Por
Bruno Mateo
@bruno_mateo@avencrit
“Para
esta técnica que no produce
imágenes,
sino apariencias, ¿no sería
correcto
el nombre de técnica
simulativa?”
(Platón, Sofista, 236c 2-5)
Aparentar
lo que no se es; ver aquello que es mentira y te lo hacen ver como verdad,
crear apariencias simulando una realidad, he aquí la premisa de “Las mujeres
sabias” (Les
Femmes Savantes, en francés) de Moliere y que el montaje que hace Costa Palamides para el Grupo de teatro Arteú de
esta obra del 1672 en el Teatro César Rengifo de Petare, Caracas, lo enfatiza aún más con el travestismo en
escena. Esta puesta en escena ambientada en un recinto universitario, y que por los elementos escenográficos al
estilo de las famosas nubes de Calder del Aula magna de la Ucv y de otras
marcas lingüísticas, nos damos cuenta de que, efectivamente, se trata de “la
casa que vence las sombras” aunque la sátira se puede extender a otras
academias universitarias. Considero que fue un muy buen acierto usar actores
para interpretar a los personajes femeninos aparte de las buenas actuaciones de
éstos ya que permite acentuar la premisa del autor.
Empecemos
pues por los actores: Ludwing Pineda (Trissotín), Costa Palamides (Crísalo), Oscar
Salomón (Martina), Germán Manrique (Filaminta), Domingo Balducci (Belisa), José
Gregorio Martínez (Clitandro/Dra. Vadius. Originalmente es un varón), Carlos
Maza (Armanda) y Jonell Páez (Enriqueta) convencen en sus trabajos actorales en
cuanto a la (re)creación de cada uno de sus caracteres, cabe destacar a Domingo Balducci, que en
comparación con otros personajes de otras puestas en escena distintas en donde lo
he visto, puedo asegurar que logra una transformación impecable, así mismo Germán
Manrique nos arranca una sonrisa permanente por su atinada Filaminta, mujer ridícula
e hipócrita, Carlos Maza logra a una joven malcriada y recelosa, una “pichona”
de mujer sabionda cuya interrelación con José Gregorio Martínez como Clitandro,
amante de su hermana, nos conecta inmediatamente, por su parte, Martínez vuelve
a acertar en este personaje, al igual que en su último trabajo para el Teatro
San Martín de Caracas, también Ludwing Pineda quien viene de ganar el premio
municipal de teatro 2013 como “Mejor actor secundario” consigue una performance
poderosa con su afectado, prepotente e ingenioso Trissotín y, por supuesto la
grotesca, pero encantadora Martina interpretada por Oscar Salomón que es quien
nos conecta con la realidad y nos aleja de la superflua vida de estas mujeres “sabias”.
La
puesta en escena de Palamides es
interesante porque nos conduce a la prístina finalidad de la comedia;
relacionar la realidad circunstancial e histórica con el teatro, es decir,
satirizar la realidad que se vive al instante de representar el montaje. Todos
los demás elementos del montaje como el vestuario ecléctico, la iluminación, la
musicalización, maquillaje y peluquería apostaron a ganar y les puedo decir que
ganaron.
Creo,
y esto es personal, que Jean Baptiste Poquelin Moliere se hubiera reído tanto
como lo hicimos nosotros al ver esta lectura de su pieza en escena.
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