miércoles, 6 de julio de 2011

public- ARTE Julio 2011. Reportaje especial a Ligia Tapias, actriz y docente teatral por más de 30 años en Venezuela


“Yo era la única niña inscrita de la escuela”.
Reportaje a la maestra Ligia Tapias.
Por Bruno Mateo

Mis primeros pasos.

Mis primeros pasos en el teatro, realmente los di en con Juana Sujo en sus primeros cursos de actuación en Venezuela. Yo era la única niña inscrita en su escuela. Yo sin pedirles permiso a mis padres, era menor de edad fui y me inscribí y por supuesto, Juana se sintió muy halagada porque era la primera chica en los cursos de actuación que daba en el Museo Bellas Artes de Caracas. Yo tomé el curso de las 6 de la tarde porque estudiaba en el liceo. En esa promoción se inscribió Esteban Herrera, Maritza Caballejos, Carmen Antillano, Paul Antillano, un montón de gente ¿Recuerda el año? Eso fue como en el año 48 a 49. ¿Podría contarme alguna anécdota? Por ejemplo, no le puse la seriedad que debía. Era demasiado joven. Recuerdo que después de 2 años que estudiamos hicimos un ensayo general de la obra final que Peer Gynt de Henrik Ibsen, pero aparte de eso se hicieron montajes individuales, monólogos que cada uno de nosotros debía interpretar para luego hacer un ensamblaje y hacer un montaje general; como ya éramos varias mujeres por los cursos de actuación de día el monólogo escogido se repartió entre varias chicas. Yo me tomé la cosa muy deportivamente y un buen día que estábamos en un ensayo, mi padre fue porque se había hecho muy amigo de Juana Sujo, cuando se enteró de que me escapaba del liceo para ir a clases de teatro. Se sentaron los dos a ver el ensayo; Juana me dijo: ¡Eso es horrible! Y es una lástima porque ella consideraba que yo era buena, pero como no lo tomaba muy en serio, se lo iba a dar a otra persona, con eso ella me picó el amor propio. ¡Total! Dijo eso para que mi papá viera la poca seriedad que le ponía al trabajo. Entonces, me concentré y empecé a decir mi monólogo hasta el final, cuando terminé, me volteé a mirar a Juana y ella estaba llorando y me dice: “yo sabía que tenías talento, pero aparte tienes lo que yo llamo cristal, tienes ángel… Tú mueves…Tú llegas… Ese personaje es tuyo” Y ese fue el personaje con el que me gradué. ¿Y luego, de esa experiencia con Juana Sujo como alumna empezó a trabajar en el teatro profesional? No. Yo seguí con Juana en el montaje de “Las Coéforas” con el personaje de Electra que hacía Manola García Maldonado. Estábamos todo el grupo apoyando sus montajes. No sólo montajes de teatro sino como telefilmes ¿sería? Las obras de teatro se grababan en formato de fotografías y eso se publicaba en una revista nacional. Hacíamos mucho ese trabajo. ¿Fotonovelas? ¡Eso! Estuvimos haciendo eso por mucho tiempo y por otra parte… (La entrevista se interrumpe porque en ese momento el actor Héctor Campobello se acerca a saludarla y a mí también).

Ahora con el Ateneo de Caracas.

Después de ese episodio con Juana (Juana Sujo) decidí hacer teatro de verdad, fue entonces cuando me inscribí en la Escuela del Ateneo de Caracas. ¿Quién dirigía el Ateneo? Horacio Peterson. Hice algo, que creo fue acertado, dije que iba a partir de cero. Me voy a olvidar de todo lo que vi con Juana (Juana Sujo) y voy a comenzar con toda la seriedad y responsabilidad que el teatro amerita. Me fue muy bien. Inmediatamente comenzamos a montar obras. Los cursos con Horacio eran muy exigentes. Él me daba clases. Horacio era el profesor de actuación. Ahí vimos historia social del teatro, filosofía. En la Escuela había una buena formación, brillante. La historia comparada de las artes nos la daba Santiago Magariños. ¿Qué recuerda más del maestro Horacio Peterson (Q.E.P.D)? Horacio no fue solamente mi maestro, él fue mi mentor, mi amigo. Cuasi padre de mis hijas. El las conoció recién nacidas. Y las amaba profundamente. De Horacio recuerdo mucho: su talento. Era un hombre talentoso, realmente brillante. En Venezuela, creo yo, no se le dio la importancia que se merecía por los aportes al teatro en nuestro país. Yo me formé como actriz y como docente con él. Yo trabajé como Directora de teatro con Horacio. ¿Era fácil para una mujer dirigir en esa época? No era nada fácil. Caer en las manos de Horacio era como caer en una tela de araña. Yo hice con Horacio producción de teatro. Empecé a trabajar como productora. Fui la primera mujer productora de teatro. Yo fui a la asistente de dirección de un montaje hermosísimo que hizo Horacio, me refiero a “Hamlet”. ¿Qué personaje recuerda Usted más con esa etapa con Horacio Peterson? Recuerdo con mucho cariño el personaje protagónico de “Callejón sin salida”. También recuerdo al personaje de la obra, que en aquel momento se llamó “Una mínima incandescencia” y después Isaac (Isaac Chocrón) le cambió el nombre por “Amoroso”. Los actores masculinos eran Esteban Herrera y Omar Gonzalo. ¿Ahí trabajó como actriz? Si. Eso me significó un Premio Nacional de Teatro. ¿Cuál fue la primera obra de teatro que dirigió? Hablando profesionalmente, dirigí en el año, creo, 1969, dirigí para un Festival de Teatro “¿Quién asume la responsabilidad?” escrita por Andrés Martínez (actual director de la Escuela de arte dramático “Juana Sujo”). Yo monté 42 actores en escena. A mí no me dieron el premio por ser una debutante, se lo dieron a Romeo Costea con la obra “La cueva”. Yo gané el 2do lugar.

Como Docente.

Yo empecé a dar clases en la Escuela de teatro del Ateneo de Caracas. Horacio poco a poco se fue desprendiendo y me quedé. Horacio se fue para el Instituto de Formación de Arte Dramático IFAD. Esa escuela fue fundada por el Ministerio de Educación. Tuve muchos alumnos brillantes como Alexander Millic.

Luego de ahí la maestra Ligia Tapias no ha parado en su incansable labor como docente. Fue Directora de la Escuela Nacional de artes escénicas “César Rengifo” hasta que el año 2011 deja de prestar sus funciones en dicha Institución.
Ligia Tapias es un baluarte para el teatro venezolano.

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