Entrevista
Elio Palencia: Autor venezolano, nacido en Maracay, Venezuela, en 1963, define su vocación por el arte dramático tras participar en el teatro universitario, del que pasa a la escena profesional. Como actor, ha trabajado en elencos de compañías como Rajatabla y La Compañía Nacional. Posteriormente, inicia su andadura como dramaturgo, a partir de los Talleres del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos –CELARG- y como director de escena en el Centro de Directores de la Fundación Rajatabla. Su carrera en el TEATRO ha ido paralela a su trabajo para la TELEVISIÓN donde ha formado parte de equipos de programas de ficción, como guionista, argumentista y coordinador de proyectos.
Como autor de teatro ha escrito más de veinte textos para adultos y niños, así como adaptaciones y versiones de algunas novelas. Ha recibido premios entre los que destacan el “Marqués de Bradomín” para Jóvenes Autores de España -1993- y, en Venezuela, “Esther Bustamante”, 1988; “Juana Sujo”, 1989 y 1990; Puesta en Escena “Carlos Giménez”, Mejor Propuesta escénica en el “II Festival de Directores para el Nuevo Teatro”, 1989, “Orden José Felix Ribas, en 2ª clase”, Premio “Marco Antonio Ettedgui” de la Fundación Rajatabla en su primera edición, 1990, Premio CELCIT, Mejor Autor 2004 y por dos años consecutivos (2007 y 2008) el Premio Municipal de Teatro “José Ignacio Cabrujas” como autor más destacado del año.
En España, donde residió entre 1991 y 2004, ha colaborado con salas del Teatro Alternativo como Cuarta Pared, El Canto de la Cabra y Teatro de Las Aguas, ha sido Coordinador de publicaciones y eventos especiales con el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT-Madrid), colaborando en el FIT de Cádiz, Badajoz, el FIT de Títeres de Bilbao, La Casa de América y la revista Primer Acto
Entre sus trabajos para televisión cuentan colaboraciones con las productoras hispanas Globo Media , Fernando Colomo PC y BocaBoca TV para series de ficción transmitidas en Televisión Española y Tele5 (“Al salir de clase”, “Famosos y Familia” “El Grupo”) . Su guión “Cheila, una casa pa’ Maíta”, bajo la dirección de Eduardo Barberena, basada en su premiada pieza “La Quinta Dayana”, obteniendo seis galardones en el Festival de cine nacional en Mérida, entre ellos “Mejor Guión”, “Mejor Película” y “Premio del Público”.
Como acuarelista ha realizado exposiciones individuales en Madrid (España) y Kumamoto (Japón).
He aquí una entrevista que le hice al dramaturgo venezolano Elio Palencia:
1)BRUNO MATEO: Dentro de tu dramaturgia, encuentro cuatro (4) textos para niños y niñas y dos (2) para jóvenes, incluyendo tu última pieza del 2009 "Promoción "Honor a mis padres", mi pregunta es básica: ¿Por qué escribes para esta púbico?
ELIO PALENCIA: La verdad es que las dos piezas que mencionas como “para jóvenes” no fueron escritas pensando en un público de edad determinada, sino en problemáticas que, en general, podrían interesar a cualquier adulto. Para mí, un joven es un adulto. Con menos experiencia generalmente, pero adulto. Sé que hay compañeros que han escrito –y muy acertadamente- pensando en adolescentes. Pero no es mi caso. Yo intento abordar conflictos que nos podrían interesar a tod@s. Romeo y Julieta o Despertar de Primavera o El Tiempo y los Conway, por citar algunos textos, tratan conflictos juveniles y sin embargo logran el interés de quienes no los tenemos presentes ya. De modo que la única distinción que he hecho es la de piezas para adultos y para niñ@s. En el caso de estas últimas, obedecen a diversas necesidades expresivas. Entre otras, en temáticas y estéticas para un espectador que, siendo tan mayoritario en nuestro país (y en Latinoamérica), salvo honrosas excepciones, suele estar a merced de los tópicos, la inescrupulosidad, el mercantilismo y hasta la necedad deformante. Es muy difícil arriesgarse a escribir con rigor y respeto para un receptor tan sensible como el niño. Merece mucha más atención y cuidado, pues todo dice y significa, además de contar con las rémoras generadas por los mass media. Es un reto que exige tal humildad y generosidad, que me seduce.
2)BM: Tus temas en las piezas para adolescentes van desde la anorexia en el caso de " Anorexia, rapsodia naútica"(1997) hasta la el alcoholismo, delincuencia entre otros, los cuales fueron tocados en tu última pieza del 2009, ¿para quién escribes esas temáticas? ¿para los padres o los propios jóvenes? ¿cuál es tu interés en mostrar estos tópicos?
