jueves, 8 de noviembre de 2007

Ensayo

"Al filo de una caloría"

Un relato que nos lleva directamente a un mundo globalizado. Una joven que por culpa de una operación de amigdalitis cuando niña se traslada a pesar de su propia voluntad a una vorágine de consumismo sin control. Su herencia, obsequio involuntario de sus padres fue hacerla una joven fácil de exceso de peso. Su madre, preocupada por ella, y después de su intervención quirúrgica por órdenes médicas, fue atiborrada de vitaminas, galletas, dulces y comidas. Ella se convirtió en una obesa. Durante su proceso de vida, la chica mofletuda quien fue rechazada por todos los grupos sociales a los que pretendía entrar comenzó a padecer de anorexia. Necestiba ser aceptada y así fue. Logró perder veinte kilos grasosos. Más adelante " se manifestó de forma abierta y triunfante en diferentes instancias de la vida cotidiana".

La autora Gisela Kozak hace una metáfora entre la realidad de esta chica y la aprobación y financiación de un conjunto de medidas con miras a estimular el adelgazamiento y difundir el pensamiento aeróbico entre los llamados países del tercer mundo por parte de las grandes trasnacionales y otras Instituciones como la Organización de Naciones Unidas.

La situación mediática y propagandística se hizo demoníaca. Se hacen grandes campañas para promocionar toda clase de productos y servicios para adelgazar y verse más bellos y jóvenes, siempre y cuando se tuviese el dinero para invertir en esos cambios de imagen.

Por supuesto, la masa de gentes se alienó por semejantes bombardeos imperialistas. La represión contra la mujer se hizo cruel. La mujer se convirtió en objeto de belleza y nada más. Al Imperio del consumo no le importa el hambruna de los países más pobres del orbe.

La mujer se transformó en una verdadera heroína de su imagen. Gastó mucho dinero para su mejoramiento personal. Logró contraer matrimonio y quedar embarazada lo que impidió sus largas jornadas de ejercicios. Al año de parir, su cuerpo se volvió fláccido y gordo. Se mudó con su esposo a una hacienda de sus padres. Su marido perdió interés por ella. No era la misma. Era gorda. El marido se escapó con su hijo. Ella se encerró en el sótano de la hacienda. Pasó seis meses de encierro. Allí comió todo lo que su marido y una vieja y leal sirvienta le conseguía. Al final, tomó una decisión contundente. Ella pensó que la gente gorda no deben existir.

Gisela Kozak Rovero. Pecados de la capital y otros relatos. "Al filo de una caloría". Colección Continentes. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas, 2005

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