La lengua es un sistema linguístico que recoge los saberes de una cultura . El habla es consecuencia de la dinámica social de una comunidad puntual. La lengua y el habla están intrínsecamente unidas. Es un proceso de hermafroditismo simbólico y de signos. Caracas, por supuesto no escapa de esa realidad. El lenguaje venezolano es propio, resulta de un sistema que proviene de Castilla, el cual se aclimató y se enraizó en esta geografía. Nuestro sistema se amalgamó con una cultura prexistente a la hispanidad, como lo fue la indoamericana, luego vinieron los esclavos africanos de etnias específicas como por ejemplo la de los luangos y aportaron sus códigos linguísticos, por ende nosotros hablamos español de Venezuela. El habla de una zona específica, en esta caso el habla caraqueña es propia. El habla se determina por un momento y un espacio determinados, por lo tanto no es justo, más bien es un poco cursi decir con holgura academicista que en ciertas regiones del país se habla mejor que en otros lugares. Eso es caer en determinismos y autoritarismos intelectuales. La norma la crea la Real Academia Española, nos guste o no, no obstante, el habla lo configuran los hablantes.
Las normas linguísticas diseñan el sistema de comunicación de las personas, por ello, se habla de comunidades linguísticas. Nosotros los venezolanos pertenecemos a la comunidad hispánica, sea por la razón que fuera, por imposición de un proceso de colonización de la cultura española o por una obligada acomodación de cambios sociales. Los "sifrinos"(años 1980) caraqueños hablamos caraqueño. Los andinos hablan andino. Los guaros (larenses hablan larenses). Los maracuchos (perdonen la coloquización de su gentilicio) hablan maracucho. Y así cada comunidad en el territorio nacional se comunican a través de un habla puntual. No obstante, todos los hablantes del español nos logramos entender porque poseemos un engranaje sígnico normativo, es decir, hablamos la lengua hispánica con características variantes.
En Caracas, el habla se ha ido modificando paulatinamente, hay partidarios que esgrimen el argumento de que nuestra forma de hablar se ha vulgarizado, tal vez , es verdad. En ello contribuyen mucho los medios de comunicación, basta con leer, verbigracia los titulares de ÚLTIMAS NOTICIAS para percatarnos de la utilización de términos que se alejan de la Norma linguística. Hay otros que no juzgamos a los hablantes por el mal empleo de la lengua. Lo que no me parece justo es que se obvien los errores linguísticos y se dejen colar. La dinámica de los signos de comunicación se van modificando como se transforman los valores del imaginario urbano. La Lengua y el habla no se pueden separar como dos elementos disgregados.
viernes, 17 de agosto de 2007
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