viernes, 30 de noviembre de 2007

Reseña a La Rebelión en la granja.

La nueva República de los cerdos.

Leer la novela de George Orwell La Rebelión de la Granja, la cual fue terminada en 1943 y “cuya trama sigue fielmente el curso histórico de la Rusia de los Soviets y de sus dos dictadores que sólo puede aplicarse a aquel país”. La novela o fábula aprisiona al lector en una rebelión en donde los animales se apoderan de la granja Manor, su dueño el señor Jones y sus trabajadores humanos fueron expulsados violentamente por los animales alegando que eran explotados. Los animales triunfan en su acción revolucionaria. Luego de esto los de cuatro patas comienzan a ideologizar un nuevo sistema más justo para todos; se plantea un mundo nuevo en donde los animales serían los seres que dominarían a los humanos; el nuevo sistema político y de vida se llama entonces el animalismo. Es impresionante sentir que la fábula se cuela paulatinamente en el lector, o por lo menos en mi como lector, es imposible no lanzar puentes con una realidad política y social de cualquier época y lugar geográfico, en donde una casta que detenta el poder se impone por medio de la fuerza y la violencia o a través de mentiras, falacias y manipulaciones sobre la gran mayoría. Aquí en este libro, los cerdos con un poquito más de inteligencia, logran atrapar a otros animales como el caballo, el burro, las gallinas, las ovejas en su régimen.

La antigüa granja Manor llamada ahora Granja animal, comienza a hacer cambios en la manera de hacerla andar para la producción; los animales, exceptuando a los cerdos quienes son los ideólogos de la Rebelión, trabajan casi todo el día hasta quedar extenuados al final del día y lo peor la comida que les dan los cerdos es muy poca. Ellos quedan con hambre mientras los cerdos se aprovechan del trabajo de los demás, “un ejemplo de que todos somos iguales”, pero cuando los cerdos lo permiten (que nunca lo harán).

La novela nos enseña didácticamente cómo una minoría puede manipular a un grupo y lograr que ésta haga lo que se les antoje; el autor utiliza la fábula para hilvanar su trama; durante el devenir de la historia los animales humanizados nos llevan a un mundo relativamente feliz a un trágico final. Los animales menos inteligentes son sacrificados por los cerdos para la consecución de sus intereses mezquinos. Al final los cerdos se parecerán a los humanos o los humanos siempre nos hemos parecidos a los cerdos.

La Rebelión en la granja es una novela imposible de dejar de leer, es una metaforización de un régimen autoritario y sus características y peor aún deja colar las consecuencias negativas que se produce cuando el poder se encuentra ubicado en pocas manos y sobre todo cuando estas manos son corruptas y con intereses ocultos.

Alexis Antonio Alvarado

lunes, 26 de noviembre de 2007

Concurso de dramaturgia breve

La Casa Nacional de las Letras Andrés Bello a participar a todos los dramaturgos venezolanos o extranjeros residenciados en al país en el Concurso de Dramaturgia Breve. El plazo de admisión cierra el día 1 de diciembre de 2007.

Para mayor información acerca de las bases del concurso comuníquense a los teléfonos: 0212-562 55 84 / 562 73 00

sábado, 24 de noviembre de 2007

Basta de discriminación

Este próximo 1ero. de diciembre se celebra el día y un año más de la lucha contra el VIH-SIDA y aún en el siglo XXI donde la tecnología y las ideologías humanas se han convertidos en realidaes progresistas existen personas ignorantes o malas que discriminan aquellas personas que se ven afectadas por el virus de inmunodeficiencia humana adquirida. ¡Basta! La ignorancia no perdona. Hay que leer las maneras de infeccción del virus, es decir, ¿cómo se transmite? Las personas que padecen de este virus o enfermedad dependiendo de sus sistema inmunológico pueden vivir normalmente, a veces hasta más sano y armónico que aquellas personas seronegativas.

