jueves, 28 de febrero de 2013

El acompañante

Maria Teresa Haiek/Domingo Balducci

Por Bruno Mateo

 
El 6 de noviembre fallece Isaac Chocrón, uno de los dramaturgos de las llamada “vacas sagradas” del teatro venezolano dejando entre los venezolanos obras que nos hablan de microcosmos particulares tales como La revolución  (1971), La máxima felicidad (1975), Los navegaos (2006) y El acompañante (1978), ésta última dentro del II Festival de teatro organizado por Fundarte, producción de AMARCORTeatro en manos de Israel Blanco  con las actuaciones de María Teresa Haiek y Domingo Balducci y dirección de Daniel Mago, la cual se llevó a  cabo en la Sala Doris Wells. Casa del artista. Los días 26 y 27  de febrero de 2013

Del texto de “El acompañante” puedo decir que es un fascinante juego en donde Chocrón nos enseña la manera como escribe su propio texto, es lo que se llama en el lenguaje, función metalingüística, los personajes de Estela Ramírez y José Lara son epítomes de la dramaturgia “Chocroniana”, personajes cuyas vidas no son lo que aparentan, esconden las miserias de su existencia. Los diálogos almibarados de Estela ocultan, como sus vestidos, pelucas, pestañas y tetas postizas la cruel soledad de ella; al igual que  detrás de la  aparente castidad de José hay un monstruo que quiere morir para escapar de su propia realidad. En esa casa oscura con aire acondicionado central en Maracaibo pasa algo deliciosamente sórdido.
Los actores entran en contacto inmediatamente con el texto,  su manera de hablar nos hace olvidar que estamos viendo teatro. Pareciera que viéramos a través de un huequito de la pared lo que sucede allí adentro, incluso cuando nos hablan directamente para exponer sus circunstancias. Pasan de un estado de ánimo a otro, de una situación dramática a otra de forma sutil, trabajan muy bien con los elementos.  Es recomendable para quienes se forman en actuación. El diálogo de ambos personajes, acompasados por las más famosas arias operáticas y la voz de todos los tiempos María Callas, son extremadamente inteligentes. Denotan algo conciso, pero connotan lo contrario; es por ello que esta pieza requiere de dos actores que sepan leer entre líneas y María Teresa Haiek nos muestra su manejo de la técnica actoral  en esta pieza y Balducci logra en su interpretación imprimirle un lado ambiguo a “Lara” bastante singular. Ambos logran acertadamente sus personajes.

El montaje es una metáfora de la vida sinsentido, dos personajes que esconden algo, dos personajes solos en un mundo que parece no corresponderles. Una realidad que se necesita de un acompañante para vivirla.


@bruno_mateo

 

martes, 26 de febrero de 2013

Séptimo piso nos dio “Una tarde un poco fastidiosa” de Santana.

Por Bruno Mateo

 
El pasado octubre del 2012 fallece el dramaturgo venezolano Rodolfo Santana, que ha escrito obras como “El animador” (1972), “La empresa perdona un momento de locura” (1974) y “Mirando al tendido” (1987) éste último título sirve para darle nombre a una colección de la Editorial de Fundarte. El prolífico  escritor no podía dejar de estar presente  en este II Festival de teatro de Caracas, por ello, la Alcaldía de Libertador a través del Grupo de teatro Séptimo piso monta “Una tarde poco fastidiosa” escrita en el 2011 que junto a “Ocho piezas de teatro Breve” se convierten en sus últimas piezas escritas.

“Una tarde poco fastidiosa” se estrena el sábado 23/02/2013 en el emblemático teatro Nacional bajo la dirección de Dairo Piñeres con los  jóvenes actores Juan Pablo García,  Greison Medina,  Moisés Berroterán  y  las actuaciones de Fedra López y Luis Carlos Boffill. La historia es cruel como lo es la realidad actual de los adolescentes. Santana usa los casos recientes de jóvenes sociópatas de los Estados Unidos para enseñarnos lo descompuesta que está la juventud.
Al entrar en el teatro nos impresiona la dimensión de la escenografía. Una gigantesca silla a la izquierda, una mesa enorme  con una caída en forma de alero a la derecha con un poster de Greta Garbo por detrás. Al fondo, unas escaleras que suben a una recámara que sirve a la vez de pantalla. La iluminación logra las atmósferas que requiere lo grotesco del texto. Lamentablemente, el ritmo se hizo lento y el montaje pesado.
La estética del montaje puede resultar muy atractiva para los que gustan de lo gótico, sin embargo, esto no fue suficiente para elevar el nivel de la pieza, a pesar de que una buena parte del público la  ovacionó  de pie al final. La dirección de Piñeres apela a los signos visuales del cine. El recurso de la grabación con video cámara   resulta interesante.

