jueves, 23 de agosto de 2007

Al pie del Ávila

Al final de la avenida Baralt, detrás del odiado y amado Tribunal Supremo de Justicia, se puede observar un cambio en la urbanidad de la ciudad. Cuando se entra a la cota mil, del lado derecho, se puede observar unos edificios de color ladrillo, muy parecidos a las nuevas edificaciones bogotanas, tal vez, es que ambos países -Venezuela y Colombia- utilizan el mismo material de fabricación. Esto es una elucubración. Los edificios a los que me refiero son estructuras diseñadas para una población popular. Antes allí en ese sector, la gente habitaba en ranchos destartalados o casas demasiado modestas. Ese lugar fue transformado en un barrio urbanizado, un lugar más placentero a la vista de quienes pasamos de largo sin deternos o de aquellos que viven allí (supongo). El ser humano está diseñado para satisfacer sus comodidades, de hecho nosotros somos los únicos seres que cambiamos nuestro medio ambiente para someterlo. Vivir al pie del Ávila es respirar el aire caraqueño por antonomasia y sentir el frío que baja de la montaña es percibir la presencia del mítico "pacheco". Esos edificios nuevos son una prueba que contradice la opinión manipulada de que los venezolanos no somos capaces de realizar cosas grandiosas. El proceso urbanizador de la capital es un mecanismo dinámico y debe ser pensado con mucho tiento, además de que se necesita recordar que los habitantes de una metrópolis tan rara como Caracas somos seres humanos que requerimos de momentos y espacios de esparcimientos. Si vemos algo estéticamente agradable, como estos edificios a los que me refiero, nos comportamos dentro de la normativa urbana y nos identificamos con el entorno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Por qué crees que Caracas es una metrópoli tan rara?.
Me llama la atención la relación de compenetración que estableces entre la ciudad y el Ävila, cuando en realidad es una relación de incompatibilidad: el crecimiento de Caracas significa, inevitablemente, la desaparación de la naturaleza. Andrés Gallego.

Por favor, aún no.