Por favor, yo pido respeto por todos los que viven con el virus y pido paz espiritual por los fallecidos por esta causa. ¡Luchemos por nuestros semejantes! Cero exclusión.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Las momias de Kanoche

Últimas Noticias Domingo 27 de Abril de 2003

VARGAS
PATRIMONIO SÓLO QUEDAN RUINAS DE LA HACIENDA BELLA VISTA Y EL MAUSOLEO DEL MÉDICO ALEMÁNKnoche y sus momias deambulan por El Ávila
Una familia guaireña quiere rescatar la finca para el turismo
JAVIER POLLAK

EXCURSIONES La hacienda tiene una belleza natural poco explorada.RAFAEL MORENO
Maiquetía. Ese hermoso pulmón vegetal que adorna la costa del Litoral Central llamado Ávila, guarda numerosas historias de castillos y científicos poco conocidas para la mayoría, pero con un rico valor patrimonial; entre estas destaca la del médico alemán Gottfried Knoche, nacido en el siglo XIX, que inventó un milagroso líquido embalsamador con el que momificó docenas de cuerpos, incluyendo el propio.

Knoche realizaba sus trabajos de momificación en el laboratorio que instaló en su hacienda, a la que puso por nombre Bella Vista, ubicada en la Vertiente Norte del Ávila, en un sector conocido como el Palmar del Picacho de Galipán.
De esta hacienda, hoy en día, solo quedan las ruinas, como consecuencia del paso del tiempo, el olvido y el frecuente “trabajo” de vándalos y estudiantes de medicina y química que andan tras la “famosa y milagrosa fórmula”, aún desconocida, que permitía momificar los cuerpos sin quitar ni una sola de las vísceras.

Ángel Martínez, escritor local y uno de los directivos de la Fundación Knoche, cuenta que el científico llegó a La Guaira en 1840 para trabajar como médico en el desaparecido Hospital San Juan de Dios que estaba ubicado al lado de la Catedral San Pedro Apóstol.
Retiro científico. Luego de varios años de salvar las vidas de pacientes masculinos -que eran los únicos a lo que se atendía en el citado nosocomio Knoche se retiró a vivir en El Ávila acompañado de un sirviente y una enfermera; allí se dedicó en exclusiva a experimentar hasta crear el líquido milagroso.

Según los testimonios que guarda la Fundación, Knoche mandaba a buscar los cadáveres que no eran retirados de la morgue del hospital; los subía a su hacienda a lomo de burro, y luego experimentaba con su fórmula secreta.
Hizo lo mismo con familiares y amigos; incluso, consigo mismo, pues dejó la cantidad de líquido necesario para que su ama de llaves, Amalia Weissmann, lo momificara.

La primera técnica que desarrolló el científico del Ávila, consistía en inyectar la fórmula en la vena yugular a los pacientes desahuciados, de manera que el líquido circulaba por todo el cuerpo y momificaba el cadáver sin tener que extraer las vísceras.
De esta forma se garantizaba una preservación larga y perfecta del cuerpo completo. No obstante, sus trabajos no se quedaron allí, sino que creó una fórmula más potente que permitía momificar a los ya muertos, también sin retirar las vísceras.
Ésta última “superfórmula” fue la que ordenó se le aplicara después de fallecer.

Guardián.
En las inmediaciones de las ruinas de la casona de la hacienda, a unos 150 metros del edificio central, aún permanece el mausoleo familiar que contiene las criptas donde reposaban los cadáveres momificados por Knoche.
Los documentos que maneja la Fundación que lleva su nombre, señalan que frente al mausoleo se encontraba el cadáver embalsamado de un antiguo soldado de la Federación llamado Juan Pérez, que era el encargado de proteger a las demás momias. Quizás aún resguarda los espíritus de los muertos que fueron “trabajados” en la hacienda, pero nada pudo hacer por los cuerpos que fueron saqueados sin misericordia.
Proyecto. Ángel Martínez y la familia guaireña Burgos, tienen un proyecto para la recuperación de la hacienda y el mausoleo, que tiene dos objetivos: primero rescatar la memoria del Dr. Knoche y, segundo, convertir la hacienda Bella Vista en un lugar de provecho turístico.
Desde hace más de ocho años esperan que las autoridades nacionales y regionales aporten los recursos para rescatar del olvido a las momias de Knoche.

