sábado, 25 de enero de 2020

DUENDES.


En general, el duende es una suerte de ser elemental que teniendo existencia de tipo astral aspira a la condición humana. Para entender sus características originarias se ha dicho que son como el líquido, que adoptan la forma del recipiente que los contiene. Su deseo de humanización los hace seres intranquilos, que mortifican a los seres humanos, a quienes envidian su condición…Son seres traviesos y suelen escoger una casa habitada por seres humanos para molestar, cambiando de lugar las cosas, por la noche, y apareciéndose fugazmente, por lo general a uno de los moradores. Esta forma de hacerse presentes ha hecho dudar si se los considera realmente diablos, pues hay la tendencia a creer que los duendes son seres juguetones y no malignos. También hay la postura de que los duendes son, en definitiva, seres que por sus aspiraciones son demoníacos. “El duende es un ser invisible pequeñito, le contaba a Luis Arturo Domínguez, de Falcón, Ignacio Zárraga, de Cabure. Un duende se enamoró locamente de una muchacha muy bonita que se llamaba Machú. El enano le hacía los amores sin que ella lo pudiera ver. Ella se daba cuenta de la presencia del enamorado porque sentía que alguien la besaba, la acariciaba y la sobaba. A Machú le daban ataques, y muchas veces se privaba. Por fin, después de haberlo pensado mucho, los padres de la chica decidieron mudarse lejos de aquel lugar, y para el caso, al peso de la media noche empezaron la mudanza. Pero cuando por el camino iban los que se mudaban, la vieja, madre de Machú, dirigiéndose a su marido, le dice_ ¡Ah mundo Felipe, la esterita se me olvidó!...Grande fue la sorpresa de aquella gente, cuando en la oscuridad de la noche oyeron la voz del duende que les decía: -No se apuren mucho, que la esterita aquí la llevo yo” (Erminy Arismendi, S. p 232, nota 1).

Típico perfil de la caracterización de un duende, en este caso en cuestiones de sexo y decidido a estar para siempre con la escogida…Perfil sexual tiene también la comparsa de los duendes que dicen habitaba en una vieja casa ubicada en el camino que sale hacia Tunapuy, en el distrito Benítez, estado Sucre. El relato omite el apellido de la familia que allí vivía, pero es parte de la leyenda que el dueño de la casa la abandonó por el invisible pero sentido acoso sexual del que era víctima su hija, según ella misma le confesó a su padre…

Y un juramento de amor eterno enmarca una leyenda de Aragua de Barcelona. Teresa de García tuvo un pretendiente que hizo lo imposible por conquistar su amor, hasta que en un arrebato de  desesperación por la ya eternizada negativa, el muchacho le juró perseguirla eternamente  que ni siquiera la muerte lo haría desistir…Antes de irse le estampó a la amada un sonoro e inesperado beso en la mano. Meses después, Teresa y un galán se enamoraban y hechos los preparativos para la boda, durante la fiesta de compromiso un perro negro entró y dio al traste con la mesa de comidas y al poco tiempo se supo que el muchacho del juramento había fallecido…Cuenta el relato que la noche del matrimonio los comensales piedras en la comida y la novia, cada vez que su marido se le acercaba, sentía caricias que no parecían las suyas. Entendiéndose esta suerte de entuerto como cosas del diablo, se recurrió a estrategias de exorcismos: se asperjó la casa con agua bendita y no hubo rincón que no recibiera las aguas sagradas ni las gracias de la oración, pues todas aseguraban que las caricias invisibles e interpuestas eran cosas de duendes…Nada sirvió, en todo caso, pues el duende acarició a Teresa hasta su muerte , pero es probable que aún lo esté haciendo, un muchacho que por amor decidió renunciar a su condición humana y convertirse en duende ( Erminy Arismendi, S., pp 234-235).

La tradición en Venezuela contempla, además, un tipo de duende que parece moverse entre la invisibilidad y la corporeidad, según sea lo que pretenda hacer, característica esa que parece tener el llamado duende de Bujía, un campo cercano a San Jacinto, en Valera, estado Trujillo, que a pesar de haber sido exorcizado por el mismo obispo continuó lanzándole piedras y tierra y mojándolos, a los moradores del lugar. La gente de Baragua, Lara, cuando suponen que los molestos ruidos que escuchan son sobrenaturales, suelen decirle: “Si es duende, que arrojen flores” y casi de inmediato el sitio donde se produce el encuentro se llena de pétalos. El duende de Boro Viejo, también en Lara, luce menos complaciente, pues si alguien se pelea o se baña en el manantial de San Francisco, cuyas aguas se dice que cuida, hay que aplacarlo prometiendo en voz alta mejor conducta, sólo que una vez, según cuentan, estaba tan molesto que secó la fuente de agua, tan importante para la plantación…Entonces, “fue necesario que un  brujo de Curiragua [Lara] fuese a aplacarlo con ensalmes y bebidas espirituosas”, lo que originó que durante un tiempo al duende se le hiciera un velorio anual y le pusieran una mesa con comida después de cantar una Salve ante el manantial (Erminy Arismendi, S., p.236).

