miércoles, 17 de octubre de 2007

Margaritas



Al anochecer, cuando me voy a dormir, las estrellas chicas empiezan a lucir.

Gentiles Margaritas de alabastro,

que en la bóveda celeste dejan rastro.

A menudo, mientras sueño,

doña Luna asoma con empeño.

Dulce y cauta, grácil señorita,

viene a recoger a cada Margarita.

Por eso, cuando por la mañana me despierto,

no queda ni una sola estrella en el firmaneto;

la Luna con ternura y amor las ha tomado

y en las praderas verdes las ha depositado.

Frank Dempster Sherman

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