En general, el duende es
una suerte de ser elemental que teniendo existencia de tipo astral aspira a la
condición humana. Para entender sus características originarias se ha dicho que
son como el líquido, que adoptan la forma del recipiente que los contiene. Su
deseo de humanización los hace seres intranquilos, que mortifican a los seres
humanos, a quienes envidian su condición…Son seres traviesos y suelen escoger
una casa habitada por seres humanos para molestar, cambiando de lugar las
cosas, por la noche, y apareciéndose fugazmente, por lo general a uno de los
moradores. Esta forma de hacerse presentes ha hecho dudar si se los considera
realmente diablos, pues hay la tendencia a creer que los duendes son seres
juguetones y no malignos. También hay la postura de que los duendes son, en
definitiva, seres que por sus aspiraciones son demoníacos. “El duende es un ser invisible pequeñito, le
contaba a Luis Arturo Domínguez, de Falcón, Ignacio Zárraga, de Cabure. Un
duende se enamoró locamente de una muchacha muy bonita que se llamaba Machú. El
enano le hacía los amores sin que ella lo pudiera ver. Ella se daba cuenta de
la presencia del enamorado porque sentía que alguien la besaba, la acariciaba y
la sobaba. A Machú le daban ataques, y muchas veces se privaba. Por fin,
después de haberlo pensado mucho, los padres de la chica decidieron mudarse
lejos de aquel lugar, y para el caso, al peso de la media noche empezaron la
mudanza. Pero cuando por el camino iban los que se mudaban, la vieja, madre de
Machú, dirigiéndose a su marido, le dice_ ¡Ah mundo Felipe, la esterita se me
olvidó!...Grande fue la sorpresa de aquella gente, cuando en la oscuridad de la
noche oyeron la voz del duende que les decía: -No se apuren mucho, que la
esterita aquí la llevo yo” (Erminy Arismendi, S. p 232, nota 1).
Típico perfil de la
caracterización de un duende, en este caso en cuestiones de sexo y decidido a
estar para siempre con la escogida…Perfil sexual tiene también la comparsa de
los duendes que dicen habitaba en una vieja casa ubicada en el camino que sale
hacia Tunapuy, en el distrito Benítez, estado Sucre. El relato omite el
apellido de la familia que allí vivía, pero es parte de la leyenda que el dueño
de la casa la abandonó por el invisible pero sentido acoso sexual del que era
víctima su hija, según ella misma le confesó a su padre…
Y un juramento de amor
eterno enmarca una leyenda de Aragua de Barcelona. Teresa de García tuvo un
pretendiente que hizo lo imposible por conquistar su amor, hasta que en un
arrebato de desesperación por la ya
eternizada negativa, el muchacho le juró perseguirla eternamente que ni siquiera la muerte lo haría
desistir…Antes de irse le estampó a la amada un sonoro e inesperado beso en la
mano. Meses después, Teresa y un galán se enamoraban y hechos los preparativos
para la boda, durante la fiesta de compromiso un perro negro entró y dio al
traste con la mesa de comidas y al poco tiempo se supo que el muchacho del
juramento había fallecido…Cuenta el relato que la noche del matrimonio los
comensales piedras en la comida y la novia, cada vez que su marido se le
acercaba, sentía caricias que no parecían las suyas. Entendiéndose esta suerte
de entuerto como cosas del diablo, se recurrió a estrategias de exorcismos: se
asperjó la casa con agua bendita y no hubo rincón que no recibiera las aguas
sagradas ni las gracias de la oración, pues todas aseguraban que las caricias
invisibles e interpuestas eran cosas de duendes…Nada sirvió, en todo caso, pues
el duende acarició a Teresa hasta su muerte , pero es probable que aún lo esté
haciendo, un muchacho que por amor decidió renunciar a su condición humana y
convertirse en duende ( Erminy Arismendi, S., pp 234-235).
La tradición en Venezuela
contempla, además, un tipo de duende que parece moverse entre la invisibilidad
y la corporeidad, según sea lo que pretenda hacer, característica esa que
parece tener el llamado duende de Bujía, un campo cercano a San Jacinto, en
Valera, estado Trujillo, que a pesar de haber sido exorcizado por el mismo
obispo continuó lanzándole piedras y tierra y mojándolos, a los moradores del
lugar. La gente de Baragua, Lara, cuando suponen que los molestos ruidos que
escuchan son sobrenaturales, suelen decirle: “Si es duende, que arrojen flores”
y casi de inmediato el sitio donde se produce el encuentro se llena de pétalos.
El duende de Boro Viejo, también en Lara, luce menos complaciente, pues si
alguien se pelea o se baña en el manantial de San Francisco, cuyas aguas se
dice que cuida, hay que aplacarlo prometiendo en voz alta mejor conducta, sólo
que una vez, según cuentan, estaba tan molesto que secó la fuente de agua, tan
importante para la plantación…Entonces, “fue necesario que un brujo de Curiragua [Lara] fuese a aplacarlo
con ensalmes y bebidas espirituosas”, lo que originó que durante un tiempo al
duende se le hiciera un velorio anual y le pusieran una mesa con comida después
de cantar una Salve ante el manantial (Erminy Arismendi, S., p.236).