El proyecto contempla la reconstrucción de la hacienda Bella Vista, la recuperación del mausoleo y la recreación de los cuerpos embalsamados en cera, yeso u otro material.
Para llegar a la hacienda desde Caracas, el acceso es por San José de Cotiza y requiere de una caminata de cuatro horas.
Desde Vargas, hay que llegar a Galipán desde Macuto, y luego caminar hora y media.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Pateo urbano

Hola a todos o tal vez a nadie los que por casualidad leen esta bitácora virtual que hago y escribo y que me gustaría que me colaboraran con sus pensamientos y reflexiones, en realidad no es a mi en particular que me colaborarían sino más bien es una manera sana, divertida, inteligente y pensante de remover esas neuronas y esos recovecos que hay en el imaginario mental de las personas.

A partir de hoy escribiré otra sección bajo una etiqueta llamada " Pateo urbano", la cual pretende mercadear con lo que sucede en al ámbito de la cultura, o sea, todo lo que hacemos los hombres y mujeres que habitamos, nos queremos y devoramos en una urbe como Caracas. Para mi, "Pateo urbano" es una atalaya (nada que ver con la revista respetable de los Testigos de Jehová) desde la cual se podrá atisbar lo que ocurre alrededor del despiste normal de una ciudad estresante. Vale decir, aquí se escribirá de eventos que sucedan, espectáculos, manifestaciones callejeras (me interesa mucho la realidad del "pateo urbano") Hay tanto que ver y tenemos poco tiempo, acaso mucho si lo sabemos invertir.

Comenzaré hablando acerca, ¡Ufff! ¡Es demasiado! de lo que escuché por los medios de comunicación social, del terrible y misógino incidente ocurrido en el Estado Táchira en un programa de televisión entre un periodista de apellido Azócar y la diputada Iris Valera. Todo pasa, precisamente por un libro, después no digamos que las palabras se las lleva el viento, en donde este profesional de la comunicación hace referencia a un hecho muy doloroso para cualquier mujer como es la pérdida de un hijo. Acoto que ni siquiera he visto el libro ni en imágenes televisivas. Si esto es así, lo cual no dudo, este "macho" debe retractarse por haber argüido semejante monstruosidad. Su creación literaria cuesta caro y él debe intuirlo.

La sensibilidad humana y la dignidad ¡Por favor! no se compra en un puesto de perros calientes. Yo no tengo hijos, sin embargo no es justo meterse con la muerte de un bebé. "Cuando se tiene un hijo se tienen todos los hijos del mundo", como dijo nuestro gran poeta (busquen el nombre, es un juego interactivo).

Hablando de concursos literarios...

Leí en el diario Ultimas Noticias del martes 20.11.2007 en la pag. No. 102 que el veredicto del IX Concurso de dramaturgia de teatro de títeres de la dirección de cultura de la Universidad Central de Venezuela fue declarado desierto. El jurado estuvo compuesto por los señores Luz Carlos Neves, Enrique Suárez y Pedro Riera.

Es terrible para el ambiente de las letras cuando un concurso del ejercicio de la escritura queda vacío. Hay algo que revisar. ¿Será que no hay talento para escribir? ¿Será que la generación de atrás no le interesa el poder de fruición y de movilización que tiene la escritura? ¿Será que los llamados intelectuales, académicos, escritores no se dedicaron a formar a los "chamos" y "chamas" y a nosotros los trentones en la literatura? ¿Qué pasó? ¿Será que no se quiere aperturar una calle nueva en la cultura? En la calle hay movimientos sociales y artísticos; ¿Por qué no los hay en los claustros académicos como universidades, escuelas y demás Instituciones educativas y formativas?

