Foto Alexandra Blanca. Cortesía de El Nacional |
Por Bruno Mateo
@bruno_mateo@avencrit
Cuando
se escucha hablar de la cultura estadounidense, por lo general, nos remitimos a un espacio regido,
exclusivamente, al consumismo desmedido por el Capitalismo y a objetos culturales ligados a la
tecnología alejada de una conciencia social, pero hay otra realidad, poco
divulgada entre el común del colectivo, la cual está consciente de la
problemática que implica la misma existencia humana; una buena oportunidad de
descubrir esa otra faceta de la cultura del país del Norte de América es acercarse a La Caja de fósforos en Bello Monte en donde se propusieron realizar el Festival de teatro contemporáneo
estadunidense desde el 12 de julio al 12 de octubre de 2014 con un total de ocho
espectáculos y tres conversatorios, entre sus montajes se encuentra Buena
gente (15 de agosto-14 de septiembre) de David Lindsay-Abaire autor del
drama Conejo Hole, lo que le valió el Premio Pulitzer en 2007, dirigido por
Diana Volpe con las actuaciones de Carolina Leandro (Margaret), Jonathan Mora
(Stevie), Eulalia Siso (Jean), Haydée Faverola (Dottie); Carlos Abbatemarco
(Mike) y Rosalía Blanco (Kate); diseño escenográfico de Rafael Sequera ;
iluminación de Gerónimo Reyes y diseño
de vestuario Raquel Ríos.
Un texto
mordaz muy bien estructurado que nos conduce a la radiografía de unos
personajes que dentro de su escala de valores poseen una moral regida por la
satisfacción de sus interés personales
edulcorados con una pátina de “buena gente”. Diálogos ágiles, precisos que van
deshojando las capas del drama hasta llegar al corazón del drama. Es una
historia marcada por el destino materialista del ser humano.
En
cuanto a la puesta en escena; se puede decir que Volpe supo resolver en el
espacio reducido de la sala toda la dinámica de la obra; al principio, lo
churrigueresco de la escenografía, una marca distintiva en el estilo de Sequera,
choca en la visión panorámica del lugar, sin embargo, nos percatamos, durante
el desarrollo del montaje, que los elementos escenográficos son funcionales. No
hubo exceso de traslados de personajes, más bien es un montaje basado en lo
textual cuya acción lo da, precisamente, la palabra.
Las
interpretaciones de los personajes fue acertada, pienso que desde el mismo momento
del “casting” de los actores, el cual encaja con la construcción ficcional del
personaje; debo hacer una mención especial a la actriz Eulalia Siso quien
atrapa al espectador desde el mismo
momento de su aparición; es un personaje brillante dentro de aquella comedia
sarcástica de aquellos seres; la modulación de la voz nos permite acompasarnos
con los distintos tonos de la dinámica dialógica.
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