jueves, 7 de agosto de 2008

Eugenio Montejo

PAVANA DEL OTRO MUNDO

Y cuando la tierra ya gire en otro mundo,
sin rastros de nosotros,
y se aleje flotando con sus bosques,
colinas y paisajes;
cuando gravite a solas cada uno
en su vacío,
del brazo de su sombra o de su eclipse,
sin saber a qué remotas nubes
nos acercan los últimos ocasos.
¿En qué ambito erraremos, desasidos,
acaso ya disueltos
en pequeñas partículas volátiles?
¿Y hacia dónde nos lleva tanta embriaguez sin término
de magnéticos giros,
este nacer y desnacer para ser hombre y sombra
en la intemperie inabarcables?
Allá, lejos de todo, algunos astros caen como hojas secas
en el abierto espacio ya sin límites.
Y nuestra arca redonda ha de seguir errante
llena de cuanto fue nuestra ceniza
y la ceniza azul de las palabras,
mientras quizças se apaguen o se enciendan
-pero ya sin nosotros-
tenues filas de lámparas...




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