lunes, 2 de marzo de 2020

¡Dígalo ahí, menor!


Original de Bruno Mateo.
IG: @brunomateoccs
Twitter: @bruno_mateo
Poema de Luis Alfredo García Marcano.



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Sociedad de autores y compositores de Venezuela Sacven N° 9.070.



(Entra un muchacho de unos 16 a 17 años vestido con toga y birrete. Es su graduación de bachiller de la República)

Pastor Marcano Bolívar: (Entra despacio se sitúa en un pequeño círculo dibujado en el piso. Tose un poco y se aclara la voz) ¡Buenos días! Hoy voy a presentarle el discurso de despedida de todos mis compañeros y compañeras (Pausa. Respira profundo. Toma aire). Hoy es el día de nuestra graduación de bachiller. Yo soy Pastor Marcano Bolívar. Nuestra promoción se llama “Los hijos de este siglo”…. Queremos agradecer a todo la Directiva de nuestro colegio Unidad Educativa Bolivariana César Rengifo, a todo el personal administrativo, al personal obrero, al Ministerio del Poder Popular para la Educación, al cuerpo de vigilancia, a la señora Francisca de la cantina, al señor Marcelino que nos abría el teatro para ensayar en las tardes, al señor Héctor que abría el gimnasio para practicar deportes los sábados,  a nuestros padres, a los señores que venden empanadas cerca  de la iglesia de la esquina de nacimiento, a los mototaxistas  que muchas veces nos traían al liceo temprano, en fin a todas y todos los presentes en el día de hoy…Una mañana radiante…Radiante como fueron nuestros estudios durante estos cinco años que dieron como resultado esta graduación “Los hijos de este siglo” . Nuestra graduación de bachilleres. Yo, al igual que todos mis compañeros, vimos cristalizados nuestros sueños y por ello permítanme leer un pequeño discurso (Saca de su bolsillo un pergamino de tela, el cual, al abrirse cae al suelo como una larga lista) Voy a comenzar. (Se prepara para leer. Pausa. Ve a la audiencia. Ríe) ¡No se asusten! No voy a leer este largo discurso (Comienza a enrollarlo) En realidad, no queremos  hacer esto tan extenso. Solamente diré unas cuantas cositas. Yo recuerdo cuando llegué de mi pueblo a  Caracas. Todo me parecía súper bien. Vine  a estudiar a la ciudad. Yo ya tenía tercer año aprobado en el Liceo Unidad Educativa Antonio José de Sucre. Tenía quince años recién cumpliditos. Llegué a casa de una tía segunda. Mi tía Cristina. Ella está casada con el primo de mi papá. Después de unos meses me tuve que ir a una residencia en la Pastora. La señora creía que yo era su muchacho de mandados. (Imita la voz de su tía) ¡Pastor!, ¿podrías traerme del mercado unas cositas?... ¡Pastor!, ¿podrías poner los bombillos de la escalera del edifico que se quemaron?... ¡Pastor!, ¿podrías traerme el periódico? Y Pastor para acá y Pastor para allá  (Con su voz) ¡Basta!... ¡Suficiente! Tampoco la cosa es así. Yo puedo colaborar con la casa, pero tampoco para tanto. Uno viene a  Caracas a estudiar no a cachifear (Observa  hacia su lado derecho) Creo que no hay derecho de tanto abuso (Voltea con más insistencia. Mira al público. Le hace seña de que se aguanten) ¡Un momentico, por favor! (Va hacia su lado derecho y recoge una hoja de papel. Regresa al círculo) Aquí dice que continúe y que recuerde agradecer a los profesores (Al público) ¿Yo no le agradecí a los profesores y profesoras? ¡Qué raro! Yo creo que sí lo hice…De acuerdo, si no lo hice, ahora lo hago… Quiero agradecer al profesor de matemáticas José Luis Velásquez (Cambia de tono) ¿Será que tenemos que agradecerle que nunca nos dio clases? ¡Ay! Profesor pa´malo. El hombre ni siquiera nos hacía exámenes. El llegaba al salón. Ni buenos días daba. Yo creo que dar los “Buenos días” a alguien no nos quita nada. El tipo llegaba. Escribía un poco de ecuaciones copiadas del libro, nos decía ¡copien! y se sentaba a hablar por el celular. El de lo único que estaba pendiente era de que si habían depositado la quincena.  (Buscan en el público) ¡Profe!..