Otro tip para reflexionar.
Ciao...panas urbanos

domingo, 18 de noviembre de 2007

Perdida

Verónica sin tristeza rememora que hace años se pasó horas recordando como en un largometraje cuidadosamente editado cada caricia, beso, suspiro, mirada, gemido de una mujer perdida. Enajenada veía a la mujer perdida por todas partes y sentía en el pecho un peso muerto que jamás cesaba. Aunque estaba destruida, Verónica vivía humedecida y expectante, sus manos no le bastaban, ensimismada soñaba con el regreso de la mujer perdida e imaginaba escenas desbordantes de todo lo que perdió. Verónica sonríe pensando que esa mujer no se merecía tanto y que ella la revistió de un traje que no estaba hecho a su medida. Verónica desde entonces decidió que nadie volvería a abandonarla.

Gizela Kozak Rovero. Pecados de la capital y otras historias. Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2005

sábado, 17 de noviembre de 2007

Sabiduría

Verónica a los veinticuatro años se tropezó con una veterana de mil guerras veinte años mayor que ella, aquella mujer veterana y deslumbrante de atractivo dorado y terrible como el de una leona la convirtió en lava, la despertó, la volvió loca, la destruyó, la hizo reptar en el lodo, la hizo olvidarse de las maduras, pero entendió finalmente porque le gustaban tanto las veteranas. En sus manos Verónica fue puta de a pie, puta de prostíbulo, puta de ricos, yegua y caballo, hombre y mujer, vulgar y refinada, una lady inglesa y un camionero, jamás volvería a amar de ese modo aunque sí de otros.

Por primera y última vez el universo de Verónica fue uno solo, sin mundos paralelos, sin deseos ocultos, el mundo uno y completamente real. Cuando todo acabó Verónica tardó años en levantar cabeza y en comprender que la pasión también se aprende y se aplica.

Gisela Kozak Rovero. Pecados de la Capital y otras historias.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Altar

Verónica relee una carta de despedida que recibició una vez de una mujer de belleza contundente y peligrosa a la que Verónica hizo el favor de dejar libre en contra de su voluntad.

Será otra la que te desnudará. La que te quitará la ropa con tiernos cuidados o con ansiosos ademanes, la que se inclinará sobre tí. te apartará el cabello del rostro te besará con sabiduría o con algo de rusticidad, según el día, el tiempo o la respuesta que insinúes; te sujetará firme o displicentemente por las muñecas y será bajo el peso de su cuerpo en movimiento que te agitarás o te quedarás dócil y tranquila esperando o hasta exigiendo con un toque de ira, simple impaciencia, o casi suplicando. Ni siquiera siento celos o furia: imposible sentirlos; padezco simplemente una pérdida. Y aunque ya no te interese, también tu padeces una pérdida: mi entrega, la docilidad de una fiera con las heridas restañadas por tu cuerpo, mis gemidos, la pasión de mis días, el volver a tomarme por un brazo, el robarme un beso, el imponerme con dulzura tu voluntad o el disfrutar la sumisión de seguirme sin queja. No sólo yo quedo vacía. Mi belleza te perseguirá.

Verónica siente remordimientos porque la mujer de belleza contundente y peligrosa sufrió horrores por su causa... Verónica siente el rigor de la belleza contundente y peligrosa que no volverá a tener, y la nostalgia de la piel que da sed, y la sensación de los ojos acariciados por su figura deslumbrante, y el orgullo de una decisión sensata.