EP:Creo que, en parte, la respondí antes: las he escrito para el público adulto en general ¡Incluso, creo que hasta podrían ser presenciadas por niñ@s “bajo la supervisión de” unos padres progresistas o con ciertas herramientas pedagógicas! (RISAS). En el caso de “Anorexia…” fue desarrollada a partir de jóvenes estudiantes de teatro y la inspiración fue una enfermedad sicosocial que expresa rebeldía en muchas muchachas de clase media o media acomodada; y en “Promoción…”, mi intención fue continuar indagando en mapas mentales y conductuales de nuestra venezolanidad, sólo que a partir de unos bachilleres de pueblo. ¿Acaso enfermedades sicosociales, machismo, embarazo precoz, homofobia, relaciones materno o paterno-filiales, competitividad o frustraciones, en unos personajes “con la vida por delante”, no son susceptibles de interesar a un espectador adulto curioso por dialogar con la sociedad en la que vive?
3)BM: Ahora hablemos del teatro infantil, entendiendo teatro infantil como aquél que es hecho para los niños y niñas sin importar si lo hacen adultos o chicos pequeños, ¿piensas que se hace necesario escribir específicamente textos para ellos?
EP: En cierta medida, al margen de que muchos trabajos –en principio, destinados a adultos- puedan ser disfrutados y perfectamente comprendidos por niñ@s, considero que sí. Se trata de un espectador cuya percepción se está desarrollando, afinando, constituyendo (¡Por eso es tan peligroso el mal teatro destinado a los niños: puede correrlos de las salas para siempre! RISAS) y hay muchos caminos –tanto temáticos como formales- a desarrollar en esta dirección para el estímulo de la sensibilidad, el pensamiento, el goce estético, las conciencia del otro, la creatividad y la dialéctica. Por supuesto, si se toma con la seriedad y el rigor necesarios, no como un “Matatigre”. Por ejemplo, crear para niños menores de tres años ha de tener sus especificidades y –sin objetivos expresamente didácticos- constituirse en retos que pueden generar verdaderas obras de arte. De hecho, tengo noticias de que en Argentina hace poco hubo un proyecto muy interesante en este sentido, con una propuesta plástica y una dramaturgia a partir de que los miembros de la compañía investigaran sobre la percepción en los primeros años ¡El montaje tenía referencias tales como la obra de Marcel Duchamp, ¿qué tal?!.
4)BM: La primera vez que vi una pieza infantil tuya fue por los años noventa del siglo 20, y fue " Sintonía o... ¿hay un extraño en mi casa?" y su contenido me pareció muy inteligente porque hasta ese momento no había visto una pieza sobre la alienación de la televisión en las mentes infantiles, mi pregunta es: ¿Piensas que los niños entienden estos temas?
EP: Primero, gracias por tu apreciación. Luego, aclararte que no me pertenece el crédito de la originalidad al tratar el tema para niñ@s (RISAS)… En cuanto a si creo que los niñ@s entienden estos contenidos ¡Si la pieza está bien montada, por supuesto! Obviamente, no me puedo afirmarlo con los pre-escolares –como comenté arriba, ese es un público muy específico- pero un escolar, desde luego. Creo que a veces tendemos a subestimar a l@s niñ@s hasta el punto incluso de creer que no están dotados de una sexualidad o de una percepción de la realidad social, de la violencia o las guerras que informan los noticieros, como si vivieran en burbujas, cuando sabemos perfectamente que, no pocas veces, pasan más horas entre ellos o frente a la tele o a internet que conversando con sus padres. ¿Acaso no se tragan películas “aptas para todo público” y “comiquitas” que, bajo la “licencia” de la animación, contienen escenas que si las pusiéramos en escena con actores nos saltarían los sectores más beligerantes? Y no voy a incurrir en el moralismo de que eso está bien o mal. Sólo que creo que pretender estar de espaldas a esa realidad sólo complica las cosas y nos separa de una parte importantísima de la sociedad. Pienso que el asunto pasa por sincerar la visión que tenemos del niño y del adolescente, y crear para él, con respeto a su inteligencia y a su sensibilidad. ¿Por qué un niño sólo comprenda parcialmente un Shakespeare, un Moliére o un Goldoni o una obra del Siglo de Oro, quiere decir que un montaje de estos no puede estimularle la inteligencia positivamente y causarle goce estético, hacerlo mejor ser humano?