Y es que Lara se cree que
en todas las fuentes de agua vive por lo menos un duende, como en los Andes y
en otras partes del país se dice que son los Encantos.
En Curiragua, los duendes
que salen son, en esencia, niños cubiertos con grandes sombreros, cuya
costumbre principal es perseguir muchachas. La memoria del pueblo guarda la
historia de que una vez persiguieron tanto a una joven que ésta cayó al suelo,
cansada y babeada…Sus padres, para protegerla, le prendieron un escapulario con
la imagen del Corazón de Jesús, por dentro de la blusa, y dicen que la parvada
de duendes comenzó entonces a lanzarle peloticas de barro, en clara señal de
venganza, hasta que pudo más la fuerza del escapulario…Los duendes de Aguadita,
Lara, son, en cambio, más benignos, pues se van turnando para vender empanadas
debajo de una ceiba…, pero cuando salen de debajo de la fronda de un cotoperiz,
o cotopriz, son menos buenos…
En algunos casos la
madrina es suficiente protección cuando la víctima del duende es un niño…Cuando
es así, los duendes los engañan trastocándoles el juguete – un carrito de
madera cambia de colores, un caballito de San Juan se mueve solo y toma agua…-
lo que hace al juego más divertido para
el infante…Se dice que basta con que la madrina se presente para que el duende
“no termine de llevárselo”.
En la quebrada de Agua
Blanca, cerca de Santa Rita, Táchira, existe la leyenda de un duende, que al
parecer es bueno, que una vez se vinculó con un niño, que enloqueció…Y le
dicen, en efecto, El Loco Pablo…Se cuenta que siendo niño fue raptado por otro
niño de su edad, rubio y de ojos azules, quien lo mantuvo secuestrado por
varias semanas, aunque Pablito estaba seguro, y así lo repetía, de que habían
sido sólo tres horas (Robles de Mora, versión electrónica). También al Táchira,
en Pericos, un sitio ubicado al oeste de San Cristóbal, corresponde el relato de
un duende que es bueno en sus primeras apariciones a la misma persona, pero que
después se torna malévolo…Eso ocurrió con el caballo que sentían Rosa y
Marisela, hasta que un día el asustador se hizo visible y mientras se perdía en
la espesura del bosque “los árboles empezaron a moverse como locos, levantaron
las ramas como si fueran brazos gigantescos, y de lo más profundo salían unos
chillidos espantosos” (Robles de Mora, versión electrónica). Y hubo una ocasión
en que Marisela sintió que la agarraban unas manos peludas. Marisela, pues, fue
escogida por el duende para llevársela y en los pocos momentos de cordura que
tenía gritaba desesperadamente… “Es él, es él, viene a buscarme”…Y dicen en
Pericos, que Marisela fue perdiendo la razón…
Una tipología, pues, que
asume para el duende venezolano diversas formas y otras tantas actuaciones,
siempre dependiendo de las características culturales locales…Igual que en todo
el mundo. Los rasgos que predominan en su estatura (enanos o “pequeños”), son
traviesos, molestosos, asustadores; son invisibles, pero cuando se les ve
portan grandes sombreros que impide que se les vea las caras…Por este motivo,
no se les conocen a nuestros duendes otras características, excepto en Mérida y
buena parte de los Andes, donde la tradición asegura que son niños rubios y
hasta angelicales…
Acerca de la parte
diabólica del duende, es algo que por sus características seguramente no podrá
establecerse con mucha facilidad…Pudiéramos decir, como para muchas otras
manifestaciones sobrenaturales, que dependen bastante de la naturaleza de quien
vive la experiencia, la cuenta o de quien la cuenta como parte de la tradición
oral de un colectivo…Santos Erminy Arismendi informa de un caso que podría dar
luces en esta materia…Es el siguiente: “según nos cuenta Juan Valera, en el
Convento de Capuchinos de la Villa, allá por el año 1672, refería a su señoría el
reverendo Padre Fray Antonio de Fuentes, el Padre Guardián, Fray Domingo, el
caso de la señora doña Eulalia de Robledal, a quien considera “posesa y obsesa”,
y cuyos espíritus malignos no había podido echar, a pesar de su gran imperio
sobre éstos, por ser demasiado ladinos y marrajos, haciéndose sordos a sus
conjuros […], y de lo cual disintió su señoría, asegurando que la dama no hablaba
jamás en latín ni en ningún otro idioma que no fuera el suyo, que no se
encontraba ni pálida ni ojerosa, sino fresca como una rosa, y el que anduviera
melancólica y retraída y tuviera por las noches y a solas en su retirada
estancia coloquios misteriosos con seres
invisibles, no probaba que estuviese endemoniada, ya que los demonios no son
tan benignos, añadiendo: “Ergo no es demonio sino duende”…(Erminy Arismendi,
S., pp 233-234).
Y en Caracas hubo también
un duende, según Caupolicán Ovalles: “Por las orillas del Guaire vive una mujer
a quien persigue un duende. El duende la insulta y le echa pica-pica en la
cama. Cuando está lavando la mujer la regaña porque extiende las camisas en
cruz, por lo que la tal mujer cree que el duende es el diablo” (Ovalles, C., p
65).
Tomado
del libro “El Diablo en Venezuela” de Rafael Strauss K. Fundación Bigott.
Primera edición, 2004.
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