jueves, 15 de noviembre de 2007

Altar

Verónica relee una carta de despedida que recibició una vez de una mujer de belleza contundente y peligrosa a la que Verónica hizo el favor de dejar libre en contra de su voluntad.

Será otra la que te desnudará. La que te quitará la ropa con tiernos cuidados o con ansiosos ademanes, la que se inclinará sobre tí. te apartará el cabello del rostro te besará con sabiduría o con algo de rusticidad, según el día, el tiempo o la respuesta que insinúes; te sujetará firme o displicentemente por las muñecas y será bajo el peso de su cuerpo en movimiento que te agitarás o te quedarás dócil y tranquila esperando o hasta exigiendo con un toque de ira, simple impaciencia, o casi suplicando. Ni siquiera siento celos o furia: imposible sentirlos; padezco simplemente una pérdida. Y aunque ya no te interese, también tu padeces una pérdida: mi entrega, la docilidad de una fiera con las heridas restañadas por tu cuerpo, mis gemidos, la pasión de mis días, el volver a tomarme por un brazo, el robarme un beso, el imponerme con dulzura tu voluntad o el disfrutar la sumisión de seguirme sin queja. No sólo yo quedo vacía. Mi belleza te perseguirá.

Verónica siente remordimientos porque la mujer de belleza contundente y peligrosa sufrió horrores por su causa... Verónica siente el rigor de la belleza contundente y peligrosa que no volverá a tener, y la nostalgia de la piel que da sed, y la sensación de los ojos acariciados por su figura deslumbrante, y el orgullo de una decisión sensata.

Gisela Kozak Rovero. Pecados de la Capital y otras historias. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas, 2005

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Está bacancísimo el cuentesito este. A.G.

Anónimo dijo...

"La literatura es un fruto extraño. A veces se conoce de ella sólo la cáscara, de colores y texturas tentadoras. La cáscara es eso, una cubierta que oculta los verdaderos jugos, la pulpa, almíbares, asperezas y caldillos. Porque es dentro del fruto donde está lo dulce que,en variedad de matices, despiertan los sentidos, inducen al goce, enseñan infinitos caminos con el saber inigualable de los descubrimientos."
Lilia Lardone. La construcción de la escritura.
A.G.

Por favor, aún no.