La zarzuela y la ópera fueron siempre espectáculos preferidos de los caraqueños. Las representaciones teatrales llamadas "comedias", auto sacramentales, nacimientos y jerusalenes figuraban entre las diversiones caraqueñas aún antes de 1600 que es la fecha que hoy se acepta como DÍA NACIONAL DEL TEATRO. Para mediados del siglo XVIII esas representaciones se efectuaban con frecuencia en la Plaza Mayor y sus alrededores. Sabemos que en 1784 abre sus puertas el Teatro de El Conde del cual nos hablan en sus crónicas viajeros insignes como Humboldt y Depons. Allí en 1804 se representó la primera comedia escrita por un autor criollo muy bien conocido: Venezuela Consolada de Don Andrés Bello. Este teatro tenía capacidad para unas mil quinientas personas, lo que no deja de asombrar si observamos que para entonces Caracas apenas contaba con 42.000 habitantes. De la calidad de aquellas representaciones y de los actores aficionados que en ellas formaban, nos dan cuenta triste los cronistas de la época. Pero lo cierto es que en ellas encontraban los caraqueños una fuente de esparcimiento que con el tiempo habría de reproducirse, sin ganar mucho en consistencia, hasta la misma época guzmancista, en la que como ya dijimos los jerusalenes y las comedias insulsas, junto a los toros, los gallos, las coleadas y las carreras de cintas seguirían siendo pasatiempos obligado de la población toda, sin distinciones de clases sociales.
Tomado de: FEO CALCAÑO, Guillermo: Teatro Municipal 1881-1981. Fundarte. Caracas, 1981. Pág. 29
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