viernes, 28 de septiembre de 2007

¿Más nada o nada más?
de Ángel Rosenblat


Decía un amigo español, como quien comete una infidelidad a su lengua materna:


"Me estoy venezolanizando: ya digo más nada"


Efectivamente, más nada es general en toda Venezuela. Hasta se encuentra en un purista como Julio Calcaño: "Patojo es afín a patuleco, y es el que tiene los pies hacia dentro, como el pato, y más nada". Y en una prosista como Teresa de la Parra, que juega con los más sutiles matices de la lengua, María Eugenia, de regreso de Europa después de doce años de ausencia, ve desde cubierta las luces de Macuto:


"Evocaba la fisonomía fina y alargada de tío Pancho. Recordaba cómo antes de marcharse me había cogido en sus brazos. recordaba cómo luego me había besado muchas veces, y cómo, por fin, sin decir más nada, había vuelto a ponerme en el suelo"


También es general más nadie, más ninguno, más nunca. En un cuento de Urbaneja Achelpohl, Rosa, desengañada de su primer amor, dice : "yo no quiero querer a más nadie. Lo que deseo es acabar con esta angustia que me queda".

En algunas partes del interior, en Trujillo por ejemplo, es frecuente el saludo: "¿Qué hay?". Y se contesta: "Más nadita". El más nunca se encuentra también en las Lanzas Coloradas de Uslar Pietri. Y el más nada y el más nunca en la prosa nerviosa y a veces fulgurante de Simón Bolívar. Por ejemplo, en carta dirigida desde Oruro el 25 de septiembre de 1825 al general Salom, que había intercedido repetidamente a favor del general Valero, culpable de insubordinación:

"Es tal la influencia que usted tiene sobre mi corazón, que al fin he cedido contra toda mi conciencia y la inflexibilidad de mis principios; pero no se empeñe usted más nunca en cosas semejantes, ni aaun por generosidad"

La verdad es que el más nada se da casi en toda América, aunque con arraigo muy variado. En la Argentina es frecuente en algunas provincias del Interior (Mendoza, San Luis, etc.), y aparece no sólo en el diálogo de Benito Lynch o de Florencio Sánchez, sino en Don Segundo Sombra, la gran novela gauchesca. Después de arrear reses por la pampa, días y días, con tormentas, frío y lluvias, sin poder dormir, Demetrio, el más grande y fuerte de los troperos, al espantársele el caballo junto a la tranquera de llegada, cae tendido al suelo, sin sentido. Y dice el narrador (cap. XXIV):

" Ahí quedó, sin darse cuenta siquiera que el sueño lo había agarrado a traición en el suelo, donde tal vez, a pesar del golpe, sintió que aflojar el cuerpo y no querer más nada es algo maravilloso"

Charles Kany lo ha documentado además en el Uruguay, Paraguay, Colombia, Panamá, Costa Rica, Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo y Méjico. Pero quizá en la región del Caribe sea donde ha alcanzado más extensión geográfica y social.

¿habrá que considerarlo entonces un uso americano, y tendrá razón el amigo español que cree abdicar de su personalidad nacional al usarlo? ¡Oh, nada de eso! En España se conoce tambi´´en, en Galicia, en León, en partes de Aragón (al menos en el campo de Jaca) y en Canarias.

Además, tiene una tradición literaria. El extremeño Bartolomé de Torres de Naharro, un brillante precursor de Lope de Vega, lo usa aprincipios del siglo XVI. Primero en su Comedia Calamita. Fileo ha estado espiando los amores del hijo de su amo:

" Torna después su camino
sin más nada,
para narrar la embajada
allá en casa a su señor"

La preferencia venezolana por más nada, más nadie, más nunca es sin duda del mismo orden: afán de negación rotunda.



Publicado en el "Papel Literario" de El Nacional, Caracas, 23 de julio de 1953.

4 comentarios:

Biblia dijo...