Gisela Kozak Rovero. Pecados de la Capital y otras historias. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas, 2005

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Certeza

Verónica ha observado a lo largo del día a su mujer de nardo mientras abre y cierra libros, mientras escribe o juega solitario en el computador, mientras se queja - injustamente - por supuesto - de cierta actitud olímpica de Verónica respecto a la vida doméstica, mientras le sonríe y alaba una crema de apio, mientras sale desnuda y olorosa luego de bañarse. Verónica se cansa de observar y decide invadir el cuerpo de su mujer de nardo con los ojos, los labios, la lengua, las manos, la piel y el peso de su cuerpo. La mira con ojos brillantes de leve orgullo porque su mujer de nardo se abre levemente y su olor mitiga las angustias del día para Verónica interesada en demasía en asuntos mundanos como la política y las ambiciones saborea sus senos, se ríe ante las ondulaciones del blanco cuerpo. Pero cuando ya todo está a punto y Verónica quiere sentir latidos y humedades más hondas, la mujer de nardo la toca con pericia: Verónica se desgaja en un gemido tan genuino y profundo que su parsimoniosa compañera le tapa la boca pues es discretísima. en el conocimiento está la diferencia piensa Verónica adormilada.

Gisela Kozak Rovero. Pecados de la Capital y otras historias. Monte Ávila Editores Latinoamericanas. Caracas, 2005

Relatos urbanos

Detrás el deseo

Giros

Verónica conoce a una mujer de ojos grandes verde pálido y manos afiladas, centro de atracción de una reunión de gente talentosa, heroica y convencida como ella, amantes del futuro que no llega. Por esa mujer Verónica daría su existencia bella, resuelta y planeada, subiría por unas peligrosas escaleras a un balcón vigilado, hablaría en lenguas desconocidas, haría de ella y su universo, su piel sería arcilla humedecida en sus manos afiladas... Es un deseo de entrega sin límites, de posesión vanidosa pues la mujer es demasiado de todo y cada año que le lleva a Verónica la hace más ansiada, es el cuerpo arqueado, meciéndose sobre manos y rodilas, e el cuerpo dejando caer su peso en el otro cuerpo, es exhibir el placer frente a sus ojos grandes verde pálido, es olvidar el futuro. Verónica se la encontrará en otras ocasiones,le sonreirá, "señora" exclamará con tono correctísimo, y luego seguirá antes de que la vida se caracajee.

Gisela Kozak Rovero. Pecados de la Capital y otras historias. Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 2005

domingo, 11 de noviembre de 2007

¿Por qué no te callas?


El sábado 10 de noviembre de 2007 en la Cumbre que se realiza en Chile, hubo un impase entre el presidente de la República Bolivariána de Venezuela y los señores Rodríguez, Presidente del Gobierno Español y el Rey Juan Carlos. Eso es conocido por todos los medios de comunicación globalizados. El Cmdte. Chávez de Venezuela habló y acusó de facista al anterior Presidente Español Aznar, además de que lo culpó de que estuvo involucrado en el golpe de Estado que se letraó de hacerle hace unos años atrás. A todas éstas Rodríguez Zapatero le exigió respeto a nuestro mandatario (así lo quieran o no) acera del ex presidente miembro del partido popular español. La cosa, tal vez, no hubierfa pasado de allí. Un reclamo airado, pero la situación se complica cuando el Rey de España Juan Carlos increpa a Hugo Chávez diciendo: "¿Por qué no te callas?". El resto de la resña la conocemos todos. No soy periodista y la información se consigue en cualquier diario de circulación mundial.

Yo estoy en algo. o mejor dicho quisiera saber ¿por qué el Rey de España? ordena a un Presidente a que se calle de esa forma tan abrupta. Acaso el hecho de su investidura le da derecho divino a hacerlo. Derecho monárquico lo tiene en España en donde aún creen en esos títulos para mi rancios y y avejentados que sólo sirven para recordar la Historia de su nación. ¿ Quién es más maleducado? Aquél que habló, supuestamente de más en una Cumbre que nada tenía que ver con los asuntos que se trataban en el momento o el otro que utilizando una arrogancia de herencia pretende autoritariamente hacer su voluntad.

