martes, 1 de octubre de 2013

Inolvidable


Por Bruno Mateo
@bruno_mateo


El domingo 29 de septiembre  del 2013 desde las  6 pm a 7.30 pm el nutrido público de la sala de conciertos de la Unearte que estábamos viendo el unipersonal de Carlos Márquez, dirigido por Ibrahim Guerra y escrito por José Gabriel Núñez sentimos una profunda admiración, no sólo por el actor de 87 años de edad en el escenario oriundo de un pueblo del  Estado Sucre, sino por el maravilloso arte del teatro.

Carlos Márquez entre un discurso anecdotario de su propia vida y de personajes inmortales de autores universales como Calderón de La Barca, William Shakesperare, nos va introduciendo en una realidad alterna y paralela a la vida estandarizada de una sociedad. Es interesante la manera de exponerse al  público cómo se crea un texto, el proceso de la diégesis de una pieza teatral. Recomendable, especialmente, para estudiantes de teatro que piensan que los autores nacen consagrados y que las creaciones dramáticas son producto únicamente de una extraña Musa del imaginario literario o de un famoso subconsciente freudiano útil para cualquier cosa inexplicable del comportamiento humano.

En Inolvidable, nombre del monólogo, la puesta en escena, la ambientación con el pianista en vivo nos remitió  a un pasado de la historia muy poco contada fuera de los predios educativos teatrales (si acaso lo hacen); la historia del grupo Los Caobos, ubicado en la Torre Polar de Plaza Venezuela, creado por Carlos Márquez y Juana Sujo por allá en la Caracas de los años 50´s, época en que llegaron Horacio Peterson, Jesús Gómez Obregón, Alberto de Paz y Mateos. Momento histórico en el que el  teatro venezolano se abre a una nueva modernidad cuando autores nacionales como César Rengifo, el llamado Padre del Teatro moderno en Venezuela, irrumpen en la escena y abren distintas formas estéticas y dramáticas cónsonas con el teatro universal.

 Desde mi humilde posición, les grito: ¡Bravo! A personas como el Señor Carlos Márquez quien ha recorrido tantos escenarios llevando diversión, reflexión, emoción, o sea, llevando teatro, cine y televisión durante tanto tiempo, pero lo más loable de todo, lo ha hecho con mucha humildad.

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