Ánima de Gregorio
Rivera.
Gregorio Rivera
era un rico hacendado merideño del siglo XIX. Segú la leyenda, los celos lo
llevaron a matar a su mujer, que se había refugiado en un convento huyendo de
él. Gregorio logró entrar en el recinto, asesinó a su esposa e hirió gravemente
a una de las monjas que la protegía. Logró escapar, pero al llegar a su casa ya
estaba profundamente arrepentido de su crimen. Sollozando, imploraba perdón.
Aquella
noche, el espíritu de la esposa muerta apareció ante él y le reveló que se la
había dado permiso para otorgarle el perdón que tanto ansiaba. Pero la
condición era que debía ayudar a todos sus semejantes hasta que llegar el día
del Juicio Final. Gregorio murió al amanecer, sin causa aparente. Desde entonces
la gente de Mérida y sus alrededores comenzó a verlo aparecer en momentos de
peligro, ayudando y socorriendo a los necesitados.
Ánima Sola.
Hay muchas
leyendas sobre este personaje tan popular. Una de las más conocidas refiere a
que se trataba de un soldado patriota, un centinela de avanzada, que sin
ninguna compañía cruzó corriendo una gran distancia para alertar a sus
compañeros sobre la cercanía de sus enemigos. Fue muerto poco antes de llegar a
su destino, pero el ruido del disparo logró lo que le soldado buscaba: las
tropas patriotas se replegaron estratégicamente
y se prepararon para la lucha en mejores condiciones.
Dicen que el
alma de aquel heroico joven avisa a las personas de cualquier problema y salva
de dificultades a sus devotos, si se le
reza y se le enciende una vela todas las semanas. Cuando alguien camina de un
lado a otro, sin detenerse, se dice que anda “como el Ánima Sola”.
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