domingo, 3 de julio de 2011

Me senté con Bolívar en su mesa.

Me senté con Bolívar en su mesa.
de Bruno Mateo

El Teatro de La Silla Rodante, agrupación del Departamento de artes escénicas del Instituto Pedagógico de Caracas, en sus 18 años (1993/2011) trae a escena el texto “La Sociedad” de Carlos Sánchez Delgado, obra que fue calificada por el autor como “una pieza suprahistórica” tomando prestado un concepto del filósofo Friedrich Nietzsche, el cual constituye un espacio que trasciende los límites específicos de tiempo y espacio.

El montaje teatral, en única presentación el 02/07/2011 en el Teatro Alberto de Paz y Mateos dentro de la programación del X Encuentro de Institutos de Formación Teatral organizado por la Escuela nacional de artes escénicas “César Rengifo”, escenifica la reunión que hizo el Libertador Simón Bolívar junto con otros Patriotas, por ejemplo el llamado Marqués del Toro, para preparar el Acta de Independencia de Venezuela ese 5 de Julio de 1811.

Primero se hace necesario escribir sobre la iluminación, la cual fue un elemento crucial para lograr la atmósfera de conspiración, no se usó para nada el entramado de luces, sino que los actores mismos con linternas en mano alumbraban la escena. Muy atinado por parte de la dirección. La escenografía se limitaba a una gran mesa al centro y sillas a su alrededor. Era el cuadro de la última cena de Leonardo Da Vinci .Tengo la impresión de que la obra no fue concebida para teatro de sala porque la puesta en escena parecía circular, sin embargo, esto no desmejoró en nada lo que veíamos.

Los personajes de Sánchez Delgado, aún los de su propia cosecha ficcional como los son las tres mujeres: Bárbara, Señora y Señorita y el negro Miguel (quien no pertenece a ese momento histórico), son figuras muy bien delineadas, una construcción de personajes impecable. Ellos no usaban ropa del siglo XIX y no obstante, en el juego de la verosimilitud, seguían siendo nuestros antepasados de la Historia nacional. Allí estaba el Libertador Simón Bolívar, Vicente Salias (autor del Himno Nacional), El Marqués del Toro, el General Miranda, Francisco Antonio Paul (llamado el Coto Paul) y el Presbítero Juan Vicente Maya (quien se opuso a la Declaración de la Independencia). Los actores y actrices tomaron con rigurosidad sus personajes, lo que repercute en un excelente trabajo actoral. Invitaron al público a sentarnos en su mesa.

Fue fascinante ver cómo los actores, con su voz y gestual, iban (re) creando un momento histórico de hace 200 años. Eso es el Teatro. Eso es esencialmente el teatro: texto, actor y público.

Este montaje de “La Silla Rodante” merece tener muchas funciones en todo el país e incluso fuera de éste. Es un producto exportable.

Desde ya lo propongo para el Premio Municipal 2012 como “Mejor Teatro Académico”.

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