5)BM: Una vez durante un coloquio sobre teatro infantil, cuidado sino el único, que hizo Centro Molinos en Caracas hacia finales de la década de los años noventa del siglo 20, escuché a un director y dramaturgo especializado en teatro para niños (as) que sus piezas no buscan "enseñar nada porque para eso está la escuela", me gustaría que hicieras una pequeña reflexión sobre esta frase, por supuesto, con todo el respeto que merece la opinión del dramaturgo que la hizo.
EP: Aún sin saber quién fue el compañero que afirmó eso, me arriesgo a decir que quizás se refería –de una manera tal vez muy categórica, ciertamente- a la necesidad de confrontar la visión de ciertas personas (entre ellos burócratas de la cultura o docentes o religiosos con una visión decimonónica del teatro para cham@s) que consideran que el arte por ser para niños debe ser expresamente didáctico. Y en esta dirección -con matices- creo que tiene razón. El arte es arte y su intención puede ser pedagógica o no. Otra cosa es que consideremos que la expresión artística tiene la capacidad de ensanchar conciencias, generar conocimiento y goce. En este sentido puede hacernos evolucionar; ergo: formarnos. Pero esto como una posibilidad ulterior y no sólo en niñ@s, sino en cualquier receptor/a. Hasta Bertold Brecht, papá del teatro épico, riguroso del didactismo y la dialéctica desde la escena, dice en su “Pequeño Organón” que la primera función de una obra teatral es entretener o divertir. Pretender que el teatro para niñ@s sólo sea didáctico me parece tan chato como creer que sólo debe ser mero entretenimiento escapista, o eludir la responsabilidad directa o indirecta sobre un espectador cuya personalidad está en formación. En mi opinión, lo deseable sería que la escena para el público infantil –con voluntad artística- esté permeada por la diversidad, el respeto, la libertad y el riesgo estético.
6) BM: Con toda tu experiencia como dramaturgo y hombre de teatro que eres ¿podrías decirme cómo percibes el teatro infantil hasta este momento cuando te hago esta pregunta?
EP: Confieso que, últimamente, he tenido pocas experiencias como espectador de teatro dirigido a niñ@s. Sé de algunos profesionales y compañías que se lo toman muy en serio, con rigor y respeto hacia este público, y producen con solventes niveles (Skena, Bagazos, Proyecto Azúl o Séptimo Piso). Sin embargo, salvando esas y otras excepciones, en general, creo que sigue persistiendo la idea de que “para niñ@s” es sinónimo de “teatro menor o de segunda” “trampolín para el teatro de adultos” y, en no pocos casos, muy penosamente, “resuelve o matatigre”. Hace algún tiempo leí un artículo del amigo Armando Carías –una de las personas que más ha trabajado y sabe de la escena para niñ@s en este país- en el que alertaba sobre el “Síndrome de Inmunodeficiencia Disneyana” que tenía enfermo de transculturización el teatro dirigido a la infancia. Nos hacía un llamado a los autores, hecho que me extrañó pues él conoce muy bien de nuestros procesos de producción. ¿Acaso ese llamado no debería ser más bien a los productores y directores o a las instituciones responsables de apoyar y difundir tanto al teatro de arte como a la dramaturgia nacional? ¡Nuestros textos están allí. En muchos casos, esperando a ser escogidos por compañías, apoyados por las instituciones y disfrutados por el público!
La inexistencia de una política clara para la profesionalización del teatro y al desconocimiento de promotores culturales -y hasta de los propios creadores, a veces- genera resultados espantosos e indignos de quienes deberían ser destinatarios de los procesos creativos más sesudos y las propuestas estéticas más arriesgadas: nuestros chamos. Ojo, no es una situación venezolana, únicamente. Hasta que, desde quienes administran los presupuestos de la cultura, no se vea el teatro de arte -y dentro de él el que va dirigido al público infantil- como una inversión social que requiere subvenciones, salas, programas serios de creación de espectadores y proyectos que generen investigación, producción, promoción y formación permanente, sin que sus hacedores tengan que pensar en cómo pagar la renta o hacer mercado a fin de mes, difícilmente tendremos un mejor teatro (de arte, y no mero entretenimiento) no sólo para niñ@s, sino para todos los ciudadanos.
7) BM: Gracias Elio por tomarte un tiempo libre y contestarme estas preguntas que serán de mucho beneficio para quien lea la entrevista, ¿te gustaría agregar algo?
EP: Gracias a ti. No, creo que ya me he pasado de palabras, a ver cómo te entiendes con tus editoras… ¡o con las tijeras! (RISAS)
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