¡Profe!... ¿Está allí?... No vino…. (En tono de burla) ¡Qué raro! …A veces pasaba una semana y ni venía. (Sigue leyendo la hoja de papel) Al profesor Manuel  Palacios… ¡Ajá! De ese, precisamente quiero hablar (Al público) Si está entre el público diga ¡Presente! (Pausa) Tampoco vino. ¿Cómo es posible que un profesor la agarre con un alumno? Yo creo que usted está muy  viejo para la gracia. Primero, ese profesor nunca nos daba el plan de evaluación. Yo saqué en  el primer lapso veinte puntos, pero después en el segundo lapso me puso diez y en el tercero diez otra vez. Nunca entendí. Yo le entregaba los trabajos  a tiempo. Llegaba puntual a la clase y respondía todas las preguntas del examen y ¡Zácata! Diez por el pecho. Una vez, comparé mi examen con el de su alumno preferido que por cierto, faltaba bastante a clases, no traía los ejercicios y de hecho, no se graduó con nosotros…Pero a él sí le ponía quince o catorce como mínimo. ¿Y ustedes saben por qué la agarró conmigo? Porque una vez se puso a decir que  los venezolanos éramos flojos. Yo me molesté y le dije que eso era mentira. Y me dice: ¡Claro!, tú estás bien porque tu mamá trabaja para el gobierno. Yo agarré una arre…. Me paré y le dije: ¡Mire, profesor, no le permito que usted hable de mi mamá de esa manera! y por ahí se fue la cosa...Menos mal que ya salí de usted. No quiero escuchar más sus gritos. Con el cuentico ése de que Usted tiene la voz fuerte le grita a todo el mundo. Aunque yo creo más bien que esa voz es falsa…Como Usted (Toma la hoja de papel y la dobla) No necesito esta hoja para decir lo que tengo que decir. Quiero agradecer el apoyo que nos dio la profesora de castellano y literatura, María Antonia,  quien defendió a una alumna que era lesbiana. A la muchacha la encontraron  en el baño con su novia. ¿Dónde más se podían besar? Si lo hubieran hecho en el patio…la matan. Ella tiene su novia. ¡Sí! Su novia…. Nosotros…Todo el grupo lo sabíamos. ¿Cuál es el problema? Ella es un ser humano también. Se tuvo  que ir porque la hicieron sentir vergüenza. ¡Vergüenza! ¿Por qué? ¿Por ser lesbiana?  Vergüenza deben sentir Ustedes…. ¡Profesores! Entre comillas. Fue mucho el chalequeo. La única que la defendió fue la profe de castellano y a ella también la empezaron a llamar lesbiana. No nosotros. ¡Ustedes!…Los que están allí sentados…Ella  se fue por todo lo que le hicieron…. ¡Ah!... Pero Usted profesor Carlos Flores, nunca dijo lo que soñó conmigo… ¡A ver!...Déjeme recordar sus palabras exactas (Imita la voz del profesor) “Hola Pastor, ¿sabes que soñé anoche contigo? ¿Soñé que estábamos haciendo el amor?” (Vuelve a su voz) Eso sería como una película de horror…”Amo a mi momia”… ¡Señor!... Usted no se da cuenta que yo soy un menor de edad. ¿No se ha visto en el espejo? Usted es un viejo. Búsquese a alguien de su edad. No se equivoque. Y si yo hubiera sido un rolo de malandro… ¡Lo quiebro!...Por abusador… Por eso es que los matan. De pana, cada oveja con su pareja. ¿Será que todos los gays son así de lanzados?... ¡No creo!... Para mí que ese señor tiene que ir a un psiquiatra. Ese día no lo denuncié porque no quise tener problemas en el liceo. Seguro no me creerían, si no le creyeron a Esperanza cuando les dijo que el instructor de kárate le estaba diciendo cosas morbosas. ¡Ah! No le creyeron porque el hombre es el marido de la directora. ¡Así son las cosas!... ¿Por qué ven en los alumnos un desahogo? Yo creo que un tipo viejo no debe estar buscando muchachitas ni muchachitos. Se ve ridículo. A menos que quiera que lo chuleen…. (Cambio) Nosotros tenemos muchas ideas. Queremos hacer. Hacer. Hacer…Y no podemos empatarnos con viejas. No por nada. Es que Ustedes tienen su camino. Nosotros no. Tenemos que hacerlo….  