Puedo concluir diciendo  que el montaje logra estremecernos por lo cruel de la historia y lo impactante de la puesta, pero no del total  las actuaciones, salvo las actuaciones destacables de Fedra López con su personaje de madre dipsómana y Luis Carlos Boffill del pedófilo ex convicto. 

Correo-e:ciudadescrita1@gmail.com

@bruno_mateo

 

lunes, 25 de febrero de 2013

La Princesa caprichosa.


 

Por Bruno Mateo

 La narración oral es un arte ancestral perteneciente a  todas las culturas humanas. Es la acción y efecto de narrar. Es la transmisión directa de historias a través del habla. En la actualidad la comunicación  se relaciona con los medios de comunicación. Vivimos en la Sociedad de la web 2.0 y ese contacto inmediato de la calidez de las palabras contando cuentos ahora se ve intervenido  por las herramientas tecnológicas de la comunicación  como el celular y las computadoras.

A esa narración es a la que apunta “La Princesa caprichosa” de la Compañía experimental teatro ambulante Cometa Cantaura cuyo premisa es la de una princesa malcriada que se antoja de cualquier cosa y  su padre y Corte giran alrededor de sus peticiones un tanto estrafalarias. Todo esto no los cuenta un niño de aproximadamente 9 años a manera de un juglar del medioevo.
El montaje se realizó dentro del II Festival de teatro de Caracas en el Teatro La Colmenita de la av. Andrés Bello el día sábado 24/02/2013 con un aforo repleto y guiados amablemente por el personal de Fundarte y de la Jefatura del Gobierno del Distrito Capital. El trabajo de Cometa usa tres elementos básicos para su ejecución, la narración oral, el teatro y los títeres. Los tres elementos se conjugaron sin ninguna dificultad. Lo que hizo que los pequeños se engancharan con la historia. El ritmo de la pieza es progresivo hasta llegar a buen término. Los actores son creíbles. Aunque la actriz que interpreta la Doncella logra ciertos momentos que sobresalen del conjunto actoral. La manipulación de los títeres fue cuidadosa. Es interesante ver como los grupos de la Provincia usan el elemento del muñeco en sus montajes como una herramienta teatral, realidad ajena a la caraqueña. El niño que interpreta al juglar es desenvuelto. Se nota su buena preparación. En cuanto a la puesta en escena debo decir que hubo un fallo en la iluminación. En reiteradas ocasiones, los títeres actores quedaban en penumbras o la luz se encendía cuando no debía hacerlo. Todo es básico. El espacio vacío de elementos. Se apela al recurso de la persecución, algo que encanta a los niños.

Me detengo en la dramaturgia, yo invito a los grupos de teatro para niños que dejen atrás las historias de Princesas, duendes y dragones y traten de indagar en la imaginería venezolana, es hora de transmitir la identidad nacional a los más pequeños. Les aseguro que encontrarán cuentos tan o más ricos que los del medioevo europeo.

sábado, 23 de febrero de 2013

Se encendió la fiesta en el Festival de teatro de Caracas.


 
Por Bruno Mateo.

La inauguración de esta segunda edición del Festival de teatro de Caracas  organizado por Fundarte, Institución encargada  para la cultura de la Alcaldía Libertador, estuvo a cargo del montaje “El último amante” adaptación del play del norteamericano Neil Simon “The last of the real hot lovers” (1969) un montaje de Lazo Producciones protagonizado por Mimí Lazo y Luis Fernández escenificado en el emblemático Teatro Nacional de la esquina de Cipreses el día viernes 22 de febrero de 2013.
El evento dio inicio con palabras del viceministro para la Economía Cultural del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Humberto González; la jefa de Gobierno del Distrito Capital, Jacqueline Faria, y el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez.

