jueves, 21 de julio de 2011

Efecto VinoTinto

por Bruno Mateo.

Venezuela está viviendo, yo diría que por primera vez en mis años de vida, una algarabía inusitada por la excelente actuación de la VinoTinto, selección nacional de futbol, algunos "opiniólogos" de oficio dicen que necesitamos urgentemente asirnos de algo que no tenemos, o sea de un imaginario que continentalice la identidad nacional , tal vez ,Venezuela vino sufriendo un deterioro de su "personalidad". Yo no abogo por un exacerbado nacionalismo, abogo por una venezolanía, pero no un espacio identitario sin arpa, cuatro y maracas, como oigo constantemente decir a muchos, yo quiero al país de Gallegos , quiero al país de Dudamel, al país de los miles de hombres y mujeres de a pie, al país de los que claman por una igualdad de géneros, al país que acogió a emigrantes desesperados de hambre, al país de negros, al país de blancos, al país de rojos, al país que piense en su país y quiero mi arpa, cuatro y maracas.

El futbol, deporte ajeno (hasta ahora), logró unir en una sola voz al pueblo venezolano, con sus respectivas deserciones, ahora bien, ¿cómo se logra esto? por una voluntad política de catapultar a los valores propios y eso es innegable. A fiinales del siglo 19 y principios del 20 la literatura venezolana viene creando un corpus imaginario de identidad nacional, por supuesto, nuestra nación arrastra un hecho histórico desagarrador: la masacre de los españoles hacia los autóctonos y con ello el arrase cultural amerindio para imponer un "algo" sin saber siquiera la lengua de ellos. Aqui no voy a discutir sobre los "aportes" de los europeos a América. Y después la consecuente Gesta Libertadora y por último la Guerra Federal Sólo quiero apuntar el asunto hacia la merma de nuestra autoestima; luego con los distintos Presidentes que hemos tenido la cosa como que se vino afianzando más y más (con sus honrosas excepciones), no por la transculturación en si misma, que ya es mucho decir, sino por la exclusión de los círculos imaginarios de poder a la que fue sometido el grueso de la población, mayoritariamente parda de Venezuela, es indiscutible que los venezolanos (as) nos sentíamos ajenos a lo propio. ¡Qué terrible es no (re) conocerse! y veíamos en el "musiú" la salvación, al Mesías. Yo sé que es chocante pensar en ello porque todos nosotros tenemos un "musiú" en casa. Tal vez, exagero, no sé, pero esto no pretende encontrar la respuesta a la poca estima de mis coterráneos.

Al aparecer la VinoTinto, con un apoyo irrestricto del actual Jefe de Estado, como un equipo que se perfila como una buena agrupación de futbol, por lo menos en América, la cosa cambia, se nos despierta el orgullo de haber y de ser nacido en la tierra de "el Arauca vibrador". Los narradores de noticias, casi todos los medios de difusión masiva nacionales y extranjeros dicen que el equipo venezolano es bueno y si ellos (venezolanos) son buenos yo (venezolano) soy bueno. Se crea una empatía generalizada de nación. ¿Ilusoria? ¿Portátil? Eso lo dirá el tiempo.

Por lo momentos digo: La VinoTinto...continuará.

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