad que tenemos los hombres en labrar nuestro propio
destino.
Las actuaciones
de Ludwing Pineda y Guillermo Díaz Yuma nos reconfortan con el buen decir, con
el gesto preciso, con aquello magia de
ver a un actor en una situación como si fuera otro. Es un deleite ver como
estos dos actores nos transportan a esa tierra yerma. Tostada por el sol y la inercia.
Ellos se creen lo que hacen. Nosotros nos creemos lo que ellos hacen.
Maravillosas actuaciones.
Un
caso especial es la joven actriz Yazel Parra que nos encantó con la
interpretación de las adolescentes embarazadas. Merece un aplauso por sus
impecables elaboraciones de los personajes. Cada uno es diferente de otro. Muy
buen trabajo interpretativo.
“Tierra
Santa” es, por un lado, una denuncia de la indigencia material y mental de
algunos seres humanos, pero, por otro
lado, es una metáfora de una tierra bendecida que espera por nosotros para ser
preñada de buenas acciones. Mayor, se lo advierte a Segundo, lo importante es
ser útil.
Recomiendo
ver este montaje desde una perspectiva positiva y ver en la carencia la oportunidad de convertir ese
espacio seco en una “Tierra santa”.
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