Los países latinoamericanos nos liberamos del yugo de los naciones europeas hacia los siglos XVIII y XIX. Muchos estarán de acuerdo con la actitud del Rey de España, siendo venezolanos. Alegan de que Chávez es un impertinenente. Se alega de que es casi un orangután. Que no tiene buenos modales o no será por una hipocresía que se viene acumulando de tiempo atrás y que nuestra pueblos americanos soportamos en silencio durante siglos. No estoy de acuerdo con la actitud asumida por el Presidente de Venezuela. Hay que saber, estar a tono en todas las discusiones y sobre cuando se trata de involucrar a toda una nación como la nuestra en una diatriba; sin embargo el Presidente Rodríguez Zapatero y el Rey Juan Carlos no fueron muy coherentes en su manera de resolver la situación que se presentó. ¿Por qué un Rey se levanta de una panel así tan groseramente? El es un adulto aparte de que representa para los europeos una Monarquía de tradición.

Creo que la postura asumida por la Presidenta de Chile Michelle Bachelet estuvo acertada y diplomática. Los pueblos debemos respetarnos y aceptar que no siempre seremos los mismos.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Ensayo

"Al filo de una caloría"

Un relato que nos lleva directamente a un mundo globalizado. Una joven que por culpa de una operación de amigdalitis cuando niña se traslada a pesar de su propia voluntad a una vorágine de consumismo sin control. Su herencia, obsequio involuntario de sus padres fue hacerla una joven fácil de exceso de peso. Su madre, preocupada por ella, y después de su intervención quirúrgica por órdenes médicas, fue atiborrada de vitaminas, galletas, dulces y comidas. Ella se convirtió en una obesa. Durante su proceso de vida, la chica mofletuda quien fue rechazada por todos los grupos sociales a los que pretendía entrar comenzó a padecer de anorexia. Necestiba ser aceptada y así fue. Logró perder veinte kilos grasosos. Más adelante " se manifestó de forma abierta y triunfante en diferentes instancias de la vida cotidiana".

La autora Gisela Kozak hace una metáfora entre la realidad de esta chica y la aprobación y financiación de un conjunto de medidas con miras a estimular el adelgazamiento y difundir el pensamiento aeróbico entre los llamados países del tercer mundo por parte de las grandes trasnacionales y otras Instituciones como la Organización de Naciones Unidas.

La situación mediática y propagandística se hizo demoníaca. Se hacen grandes campañas para promocionar toda clase de productos y servicios para adelgazar y verse más bellos y jóvenes, siempre y cuando se tuviese el dinero para invertir en esos cambios de imagen.

Por supuesto, la masa de gentes se alienó por semejantes bombardeos imperialistas. La represión contra la mujer se hizo cruel. La mujer se convirtió en objeto de belleza y nada más. Al Imperio del consumo no le importa el hambruna de los países más pobres del orbe.

La mujer se transformó en una verdadera heroína de su imagen. Gastó mucho dinero para su mejoramiento personal. Logró contraer matrimonio y quedar embarazada lo que impidió sus largas jornadas de ejercicios. Al año de parir, su cuerpo se volvió fláccido y gordo. Se mudó con su esposo a una hacienda de sus padres. Su marido perdió interés por ella. No era la misma. Era gorda. El marido se escapó con su hijo. Ella se encerró en el sótano de la hacienda. Pasó seis meses de encierro. Allí comió todo lo que su marido y una vieja y leal sirvienta le conseguía. Al final, tomó una decisión contundente. Ella pensó que la gente gorda no deben existir.