Carta a Angel Rosemblat
Angel Rosemblat
(véase: http://daniel-albarran.blogspot.com/2009/12/carta-angel-rosemblat.html
haga click en la imagen...
Carta a Angel Rosemblat
Angel Rosemblat
(Continuación)¿A qué todo esto? Me dirás. A que el lenguaje y los idiomas son dinámicos y ricos. Tienen valor por sí mismos. Y que el hecho de que no conozcamos una palabra no significa que no existe. No la conocemos. Y tenemos que ser lo suficientemente humildes para reconocer que cada pueblo tiene sus propias expresiones para comunicarse. Y no sólo eso. Sino que cada grupo, entendiendo con ello todos los que pueda haber, tiene sus propios códigos de expresión y de comunicación. Así entre los jóvenes existen palabras nuevas, ya inventadas, ya mezcladas, ya con nuevos giros, que le dan sentido a su conversación. No por eso, no existen. Existen y las usan. Y con ello se enriquecen las comunicaciones y se diversifican las culturas. Además, cultura significa una expresión y una idiosincrasia. Propias y diversas. No hay culturas de culturas. Es decir, esta si es cultura, y aquella no lo es. Y aquí se han cometido grandes culturucidios. Ve. Ya inventé una palabra. No sé si aparece en el diccionario. Pero con ella estoy queriendo decir que se han matado muchas culturas, muchas expresiones, en aras de una falsa purificación.


Lo más doloroso es que cuando hay expresiones y manifestaciones distintas de las nuestras, nos reímos y hasta nos burlamos. Y creo que el error está en que no se ha entendido la riqueza de la diversidad. Y que la diversidad es un derecho.


Y es ahí donde está el valor de tu aporte. Estudias las palabras y buscas la diferencia entre pueblo y pueblo, respetándola. No haces juicios. Simplemente es así. Si emitieras juicios al respecto te contradirías. Creo que, ciertamente, necesitamos revalorizar esos valores que a veces perdemos en aras de una falsa purificación.


Gracias., por ese aporte. Y, gracias, porque me salvaste varias veces en algunos apuros.

Chao:

Daniel

Biblia dijo...

(continuación... Carta a Angel Rosenblat, tomado del libro "El Piar de un gorrión", de Daniel Albarrán
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¿A qué todo esto? Me dirás. A que el lenguaje y los idiomas son dinámicos y ricos. Tienen valor por sí mismos. Y que el hecho de que no conozcamos una palabra no significa que no existe. No la conocemos. Y tenemos que ser lo suficientemente humildes para reconocer que cada pueblo tiene sus propias expresiones para comunicarse. Y no sólo eso. Sino que cada grupo, entendiendo con ello todos los que pueda haber, tiene sus propios códigos de expresión y de comunicación. Así entre los jóvenes existen palabras nuevas, ya inventadas, ya mezcladas, ya con nuevos giros, que le dan sentido a su conversación. No por eso, no existen. Existen y las usan. Y con ello se enriquecen las comunicaciones y se diversifican las culturas. Además, cultura significa una expresión y una idiosincrasia. Propias y diversas. No hay culturas de culturas. Es decir, esta si es cultura, y aquella no lo es. Y aquí se han cometido grandes culturucidios. Ve. Ya inventé una palabra. No sé si aparece en el diccionario. Pero con ella estoy queriendo decir que se han matado muchas culturas, muchas expresiones, en aras de una falsa purificación.


Lo más doloroso es que cuando hay expresiones y manifestaciones distintas de las nuestras, nos reímos y hasta nos burlamos. Y creo que el error está en que no se ha entendido la riqueza de la diversidad. Y que la diversidad es un derecho.


Y es ahí donde está el valor de tu aporte. Estudias las palabras y buscas la diferencia entre pueblo y pueblo, respetándola. No haces juicios. Simplemente es así. Si emitieras juicios al respecto te contradirías. Creo que, ciertamente, necesitamos revalorizar esos valores que a veces perdemos en aras de una falsa purificación.