El texto de “El último amante” nos habla acerca de un hombre entrado a los cuarenta, cuya vida ha sido ejemplar: se casa muy joven con la  mujer que sigue siendo su esposa actualmente, posee un restaurante, se levanta todos los días a la misma hora, nunca le ha sido infiel a su mujer, es un hombre moralmente correcto, que un día decide tener una aventura extramarital en casa de su madre. El hombre, intenta fallidamente en tres ocasiones, cometer adulterio. Cada una de las mujeres tiene sus características bien marcadas, la primera, la conoce en el restaurante, es una ninfómana, fumadora, dipsómana, interesada sólo en el placer sexual, la segunda, es una cantante que conoció en la plaza Altamira cabeza hueca  con el síndrome de Peter Pan (se resiste a crecer), consumidora de marihuana y montada, cual quinceañera, en unos patines y la tercera, resulta ser la amiga de su socio comercial, una mujer depresiva que toma antidepresivos para sobrellevar la vida. Es una tipa graciosamente patética. Por último, se percata del error que estuvo a punto de cometer y llama a su esposa para que se convierta en esa amante furtiva y cometan el “adulterio” que siempre deseo hacer.
El FTC escogió a “El último amante” adaptación latinoamericanizada del play de Neil Simon para inaugurarse, una obra que nos hace ecos, no por la historia sino por la premisa, del “Pájaro azul” de Maurice Maeterlinck, la felicidad siempre está en casa.

El montaje de Lazo Producciones enganchó de inmediato en el público. Una Mimí Lazo desbordada en simpatía junto a un versátil Luis Fernández hizo de esta apertura del Festival una verdadera fiesta. El Dios griego Dionisos, atribuido como originario del rito y el teatro apareció en el justo momento cuando se encienden las luces del escenario y la magia de la escena gravitó en ese instante único e irrepetible. Lazo hace alarde de sus recursos gestuales muy característicos de ella para sumergirnos en sus tres personajes (ninfómana, marihuanera y depresiva), en mi opinión, el más logrado fue el de la ninfómana. Por su parte, Luis Fernández es un actor desenfrenado que no le teme a jugar con su cuerpo para tocar esos instantes en el que se conecta con el personaje.

Las butacas del Teatro Nacional, edificación que data desde principios del siglo XX (1904), vuelven a ser depositarias de gente ansiosa por ver realidades posibles, mundos alternativos que el teatro puede recrear. La segunda edición del Festival de teatro de Caracas FTC  viene preñada de múltiples opciones para el disfrute de los caraqueños y con “El último amante” se abre la puerta para entrar en las fiestas dionisiacas que permanecerán abiertas durante dos semanas por toda la ciudad. Nada más hay que revisar la programación para encontrar a las viejas y nuevas generaciones de teatristas  unidas para el quehacer teatral.

 Para más información hay que visitar www.teatroccs.org.ve

 

lunes, 18 de febrero de 2013

Una “carrerita” con Cayito Aponte.


Por Bruno Mateo

 
En la sala experimental del BOD-Corp Banca Centro Cultural, ubicado en La Castellana, Caracas, se presentó el domingo 18 de febrero de 2013 el monólogo escrito por el dramaturgo venezolano  y premio nacional de cultura 2012 Néstor Caballero “Los taxistas tienen su corazoncito” (1998) con el veterano  actor Cayito Aponte con más de cincuenta años en la escena, dirección de Vladimir Vera y producción de vayaalteatro.com en la persona de Jorgita Rodríguez.

Un unipersonal que nos cuenta la historia de Rubén Sarmiento, un taxista de Aragua de Barcelona y su esposa, una joven comunista oriunda de Clarines llamada Milagros. La pieza está ambientada  desde el Golpe militar dado a Isaías Medina Angarita en 1945 pasando por el derrocamiento de Rómulo Gallegos, la Dictadura de Marcos Pérez Jiménez finalizada por un alzamiento cívico-militar en 1958 hasta las persecuciones y violaciones a los derechos humanos  por parte de los recientes  partidos “democráticos” AD y Copei contra los comunistas. Todo comienza cuando Rubén encuentra a su taxi (carro) llamado “Pepón”, personaje que funciona como destinatario de todo la historia, para contarle que su querido amor Milagros, a quien él comparaba con la actriz Claudette Colbert actriz franco-americana de los años treinta, había fallecido por el cáncer como consecuencia  de las torturas infringidas por los cuerpos policiales represivos de la reciente democracia que suponemos fue la Digepol, hija de la Seguridad Nacional (Dictadura Pérez Jiménez).

