lunes, 19 de noviembre de 2012

Crítica teatral: En un remoto pueblo del Perú.

Actor José Rodríguez interpreta a Simón Rodríguez / Actriz Nora Manrique interpretando a Manuela Sáenz




En un remoto pueblo del Perú.
por Bruno Mateo


En el Teatro Principal en plena Plaza Bolívar de la ciudad de Caracas el día sábado 17 de noviembre de 2012 a las 7 pm  se presentó el montaje “Mis días en Paita” original de Clemente Márquez, dentro  del Proyecto Teatro para todos los venezolanos 2012, con la Coproducción entre la Compañía nacional de teatro y la Fundación Teatro Kirie de Delta Amacuro. La obra nos indica de un diálogo ficcional entre dos personas que influyeron notoriamente en la vida del Libertador Simón Bolívar;  Manuelita Sáenz (1797-1856) y Simón Rodríguez (1769-1854) en un remoto pueblo del Perú llamado Paita. El autor utiliza un hecho histórico real y lo lleva simbólicamente a escena. La visita del antiguo maestro de Bolívar a una casi cincuentona  Sáenz ocurre cuando éste contaba con la edad de 73 años y se ganaba la vida haciendo velas.  Se trata de un diálogo en donde las evocaciones `por el pasado de la gesta libertadora y de sus intríngulis llevan a los dos personajes a un juego de verdades que persigue una  reflexión íntima sobre ellos mismos y su participación en el proceso libertario que se dio en el siglo XIX contra el Reino de España. 

Sobre la Agrupación Teatro Kirie fundada en mayo de 1997 por Clemente Márquez en conjunto con un grupo de artistas del Delta Amacuro, zona sur de Venezuela, podemos colocar el acento en su carácter experimental de sus trabajos, en la búsqueda de nuevas propuestas y formas que coadyuven en la formación del grupo.

Su fundador Clemente Márquez no sólo es dramaturgo sino que es actor egresado del Taller Nacional de teatro de La Barraca. Su dramaturgia, que hasta ahora abarca 11 piezas escritas, es de corte histórico y con una fuerte carga política. También ha experimentado con el teatro para niñas y niños.

El montaje es un trabajo equilibrado. La disposición escénica permitió al espectador observar con detalle el progreso narratológico de la pieza. El chinchorro colocado al extremo derecho del público nos da una referencia inmediata  a nuestra latinoamericanidad. La iluminación dorada, rojiza y, a veces, azulada nos ubica en un ambiente alumbrado por velas en donde las sombras nos dirigen hacia los claroscuros del diálogo. Hay que revisar el vestuario del  personaje masculino, las botas no corresponden a la época, estamos hablando de 1843, cuando Rodríguez hace un alto en su viaje de Lima a Ecuador para visitar a Sáenz. La puesta en escena fue bastante limpia y justificada. Se respetó los momentos de pausa. Los silencios muy bien trabajados. Hubo un ritmo pausado y constante en donde los instantes de exaltación de los personajes estuvieron cuidadosamente desarrollados. Las actuaciones de ambos actores fueron convincentes. Acoto aquí que la actriz Nora Manrique, quien interpreta a Manuela, posee un instrumento vocal afinado. Buena colocación. Mejor proyección vocal imposible. Su voz era clara. Con una dicción impecable. El actor José Rodríguez, el “Samuel Robinson” del montaje, en ningún momento pierde su caracterización de  viejo achacoso. Recomiendo que dosifiquen esta imagen de longevo porque puede rayar en un estereotipo. Tiene, lo que llamaría Lorca, “duende” en el escenario. Sus interpretaciones están bien. Creíbles y dieron el salto cualitativo de la escritura a la verosimilitud escénica. De eso no hay duda. Lo único en lo  que no estoy de acuerdo es con el concepto y la concepción del personaje de Simón  Rodríguez. Tengo una imagen de él más pasional. A pesar de que era un intelectual, no vivía sumido en sus lecturas, todo lo contrario. Recuérdese que él participó en la Rebelión de Gual y España. Él insufló los aires libertarios en Bolívar. Él hablaba y practicaba una educación fuera de las aulas. Era un hombre de acción. 

Para concluir, “Mis días en Paita” es un montaje que merece ser apoyado para que sea visto por el mayor número de espectadores. Gracias por visitar a Caracas.

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