Tal vez, hoy es el último día que nos veamos. En el camino se quedaron muchos compañeros. Algunos porque no quisieron seguir. Como aquella chica que se fue porque quedó preñada y sus papás la corrieron  de la casa. ¡Qué cosa tan loca! ¿Cómo vas a botar a una chama a la calle porque metió la pata? Yo creo que después es peor. Nosotros recogimos dinero para dárselo al  bebé. (Señala al público) Ella, creo, está sentada en algún lugar. (Haciendo una visión panorámica) ¿No está?...No está… Ella debería estar aquí parada junto con el grupo. (Ríe) Creo que tengo que seguir con el discurso. (Al público) ¡Disculpen por salirme!... (Saca la hoja de papel que tiene en el bolsillo. Tono de discurso) Nuestra promoción “Los hijos de este siglo” es producto de la culminación de cinco años de estudios…Aunque yo estudié solamente cuarto y quinto año en este liceo…Durante nuestro camino pudimos descubrir el lado científico de las cosas, gracias  a materias como biología, física y química, descubrimos a los escritores más representativos de la literatura universal y nacional, nos paseamos por la gesta libertadora que dejaron nuestros héroes (Pausa) ¡Verga! Pero si el profesor de Historia decía que con la Patria no se come. ¡De pana! El tipo decía que estudiáramos algo que nos diera plata  o que nos metiéramos a vender…que eso era lo que daba real… ¿Y entonces?... ¿Por qué ponen esto aquí? El profesor no le gusta nada de lo que se hace en Venezuela. Que si el metro no sirve…que si las calles estás llenas de huecos…que los hospitales se están cayendo…que a los buhoneros deberían sacarlos…que los mototaxistas es culpa de la falta de gobierno…que Caracas está llena de basura…que los venezolanos son flojos…que las universidades deberían ser privadas para que funcionen mejor…el profesor… ¡de pana!...se pone fastidioso con eso. ¡Ah! Disculpen lo de verga, pero ese profesor es bien “vendío” con los extranjeros… Esta bata me está dando calor. ¡Bata, no! Toga. Voy a terminar de leer esto para que nos entreguen los títulos… (Lee) Agradecemos a los profesores de música, teatro, danza por enseñarnos tanto… (Cambio) Que, por cierto, a ninguno de nuestros padres les gusta. Con nosotros estudiaba un pana…estudiaba porque se salió…Creo que me dijeron que se fue a Cuba o a Europa con una beca. Ese chico  sí era chévere. Sacaba buenas notas y todo. Pero le gustaba el teatro y la danza. A sus papás no les gustaba. El papá es militar. Decía que eso era de maricos. El carajo tiene novia. Se fueron juntos.  ¿Quién dijo que si te gustaba algo de teatro o baile o pintura eras raro? Por eso se fue. ¿Ves? Allí sí se justifica que se vaya. No por las pendejadas que decía el profesor de Historia….Mejor sigo leyendo…Agradecemos al profesor de dibujo técnico Luis Volcán… (Pregunta hacia adentro) ¿Quién es ese? (Pausa)… ¡Ah! ¡Ya!..¿El embustero?.... (Ve al público) ¡No! De verdad…El profe es tremendo mentiroso. El cree que es lo mejor de lo mejor. Su teléfono es el más caro del mercado. No hay más. Ese el único modelo en el mercado. ¿Qué tal?...Déjenme contarle un viaje de sus vacaciones…Todo esto lo decía en clases…. Nunca dio clases. Llegaba y nos echaba todos sus cuentos. La otra vez…Enero… llegamos de vacaciones y Volcán nos empieza a decir lo bien que les fue en sus vacaciones. Primero, fue  a París, allí estuvo en un hotel carísimo, después se fue a España y conoció a…no sé qué reina…después a Roma…El tipo es tan mentiroso que nos muestra sus fotos…Y las fotos están editadas… o sea, son un  montaje…La cosa no queda en Roma…De allí va a una vaina que se llama las islas Fiji, luego se regresa a Los Ángeles…Los Ángeles a Nueva York y de Nueva York a Maracaibo para visitar a su mamá…Y de Maracaibo a Caracas…Todos quedamos cansados del viaje (Ríe) (Cambio) ¡Ahora serio!....Nuestro eterno agradecimiento a quienes día tras día estuvieron allí presentes en las casas. Haciendo el desayuno. Hablando con nosotros para que estudiáramos. A nuestros padres. Esos guías que siempre están allí. (Cambio) Yo quiero darle las gracias a mi abuela. Una mujer que dio lo mejor de ella para criarme….Mi abuela y yo nos sentábamos en la tarde, afuera y conversábamos de todo. Ella me enseñó a cocinar .La extraño tanto desde que me vine. No pudo venir a mi graduación. Está muy enferma. Pero la siento aquí…Aquí cerquita A mi abuela Verónica…  
Para Maíta en el pueblo chiquito de su angelito negro en Caracas… (Pausa larga)