El señor Cayito Aponte merece todo el respeto porque se lo ha ganado en estas cinco décadas de trabajo en los escenarios y aquí en esta pieza demuestra la razón por la cual el público lo admira. El vigor con que aborda a Rubén Sarmiento es envidiable. El da cátedra de actuación mientras lo vemos desdoblarse. El dispositivo escénico de Vladimir Vera es el ideal de un taller mecánico venezolano. Un toque simpático  lo dan las luces de los faros a modo de ojos del taxi “Pepón. El contenido del discurso dramaturgístico llega en su totalidad a los espectadores. Nos dan una clase de historia contemporánea sin que nos percatemos de que lo es. Es un drama. Un drama muy bien escrito. Con progresión dramática llevado por un hilo central. Vemos  al Sr. Aponte pasearse por distintos estados de ánimo sin saltos chocantes al espectador.

La puesta en escena de Vera se sirve atinadamente de todos los elementos plausibles y emocionales para conducirnos por el camino de la obra. Nos montamos en una “carrerita” de Sarmiento y lo oímos con una atención propia de algo que nos interesa. La dirección se basa en la actuación. El diálogo es el foco de interés. La relación que se logra entre Rubén Sarmiento y “Pepón” es casi un cyborg teatral.

Aún no logro descifrar los nuevos códigos que se está manejando entre el público amante del teatro, pero me atrevo a decir que estamos resemantizando la idea del diálogo. Queremos oír. Queremos comunicarnos y esta producción de Jorgita Rodríguez es un espacio para ello. Logra que el público esté en un carrerita con Cayito Aponte.


 

 

domingo, 17 de febrero de 2013

El pasado no se recupera en “Nosotros que nos quisimos tanto”



Por Bruno Mateo

 
En la terraza del  Ateneo de Caracas, ahora ubicado en Los Caobos, se presentó el monólogo “Nosotros que nos quisimos tanto” de Mariela Romero con la actuación del actor venezolano Gustavo Rodríguez, monólogo que se lleva  a escena, por primera vez, en el año 1998, luego en el 2008 y ahora por dos únicas funciones este montaje de Armando Gota se realizó los días 16 y 17 de febrero de 2013.

Esta es una historia de despecho, Marco Antonio llega a un bar para esperar a su esposa. La espera se hace larga. En el ínterin  de la espera, conversa con el pianista y la cantante es entonces cuando nos damos cuenta de su historia. El hombre abandona a su esposa por una “carajita” de 18 años que conoció al azar  en la Cota mil. Al final de la historia, entre boleros en vivo, interpretados intensamente por la bolerista Gisela Guédez acompañada al piano por Ludwin Salazar conoce por  su esposa, vía telefónica, que salió  la sentencia de divorcio. Ya pasa a ser un hombre divorciado. Es un discurso ligero, a mi parecer, con un lenguaje televisivo, bien llevado, sin pretensiones lingüísticas ni semánticas.
Marco Antonio representa una clase media caraqueña. Tomador de “güisqui”. Su cultura musical no pasa de boleros y mariachis. En su juventud viaja a Europa gracias a la beca Gran Mariscal de Ayacucho lo que implica que su familia está relacionada con la política de la IV República. Como dice él mismo. “coquetea con la izquierda”. Es la historia de un hombre resentido. Se percata de que perdió la felicidad que tuvo con su esposa. Intenta fallidamente regresar el pasado.

