domingo, 24 de julio de 2011

Desde mi butaca: Una mantuana en la esquina de Cipreses


Obra: Joaquina Sánchez.
Autor: César Rengifo (1915/1980)
Director general: Ibrahim guerra
Lugar: Teatro Nacional (esquina de Cipreses, av. Lecuna, Caracas)
Fecha: 23 de julio de 2011.
Hora: 6 pm.

Una mantuana en la esquina de Cipreses.
por Bruno Mateo


El espectáculo dirigido por el reconocido director de teatro y televisión Ibrahim Guerra a propósito de la reinauguración del abandonado Teatro Nacional en la esquina de Cipreses del pleno centro de Caracas con base en el texto teatral histórico “Joaquina Sánchez” del venezolano César Rengifo (1915/1980) fue un verdadero deleite, el dispositivo escénico utilizado como escenografía impacta desde el primer momento. Dos sendas escaleras que se unen en un rellano plano a unos cuantos metros del suelo. La iluminación un poco expresionista con matices de rojos, azules pálidos obsequia al montaje una atmósfera que atrapa. Los cambios de vestuarios del personaje de Joaquina (lamento que no hayan podido repartir volantes) dan un verdadero aire de mujer mantuana del siglo XVIII en la Capitanía General de Venezuela; digo que lamento no saber el nombre de los actores porque algunos de ellos, como la actriz que hizo de Joaquina estuvo muy acertada, como el Comendador (Alcalde de Macuto), el pregonero, excelente voz, los actores morenos que personificaron a los esclavos atinados en sus papeles, en fin en líneas generales me convencieron. Cabe una mención especial el actor Alejandro Corona que dio un toque humorístico a tan terrible drama. En cuanto a la dirección de Ibrahim Guerra puedo decir que, nuevamente, atinó, como lo hizo con aquel Marat Sade (Premio Municipal de Teatro 2009) de Unearte en la sala Rajatabla, certeramente. Toda la puesta en escena, incluyendo el desplazamiento actoral era estrictamente marcado lo que hace que el montaje sea impecable. Siempre he dicho, como investigador de la obra de Rengifo, que los textos de este autor necesitan de un buen director de escena para insuflarle esa chispa viva en los personajes para que realmente vivan en la ficción del escenario. Los personajes rengifianos son arquetipos, símbolos y como tales se comportan. En este trabajo de Guerra me entusiasmó el hecho de trabajar con contradicciones entre la aridez del texto y la vivacidad de la puesta.

Para mí, desde mi butaca puedo decir que este montaje dio una dimensión de grandeza a la obra maravillosa de Rengifo y que fue una excelente manera de comenzar la programación del Teatro Nacional.

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