Y es que Lara se cree que en todas las fuentes de agua vive por lo menos un duende, como en los Andes y en otras partes del país se dice que son los Encantos.

En Curiragua, los duendes que salen son, en esencia, niños cubiertos con grandes sombreros, cuya costumbre principal es perseguir muchachas. La memoria del pueblo guarda la historia de que una vez persiguieron tanto a una joven que ésta cayó al suelo, cansada y babeada…Sus padres, para protegerla, le prendieron un escapulario con la imagen del Corazón de Jesús, por dentro de la blusa, y dicen que la parvada de duendes comenzó entonces a lanzarle peloticas de barro, en clara señal de venganza, hasta que pudo más la fuerza del escapulario…Los duendes de Aguadita, Lara, son, en cambio, más benignos, pues se van turnando para vender empanadas debajo de una ceiba…, pero cuando salen de debajo de la fronda de un cotoperiz, o cotopriz, son menos buenos…

En algunos casos la madrina es suficiente protección cuando la víctima del duende es un niño…Cuando es así, los duendes los engañan trastocándoles el juguete – un carrito de madera cambia de colores, un caballito de San Juan se mueve solo y toma agua…- lo que hace al juego  más divertido para el infante…Se dice que basta con que la madrina se presente para que el duende “no termine de llevárselo”.

En la quebrada de Agua Blanca, cerca de Santa Rita, Táchira, existe la leyenda de un duende, que al parecer es bueno, que una vez se vinculó con un niño, que enloqueció…Y le dicen, en efecto, El Loco Pablo…Se cuenta que siendo niño fue raptado por otro niño de su edad, rubio y de ojos azules, quien lo mantuvo secuestrado por varias semanas, aunque Pablito estaba seguro, y así lo repetía, de que habían sido sólo tres horas (Robles de Mora, versión electrónica). También al Táchira, en Pericos, un sitio ubicado al oeste de San Cristóbal, corresponde el relato de un duende que es bueno en sus primeras apariciones a la misma persona, pero que después se torna malévolo…Eso ocurrió con el caballo que sentían Rosa y Marisela, hasta que un día el asustador se hizo visible y mientras se perdía en la espesura del bosque “los árboles empezaron a moverse como locos, levantaron las ramas como si fueran brazos gigantescos, y de lo más profundo salían unos chillidos espantosos” (Robles de Mora, versión electrónica). Y hubo una ocasión en que Marisela sintió que la agarraban unas manos peludas. Marisela, pues, fue escogida por el duende para llevársela y en los pocos momentos de cordura que tenía gritaba desesperadamente… “Es él, es él, viene a buscarme”…Y dicen en Pericos, que Marisela fue perdiendo la razón…

Una tipología, pues, que asume para el duende venezolano diversas formas y otras tantas actuaciones, siempre dependiendo de las características culturales locales…Igual que en todo el mundo. Los rasgos que predominan en su estatura (enanos o “pequeños”), son traviesos, molestosos, asustadores; son invisibles, pero cuando se les ve portan grandes sombreros que impide que se les vea las caras…Por este motivo, no se les conocen a nuestros duendes otras características, excepto en Mérida y buena parte de los Andes, donde la tradición asegura que son niños rubios y hasta angelicales…

Acerca de la parte diabólica del duende, es algo que por sus características seguramente no podrá establecerse con mucha facilidad…Pudiéramos decir, como para muchas otras manifestaciones sobrenaturales, que dependen bastante de la naturaleza de quien vive la experiencia, la cuenta o de quien la cuenta como parte de la tradición oral de un colectivo…Santos Erminy Arismendi informa de un caso que podría dar luces en esta materia…Es el siguiente: “según nos cuenta Juan Valera, en el Convento de Capuchinos de la Villa, allá por el año 1672, refería a su señoría el reverendo Padre Fray Antonio de Fuentes, el Padre Guardián, Fray Domingo, el caso de la señora doña Eulalia de Robledal, a quien considera “posesa y obsesa”, y cuyos espíritus malignos no había podido echar, a pesar de su gran imperio sobre éstos, por ser demasiado ladinos y marrajos, haciéndose sordos a sus conjuros […], y de lo cual disintió su señoría, asegurando que la dama no hablaba jamás en latín ni en ningún otro idioma que no fuera el suyo, que no se encontraba ni pálida ni ojerosa, sino fresca como una rosa, y el que anduviera melancólica y retraída y tuviera por las noches y a solas en su retirada estancia coloquios  misteriosos con seres invisibles, no probaba que estuviese endemoniada, ya que los demonios no son tan benignos, añadiendo: “Ergo no es demonio sino duende”…(Erminy Arismendi, S., pp 233-234).

Y en Caracas hubo también un duende, según Caupolicán Ovalles: “Por las orillas del Guaire vive una mujer a quien persigue un duende. El duende la insulta y le echa pica-pica en la cama. Cuando está lavando la mujer la regaña porque extiende las camisas en cruz, por lo que la tal mujer cree que el duende es el diablo” (Ovalles, C., p 65).

Tomado del libro “El Diablo en Venezuela” de Rafael Strauss K. Fundación Bigott. Primera edición, 2004.





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