El dispositivo escénico, para la terraza del Ateneo, merece ser revisado ya que el actor no se ve cuando se sienta en la mesa. La puesta en escena de Armando Gota es un diálogo entre Marco Antonio, la música incidental y los boleros. El unipersonal es hilado en toda su estructura por el elemento del género musical del bolero. El público, en su mayoría, de la llamada tercera edad responde favorablemente al trabajo escénico. Tal vez, al estilo de las tragedias griegas de la antigüedad, hacen catarsis con lo visto por la identificación inmediata del personaje. Su lenguaje posee unos marcadores lingüísticos propios de una clase social en Caracas que va desde la incredulidad hacia los ideales de cualquier teoría que conlleva al bien social e individual hasta lo pedestre del lenguaje traducido en metáforas obtenidas de la cotidianidad.

El montaje es un unipersonal de un drama cotidiano de un hombre de sesenta años perteneciente a la clase trabajadora venezolana, en este caso profesor universitario,   que se toma  unos “güisquis” a la espera de resarcir los errores del pasado.

lunes, 4 de febrero de 2013

Crítica teatral:Tierra santa, paradoja de dos hermanos.



Tierra santa, paradoja de dos hermanos.

Por Bruno Mateo


Tierra santa” es la nueva pieza teatral del laureado dramaturgo venezolano Elio Palencia, que se presenta en el Teatro César Rengifo de Petare, bajo la dirección de Costa Palamides, las actuaciones de los experimentados Ludwing Pineda y Guillermo Díaz Yuma para conmemorar los cuarenta años del Centro de creación artística Tet, bajo la producción general de Karla Fermín a partir  del 2 de febrero de 2013.

Al entrar en la sala llama la atención la escenografía diseñada por Edwin Erminy la cual nos lleva a  un espacio árido que en combinación con la iluminación diseñada por Víctor Villavicencio me remite metafóricamente a las novelas del mexicano Juan Rulfo (1917-1986). Lugar vacío, tostado, seco. Tierra presta a ser fecundada por la imaginación del ser humano. Dos chinchorros a modo de sonrisas irónicas se dibujan en el espacio que perecen decirnos aquí no hay nada, aquí hay algo.

Un hombre sentado en su chinchorro, Segundo interpretado por Ludwing Pineda mira atento la televisión, ventana mágica, acaso maligna a otra realidad. Una realidad de comiquitas en donde siempre ocurre lo mismo. A su lado, tumbado en el otro chinchorro, otro hombre, Mayor, su hermano, actuado  por Guillermo Díaz Yuma, quien fue abandonado por su esposa y “querida”. Al despertarse comienza la inexorable revisión de sus vidas.  Segundo, el resentido; Mayor, el iluso. Poco a poco se va contando sus historias del pasado, del presente y del nunca llegado futuro. En su devenir aparecen tres adolescentes embarazadas, una tras otra, interpretada por Yazel Parra.

EL montaje es de ritmo lento, sostenido, constante. Poco a poco se va desarrollado la dramaturgia Palenciana que apunta hacia la exploración de la paternidad venezolana y su participación en la fecundación de un mejor vivir. Es de acotar que Palencia, en esta pieza, se aleja de la sexodiversidad como tema central y reflexiona sobre la responsabilidad que tenemos los hombres en labrar nuestro propio destino.

Las actuaciones de Ludwing Pineda y Guillermo Díaz Yuma nos reconfortan con el buen decir, con el gesto preciso, con  aquello magia de ver a un actor en una situación como si fuera otro. Es un deleite ver como estos dos actores nos transportan a esa tierra yerma. Tostada por el sol y la inercia. Ellos se creen lo que hacen. Nosotros nos creemos lo que ellos hacen. Maravillosas actuaciones.

Un caso especial es la joven actriz Yazel Parra que nos encantó con la interpretación de las adolescentes embarazadas. Merece un aplauso por sus impecables elaboraciones de los personajes. Cada uno es diferente de otro. Muy buen trabajo interpretativo.

Tierra Santa” es, por un lado, una denuncia de la indigencia material y mental de algunos seres humanos, pero, por  otro lado, es una metáfora de una tierra bendecida que espera por nosotros para ser preñada de buenas acciones. Mayor, se lo advierte a Segundo, lo importante es ser útil.

Recomiendo ver este montaje desde una perspectiva positiva y ver en  la carencia la oportunidad de convertir ese espacio seco en una “Tierra santa”.

Por favor, aún no.