Gracias., por ese aporte. Y, gracias, porque me salvaste varias veces en algunos apuros.

Chao:

Daniel

Biblia dijo...

(tomado del libro "El piar de un gorrión", de Daniel Albarrán... Véase: http://daniel-albarran.blogspot.com/2009/12/carta-angel-rosemblat.html)

Hola, Sr. Rosemblat


Recibe un cordial saludo, desde la diversidad de cultura e idiosincrasia.


Hace mucho tiempo que leí tu colección Buenas y malas palabras. Era estudiante, por entonces. Y tengo que confesarte que me metí en algunos problemas respecto a muchas expresiones venezolanas, a raíz de esa lectura.


Recuerdo, por ejemplo, que en clase dije una vez la expresión “más nada” en una exposición que me tocó realizar. Enseguida, el profesor me corrigió y me señaló en público que no se dice “más nada”, sino, “nada más”. Me quedé callado. Y al día siguiente con uno de tus libros en la mano pedí derecho de palabra en clase con el mismo profesor y le refuté que la expresión que yo había utilizado era correcta. Porque se trataba de una expresión propia del pueblo de Venezuela. Y que las dos maneras tenían su razón y su idiosincrasia. Para los españoles, ciertamente, la expresión es “nada más”. Pero que en Venezuela era “más nada”. Expresión de absoluto. En donde ya no había más que añadir a lo conversado o expuesto. Como en el caso mío, que no tenía “más nada” que decir, respecto al tema que estaba exponiendo. Te citaba para defender mis derechos y con ello defender la diversidad de culturas. Pedí permiso, por supuesto, y leí lo que tu señalabas sobre las dos expresiones, para quedar bien, que era lo que quería. El profesor no encontró elementos para refutarme. Y salvé la Patria, como se dice.


En otra oportunidad, en un trabajo escrito, utilizaba la palabra “sampablera”, para querer decir, que se había armado una confusión y una discusión y con ello una disputa, en algo que exponía. Era otro profesor. Esta vez, era un canadiense. En la metodología que el profesor usaba acostumbraba llamar a cada alumno para conversar sobre el trabajo que se le entregaba. Subrayaba las ideas que él veía que uno como alumno no dominaba y lo sondeaba al respecto. Sobre todo, si las ideas eran un poco atrevidas o sin fundamentos bibliográficos o que no habían sido lo suficientemente bien desarrolladas. Una metodología muy instructiva, sin embargo. Aunque sudábamos al pensar en el momento en que nos tocara tener la conversación con este profesor. Las clases eran en Venezuela y en español, por supuesto. Por eso, te cuento lo que te estoy contando para alegar lo que defendía. Al profesor, como era lógico, aquella palabra no le era familiar. Y entre otras observaciones se detuvo precisamente en la palabra “sampablera”. Sudaba por las otras observaciones mas no por la palabra. Aun cuando no hubiera referencia bibliográfica para defender su uso, no se puede negar, por otra parte, que los venezolanos la usamos a cada momento. No me asustaba. Pero me sentía más seguro al saber que tú, amigo Rosemblat, la referías y la analizabas en tu colección de Buenas y malas palabras. Cuando el profesor llegó a la palabra que ya tenemos referida le contesté que es una expresión típicamente venezolana y que quiere decir confusión, disputa. Como él insistía, tal vez pensaba que estaba inventando, le señalé los tres tomos de tu colección, que él mismo poseía en su biblioteca, y que, gracias a Dios, estaban bastante visibles y en los que me había fijado desde que había entrado a su oficina. Casualidades, ¿no te parece? No dudó en levantarse a tomar el número que yo le indicaba. Lo tomó, lo abrió. Le referí el índice. Lo buscó. Leyó. Y volví a quedar bien. (continúa)

Unknown dijo...

buenas necesito un resumen sobre mas nada o nada mas de angel rosenblat xfa ayudenme

Por favor, aún no.