Las 7 Brujas que
causaban pavor cerca del Antiguo Cementerio de “Los Hijos de Dios”.
Como bien se sabe, la vieja y colonial
ciudad de Santiago de León de Caracas, estuvo mecida durante muchísimos
tiempos, con el deleitante andar de sus maravillosas e insólitas leyendas. En lugares
distintos de la avileña ciudad, el tinte melancólico de sus tardes, o la
espesura profunda de sus noches, daban pie, para la creación delas más
fantásticas historietas tanto de aparecidos, como todo lo que se relacionara
con la hechicería, y asuntos que de una forma u otra, se relacionaban con esos
oficios.
Pero ha de saberse con toda puntualidad, que las cosas referentes a
misterios, o que estuvieran relaciones con ellas, tenían sus lugares propios y
sus sacerdotes y practicantes de gran popularidad y servicio, hasta el punto de
que nadie por escéptico que fuera o se la echara, fuera capaz ni por un
momento, de dudar de las excelencias y lis muchos beneficios que en semejantes
ocasiones recibía la ciudad y sus asombrados habitantes que por entonces no eran
pocos.
Y así dormía la ciudad caraqueña, entre
extrañas sorpresas producidas por ese tal ambiente, y los rezos que se elevaban
al cielo, para cumplir formalmente con Dios. Y uno de los lugares a los que hemos hecho referencia, estaba en la
cercanía del Cementerio de los llamados hijos de Dios, por ser un lugar de
continuos rezos y lleno de cruces; lugar imposible de que allí entrara Satanás
a buscar almas para llevárselas a sus dominios infernales. Allí donde
justamente aseguraban las crónicas, que
nuestro famoso periodista y escritor, Juan Vicente González, le gustaba
visitar.
Y fue allí, donde se dice que tan insigne
vate, exclamó en una de sus muchas visitas, las siguientes frases: ¡Oh
lugar dichoso, lejos del mundanal ruido de los vivos yo te saludo! Paz y
sosiego haya aquí para la hora en que el cielo quiera que vengan mis huesos a descansar
entre los muchos amigos que ya me precedieron. Más tarde y con profundo
respeto, pregunta el mismo Juan Vicente González en su revista literaria: ¿Conqué
haya en Venezuela honor y respeto por los que no son? ¿Conqué si la vida es
afanada y dolorosa, haya por lo menos tumbas donde descansar?
Pues bien el cercano lugar del Cementerio
de “Los Hijos de Dios”, estaba como quien dice
preñado de estremecedoras leyendas, pues allí como hemos ya apuntado, ya
la decir de infinidad de personas, vivían las 7 brujas que causaban pavor a los
habitantes caraqueños. Verdad es que con todo cuanto de particular se refería
la gente que acostumbraba relatar en sus noches de descanso espeluznantes cuentos
de aparecidos o de almas en pena que recorrían a la media noche las solitarias
y tenebrosas calles caraqueñas, no todo era creído, y muchas veces expuestos a
toda clase de burlas, y de afirmativas negaciones por los que les gustaba
llevarle la contraria a sus semejantes.
Pero nuestro caso era distinto. Las siete mujeres
que se hacían pasar o eran en realidad brujas, existían de carne y hueso y a
muchos caraqueños les constaba que existían y, no eran simples invenciones
cuanto ellas realizaban. Pero las más conocidas por sus nombres de pila, eran
las principales de ellas: Agustina, Micaela, Bárbara y Rafaela. Ambas ejercían
la brujería, y sin temor de ser
interrumpidas en sus oficios , ya para esa época la Santa Inquisición, no
ejercía sus poderes sobre estas tierras, por lo tanto, todo se les hacía más fácil
para hacer y deshacer con los que acudían a ellas en busca de mejoría personal,
o de algún caso amoroso, que era en cierto modo, lo más buscado por los
amantes, hombres y mujeres ansiosos de lograr el amor de sus corazones. Por tal
motivo, muchas personas aseguraban con la mayor simplicidad del mundo, que era el
mayor bien que podía tener la ciudad.
…
Tomado del libro: “Santiago de León de Caracas en
sus Leyendas Históricas” Luis Beltrán Reyes. Editorial “El Pastoreño”.
C.A. Caracas 1993.
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