Gisela Kozak Rovero. Pecados de la capital y otros relatos. "Al filo de una caloría". Colección Continentes. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas, 2005

martes, 6 de noviembre de 2007

La Casa Nacional de las Letras Andrés Bello


Hoy martes 06 de noviembre he pasado un medio día diferente. Me acerqué a las lecturas de algunos cuentos o extractos de cuentos y novelas llevados a cabo por algunos narradores en la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, tales como el cubano Senel Paz, Carlos Noguera, Rodrigo Blanco, Gisela Kozak Rovero y que se encuentra ubicada entre el Ministerio de Educación y la Iglesia de Las Mercedes, subiendo por el Banco Central de Venezuela. Allí compré un texto cuyo título es "Mentalidades, discurso y espacio en la Caracas de finales de siglo XX" de Humberto Jaimes Quero. Al comenzar el conversatorio con media hora de retraso, la chica encargada de la logística del Evento me regaló un bolso de yute color crema con el slogan publicitario (el que ven en la imagen de la izquierda) . El Salón en el que nos ubicaron es relativamente grande y lleno de sillas que buscan un estilo clásico y forradas de color rojo. No es por el color del partido político del Presidente actual. Es casualidad o responde a una estética de una fecha específica. Al frente del grupo de sillas hay una larga mesa donde se sentaron los leedores narradores, justo detrás, en una enorme pared blanca está guindado un retrato de Andrés Bello. Su cara me observa. yo lo observo a él. ¡Cómo me gustaría hablar con este insigne venezolano! Sus ojos recorren cada rincón del salón y escruta con su mirada acuciosa a cada persona sentada. Por unos momentos me pierdo en la melancolía bellista. De repente vuelvo a la realidad, mi querida profesora Gisela Kozak me saluda y luego mi ex compañera de trabajo y estudios Jeany Rolland. Vuelvo en mi. Siempre tengo el poder de entrar en huecos de la imaginación. El grupo de gentes que concurrió a las narraciones son de variados colores y sabores. Hay quienes son de color gris. Ellos desaparecen y aparecen cuando nuestra retina los percibe como imágenes. El aire acondicionado lleno de aire mis debilitados pulmones. En la misma fila en que me encontraba había sentado un señor afrodescendiente, el vendedor de la librería con el cual cruce algunas palabras irónicas acerca de los presentes. Es un hombre que exuda sencillez. No hablamos más. Hay una chica vestida o "disfrazada" de Letras. Hay gentes que se disfrazan de Letras. Por lo general utilizan falda o saya holgada de un material como de tela de seda. Es un estilo indio de la India. Su color nunca es rojo, ni amarillo escándalo, ni anaranjando. La tonalidad las lleva a una paz budista. Y pensar que esa nación posee tantos problemas por las discriminaciones sociales. Sus tetas son recubiertas por camisetas que juegan con el color de la falda. Sus manos y muñecas cubiertas de toda clase de pulseras, anillos para la buena fortuna. Muchas de ellas usan bufandas, así haga un calor del demonio. Quizás se coloquen un sombrerito al estilo de los años `20. Su alter ego, por lo general es la escritora Teresa de la Parra. Nunca puede faltar en su rostro unos lentes estrafalarios. He allí el adminísculo preferido de las mujeres burguesas de Letras. En este Evento las muchachas brotaron de esas páginas escritas de la imaginación. Claro que hay las llamadas hipposas, pero de ellas no hablo porque no habían. Aparte que tienen otra manera de manifestarse, al igual que las guerrilleras que utilizan la Literaura como armas de liberación.
Pero regreso a mi momento de solaz: las tres lecturas de extractos de relatos y de novelas (la única fue la de Carlos Noguera) la cual considero, en base a lo que oi, fastidiosa. el chico Rodrigo Blanco y Gisela Kozak Rovero leyeron unas historias violentas de nuestra contemporaneidad; según lo acotado por ellos, esos fueron hechos reales, lo que me hace reflexionar acerca de la hibridez de los géneros literarios. Las crónicas casi policiales se convierten en Literatura o será lo contrario. Con eso me vine a mi casa. El cubano leyó un pedazo de narración de una novela que trata sobre la realidad entre los chicos de la provincia de Cuba y la gente de la capital la Habana. Esta resultó muy graciosa y costumbrista. Quedé con las ganas de leerla.
El conversatorio finalizó dos horas más tarde. No hubo casi preguntas. Sólo una señora que expuso lo que pensaba sobre la relación entre la Literatura y la Política; ella acotó que no se deben mezclar ambos pensamientos. No estoy de acuerdo. La política es la Poleis y es el lugar en el cual vivimos casi todas las personas, por ello es imposible no tocar nada tendente a una decisión que repercuta en los demás y en si mismo.
El encuentro con los narradores demuestra que las Letras dibujan y prefiguran una realidad o puede ser que la realidad se convierta en una ciudad escrita.