Maíta, aquí no me levanto  con el olor a café recién colado.
 Aquí me levanto con el taconear frenético de la vecina del segundo piso.
Los senderos de aquí no me los conozco como me conocía los del pueblo.
Aquí siempre me pierdo como Adán el día de las madres.
 Aquí  florecen las cachupinas a destiempo.
Y también las pasiones alucinaciones y algunas sonrisas azules en la hora pico del metro.
No me quejo Maíta no puedo ir contra el progreso.
Pues los todos los días se descubren caminos.
Así tú me lo enseñaste.
Me despido diciéndote que esta ciudad es impredecible.
Pero fácilmente se puede viajar de lo material a lo sublime en el suburbio.
¡Bendición! Espero seguir siendo el angelito negro de tu cielito lindo.

(Silencio) ¿En qué quedé?...Extraño mucho a mi gente…Extraño mucho a mis playas…Pero debo continuar. (Al público) Disculpen. Es que la gente no sabe de lo que otros tienen que hacer para conseguir lo que quiere. Y despegarse de su casa no es  fácil. ¿Por qué  hay personas que no quieren el lugar donde nacieron? En el liceo hay un profesor que repite a cada instante  que él es un ciudadano del mundo… ¿Qué es eso?...  Yo soy un venezolano en el mundo…No hay nada más sabroso que una arepa, caraotas negras con queso blanco rallado, huevo frito, aguacate  y una taza de café con leche.  A ese también tenemos que agradecerle muchísimas cosas. Él daba el proyecto comunitario… ¿Saben cuál fue nuestro proyecto comunitario? No fue ir a un hospital. No fue presentar una obra de teatro. No fue repartir volantes para prevenir el Sida. Nuestro proyecto comunitario fue pintar su apartamento. ¡Sí! Como lo oyen…pintar su apartamento… ¿Quieren que siga agradeciendo a los profesores? Porque tengo mucho más cosas que agradecer…. (Toma la hoja de papel y continúa leyendo) Para finalizar queremos agradecer a todos ustedes por haber venido y escucharme con mucha atención.  En nombre de “Los hijos de este siglo”  le decimos… ¡Gracias!

Fin de ¡Dígalo ahí menor!


Caracas, 01 de junio de 2012.



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