Querido César, te escribo para decirte que estoy muy feliz y orgullosa de
que te hayan llevado al Panteón Nacional; hoy cuando veo por televisión tu Acto
de Inhumación con tanta gente importante, me siento henchida de emoción y un
poco triste también porque no me invitaron, ¿por qué no me invitaron? ¿Hice
algo malo? Hoy 10 de mayo de 2016, vi al Presidente de Venezuela, emocionada vi
al Ministro de cultura, estaba tu hija y también tus segundos hijos, el Movimiento
de Teatro César Rengifo. Los ojos se me llenan de lágrimas. Al fin reconocen tu
importancia en el campo del teatro. Desde mi lugar de siempre en la esquina del
cuño cerquita de tu ahora lugar de descanso eterno pienso en aquel año en que
me dieron tu nombre como epónimo, abrí las puertas a tantas muchachas y
muchachos para darles clases, por cierto, con los programas de estudios que me
diseñaste. ¿Te digo un secreto? Últimamente me he sentido un poco enferma. No
he tenido personas que me quieran. No hay nadie que me quiera dirigir a puerto
seguro. Me siento usada. Pero no creas que he dejado mis enseñanzas a tantos
jóvenes que, actualmente, son personas que logran llevar el teatro venezolano
hacia adelante y con la cabeza en alto. ¿Por qué no me invitaron? Si es que no
me quieren, me hubiera sentado en una esquinita sin hacer ruido. Sólo quería
estar allí para aplaudirte o suspirar por este tan grande honor. ¡Ummm! ¡Qué
orgullosa me siento de llevar tu nombre! Yo no te uso. Yo te llevo en mis
paredes, salones, estudiantes y, sobre todo, en las clases diarias, en las
cuales les transmitimos a nuestros alumnos tu legado, tu amor por la Patria de
Bolívar y, a veces, lo hacemos con pocas cosas porque me han olvidado,
pareciera que quisieran más a tus nuevos hijos que a mí, aunque creo que
también son valiosos. A mí que llevo años junto con los docentes enseñando el
difícil arte del teatro y el más difícil arte que es la ética y tu ideología,
querido César. ¿Por qué no me invitaron? No siento rencor, si no tristeza
porque en Venezuela se olvidan de su pasado; los líderes de la cultura se
olvidan del pasado y sólo dan cobijo a lo que ellos creen es novedoso. Quería
ir al Panteón Nacional para ofrendarte mi amor eterno. Discúlpame, pero no me
invitaron.
Con mucho amor para ti, la eterna,
Escuela Nacional de Artes Escénicas César Rengifo.
Escrito por : Bruno Mateo (egresado de la Escuela Nacional de Artes Escénicas César Rengifo y ahora Docente de la misma Institución)
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