sábado, 3 de noviembre de 2007

La Reforma Constitucional

En días pasados, los estudiantes oposicionistas y los que están a favor de la Reforma Constitucional, la cual fue introducida por el Presidente de la República Bolivariana y será refrendada o no en diciembre de este año 2007 por aprobación de la Asamblea Nacional en consulta masiva y popular han protagonizado una ristra de acontecimientos que sacudieron al país. El grupo de los que adversan ferviente y mediáticamente la Reforma desatinaron sus acciones de calles. ¿Cómo es posible que lo que se intente es rechazar con violencia algo en que no creo? Revisen cómo se llamó a ese movimiento durante las primeras décadas de la Europa cruel. Esa ideología se llama facismo, autoritarismo. Se basa en la aniquilación de los diferentes. No hay diversidad. Otra vez, estos alumnos de universidades responden a intereses básicamente capitalistas y neoliberales. Es para pensar qué es lo que desean. Yo digo que quieren dar patadas, puños y actos virulentos para acabar con la propuesta de Reforma. ¿Es posible que un chico trate de encadenarse en la escalera de entrada del CNE? Esta Institución máximo rector de los procesos electorales de Venezuela pretendían recibirlos para escuchar sus peticiones y supuestas reflexiones políticas. ¡Ya basta! Si no les gusta el curso que ha tomado la sociedad venezolana ¿por qué no proponen otro camino?. La biodiversidad social, cultural, sexual, política y de todo tipo existe. No intenten borrarla. Murieron algunos estudiantes en Maracaibo, Estado Zulia, por la irresponsabilidad de un grupo de saboteadores de oficio y ahora ¿seguirán en esos asesinatos? Por favor, no sean crueles. Sean humanos. Si no les gusta los estudiantes chavistas no pueden actuar con desprecio y violencia contra ellos. ¡Qué lástima! ¡Cómo se dejan manipular por gente como los politiqueros y capitalistas del pasado! Semejante idiotez. Aunque a veces no creo que los oposicionistas sean tan maleables cuales marionetas. Más bien pienso que defienden a ultranza y "trocha y mocha" sus propios y egoistas intereses sin importar que hayan muertos e injusticias.

jueves, 1 de noviembre de 2007

La casa tomada

Casa tomada
Julio Cortázar

Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la mas ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.

Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las ultimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y como nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que era ella la que no nos dejo casarnos. Irene rechazo dos pretendientes sin mayor motivo, a mi se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.
Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de su dormitorio. No se porque tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno, medias para mi, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina. Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; no tuve valor para preguntarle a Irene que pensaba hacer con ellas.
No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza maravillosa y a mi se me iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso.

Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte mas retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte mas retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y mas allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo mas estrecho que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es increíble como se junta tierra en los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos.

Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venia impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tire contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.
Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:
-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo. Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados. -¿Estás seguro? Asentí. -Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.
Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un chaleco gris; a mi me gustaba ese chaleco.
Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.
-No está aquí.
Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa.

Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerza, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre resultaba molesto tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con la mesa en el dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre.
Irene estaba contenta porque le quedaba mas tiempo para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papa, y eso me sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más cómodo. A veces Irene decía:
-Fijate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol?
Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.
(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios.
Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en vos mas alta o Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.)

Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamo la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro.
No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.
-Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.
-¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le pregunté inútilmente. -No, nada.
Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.

Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.

Por favor, aún no.